martes, 14 de enero de 2025

Crítica: Y2K (2024)

Película dirigida por Kyle Mooney, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Evan Winter. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a inicios de diciembre, mientras que su salida en VOD se dio el día 24 del mismo mes.

Sinopsis:

Dos donnadies de la escuela preparatoria deciden asistir a la última celebración antes de que inicie el nuevo milenio en la víspera del año nuevo de 1999. Aunque la noche se volverá todavía más loca de lo que hubieran imaginado cuando el reloj marque la media noche.


Comentarios generales:

Recrear las décadas pasadas es algo común en la industria del cine y justo estamos entrando en el periodo en el que los 2000s empiezan a ser traídos de vuelta, algo que personalmente me llama la atención dado a que fue la época en la que viví mi adolescencia y por ello la tengo mucho más marcada en mi memoria. Situación que hacía que Y2K me generara mayor curiosidad de la habitual a pesar de que se veía como una de esas propuestas absurdas sin nada interesante, lo cual en gran parte es cierto, pero no es tan mala como pensaba que sería. 

Ya que lo traído por Mooney es una historia que maneja un humor que puede llegar a fastidiar a más de uno en su propósito de exagerar los comportamientos adolescentes de la época, haciendo que el primer acto sea difícil de digerir. Sobre todo porque el mayor atractivo en esta parte es ver cuales situaciones del pasado logran representar de la manera más fidedigna posible y básicamente no existe ningún tipo de referencia a la paranoia que existió en su momento por el error que causaría la catástrofe informática, convirtiendo esto en una comedia adolescente como cualquier otra que tiene sus momentos de gracia esporádicos.

Algo que cambia una vez que empieza la revolución de la tecnología dado a que con ello llega el caos por medio de situaciones que rayan en lo ridículo, pero que precisamente por eso mismo terminan siendo disfrutables dado a que ayudan a establecer que absolutamente todo es posible. Brindándole así un ritmo un poco más ágil a las acciones y un nivel de violencia suficiente como para que la amenaza resulte de consideración; sin embargo, también hay que mencionar que dicha ridiculez con el pasar de los minutos resulta en un arma de doble filo debido a que, así como hay cosas que funcionan, igualmente hay otras que no y eso provoca que en determinado momento sientas que lo visto en pantalla no lleva a ningún lado.

Y en gran medida así es, aunque debo de decir que la parte final me pareció entretenida y mucho de eso se debe a que integran a la dinámica al vocalista de una banda de Nu metal para resaltar algo que incluso en aquellos años generaba polémica y cierto rechazo. Lo cual probablemente funcionará de mejor manera con quienes crecieron siendo fans de dicha banda o género musical (como es mi caso), pero en general esto hace que el desenlace no resulte tan genérico.

En cuanto a las actuaciones no hay mucho que decir, la mayoría sirve su propósito en base a estereotipos y comedia muy simplona; aunque Julian Dennison (Danny) tiene algunos momentos que te pueden sacar la carcajada. Mientras que en producción se nota que el presupuesto no fue tan robusto: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte está bien, el score es sólido, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje discreta. 

Opinión final: Y2K está pasable. Película absurda del montón, pero que tiene algunas cosas que pueden hacerte reír un rato.

Ojometro:
***