lunes, 6 de marzo de 2023

Crítica: Candy Land (2023)

Película escrita y dirigida por John Swab (Body Brokers). Se estrenó el pasado 6 de enero en VOD dentro de los Estados Unidos, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una aparente devota e ingenua joven se topa con el bajo mundo de las trabajadoras sexuales en las paradas de camión en una carretera.


Comentarios generales:

Hacer slashers es más complicado de lo que la gente cree debido a que es de esos subgéneros en los que ya se ha visto prácticamente todo y son pocos los que logran ofrecer algo ligeramente fresco debido a que existen reglas muy definidas que no se suelen romper. Por ello es que cuando una película trata de salirse un poco de ese camino definido llama la atención y ciertamente Candy Land trata de hacerlo, aunque sin que el resultado sea el más convincente de todos.

Esto porque Swab trata de contarnos una historia de corte serie B en la que los personajes le terminen importando al espectador a pesar de que estos se mueven en lugares que son considerados como lo peor de lo peor dentro de la sociedad. Un propósito que logra cumplir debido a que estos tienen una actitud hasta cierto punto positiva sobre su precaria situación y eso les brinda una personalidad "cool", lo cual hace que la primera media hora sea digerible tomando en cuenta que no hay demasiadas muertes en pantalla que proporcionen cierto aire de familiaridad con el subgénero.

Situación que cambia una vez que se pasa dicho punto gracias a que con el inicio de la matanza y la revelación del asesino las cosas adquieren una mayor intensidad sin que se deje de lado la complejidad de la vida de nuestros protagonistas. Algo que no está mal, pero también hace que por varios lapsos del segundo acto la película se tome demasiado en serio y por ello cuando ocurren determinadas situaciones que involucran asesinatos estas se terminan sintiendo extrañas, no tanto porque estén mal hechas en sí, sino porque todo resulta sumamente apresurado y por lo consiguiente estas no cuentan con el impacto deseado.

Una prisa que para la parte final se manifiesta de manera más marcada, sin embargo, la propia violencia que se ve en pantalla (que tampoco es tan extrema) y el nivel de locura del asesino hacen que eso no sea tan problemático. Aunque sin duda el rumbo que adquiere la historia hacia el cierre es uno que puede no ser el más convincente; en especial porque se siente como si estuviéramos viendo algo ajeno a lo que nos vendieron previamente.

Con respecto a las actuaciones sin duda el hecho de que los personajes no sean tan planos ayuda mucho y gracias a eso la mayoría del elenco está bien, siendo Olivia Luccardi (Remy), Sam Quartin (Sadie) y Owen Campbell (Levi) los que más resaltan. Mientras que en lo referente a producción se nota que no hubo mucho presupuesto: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es muy básica, el score no destaca, el trabajo de sonido no presenta fallos y lo referente a efectos/maquillaje es relativamente simple.

Opinión final: Candy Land está ok. Slasher con un poco más de sustancia que podría haber sido mejor.

Ojometro:
***