martes, 17 de abril de 2018

Crítica: Terrifier (2018)


Película escrita y dirigida por Damien Leone (All Hallow’s Eve). Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos en el mes de marzo, mientras que su salida en DVD se dio durante el pasado 9 de abril.

Sinopsis:

Un maniático payaso aterroriza a tres jóvenes y a todo aquel que se cruce en su camino durante la noche de Halloween.



Comentarios generales:

Cuando salió All Hallow’s Eve hace cinco años atrás mencione que Art the Clown tenía el potencial para convertirse en un personaje de culto y claramente su creador pensaba algo similar, ya que desde entonces hizo todo lo posible para mantener vivo el recuerdo de este perturbador personaje cada que podía. Gracias a esto era inevitable que algún día viéramos una película enfocada en él, era un paso lógico y con Terrifier se da; aunque de una manera extremadamente básica.

Ya que lo que presenta Leone es un slasher hecho y derecho con el cual no pretende contar algo elaborado ni nada similar, sino más bien brindarle la mayor exposición posible a su asesino. Lo cual hace de manera directa, sin entrar en demasiados detalles (no hay historia de origen) y presentando rápidamente el escenario base para su gorefest por medio de un par de chicas con las que se construyen unas interacciones iniciales ciertamente divertidas gracias al contraste entre los personajes; brindándole así los primeros momentos a este payaso para que con solo unas expresiones haga sentir incomodidad y posteriormente muestre la brutalidad que se manejará por el resto del metraje.  

Todo avanza según lo que uno espera durante al menos 40 minutos sin problemas, ya que la dinámica es agradable, las muertes son gráficamente impactantes (especialmente hay una que involucra una sierra de mano espectacular) y en general la atmósfera resulta bastante tétrica. Sin embargo, una vez pasado este lapso de tiempo la película se empieza a volver pesada; no tanto por la falta de violencia, sino porque llega un punto en el que la simplicidad se vuelve un problema.

Simplemente al carecer de una trama con un poco más de sustancia el director se ve obligado a ir añadiendo cosas que se sienten forzadas y realmente no aportan nada significativo más allá de muertes. Ocasionando con esto que las cosas empiecen a caer en una evidente repetitividad que ni siquiera ciertas escenas extravagantes pueden disimular y que con el paso de los minuto hace que por momentos la experiencia sea un tanto aburrida.   

La parte final no está mal. El enfrentamiento decisivo es bien manejado para que no resulte tan cargado de un solo lado y además mantiene las dosis de sangre elevadas; aunque también dejará a más de uno algo confundido con respecto a lo que realmente es Art the Clown.

En las actuaciones quien resalta es David Howard Thornton, quien ahora es el encargado de darle vida al payaso y no decepciona al mantener por medio de expresiones faciales y puro lenguaje corporal la esencia totalmente creepy de tan peculiar asesino. La producción es de buena factura para el presupuesto ínfimo con el que contó: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte no tiene mucho, el score tiene un aire ochentero agradable, el trabajo de sonido cumple, la labor de maquillaje es impecable y los efectos prácticos están realmente bien hechos en la mayoría de los casos.

Opinión final: Terrifier es aceptable. Un gorefest en toda la regla que se debe de tomar como eso y no esperar nada más.

Ojometro:
***

viernes, 13 de abril de 2018

Crítica: Apartment 212 (2018)


Película dirigida por Haylar García (An American Terror), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Jim Brennan y Kathryn Gould. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 16 de marzo, mientras que su salida en formato físico está planeada para el 15 de mayo.

Sinopsis:

Jennifer (Penelope Mitchell) es una pueblerina que quiere empezar una nueva vida en la gran ciudad después de dejar atrás una relación abusiva. Lo único que quiere es la oportunidad de rehacer su vida, pero resulta difícil cuando algo empieza a comérsela todas las noches mientras duerme.



Comentarios generales:

Este es uno de esos casos en los que una película empieza a hacer ruido pero de la noche a la mañana desaparece del mapa, por lo cual realmente no sabía mucho sobre esta. Peor aún, por motivos que desconozco se le cambió el nombre (anteriormente se llamaba Gnaw) y con eso se generó cierta confusión con Apartment 212 al no saber exactamente sobre lo que trataba. Confusión que irónicamente terminó beneficiándola debido a que este es un trabajo del cual, mientras menos sepas, mejor.

