martes, 17 de diciembre de 2019

Crítica: Portal (2019)


Primer largometraje del director Dean Alioto, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Peter Dukes. Se estrenó directamente en VOD el pasado 15 de octubre, mientras que su salida en formato físico no ha sido confirmada todavía.

Sinopsis:

Cuando un ambicioso cazador de fantasmas realiza un peligroso ritual que abre un portal hacia “el otro lado”, él y su equipo pronto se encontrarán en una lucha por sobrevivir en contra de una antigua fuerza demoníaca.



Comentarios generales:

En los últimos dos o tres años Heather Langenkamp se ha vuelto el equivalente de Tony Todd en cuanto a actrices se refiere, ya que la cantidad de cameos glorificados de la que ha sido participe se disparó de manera considerable. Lo cual puede resultar molesto para los fans debido a que uno siempre espera ver a esta clase de iconos en roles más importantes y no solo como un simple recurso promocional, pero muchas veces dentro de esta industria no todo es color de rosa y este tipo de cosas representan un beneficio mutuo para ambas partes, siendo Portal un ejemplo perfecto de esto.

Ya que la verdad esta película que nos trae Alioto hubiera pasado completamente de noche de no ser por la presencia de Langenkamp debido a que se trata de una historia bastante genérica de casas poseídas cuya única diferencia de tantas otras que hemos visto durante esta década es que no es found footage, aunque si sigue exactamente la misma estructura de estas.

Ofreciendo así un primer acto por demás aburrido en el que el foco central es la ambición de este equipo de grabación (más concretamente su presentador) para encontrar su gran oportunidad de trascender y con ello realizar cosas dentro de la casa que se supone te deben de brindar cierto contexto con respecto a lo que sucedió ahí, pero que solo se limitan a presentar aspectos básicos que no proporcionan demasiada información o algún tipo de suspenso.

Haciendo con esto que el ritmo sea cansino ante la repetitividad tan prematura con la que cuenta y dejando parado a todo el segundo acto como algo que pasa simplemente porque sí. Donde nunca existe el sentimiento de urgencia y cuando por fin la pretenden implementar ya no funciona de manera efectiva debido a que las situaciones diseñadas para subir el nivel de intensidad no fluyen como deberían e incluso me atrevería a decir que por momentos lucen un tanto cómicas, lo cual genera un contraste demasiado raro con el tono que se quiere manejar.

La parte final es la más decente. Evidentemente se nota mucha improvisación y quieren explicar todo lo que no pudieron durante una hora en cuestión de minutos, pero al menos se ve un poco más de dinamismo y el desenlace se sale de lo habitual en ciertos aspectos.

Las actuaciones en general son aceptables, al menos ninguna luce amateur y en los momentos de mayor peso creo que cumplen con sus respectivos objetivos. La producción es muy simple: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es genérica, el score pasa desapercibido, el trabajo de sonido es sólido y tanto los efectos como la labor de maquillaje son en extremo simples.

Opinión final: Portal es mediocre. Película del montón para ver unos cuantos minutos a Heather Langenkamp y nada más.

Ojometro:
**