martes, 4 de febrero de 2020

Crítica: Countdown (2019)


Película escrita y dirigida por Justin Dec, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el pasado mes de octubre, aunque a México apenas llegó el 31 de enero. Recaudando hasta la fecha $43 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Quinn (Elizabeth Lail) es una enfermera que descarga una aplicación que predice el momento en el que una persona morirá y en su caso dice que solo le quedan tres días de vida. Al inicio no parece creerlo, pero cuando el reloj empieza a correr y una extraña presencia empieza a perseguirla comprende que tendrá que descubrir una manera de salvar su vida antes de que se le acabe el tiempo.



Comentarios generales:

Una de las metas para muchos estudios es poder crear una franquicia que les resulte redituable y sin duda el género de terror ha sido una vía importante para lograr eso debido a que el costo de estas películas por lo regular les permite invertir poco y ganar bastante dinero si tienen éxito. En general parece algo simple, pero en la práctica resulta más complicado de lo que se cree debido a que existen muchas variantes para lograrlo y en el caso de Countdown las probabilidades de que eso se dé parecen muy pocas.

Y es que lo que nos trae Dec en todo momento grita que quiere ser el inicio de una franquicia y para obtener dicha meta no se centra en sus propias fortalezas, sino que utiliza muchas cosas que hemos visto en otros lados que solo la hacen carecer de identidad. Lo cual es una pena porque en la introducción más o menos se te muestra un poco de lo que podría ofrecer el tema de la aplicación y las variantes al momento de jugar con las muertes predestinadas; sin embargo, la historia muy pronto toma un camino lineal en el que todo se centra en una sola persona.

Tratando así de generar una sensación de desesperación por parte de nuestra protagonista a base de sustos fáciles que nunca resulta demasiado convincente y que poco a poco se va diluyendo conforme se establecen problemáticas que no se sienten integradas de manera orgánica. Introduciendo así a más personajes (o dándole más protagonismo a otros) para aportar contexto al elemento sobrenatural detrás de la aplicación por medio de situaciones que parecieran estar destinadas a generar un tono más oscuro pero, entre que son mezcladas con algo de humor forzado y que se muestra poco compromiso por llevar las cosas al próximo nivel en cuanto a la violencia se refiere, estas no logran del todo su cometido.

La parte final es lo más entretenido. Principalmente porque existe un poco más de atrevimiento para mostrar a lo que hay detrás de todo esto y eso origina que el sentimiento de urgencia sea palpable y el ritmo se incremente ligeramente para lograr una conclusión que por lo menos tenga cierta intensidad.

Las actuaciones son promedio, Elizabeth Lail cumple con lo que la ponen a hacer pero en realidad nada es para llamar la atención. La producción es de factura decente: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es genérica, el score no resalta, el trabajo de sonido es sólido y los efectos están bien hechos. 

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos

Opinión final: Countdown es bastante mediocre. Película del montón que no tardará mucho en invadir la TV y los servicios de streaming.

Ojometro:
**

viernes, 31 de enero de 2020

Crítica: Inmate Zero (2020)


Película dirigida por Russell Owen (Welcome to the Majority), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Matthew J. Gunn. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 3 de enero, mientras que su salida en formato físico está programada para próximo 11 de febrero.

Sinopsis:

En la isla de St. Leonards se encuentra una prisión donde están recluidos algunos de los criminales más violentos del planeta y se realizan extraños experimentos. Sin embargo, cuando uno de estos sale mal, la isla se convertirá en un aterrador laberinto lleno de enfermedades para los desesperados sobrevivientes.



Comentarios generales:

Las películas sobre infectados viven horas bajas después de muchos años de gozar de relativo éxito ya que, a diferencia de las zombies tradicionales en las que cada vez se encuentran nuevas maneras de explotarlos, en estas casi siempre se sigue un mismo patrón. Por eso es que vender un trabajo como Inmate Zero (también conocida como Patients of a Saint) es tan complicado debido a que con solo ver el titulo se sabe un porcentaje importante de la trama y si no existe algo que la diferencie del resto los resultados no serán buenos, tal como ocurre aquí.

