lunes, 9 de junio de 2014

Crítica: Stage Fright (2014)


Película escrita y dirigida por Jerome Sable, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó dentro de los Estados Unidos durante el pasado mes de abril vía VOD, iTunes y otras plataformas digitales; mientras que tuvo un estreno limitado en cines durante mayo. No se sabe si llegará a otros países, pero su salida en formato físico está planeada para el próximo 8 de julio.

Sinopsis:

Camilla Swanson (Allie MacDonald) quiere seguir los pasos de su madre y convertirse en una diva de Broadway, pero su trabajo dentro de una cocina en un campamento de artes no se lo permite. Sin embargo, un día decide tomar el riesgo y consigue el papel principal dentro de un musical organizado ahí; uno que desatará un baño de sangre ligado a su pasado.



Comentarios generales:

Sin duda alguna muchos fans se alejarán inmediatamente cuando vean la frase promocional "Scream meets Glee", yo al principio me vi tentado a hacerlo. Y es que aceptémoslo, los musicales no son para cualquiera; mucho menos para los fans de este género debido a que representa algo totalmente opuesto a lo que generalmente estamos acostumbrados, pero creo que en esta ocasión dicha mezcla está bien justificada.

Con Stage Fright lo primero que encontraremos es un reto bastante fuerte para el espectador, ya que el contraste entre la brutal escena inicial y el musical que le procede resulta en un choque de estilos casi irreal que te hará pasar del “Oh’ cool” al “Me largo de aquí” en un abrir y cerrar de ojos, pero Sable tiene la habilidad de ir presentando diferentes aspectos que le atraerán a diferentes clases de personas para que le presten atención. Por ejemplo: contiene todos los elementos de los slashers ochenteros y sangre para los fans del terror; musicales y estereotipos de Broadway para los que gusten de ese mundo; humor y Meat Loaf (para sus fans) e, incluso, una bella protagonista que hará que varios se queden atentos solo por ella. Simplemente cubre varios rubros que hacen casi imposible ignorarla.

Aunque a mi juicio lo más importante de todo es que sabe cómo crear un balance apropiado entre el terror, el humor y los musicales, ya que especialmente estos últimos no se sienten forzados o te distraen por completo de la parte violenta; así como el humor nunca cae en la simpleza absurda de muchos otros trabajos. Igualmente, tiene un ritmo bastante dinámico que tristemente no logra mantener todo el tiempo, ya que a la mitad se da un bajón muy evidente; lo cual irónicamente se debe a la falta de musicales y por dejar casi inactivo al asesino, limitándolo solo a breves números de heavy metal un tanto absurdos.

Otro punto negativo que le encontré fue que de algún modo se contienen con las muertes. Un aspecto que normalmente no me molestaría mucho, pero en este caso resalta porque por varios momentos te venden la idea de que habrá una masacre épica en el campamento, pero en realidad todo se limita a un puñado de jóvenes.

El final es caótico, donde todo explota y la sangre fluye. Además resulta bastante efectivo gracias a que las dudas creadas hacen que uno en realidad no tenga mucha certeza sobre cuál es la identidad del asesino.

En las actuaciones no hay realmente alguien que destaque sobre el resto. Por otra parte, el nivel producción si me sorprendió: tiene buen trabajo de fotografía, la dirección de arte es sólida, su score es llamativo y los efectos prácticos están impecables.

Opinión final: Stage Fright en términos generales me pareció buena. Aunque si su nivel de odio hacia los musicales es muy fuerte lo mejor es que la dejen pasar.

Ojometro:
****