miércoles, 23 de septiembre de 2015

Crítica: Bloodsucking Bastards (2015)


Película dirigida por Brian James O'Connell, cuyo guión fue co-escrito por Ryan Mitts y el grupo de comediantes llamado “Dr. God”. Se estrenó el pasado 4 de septiembre de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos, mientras que su salida en formato físico está planeada para noviembre.
 
Sinopsis:

Evan Sanders (Fran Kranz) es un empleado modelo que se encuentra atrapado en un trabajo aburrido dentro de una empresa donde nadie le da crédito por lo que hace, aunque al menos vive con la esperanza de un ascenso. Sin embargo, cuando su jefe decide poner en ese puesto a su némesis de la universidad, Evan poco a poco notará que sus colegas empiezan a cambiar de manera extraña; convirtiéndose en… empleados competentes.



Comentarios generales:

El hacer analogías entre la aburrida vida laboral en un cubículo de oficina con algunos de los subgéneros de terror más conocidos parece ser una fórmula lógica, pero con el paso de los años se ha dejado de realizar por razones poco claras. Por ello cada vez que sale alguna nueva propuesta bajo esta premisa espero cosas interesantes y, aunque no diría que Bloodsucking Bastards es una obra maestra, si creo que es de las películas más divertidas.

Realmente O'Connell se esfuerza por recrear el ambiente de oficina de manera detallada para dejar en claro desde un inicio que toda esta historia se desarrollará ahí, lo cual pudiera parecer un problema pero en realidad termina beneficiándola en demasía debido a que esto da pie a la creación de situaciones cómicas relacionadas con el mundo laboral que se van combinando con las desapariciones de los empleados de manera natural. Algo que le añade cierto aire de misterio sin ser precisamente un aspecto determinante para lo que se nos quiere contar, pero que sin duda añade vitalidad a un primer acto que no cuenta con muchos elementos ligados al género y que podría ahuyentar a varios fans.

Lo mejor llega con el segundo acto y la clara aparición de los vampiros debido a que al establecer la amenaza el ritmo se vuelve uno más agradable, provocando así que los conflictos del protagonista por tratar de entender lo que pasa sean mucho más interesantes; aunque no es solo eso, sino que además finalmente tienen el camino libre para ofrecer algunos momentos de tensión bastante efectivos que ayudan a dejar en claro los peligros existentes. Todo con el único propósito de ir estableciendo poco a poco las comparaciones deseadas entre los vivos y los muertos dentro de una historia lineal que en este punto también depende bastante de los toques de humor aportados por el personaje de Tim. 

El final es de locura como uno espera, con litros de sangre por doquier y una confrontación empleados/vampiros llena de humor. No presenta nada fuera de lo común, es lo que tiene que ser; sin intención de darle un giro inesperado y que termina con una referencia sobre el mundo laboral al dar a entender que no importa que tu día haya sido un asco, siempre se olvidará todo al salir de la oficina.

Las actuaciones son sólidas, algunas tocan esa delgada línea entre lo cómico y la caricaturesco pero la mayoría logra sacar adelante sus roles; sin embargo, quien merece una mención especial es Joey Kern (Tim) al robarse los reflectores en cada una de las escenas importantes en las que aparece. La producción es austera: el trabajo de fotografía logra buenos aportes, está muy bien editada, la dirección de arte es sencilla, el score no es la gran cosa, el maquillaje está bien para lo que es y los efectos en realidad consisten en grandes explosiones de sangre que proporcionan momentos entretenidos.

Opinión final: Bloodsucking Bastards es una buena película. No descubre el hilo negro pero les proporcionara un rato bastante divertido.

Ojometro:
****