viernes, 16 de agosto de 2019

Crítica: Starfish (2019)


Película escrita y dirigida por Al White, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de marzo, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 27 de mayo.

Sinopsis:

Aubrey (Virginia Gardner) es una chica que se encuentra en duelo por la muerte de su mejor amiga, la cual ocurre justo cuando el fin del mundo da inicio por la invasión de unas extrañas criaturas.



Comentarios generales:

Cuando empiezo a escuchar el término “lovecraftiano” ligado a alguna película automáticamente mis dudas se disparan, ya que H. P. Lovecraft es un monstruo aparte y su famoso horror cósmico no suele ser algo fácil de plasmar en pantalla. Simplemente la mayoría de las veces este tipo de trabajos significan grandes decepciones a pesar de que las ideas detrás sean buenas y Starfish creo que ejemplifica perfectamente este concepto.

Esto porque lo que presenta White es un trabajo muy personal en el que pretende guiarnos por un viaje sustentándose más en lo auditivo (él compuso el score) que en lo visual; sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. Ya que desde el inicio se pueden notar las complicaciones que tiene para ir armando una historia de gran interés con unos primeros 30/35 minutos en donde se le da mucho énfasis al duelo de Aubrey, pero en los que en realidad lo que ocurre en pantalla es poco o nada como para que te interese más a fondo la relación con su fallecida amiga. Ni que decir del inicio del fin del mundo.

A eso hay que agregarle que los elementos ligados al terror son muy pocos y solo aparecen de manera esporádica cuando entran en juego unos mixtapes con los que el director empieza a plasmar su idea de manera más concreta, lo cual le brinda cierta frescura a las acciones, aunque no por mucho tiempo. En especial porque la manera en la que se conecta cada cosa no se siente natural, no fluye como debería y por varios lapsos el espectador se encontrará ante escenarios que lo confundirán dado a que no se profundiza demasiado en cuestiones fundamentales para entender por qué nuestra protagonista hace lo que hace (o hizo en el pasado).

Es en la parte final donde los elementos lovecraftianos más o menos se puede decir que están presentes, incluso se hace uso del metacine, pero al existir tan poco desarrollo previo lo que ocurre en pantalla sigue sin tener sentido. Llevando así a un desenlace flojo, sin fuerza; que sigue apostando más por lo auditivo y que te termina dejando con una sensación de vacío importante.

En cuanto a las actuaciones realmente todo recae Virginia Gardner, quien hace lo necesario para sobrellevar la película sin quitar la misma expresión durante más de 90 minutos. La producción es donde tiene la mayoría de sus puntos fuertes: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está correcta, el score es genial, el trabajo de sonido no tiene fallos y los efectos presentan un CGI que no considero terrible pero no es el mejor.

Opinión final: Starfish es decepcionante. Película sin mucho sentido que probablemente gustará o no dependiendo de su humor cuando la vean.

Ojometro:
**