martes, 18 de septiembre de 2018

Crítica: Upgrade (2018)


Película escrita y dirigida por Leigh Whannell (Insidious: Chapter Three). Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de junio, mientras que en México hizo lo propio el pasado 14 de septiembre de manera limitada; recaudando $14.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.  Su salida en formato físico se dio el 28 de agosto.

Sinopsis:

En un futuro no tan lejano, la tecnología controla casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Pero cuando un hombre negado a esta ve desmoronarse la suya por el asesinato de su esposa, la única que opción que le queda para vengarse es implantarse un chip experimental llamado Stem.



Comentarios generales:

No es tan raro que una película se vea encasillada dentro de un género al que no pertenece, en especial si su director lleva ligado a uno en específico durante años. Es por eso que cuando veías el trailer de Upgrade y luego te decían que era una película de terror había cierto conflicto inmediato porque algo no encajaba, claramente las influencias eran otras y después de verla es evidente que hubo cierto error de comunicación ahí.

Y no es porque no contenga elementos que estén ligados al terror, si los tiene, pero estos son tan superficiales al grado de que no representan gran cosa en el producto general y solo lo disimulan de una manera bastante inteligente para que el espectador tarde un tiempo en darse cuenta. Ya que lo que nos presenta Whannell es algo cuyo inicio puede considerarse como uno estándar en donde, más allá de la tragedia, solo se enfoca en tratar de hacer que uno sienta empatía hacia nuestro protagonista y quiera verlo obtener su venganza como sea; haciéndote suponer que una vez que obtenga los medios para lograrlo iniciará una cacería violenta en la que poco a poco se irá acumulando un nivel de tensión por medio de sus actos que desencadenarán en un baño de sangre.

El problema es que, si bien hay violencia muy gráfica, esta nunca termina por ser un elemento fundamental y queda nada más como un recurso para agregar impacto momentáneo a algo que básicamente se convierte en un thriller blando con peleas exageradamente coreografiadas que resultan graciosas de ver. Aunque a pesar de esto no diría que lo que ocurre es malo, en realidad las cosas avanzan de manera fluida gracias a las escenas de acción y porque la manera en la que se va construyendo la dependencia de Grey con Stem evita que esto se torne aburrido; sin embargo, ya para este punto queda claro que de terror no habrá demasiado que ver.  

La parte final deja mucho que desear. Todas las piezas caen en su lugar como deben para llevar a un encuentro decisivo que ofrece más de lo mismo, pero  además se agrega un giro que resulta muy forzado al pasar de lo predecible a lo absurdo.

De las actuaciones en realidad es el show de Logan Marshall-Green (Grey), quien está bastante bien en este rol de mitad humano/maquina incluso con las curiosas coreografías en las peleas. La producción es sólida: el trabajo de fotografía es adecuado, la dirección de arte está bien cuidada, el score no aporta mucho, el trabajo de sonido es bueno, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Upgrade está aceptable. Es más sci-fi que terror, pero puede que le guste a quienes esto no les importe demasiado.

Ojometro:
***