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viernes, 21 de febrero de 2020

Crítica: The Grudge (2020)


Reboot/Secuela del remake de 2004 que está escrita y dirigida por Nicolas Pesce (The Eyes of My Mother). Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a inicios de enero, mientras que en México hizo lo propio el pasado 14 de febrero. Recaudando hasta la fecha $46.7 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Una casa en los Estados Unidos es maldecida por un vengativo fantasma que condena a todos aquellos que entran en esta a una muerte violenta.



Comentarios generales:

Independientemente de si te gusta o no, lo cierto es que Ju-On es una franquicia sumamente importante porque fue de las primeras que expusieron el cine de terror japonés a una audiencia global a inicios de los 2000s: primero con la película original y posteriormente con el remake de 2004. Sin embargo, lo cierto es que su concepto como tal se gastó muy rápido y después de la tercera entrega quedó en el olvido en occidente (caso contrario de Japón), así que cuando anunciaron este reboot que poco a poco se fue transformando en secuela no me sorprendió en lo absoluto porque era obvio que tarde o temprano querrían revivirla. Aunque dudo que esta nueva The Grudge cambie demasiado su situación.

Esto porque lo que nos trae Pesce es más de lo mismo, pero sin los icónicos fantasmas que todos conocemos para justificar la idea del reboot. Una decisión sin duda polémica que elimina el principal elemento de identidad de la franquicia y con la que no tendría demasiados problemas si no fuera porque en la práctica todo lo que intentan sale mal al ofrecer una historia que se desarrolla bajo la misma estructura no lineal que todos conocemos y con la cual desde muy temprano resulta evidente que existe un conflicto entre la visión del director y lo que realmente quería el estudio.

Ya que mientras el primero pretende construir una problemática que vaya destruyendo de manera progresiva a la protagonista, el estudio simplemente quiere darle continuidad a lo que vimos en el filme de 2004 utilizando múltiples historias que se desarrollan en distintos lapsos de tiempo, imposibilitando así que se pueda añadir mucha sustancia a una temática que se encuentra de por sí muy desgastada. Dejando como resultado un visionado aburrido gracias a una cantidad importante de escenas donde realmente no ocurre nada o, si ocurre algo, siempre se trata de algún susto fácil o alguna situación de shock que se pierde de manera rápida.

Por si esto no fuera suficiente, el trabajo de edición tampoco facilita las cosas. No solo por los momentos en los que las transiciones de un año a otro resultan confusas, sino que además casi siempre termina destruyendo cualquier tipo de fluidez cuando parece que por fin se empieza a encontrar una dinámica adecuada con las cual se pueda construir algo interesante.  

Es hasta la parte final cuando las cosas empiezan a mejorar de manera discreta, principalmente porque las conclusiones de las historias llevan a situaciones de impacto que le dan fuerza de manera automática. Aunque lamentablemente la conclusión central termina por sentirse sumamente blanda y en ningún punto logra generar las sensaciones de peligro que debería.

En cuanto a las actuaciones la verdad es que a Andrea Riseborough le queda grande el papel protagónico, mientras que Demián Bichir y Lin Shaye son por mucho los que terminan por dejar mejores sensaciones a pesar de que sus roles resultan bastante limitados en pantalla. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte discreta, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es impecable, los efectos son simples y la labor de maquillaje resulta muy efectiva.

Opinión final: The Grudge es bastante mala. Película en exceso aburrida que probablemente sea el último clavo en el ataúd para la franquicia en occidente.

Ojometro:
**

lunes, 5 de diciembre de 2016

Crítica: The Eyes of My Mother (2016)


Película escrita, dirigida y editada por Nicolas Pesce, la cual significa su ópera prima. Se estrenó de manera limitada en cines, VOD e iTunes dentro de los Estados Unidos el pasado 2 de diciembre, mientras que su llegada a otros mercados se dará hasta 2017.

Sinopsis:

Dentro de su aislada granja, una ex cirujana en Portugal le ensaña a su hija Francisca (Olivia Bond /Kika Magalhaes) a entender la anatomía humana y a no temerle a la muerte. Sin embargo, después de un acontecimiento perturbador que le pasa su familia, la pequeña niña quedará completamente traumatizada mientras curiosidades únicas despiertan en ella.



Comentarios generales:

Cuando se decide presentar una película en blanco y negro siempre va a existir una enorme curiosidad debido a que para muchos pudiera parecer un riesgo innecesario o una manera muy pretenciosa de contar algo, sobre todo dentro de un género que no se ha caracterizado por ser precisamente arriesgado en las últimas décadas. Ante esto The Eyes of My Mother tenía un panorama con diversos retos, mucho más después de todas las alabanzas que había recibido en festivales, pero al final logra establecerse de manera sólida como una de las propuestas arriesgadas más efectivas del 2016.

Ya que Pesce no se anda con muchos rodeos y desde el inicio establece que esta no es una historia convencional al utilizar detalles que podrán parecer menores, pero que terminan por darle un aire diferente a las cosas; yendo más allá de una simple relación retorcida/obsesiva entre madre e hija. Esto porque no solo se trata de la presentación en blanco y negro, sino también el combinar los diálogos en inglés con el portugués o dejar que algunos momentos te digan mucho con un dialogo casi nulo para que el primer acto resulte potente de la manera en la que menos te imaginas; donde el acontecimiento que sirve de detonante genera un gran impacto, pero no es ni por mucho lo más perturbador considerando lo que desencadena para la segunda mitad.

Una en donde ya entra en escena la Francisca adulta y que se centra por completo en su manera de lidiar con las adversidades que se le presentan, dándole mucha más importancia a los momentos de absoluto silencio para acrecentar sus dañados hábitos como algo sumamente natural. Un aspecto que funciona, pero que igualmente podría resultar fastidioso para algunos debido a que, al centrarse en este personaje, el director se olvida del resto de los secundarios; dejándolos simplemente como piezas de carne de las que no se profundiza y que gracias al ritmo pausado que se utiliza pudiera dejar la impresión de que realmente no ocurre demasiado.

La parte final es muy interesante porque, cuando parece que la historia toca pared, el personaje de Francisca lleva a cabo algo que se siente como el siguiente paso natural en su locura. Lo cual proporciona momentos visualmente potentes y, sobre todo, un cierre satisfactorio que demuestra que hasta la persona más dañada necesita de algo a que aferrarse para no caer en la siempre aterradora soledad.

En las actuaciones realmente todo recae en Kika Magalhaes, quien resulta realmente perturbadora de ver sin necesitar de expresiones exageradas o situaciones tan extremas; aunque varios de los secundarios también dejan una buena impresión en los pocos minutos que aparecen. La producción está bien cuidada: el trabajo de fotografía funciona a la perfección, la dirección de arte es simple, tiene un score cumplidor y el trabajo de maquillaje es sencillo.

Opinión final: The Eyes of My Mother es una buena película. Un trabajo ideal para todos aquellos que busquen algo distinto al cine comercial.

Ojometro:
****