viernes, 14 de junio de 2019

Crítica: The Prodigy (2019)


Película dirigida por Nicholas McCarthy (The Pact, At the Devil's Door) y escrita por Jeff Buhler. Se estrenó en cines a inicios de año dentro de los Estados Unidos y México, recaudando $14.8 millones de dólares en taquilla a nivel mundial. Su salida en formato físico se dio el pasado 7 de mayo.

Sinopsis:

Sarah (Taylor Schilling) es una madre preocupada por el perturbador comportamiento de su hijo Miles (Jackson Robert Scott) y pronto empezará creer que algo sobrenatural es lo que está afectándolo. Llevando su amor maternal a extremos que nunca se hubiera imaginado.
   


Comentarios generales:

Películas sobre niños diabólicos no son ninguna novedad, han existido desde hace varias décadas atrás pero siempre resultan llamativas debido a que por alguna razón esa pérdida de la inocencia suele generar una curiosidad muy fuerte entre el público. Simplemente el hecho de ver a un niño realizar cosas atroces vende, aunque también suele limitar lo que ocurre en pantalla y eso resulta en una repetividad muy marcada; simplemente todas se parecen y para nuestra mala suerte The Prodigy no está exenta a ese fenómeno.

Lo cual es una pena porque lo que nos trae McCarthy bien podría haberse diferenciado por un detalle en particular que hace que esta historia, al menos durante el primer acto, no solo sea un drama sin nada interesante. Sustentando las acciones en el extraño comportamiento de Miles y su camino hacia la maldad para generar dudas con respecto a lo que pudiera estar detrás, construyendo de paso una atmósfera oscura que ayuda a elaborar ciertos momentos en los que sin presentar nada particularmente llamativo u impactante se logra establecer que todos aquellos que se encuentran a su alrededor están en grave peligro y no habrá ningún tipo de excepciones.

Lamentablemente todo esto se va a la basura cuando de manera incomprensible se decide revelar el secreto como a los 35 minutos, destruyendo de golpe todo el misterio y con ello la novedad. Llevando a que las cosas se vuelvan repetitivas desde muy temprano bajo la típica dinámica del niño que oculta su verdadera personalidad, la cual complementan con situaciones diseñadas para insertar sustos fáciles inefectivos o añadir cierta tensión, pero que no terminan por aportar gran cosa gracias a que siempre se opta por resolverlas de la manera menos arriesgada que se pueda.

Ante estos problemas la parte final termina viéndose afectada, ya que lo que debería de sentirse como una serie de minutos finales súper intensos solo se queda como una serie de eventos que, si bien logran añadir cierta fuerza y algo de impacto visual, nuevamente son resueltos de una manera que deja mucho que desear. En especial la conclusión.

De las actuaciones la verdad es que Taylor Schilling está correcta con un personaje que no tiene nada destacado y Jackson Robert Scott es por mucho el que más resalta debido a que por momentos logra reflejar un nivel de maldad sumamente agradable. La producción es sólida: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es simple, el score tiene algunas cosas interesantes, el trabajo de sonido es bueno y lo referente a efectos/maquillaje es muy discreto.

Opinión final: The Prodigy es decepcionante. Película con potencial que se queda corta por varias decisiones cuestionables.

Ojometro:
**