Y no tanto porque se trate de una historia complicada con la cual García y los demás creadores pretendan tener en duda constante al espectador, sino más bien porque se trata de una bastante simple que difícilmente emocionará a varios si saben de qué va. Sobre todo porque esta es una de esas que se construyen a un ritmo lento y donde durante al menos los primeros 30/35 minutos ni siquiera parece una película de terror al enfocarse plenamente en los problemas de Jennifer y lo difícil que puede llegar a ser la transición que pretende hacer con su vida, dejando solo unos cuantos detalles expuestos sobre lo que puede venir más adelante.

Ya para el segundo acto es cuando las cosas empiezan a tomar un rumbo relativamente claro y, sobre todo, se trata de construir cierto misterio con respecto a lo que ocurre con Jennifer; lo cual es en gran medida en lo que se sustenta el resto de la película al saber cuál es el medio que lo provoca, pero no tener idea sobre exactamente qué. Una situación que ayuda sin duda a generar un escenario depresivo para nuestra protagonista; sin embargo, esto no es suficiente como para poder elevar a otro nivel las acciones debido a que nunca existen demasiados momentos de suspenso que puedan hacer sentir a lo que sea que la afecta como algo aterrador y porque, más allá de unos dibujos o un pedazo de papel, nunca existe demasiada profundización al respecto.

La parte final presenta una revelación que resulta sorpresiva, aunque también con esto se genera cierto humor involuntario que hace se sienta un tanto fuera de lugar considerando que el tono manejado previamente cambia por completo. Realmente parece que estás viendo un homenaje a Critters y, si bien no daña mucho el desenlace, nunca se te quita la sensación de que terminaste viendo algo ajeno.

En las actuaciones Penelope Mitchell no lo hace mal, su deterioro resulta creíble y es capaz de expresar bastantes emociones como para hacer que te involucres con su situación. La producción no es nada del otro mundo: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es discreta, el score resalta poco, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos están bien para lo que son y la labor de maquillaje resulta efectiva.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos y otra post-créditos

Opinión final: Apartment 212 está ok. Ciertamente no será del agrado de todo el mundo pero difícilmente se puede decir que sea mala o una pérdida de tiempo.

Ojometro:
***

lunes, 9 de abril de 2018

Crítica: A Quiet Place (2018)


Película dirigida por John Krasinski, quien además de ser uno de los protagonistas también coparte créditos como co-escritor del guión junto a Bryan Woods y Scott Beck. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y México (así como en otros tantos países) este fin de semana pasado, recaudando hasta el momento $71.2 millones en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

La familia Abott se ve forzada a vivir en total silencio para mantenerse oculta de unas misteriosas y peligrosas criaturas que se guían por el sonido.



Comentarios generales:

Desde que salió el primer trailer se notaba que podía haber algo especial aquí, sin embargo, el nombre de Platinum Dunes es algo que siempre me generará dudas y por eso fui al cine con ciertas reservas. Al final de cuentas también había un director debutante involucrado y la idea central resultaba muy riesgosa; detalles a considerar sin duda, pero que una vez que empezaron a salir los créditos finales ni me acordé de estos debido a que A Quiet Place es una tremenda película de principio a fin.

Y es que en su debut en cine Krasinski nos trae un trabajo que, a pesar de sustentarse en el silencio, logra tocar temas como las relaciones familiares o los miedos de los padres por el futuro de sus hijos de manera contundente mientras construye una experiencia increíblemente inquietante por medio de un escenario catastrófico que pone en riesgo a esta familia en todo momento. Aquí realmente desde el primer minuto los niveles de tensión son altísimos debido a que cada situación, sin importar lo simple que sea, puede representar la muerte para cualquiera de los personajes y gracias esto la sensación de peligro se encuentra presente en todas sus acciones.

Una situación que obliga a que el desarrollo no sea tan caótico como uno pudiera pensar al tratarse esencialmente de una historia de monstruos; de hecho, se podría decir que el ritmo es algo pausado, pero esto no afecta en lo absoluto el visionado porque realmente las cosas nunca se vuelven aburridas. Ya sea por ver cómo esta familia se adapta a su situación bajo un miedo terrible, la increíble atmósfera desoladora presentada o porque el director va insertando por medio de un gran timing momentos de agobio complementados con sustos fáciles que funcionan a la perfección y evitan que el espectador pueda relajarse en exceso.

