viernes, 24 de mayo de 2019

Crítica: Brightburn (2019)


Película dirigida por David Yarovesky (The Hive), cuyo guión fue co-escrito por Brian Gunn y Mark Gunn. Se estrenó en cines en México el pasado 17 de mayo, mientras que en Estados Unidos hizo lo propio durante este fin de semana.

Sinopsis:

¿Qué pasaría si la nave de un niño de otro planeta se estrellara en la tierra, pero en lugar de convertirse en un héroe para la humanidad este demostrara ser algo mucho más siniestro?



Comentarios generales:

Vivimos en una época en la que el cine de superhéroes tiene un dominio que no parece tener fin y, para bien o para mal, se ha convertido en parte importante de la cultura pop a nivel mundial. Por eso cuando empezó a hablarse sobre una película de terror que claramente se inspira en Superman mi interés se disparó debido a que resultaba muy atractivo ver que el género se uniera a este fenómeno a su modo y sin duda Brightburn deja sensaciones positivas con este experimento.

Aunque es importante recalcar que lo que nos trae Yarovesky y los Gunn no es una película de superhéroes como tal, obviamente usan de base una historia por demás conocida, pero la desarrollan en gran medida como si se tratara de un slasher. Originando con esto un inicio que puede que no sea el más atractivo al centrarse en la dinámica familiar y en cómo el personaje de Brandon va descubriendo de manera paulatina sus habilidades bajo situaciones con cierto nivel de impacto que reflejan tanto su ingenuidad como su lado siniestro.

Todo bajo un ritmo que va adquiriendo más fluidez conforme se van integrando los elementos ligados al terror y con ellos las inevitables muertes, las cuales se construyen de una manera bastante inteligente debido a que el factor slasher entra en juego pero siempre complementado con los poderes de Brandon que les añaden mayor intensidad a cada una estas. Logrando así que el segundo acto sea uno sumamente efectivo debido a que no solo se nos muestra lo peligroso que es este chico, sino que además se establece de manera contundente que lo que imperará aquí será la maldad pura.

Un aspecto que me parece fundamental para que funcione la película, ya que el ver al personaje de Brandon ir aceptando su lado oscuro genera de manera progresiva una sensación de riesgo muy fuerte que ayuda a que el espectador se empiece a preocupar por los demás personajes. Llevando así a una parte final potente que, ahora sí, explota los elementos espectaculares que aporta el cine de superhéroes.

Los cuales ayudan a ofrecer escenas visualmente más impresionantes y hasta cierto punto brutales. No tanto porque recaigan en el shock visual (en general la película no hace esto), sino porque simplemente reflejan la disparidad entre los individuos en pantalla para así intensificar un desenlace que afortunadamente no sucumbe ante la salida fácil y deja abierta la posibilidad para algo más grande.   

En cuanto a las actuaciones Elizabeth Banks (Tori) muestra una gran habilidad para hacer la transición de madre amorosa a madre aterrada y Jackson A. Dunn (Brandon) logra reflejar una gran maldad con tan solo una mirada. La producción es de buena factura: tiene un buen trabajo de fotografía, la dirección de arte cumple, el score es sólido, el trabajo de sonido es bastante bueno, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es discreta.

Opinión final: Brightburn me gustó. Película con un concepto fresco que vale la pena apoyar.

Ojometro:
****

martes, 21 de mayo de 2019

Crítica: The Haunting of Sharon Tate (2019)


Película escrita y dirigida por Daniel Farrands (The Amityville Murders). Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 5 de abril, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 4 de junio.

Sinopsis:

Embarazada con el hijo del director Roman Polanski y esperando a que este regrese de Europa, la actriz de Sharon Tate (Hilary Duff) empieza a sufrir aterradoras visiones sobre su inminente muerte a manos de la familia Manson.



Comentarios generales:

2019 quedará marcado como un año en el que la figura del infame Charles Manson y los asesinatos cometidos por su familia recibieron una atención sin igual, ya que entre películas y documentales dicho tema ha estado muy presente en las pantallas. Una situación que ha provocado cierta saturación en un tema ya de por sí muy investigado y que añade dificultades a cualquier proyecto que quiera tratarlo, tal como fue el caso de este desastre llamado The Haunting of Sharon Tate.

Y es que en su búsqueda de originalidad lo que nos trae Farrands sustenta toda su idea principal en una aparente declaración de la propia Sharon Tate que está más que demostrado que nunca existió, limitando esto a una serie de suposiciones poco interesantes que generan una historia muy absurda construida en base a situaciones genéricas que ni siquiera posicionan a la familia Manson como una amenaza relevante, dejándola solo como algo secundario mientras se le invierte mucho tiempo a una paranoia de la protagonista que resulta aburrida de ver.

La cual debería de ser la principal vía para insertar elementos que logren añadir gran tensión o una sensación de peligro considerable, pero que se queda solo como un instrumento para insertar sustos fáciles y alucinaciones que no aportan gran cosa. O peor aún, para dar a entender de manera muy sutil que las víctimas fueron en parte responsables por lo que les ocurrió.

La parte final sin duda es lo que más resalta, para bien y para mal. Por un lado se le debe de reconocer al creador por tratar de ofrecer algo distinto cuando era claro que las cosas ya no iban para ningún lado, pero tampoco se puede dejar de lado el hecho de que la conclusión resulta demasiado ridícula.

Las actuaciones son bastante malas, con una Hilary Duff que claramente no da el ancho para este tipo de papeles y un grupo de secundarios totalmente acartonados que no le ayudan demasiado. La producción tampoco tiene muchas cosas para destacar: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte simple, el score no aporta gran cosa, el trabajo de sonido cumple y tanto los efectos como la labor de maquillaje no presentan gran complejidad.

