viernes, 8 de noviembre de 2019

Crítica: Candy Corn (2019)


Película escrita y dirigida por Josh Hasty (Honeyspider). Se estrenó de manera limitada en cines, VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos el pasado 17 de septiembre.

Sinopsis:

Es la noche de Halloween y un grupo de bullies planean su broma anual al marginado local Jacob Atkins. Sin embargo, cuando llevan las cosas demasiado lejos y lo matan, este será revivido por el dueño del circo donde trabaja para buscar venganza de aquellos que tanto lo atormentaron.



Comentarios generales:

Los meses de septiembre y octubre suelen ser los más pesados en cuanto al estreno de producciones de terror, ya sea en cine o en televisión, así que se vuelve algo complicado poder darle seguimiento a todo por falta de tiempo. Es por eso que cuando producciones pequeñas son anunciadas para esas fechas siempre existe el temor de que sean olvidadas por completo dado a que la gente prefiere los productos de una escala mayor, pero para mi sorpresa Candy Corn logró hacer cierto ruido que la salvó de la intrascendencia.

Cosa que me alegra porque estamos ante un slasher que nunca oculta cual es su fuente de inspiración y propósito, sobre todo durante un primer acto donde Hasty claramente maneja varios homenajes a “Halloween” para establecer el aspecto visual de la película y con ello ir construyendo poco a poco una historia cuyo tema base es el bullying. El cual no se trata de manera tan profunda pero sirve como el detonante perfecto para la creación de nuestro asesino y, sobre todo, para la presentación de un grupo de personajes bastante desagradables a los que uno quiere ver morir casi de manera inmediata sin que resulte tan fundamental el añadir demasiada información con respecto a sus vidas.

Y es que hay que decir que este es un filme que sigue un camino lineal y difícilmente se sale de ahí, sustentando gran parte de su efectividad en las muertes impactantes con las que cuenta.

Situación que no es mala en sí, pero que sin duda por grandes lapsos provoca que existan puntos muertos muy marcados en los que no se siente ningún tipo de peligro o desesperación dentro del pueblo por tener a un monstruo asesinando personas y por lo consiguiente el ritmo es sumamente irregular. Además de que se deja como algo muy secundario el tema del circo o al personaje de Dr. Death.

La parte final la encontré divertida. Aquí es donde finalmente se logra darle un poco más de fuerza a las acciones de manera constante y se toma un camino un tanto distinto al habitual con los slashers al dejar que sea el mal el que predomine para construir un cierre completamente diseñado con el propósito de hacer de Jacob Atkins algo más grande.

En las actuaciones quien más destaca es Pancho Moler (Dr. Death) en un elenco que incluye a algunos rostros conocidos y otros desconocidos que no resaltan demasiado. La producción tiene buenas cosas considerando el presupuesto limitado: el trabajo de fotografía es adecuado, la dirección de arte sencilla, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido tiene algunos detalles, la labor de maquillaje cumple y los efectos en general son competentes, salvo cuando se utiliza algo de CGI en determinadas muertes. 

Opinión final: Candy Corn está ok. Slasher muy básico para ver principalmente durante Halloween.

Ojometro:
***