En general  es de esos ejemplos en donde menos es más, aquí todo se encuentra dosificado de tal manera para que cada aparición de las criaturas se sienta como algo relevante e impactante. Mucho más cuando el nivel de violencia o sangre es mínimo.

De la parte final no quiero hablar mucho, pero es muy buena. La intensidad que maneja es de destacar y, una vez más, la sensación de peligro vuelve a ser altísima mientras se le da más tiempo en pantalla a las criaturas. Aunque lo verdaderamente destacado es lo emocional que resulta el desenlace; uno que además no se va por el camino feliz y opta por seguir con el tema de la supervivencia a toda costa.

Las actuaciones son estupendas, tanto Emily Blunt como Krasinski y ambos niños son capaces de expresar muchísimas cosas sin decir una sola palabra; además de que tampoco caen en la exageración al momento de hacerlo. Su relación se siente muy cercana, en todo momento notas su sufrimiento y eso hace que te involucres de manera importante con lo que les ocurre.

En lo que se refiere a la producción también es de nota bastante alta: cuenta con un gran trabajo de fotografía, la dirección de arte está bien cuidada, el score es muy bueno, el trabajo de sonido impecable, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje realmente presenta poco.   

Opinión final: A Quiet Place es una gran película. Una experiencia única que tiene absolutamente todo para volverse referente no solo de este 2018, sino de la década.

Ojometro:
*****

viernes, 6 de abril de 2018

Crítica: Inoperable (2018)


Película dirigida por Christopher Lawrence Chapman, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Jeff Miller. Se estrenó en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 6 de febrero.

Sinopsis:

Amy (Danielle Harris) se despierta dentro de un hospital que ha sido evacuado ante la inminente llegada de un huracán. Su instinto rápidamente le dice que tiene que escapar lo antes posible, pero pronto se dará cuenta que eso no será tan fácil como parece y podría quedar atrapada para siempre.



Comentarios generales:

Hay veces que a los estudios les conviene sacar una película justo después de algún otro trabajo exitoso para poder aprovecharse de la inercia positiva que dejó este, pero también hay veces en la que esa puede llegar a ser una muy mala decisión. Siendo esto último lo que ocurrió con Inoperable, una película cuya fórmula fue utilizada hace algunos meses atrás con resultados positivos (Happy Death Day) y que ahora en 2018 simplemente se siente como un pobre intento de explotación fácil sin gran calidad.

Lo cual es bastante sorpresivo considerando que los elementos para ofrecer algo entretenido estaban ahí, sobre todo porque Chapman nos trae una historia que, si bien se sustenta en la repetitividad, esta no sigue el patrón de presentar exactamente los mismos eventos una y otra vez. Aquí desde un inicio queda claro que cada nueva experiencia por parte de Amy tendrá algo distinto por medio de pequeñas acciones suyas o por su interacción con otro par de personajes que en gran medida sirven para alejar esa sensación de que te encuentras viendo exactamente lo mismo (estos a veces no la recuerdan o aparecen en lugares distintos), brindándole así una dinámica agradable que logra generar dudas sólidas con respecto a la situación.

Lo malo es que dicha dinámica dura muy poco gracias a que a partir de cierto punto el guionista/director se empieza a enfocar en eventos complejos que la mayoría de las veces quedan parados como relleno y no tanto como piezas importantes con las cuales el espectador pueda ir atando cabos por su cuenta. Una situación que provoca un tedio enorme y hace que la película se empiece a sentir excesivamente larga sin razón; en especial cuando la propia frustración de los personajes se traslada a uno mismo por el hecho de no tener nada con que sentirse involucrado ante tanto relleno disfrazado de escenas de impacto o infinitas persecuciones en los pasillos del hospital.

Todo lo anterior hace que al llegar a la parte final ya no te importe nada y vaya que termina afectando. Esto porque la revelación sobre lo que hay detrás de la situación es, por lo menos, sorpresiva; sin embargo, ante la pobre construcción uno no termina considerándola así y a lo mucho queda parada como una improvisación un tanto descarada.

En cuanto a las acciones realmente es el show de Danielle Harris, ella sale en prácticamente todas las escenas y creo que cumple con su papel a pesar de las limitaciones de la historia. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es básica, el score no genera mucho, el trabajo de sonido es efectivo, los efectos son simples y la labor de maquillaje cumple cuando se le requiere.   

Opinión final: Inoperable resultó decepcionante. No es tan mala pero tiene demasiados detalles que hacen que su premisa nunca pueda explotar.

Ojometro:
**