Y es que lo que nos trae Owen desde el primer instante se siente como algo que ya has visto muchas veces, siendo el único punto de diferenciación la locación e incluso eso no resulta lo suficientemente fresco. Contándonos así una historia que por lo menos no tarda demasiado tiempo en exponer el tema de los infectados al darnos las bases para entender lo básico de su existencia y después empezar a presentar el caos por medio de escenas que manejan de buena manera su peligrosidad, así como una aparente debilidad. Aunque dicha inercia inicial posivita no dura demasiado.

Esto porque una vez que se establece al grupo de sobrevivientes la película cae en una dinámica repetitiva que en ningún punto permite conocerlos de mejor manera o generar conflictos interesantes entre ellos que bien podrían haber añadido cierta tensión considerando sus estatus. Simplemente se les deja en un mismo lugar durante un periodo prolongado de tiempo mientras se improvisan recorridos por la prisión para lograr ciertos objetivos que no parecen llevar a ningún lado y ni siquiera aportan grandes momentos que exploten a la amenaza.

Siendo este un problema importante porque realmente los infectados nunca son utilizados de buena manera, ya que muchas de las muertes se dan fuera de cámara y la mayoría del tiempo se la pasan entre las sombras o solo se escuchan a lo lejos. Inclusive su aparente debilidad termina siendo un punto irrelevante que nunca se utiliza de manera creativa.

Llevando así a una parte final bastante predecible y aburrida en la que los sucesos quedan parados como algo meramente anecdótico y la presencia de los infectados se ve mucho más reducida. Provocando con esto que el cierre carezca de fuerza y deje la sensación de que fue sumamente acelerado.

Las actuaciones no son terribles, pero tampoco son nada particularmente especial y eso termina influyendo para que todo te resulte tan indiferente. La producción cumple en la mayoría de las aéreas: el trabajo de fotografía tiene altibajos, la dirección de arte está ok, el score es bueno, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no son muy elaborados y la labor de maquillaje es de buen nivel. 

Opinión final: Inmate Zero es bastante aburrida. Película genérica de la que se olvidarán en un par de semanas.

Ojometro:
**

martes, 28 de enero de 2020

Crítica: The Cleansing Hour (2020)


Película dirigida por Damien LeVeck (Dark, Deadly & Dreadful), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Aaron Horwitz. Se estrenó en cines y VOD dentro de China a inicios de mes, mientras que su salida en Estados Unidos todavía no tiene fecha definida.

Sinopsis:

Drew (Kyle Gallner) y Max (Ryan Guzman) producen un exitoso show por internet en el que muestran exorcismos en vivo, aunque ninguno de estos es real. Sin embargo, durante uno de sus shows la actriz principal es verdaderamente poseída por un peligroso demonio que los mantendrá secuestrados ante los ojos de una audiencia global.



Comentarios generales:

Ya he dicho anteriormente que las películas inspiradas en cortometrajes no suelen funcionar la mayoría de las veces debido a que sus ideas están pensadas para desarrollarse en un tiempo limitado y no como un largometraje que representa otro tipo de exigencias, así que por eso no tenía demasiadas expectativas con The Cleansing Hour. Sobre todo porque en su momento pude ver el corto y, si bien el concepto me gustó, este no parecía que pudiera dar para más. Aunque claramente estaba equivocado.

Esto porque los que nos trae LeVeck en verdad funciona y se siente como algo refrescante para tratarse de una historia de exorcismos, alejándose por completo del found footage para explotar el uso del internet de una manera más elaborada que le permita construir un espectáculo que no carezca de sustancia. Mostrándonos así lo suficiente para conocer a los personajes y entender de buena manera lo que hay detrás de este show, lo cual deja el camino puesto para que la aparición del demonio tenga un impacto inmediato debido a que su presencia no solo proporciona el shock requerido, sino que además logra cambiar por completo la dinámica del exorcismo tradicional.

Y es que aquí quien lleva el mando es el demonio, las cosas se hacen bajo sus reglas y eso provoca que cada situación resulte bastante tensa gracias a que, además de solucionar el tema de la posesión, también se tienen problemáticas secundarias ligadas con la producción del show. Generando así una mezcla interesante que solo por unos breves momentos se siente algo forzada, pero que en general funciona de buena manera para brindarle un ritmo ágil a las acciones e ir conociendo un poco más sobre el pasado de uno de los protagonistas.

