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martes, 9 de enero de 2018

Crítica: Day of the Dead: Bloodline (2018)


Remake dirigido por Hèctor Hernández Vicens (El cadáver de Anna Fritz), cuyo guion fue co-escrito por Mark Tonderai y Lars Jacobson. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 5 de enero, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un pequeño grupo de militares y sobrevivientes se refugian en un bunker bajo tierra mientras tratan de encontrar una cura en un mundo infestado de zombies.



Comentarios generales:

La trilogía original de Romero no ha estado exenta de remakes, Night contó con uno bastante respetable y Dawn tuvo uno que muchos consideran como de los mejores; sin embargo, Day no tuvo tanta suerte y le tocó tener uno que básicamente utilizó su nombre para ganar algo de relevancia. Es por ello que cuando salió  la noticia de que habría otro remake de dicha película no me sorprendió, era algo inevitable considerando lo malo que fue el previo, pero la verdad es que Day of the Dead: Bloodline tampoco mejoró mucho las cosas.

Esto porque, si bien este si se apega mucho más al material original, termina sufriendo del mismo problema que el del 2008 al tratar de añadir mucho más de su cosecha para contar una historia original que con el pasar de los minutos va perdiendo el rumbo. Algo que uno puede notar casi desde el inicio debido a que Hernández y compañía tratan de vendernos una película que en el papel pretende ser sumamente gore, pero que en realidad en el fondo es una historia con tintes mucho más ligeros en el que se trata de mezclar el tema de la cura para los zombies con un lió amoroso mientras, de vez en cuando, intentan recrear algunas pocas escenas del clásico de 1985 sin mucho éxito.

Lo cual hace que esta sea bastante aburrida de ver durante casi todo el tiempo, especialmente porque el poco énfasis que ponen en el conflicto entre el único científico (Zoey) y el ejército no lleva a nada; incluso tampoco logran construir esa atmósfera tensa que debería hacer sentir el potencial riesgo que representa esta lucha de egos. Situación que empeora cuando deciden sustentar casi todo el segundo acto en el tema del zombie con conciencia, algo que va en tono con la original, pero en este caso lo llevan a un extremo absurdo al no solo establecerlo como alguien mucho más listo que la mayoría de las personas en el bunker, sino que también todos los problemas que se generan con su presencia se sienten huecos y con el único propósito de generar algunas muertes que visualmente resulten llamativas.

La parte final tampoco tiene muchas cosas que destacar. Considerando lo ocurrido uno espera que por lo menos exista una masacre memorable, pero eso no se da; en cambio, lo que vemos es un desenlace sin grandes emociones que opta por el camino feliz.

Las actuaciones son pobres, Sophie Skelton (Zoe) como protagonista no te genera nada y Johnathon Schaech (Max) como zombie stalker por momentos me provocó más risas que otra cosa. La producción es discreta, pero tiene un par de cosas que cumplen: el trabajo de fotografía es aceptable, la dirección de arte es muy simple, el score no destaca, el trabajo de sonido tiene ciertos fallos, los efectos en su mayoría están bien hechos y la labor de maquillaje es por mucho lo que más resalta.

Opinión final: Day of the Dead: Bloodline es bastante mala. Un remake que en su afán de querer ser muy original termina siendo uno bastante aburrido.   

Ojometro:
**

lunes, 26 de septiembre de 2016

Crítica: El Cadáver de Anna Fritz (2016)


Película dirigida por Hèctor Hernández Vicens, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Isaac P. Creus. Se estrenó en cines a finales del año pasado dentro de España, mientras que a los Estados Unidos llego en VOD y formato físico durante el mes de marzo.

Sinopsis:

Anna Fritz (Alba Ribas) es una famosa actriz que acaba de fallecer y cuyo cuerpo se encuentra en la morgue. Gracias a esto tres jóvenes se proponen verla desnuda, pero ante su imponente belleza también deciden que quieren ser los últimos en tener sexo con ella.



Comentarios generales:

Cuando una película tiene como premisa la necrofilia es casi un hecho que recibirá un nivel de atención muy fuerte debido a que sigue siendo un tema sumamente controversial, incluso dentro del propio género de terror. En gran parte porque por lo regular se utiliza para crear puro morbo y así atraer miradas a trabajos huecos que pasarán al olvido en poco tiempo; sin embargo, en el caso de El Cadáver de Anna Fritz se puede notar que las intenciones de sus creadores iban un poco más allá de un simple espectáculo grotesco, aunque los resultados no sean precisamente los más espectaculares.

Realmente lo que nos regala Vicens es una mezcla entre thriller psicológico y drama que, de vez en cuando, utiliza algo de sangre para contar una historia cuyo principal enfoque en un inicio es lo que este grupo de amigos pretende hacer con el cadáver y así sacar a relucir las más profundas perversiones de los seres humanos, pero en realidad lo hacen de manera relativamente breve. Esto porque a partir de los 15/20 minutos la película obtiene otro rumbo, uno mucho más complejo que está cargado de cuestionamientos morales desencadenados por un suceso sorpresivo que le brinda un panorama completamente distinto al que cualquiera se hubiera podido imaginar.

El cual añade muchísimo en lo que se refiere al shock, pero que también termina por afectar un poco la cuestión del ritmo gracias a las limitantes que trae consigo y eso es un tanto contraproducente para un filme que con trabajos pasa los 60 minutos de duración. De pronto toda la agilidad con la que transcurre la primera mitad se ve frenada por una serie de sucesos que se vuelven repetitivos y que no ayudan demasiado en la creación de un suspenso tan necesario; en especial cuando las acciones se trasladan fuera de la morgue. Momentos que, más allá de provocarte nerviosismo, solo te provocan desinterés ante lo vacíos que se sienten.

La parte final es un poco acelerada, pero es sin duda donde se generan las mejores dosis tensión. Especialmente porque es aquí donde se empieza a manejar de manera más seria el tema de las traiciones y eso provoca inmediatamente una dinámica diferente entre los personajes que vuelve el desenlace en uno con más fuerza de lo esperado.  

Sobre las actuaciones puedo decir que el elenco cumple bien con sus respectivos roles, siendo Cristian Valencia (Iván) el que termina por destacar un poco más gracias a que su personaje es el que cuenta con más desarrollo. La producción está bien cuidada: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es sobria, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son mínimos y el maquillaje solo es utilizado para ciertos detalles.

Opinión final: El Cadáver de Anna Fritz no está mal, pero nunca terminó por convencerme. Película más que nada para rentar o ver por simple curiosidad.

Ojometro:
***