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viernes, 27 de septiembre de 2024

Crítica: Hellboy: The Crooked Man (2024)

Adaptación del cómic del mismo nombre dirigida por Brian Taylor (Mom and Dad), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Christopher Golden y Mike Mignola. Se estrenó en cines dentro de México el pasado 19 de septiembre, mientras que su salida en VOD dentro de los Estados Unidos está confirmada para el próximo 7 de octubre.

Sinopsis:

Durante la década de los 50s, Hellboy (Jack Kesy) y la agente novata de la BPRD, Bobbie Jo (Adeline Rudolph), son mandados a los Apalaches en una misión que sale mal. Y mientras tratan de solucionar el problema descubren una remota comunidad dominada por brujas que son lideradas por un siniestro demonio local conocido como The Crooked Man.


Comentarios generales:

Hellboy es un personaje que se encuentra en una posición compleja en lo que se refiere a las adaptaciones live action gracias a que las películas de Guillermo del Toro básicamente establecieron la estética general y tono para muchísimas personas, volviendo casi imposible tratar de hacer algo con el personaje sin que estas vengan a tu cabeza. Sin embargo, el adaptar un cómic como “The Crooked Man” y enfocarse más hacía el terror parecía una buena idea para tratar de diferenciarse lo más posible en la búsqueda de un nuevo punto de partida; aunque el resultado deja mucho que desear.

Ya que más allá de que la propuesta de Taylor claramente necesitaba de unos valores de producción más elevados que le permitieran explotar de mejor forma la acción inherente a Hellboy, lo cierto es que la historia nunca parece tener un rumbo claro en lo que se refiere a la búsqueda del terror. Aburriendo desde temprano con escenas llenas de diálogos vacíos y una construcción muy poco estructurada del misterio sobre las brujas, donde de la nada entran nuevos personajes que sabes que tienen importancia pero esta jamás se puede reflejar en pantalla debido a que todo te lo muestran de forma vaga y muy acelerada como para que verdaderamente te importe su existencia.

Además el propio tema de las brujas carece de peso y eso provoca que gran parte de lo ocurrido no tenga tanta relevancia, provocando con esto que el ritmo se sienta pesado y la esencia digamos más “detectivesca” del filme quede totalmente a la deriva. Aunque también hay que decir que una vez que The Crooked Man entra en escena las cosas mejoran un poco.

Principalmente porque la atmósfera se vuelve más oscura y su mera imagen añade un toque de extravagancia que no había estado presente, llevando ahora si las cosas al lado del terror para construir una buena secuencia dentro de una iglesia que aporta buenas dosis de acción y la sensación de verdadero peligro que había estado ausente por medio de elementos sobrenaturales que tal vez no son tan espectaculares visualmente hablando, pero cumplen con el objetivo de hacer de la amenaza una de consideración.

Lo malo es que este buen impulso no saben aprovecharlo y para la parte final se regresa a los vicios previos, quitándole dinámica a un desenlace que nunca termina por explotar el conflicto central y solo se limita a sobrellevar las acciones de la manera más genérica posible hasta que llegan los créditos.

En cuanto a las actuaciones creo que Jack Kesy no lo hace mal, es un Hellboy mucho más serio y eso encaja con esta clase de historia, aunque cuando trata de ser ligeramente gracioso sufre un poco. Mientras que Adeline Rudolph tiene un personaje muy básico con el que no puede mostrar nada más allá de lo estándar.

Sobre la producción claramente se puede notar que es de bajo presupuesto con sus cosas positivas y negativas: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte pobre, el score no destaca, el trabajo de sonido es bueno, la calidad de los efectos varía dependiendo de la complejidad de la escena y la labor de maquillaje está bien cuidada.

Opinión final: Hellboy: The Crooked Man es decepcionante. Película con ideas interesantes a la que le hubiera beneficiado un mayor presupuesto para ser por lo menos palomera.

Ojometro:
**

viernes, 22 de enero de 2016

Crítica: Intruders (2016)


Película escrita por la dupla T.J. Cimfel / David White, la cual significa el primer largometraje para el director Adam Schindler. Se estrenó directamente en VOD y plataformas digitales el pasado 15 de enero dentro de los Estados Unidos y se tiene planeada su salida en DVD para el próximo 1 de marzo.

Sinopsis:

Anna Rook (Beth Riesgraf) sufre de una agorafobia tan aguda que, incluso cuando tres ladrones entran a su casa para robar, ella no es capaz de salir huyendo. Esto la pone en serios predicamentos; sin embargo, lo que los ladrones no saben es que esa es la menos peligrosa de todas sus psicosis.



Comentarios generales:

Cuando tuve la oportunidad de ver el tráiler de Intruders durante el año pasado lo primero que se me vino a la mente fue que revelaba demasiados detalles y eso definitivamente perjudicaría a la película, lo cual al final de cuentas ocurrió. Acentuándose mucho más al ser parte de un subgénero como el de invasión de casas cuyo grado de originalidad en estas épocas no suele ser muy elevado y que sin el factor sorpresa suele generar trabajos poco emocionantes como este.

Los cierto es que Schindler durante el primer acto se dedica a seguir al pie de la letra cada regla conocida en este tipo de historias, regalándonos una introducción muy bien diseñada para dejar en claro que nuestra protagonista no es una persona común y que ciertamente existe algo mucho más siniestro detrás de la relación con su moribundo hermano para generar dudas. Lo cual se combina con el hecho de que no se toma mucho tiempo para iniciar las acciones del robo, proporcionando así un ritmo más dinámico del habitual que provoca una serie de interacciones bastante intensas que te demuestran el verdadero peligro que significan estos individuos al verse atrapados en una situación para la cual no estaban preparados.

Evidentemente lo interesante llega ya en el segundo acto cuando el juego cambia y ahora los cazadores son las presas, sobre todo porque el nivel de violencia aumenta de manera importante y porque resulta más que interesante el ver como son explotadas todas las sorpresas que guarda la casa. Igualmente, es a partir de aquí cuando uno en verdad empieza a sentir empatía por Anna, cuyas intenciones nunca son precisamente malas e incluso parecen entendibles; sin embargo, una vez que ella logra estar bajo control total de la situación la película decae de manera importante no solo gracias a la falta de sorpresa originada por el tráiler, sino porque además todo se vuelve tedioso y el director nunca puede volver a elevar los niveles de tensión por más que lo intenta.

El final tampoco es muy bueno. Si se te revelan los motivos por los cuales Anna está tan traumada, pero todo es por medio de largos diálogos que pretenden ponerla en una situación incómoda al recordar su pasado y así quebrarla; quitándole mucha fuerza a lo que uno esperaría fuera un desenlace, si bien no sangriento o espectacular, si uno mucho más impactante.

Las actuaciones no están nada mal, tanto Rory Culkin (Dan) como Jack Kesy (J.P.) y Martin Starr (Perry) resultan muy convincentes en sus respectivos roles; aunque definitivamente quien se lleva toda la atención es Riesgraf con su personaje de dos caras a la cual simplemente no puedes odiar. La producción no es nada del otro mundo: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte de la casa no está mal, cuenta con un muy buen score y trabajo de sonido; mientras que los efectos en general son discretos.

Opinión final: Intruders está ok. Tiene sus momentos, pero la falta de sorpresa e intensidad la afectan demasiado.

Ojometro:
***