Opinión final: The Haunting of Sharon Tate es una muy mala película. Mejor vean un documental sobre los asesinatos.

Ojometro:
*

viernes, 17 de mayo de 2019

Crítica: I Trapped the Devil (2019)


Ópera primera del director Josh Lobo, quien además escribió el guión. Se estrenó en VOD el pasado 26 de abril dentro de los Estados Unidos, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Cuando Matt (AJ Bowen) y su esposa aparecen sin previo aviso en la casa de su distante hermano Steve (Scott Poythress) para celebrar navidad, ellos se encuentran con una aterradora sorpresa: este tiene encerrado a una persona en su sótano. Aunque no se trata de cualquier persona, sino que a palabras del propio Steve, es el mismísimo diablo.



Comentarios generales:

Cuando uno ve el trailer de I Trapped the Devil sabe de manera inmediata que no se trata de una película convencional y que probablemente su meta no sea la de agradar a un público a gran escala. Tiene toda esa esencia marcada, lo cual te puede generar ciertas dudas debido a que muy pocas personas tienen la habilidad para hacer de esta clase de experiencias algo digerible y evidentemente al ver que un novato estaba detrás del proyecto no era muy alentador; aunque al final el resultado me ha parecido interesante.

La verdad no sé si Lobo obtuvo inspiración de un episodio de The Twilight Zone llamado “The Howling Man” porque el concepto es muy similar; sin embargo, su propuesta es mucho más pequeña e intima. Con una historia simple a pesar de que se quiera aparentar lo contrario, donde lo más importante desde el primer acto es tratar de generar una atmósfera pesada e incómoda que en todo momento refleje que dentro de esta casa hay algo maligno. Complementado con un uso de los colores bastante interesante que le brinda cierto sentido a que esto ocurra durante navidad.

Lamentablemente con el paso de los minutos las cosas empiezan a volverse pesadas, ya que después de establecer el problema central y que el personaje de Steve no está tan loco, el desarrollo se vuelve tedioso. Más que nada porque la naturaleza misma de la historia no da para más y se le da vueltas al mismo punto, provocando con esto que el ritmo decaiga mientras todo se centra en los conflictos morales a los que se ven expuestos los personajes y la explicación muy rebuscada de que, en efecto, lo que está encerrado en el sótano puede ser el diablo.

Por suerte en la parte final logra levantar, principalmente por el incremento en la paranoia que reflejan los personajes. Esto de inmediato hace que la sensación de peligro suba de golpe y con ello la tensión sea mucho más palpable, aunque hay que decir que el desenlace te deja más dudas que respuestas concretas.

En cuanto a las actuaciones tanto Bowen como Poythress y Susan Burke hacen un buen trabajo para mantener el interés durante todo el filme a pesar de que sus personajes no son precisamente los más complejos que existen. La producción es cumplidora: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte efectiva, el score es sólido, el trabajo de sonido no es el mejor y lo relacionado con efectos/maquillaje es ínfimo.

Opinión final: I Trapped the Devil está interesante. Por su lento desarrollo no es para todo el mundo, pero no está de más checarla.

Ojometro:
***

martes, 14 de mayo de 2019

Crítica: Muse (2019)


Película escrita y dirigida por Richard John Taylor, la cual significa su debut dentro del género. Se estrenó en VOD dentro del Reino Unido y los Estados Unidos el pasado 8 de marzo, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Harry Newman (Jeffrey Charles Richards) es un renombrado escritor que sufre para asimilar la reciente muerte de su hija. Ante esto decide pasar un tiempo en su mansión localizada al sur de Francia para escribir sus memorias, pero ahí conocerá a una joven que tiene un enorme parecido con su hija que poco a poco lo hará enloquecer.



Comentarios generales:

Por lo regular uno se puede enterar de la existencia de una película con un año de anticipación si sigue detalladamente las noticias ligadas a la industria o, como mínimo, seis meses cuando las campañas de publicidad empiezan a tomar forma e inminentemente se lanza algún tipo de arte promocional. Sin embargo, el caso de Muse fue atípico porque realmente en ningún momento escuche de ella, desconocía de su existencia hasta hace un par de días y ante eso no esperaba gran cosa; aunque al final me he llevado una pequeña sorpresa.

No tanto porque lo que nos trae John Taylor sea una gran película, sino por la capacidad que muestra para mantenerte interesado a pesar de contar una historia exageradamente simple en la que no pasa mucho. La cual se sustenta principalmente en una extraña amistad y, sobre todo, en los marcados contrastes que representan los coloridos paisajes franceses con el sufrimiento de Harry dentro de una desolada mansión.

Todo bajo un ritmo agradable y con una dinámica que sin duda es repetitiva, pero que nunca llega a sentirse pesada. Aunque con momentos que resultan débiles en el proceso de desarrollo del aparente problema mental de nuestro protagonista, principalmente porque se trata de escenas nocturnas que no logran diferenciarse de manera importante; además de que fallan en su intento por generar suspenso.

La parte final no es precisamente compleja, pero es probable que genere ciertas dudas. Desde minutos antes empieza a ser evidente que el camino va por ahí; sin embargo, no es sino hasta que te lo exponen de manera clara cuando te sientes con la seguridad para asimilarlo y con ello poder involucrarte en un cierre que tiene la fuerza necesaria para no provocar indiferencia.

Las actuaciones hay que destacarlas al tratarse de actores prácticamente desconocidos o novatos, sobre todo la de Jeffrey Charles Richards al ser quien carga con todo el peso emocional y psicológico del filme. La producción es discreta: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte simple, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es limpio y lo referente a efectos/maquillaje es mínimo.

Opinión final: Muse está ok. Un thriller pequeño sin grandes pretensiones para pasar el rato.  

Ojometro:
***