La parte final me agradó, es intensa y la manera en la que se utiliza la tecnología para poder realizar un exorcismo improvisado durante este enfrentamiento es algo divertido de ver. Sin embargo, es una sorpresa que se guardan de manera muy efectiva la que termina por darle otra dimensión a los sucesos ocurridos.

Las actuaciones están bastante bien, Gallner y Guzman hacen una buena mancuerna en pantalla para lograr varios de los momentos más emotivos, pero es Alix Angelis (Lane) la que se roba la atención como la poseída. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte está bien cuidada, el score es bueno, el trabajo de sonido limpio y la labor de maquillaje cumple. Solo algunos efectos que recaen en el CGI no lucen precisamente bien.

Opinión final: The Cleansing Hour me gustó. Película divertida que le da un toque fresco a un subgénero tan desgastado como lo es el de exorcismos.  

Ojometro:
****

viernes, 24 de enero de 2020

Crítica: Bliss (2019)


Película escrita y dirigida por Joe Begos (Almost Human, The Mind’s Eye). Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos el pasado mes de septiembre, mientras que su salida en formato físico se dio el 12 de noviembre.

Sinopsis:

Una pintora brillante enfrentando el peor bloqueo creativo de su vida hace todo lo que se encuentre a su alcance para terminar lo que considera que será su obra maestra. Entrando así a un escape alucinatorio lleno de drogas, sexo y asesinatos en las oscuras entrañas de Los Ángeles.



Comentarios generales:

Siempre trato de cubrir las películas más relevantes del año en el blog y digamos que un 95% de estas terminan con su crítica, pero siempre existe un puñado que por diversas razones no pude ver y este fue precisamente el caso con Bliss. Un trabajo que hizo bastante ruido en 2019 como para entrar en las listas de las mejores del año para muchas personas, así que no podía dejarla en el olvido por bastante tiempo; aunque a mí en particular no me ha maravillado.

Y es que creo que mucha de la efectividad de lo que nos regala Begos recae en la edad que tenga el espectador, ya que al ser esta una historia llena de excesos con un mensaje claro de “jódanse todos” puede que haga mayor eco con espectadores más jóvenes. En especial durante los primeros 30/40 minutos en los que esto es básicamente lo que sustenta a la película por medio de una protagonista y secundarios con comportamientos un tanto ridículos que los vuelven odiosos y por ende cuesta mucho trabajo poder involucrarte de lleno con ellos. Todo mientras te ves bombardeado por luces fluorescentes, una edición frenética y un score poderoso.

Así es como pasa una primera mitad en la que no ocurre nada particularmente destacado, pero una vez que empieza a entrar en juego el tema de los vampiros y se profundiza un poco más sobre la búsqueda de creatividad a toda costa las cosas mejoran. Sobre todo porque el lado salvaje de Dezzy comienza a brotar, haciendo que su odiosa personalidad inicial ahora no lo sea del todo debido a que ya existe una justificante sólida detrás y por medio de esto se construyen varios de los momentos más intensos con los que se logra establecer un nivel de impacto elevado que se complementa perfectamente con los elementos visuales cuasi argentescos.

Llegando así a un parte final que continua con dicha tendencia, pero que se ve un tanto perjudicada por la obsesión que tiene el director con los close-ups a nuestra protagonista. Los cuales son molestos por lo estridentes que resultan durante una parte que se supone ya debería de contar con mejores recursos para generar intensidad; aunque por lo menos tenemos un cierre lleno de muertes con las que se aprovecha, una vez más, el elemento visual tan peculiar del filme.

En cuanto a las actuaciones realmente todo recae en Dora Madison (Dezzy), quien en términos generales hace un buen trabajo a pesar de que su personaje se queda atrapado en la misma dinámica durante un periodo de tiempo considerable. La producción es de buena nota, salvo por alguno que otro detalle: el trabajo de fotografía por momentos resulta frustrante, la dirección de arte es sólida, el score es muy bueno, el trabajo de sonido limpio, los efectos prácticos cumplen y la labor de maquillaje no presenta gran complejidad.  

Opinión final: Bliss está ok. Película con buenas ideas que gustará en menor o mayor medida dependiendo de su edad.

Ojometro:
***