domingo, 21 de octubre de 2018

Crítica: Halloween (2018)


Secuela directa del clásico de 1978 dirigida por David Gordon Green, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Danny McBride y Jeff Fradley. Se estrenó dentro de los Estados Unidos y México este pasado 19 de octubre.

Sinopsis:

Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) se prepara para su confrontación final con Michael Myers, la figura enmascarada que lleva atormentándola desde que ella apenas escapó con vida de su ola de asesinatos en la noche de Halloween hace cuarenta años atrás.



Comentarios generales:

Cuando se trata de Halloween suelo ser increíblemente quisquilloso debido a que es mi película favorita y todo lo relacionado a esta lo he tratado con pinzas desde siempre. Es por eso que cuando se anunció este nuevo proyecto me encontraba escéptico, al final de cuentas hablamos de una franquicia que ha tenido más puntos bajos que altos y que parecía ya no tener futuro; sin embargo, conforme se fueron revelando detalles esta nueva entrega se volvía cada vez más atractiva y para nuestra fortuna cumple de manera sobresaliente al ofrecer lo que, en teoría, es un nuevo inicio.

Y lo hace de la manera más inteligente posible gracias a que Gordon Green regresa a las bases que en su momento Carpenter estableció, al darle prioridad a lo básico en lugar de tratar de sobre elaborar un tema al que claramente lo beneficia más la simpleza. Estableciendo desde el primer instante que Michael Myers es la maldad pura, que su deseo de matar es impulsado por eso y que no hay nada más que explicar al respecto; generando así rápidamente el camino a seguir para eliminar del canon a las secuelas que fallidamente trataron de hacerlo y, de paso, empezar a contarnos una historia que es prácticamente la misma que en 1978 con una notable diferencia.

Obvio esa diferencia es el personaje de Laurie Strode, quien ahora vive obsesionada con Myers y es la única que entiende a la perfección su naturaleza al grado de que ha hecho pedazos su vida para mantenerse en su propio mundo de alerta constante. Sirviendo así como el hilo conductor durante un primer acto en el que ciertamente no pasan grandes sobresaltos, pero que te suelta lo necesario sobre el drama familiar y prepara el camino para el caos que está por venir sin demasiadas prisas; dosificando todo para que cuando el mítico asesino haga su movimiento este resulte salvaje.

Y es que si bien la película le da más relevancia al misterio, cuando pretende añadir impacto no se guarda nada. Varias de las muertes en cámara agregan el nivel de intensidad y sangre necesaria para compensar a las que se dan fuera de esta durante un segundo acto que, además, nos presenta sutiles referencias a las ahora ignoradas secuelas y hace sentir a Myers como una amenaza casi omnipotente por medio de cosas tan sencillas como ocultarlo entre la oscuridad.

Hasta aquí las cosas van muy bien, por ahí existen algunos detalles que no funcionan (cierto humor y escenas random como una plática sobre un sándwich), pero es el enfrentamiento final la que la eleva a algo más. Con Laurie transformando su “jaula” en una verdadera trampa con la cual vuelve a demostrar que solo ella entiende a ese mal andante y en donde se dan los momentos más tensos de toda la película, los cuales se ven complementados con varios guiños a la original re- imaginados de manera perfecta.

En las actuaciones es bastante sólida, pero evidentemente quien resalta es Jamie Lee Curtis con un papel que conoce como la palma de su mano y no decepciona con este nuevo enfoque obsesivo. La producción es de gran factura: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte sólida, el score (cortesía del propio Carpenter) es genial, cuenta con un trabajo de sonido excelente y tanto los efectos como la labor de maquillaje cumplen. 

Opinión final: Halloween es una de las mejores películas de 2018. Una tan necesaria reinvención que regresa a la franquicia a sus bases para ofrecer una experiencia que no decepcionará a los fans.

Ojometro:
*****