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martes, 17 de octubre de 2023

Crítica: Pet Sematary: Bloodlines (2023)

Precuela dirigida por Lindsey Anderson Beer, quien además comparte créditos como co-escritora del guión junto a Jeff Buhler. Se estrenó a nivel mundial el pasado 6 de octubre por medio de Paramount+, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

En 1969 un joven Jud Crandall (Jackson White) y sus amigos de la infancia tienen que unirse para confrontar a una maldad que ha azotado por varias generaciones al pueblo de Ludlow.


Comentarios generales:

Con la irrupción de los servicios de streaming muchos consideran que nos encontramos en una época dorada gracias a la gran oferta de contenido disponible y la inmediatez con la que uno puede consumirlo. Sin embargo, con dichos beneficios también han llegado ciertos problemas y uno de ellos es que un gran porcentaje de las películas que se estrenan en dichos servicios pareciera que son más que nada productos desechables concebidos solo para rellenar catálogos y no tanto propuestas que verdaderamente busquen aportar algo, siendo esto el sentimiento que provoca Pet Sematary: Bloodlines.

La cual muy probablemente se vaya a beneficiar un poco por la animadversión que muchos fans tienen hacia el remake de 2019, a pesar de que esta precuela traída por Lindsey Anderson Beer es muy débil en lo que propone y se siente igual de innecesaria. No tanto porque conocer el pasado de Ludlow no sea interesante, sino porque en realidad se nota la falta de sustancia en una historia que por su propia naturaleza debería de profundizar mucho más en los personajes y el pueblo en sí, pero mejor opta por replicar lo que ya hemos visto en ocasiones anteriores mientras va soltando alguna una que otra pieza de información en el camino de manera aleatoria.

Ante esto realmente poco a poco la película va mutando a un cuasi slasher en el que todo avanza de manera acelerada y sin efectividad al momento de generar una atmósfera lo suficientemente oscura, dejando todo en manos del perturbador comportamiento del asesino. Algo que ciertamente sirve por unos minutos, más no es suficiente para solventar la pobre construcción de sucesos que deberían de proporcionar impacto y, sobre todo, lo planas que se sienten las revelaciones sobre los orígenes de Ludlow; en especial cuando es momento de elaborar sobre el tema de la maldad que lo rodea.

Simplemente todo se siente forzado y sin gran importancia, lo cual se acentúa mucho más durante una parte final que realmente no necesita nada de eso para ser ligeramente entretenida. En gran parte porque esta es básicamente una cacería con buenas dosis de intensidad y además visualmente aporta ciertas cosas interesantes para que el desenlace no sea tan blando.

De las actuaciones sorprendentemente no hay mucho que decir, a pesar de que cuenta con un elenco bastante potente. Jackson White como Jud está correcto, mientras que la presencia de Henry Thomas (Dan Crandall), David Duchovny (Bill Baterman), Samantha Mathis (Kathy Crandall) y Pam Grier (Majorie Washburn) es más que nada anecdótica.

Y en cuanto a producción, tenemos una factura competente: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte sólida, el score no es nada del otro mundo, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos cumplen y la labor de maquillaje está bien cuidada.

Opinión final: Pet Sematary: Bloodlines es decepcionante. Precuela innecesaria que no logra aportar demasiado a la franquicia.

Ojometro:
**

viernes, 10 de julio de 2020

Crítica: Dreamkatcher (2020)


Película dirigida por Kerry Harris y escrita por Dan V. Shea. Se estrenó en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 28 de abril.

Sinopsis:

Tratando de ponerle fin a sus pesadillas, un niño se roba un atrapasueños de la casa de su misteriosa vecina. Aunque al hacer esto empezará a tener aterradoras visiones que lo incitan a asesinar a su madrastra.



Comentarios generales:

No sé cuáles eran los planes de Lionsgate para Dreamkatcher antes de que iniciara la pandemia, pero muy probablemente se trataba de una película con posibilidades de salir en cines gracias a que su factura es de una calidad por encima de las producciones destinadas al VOD. Sin embargo, es claro que ante la situación tan atípica no quedó de otra más que estrenarla por otros medios y probablemente eso haya sido lo mejor, tanto para el estudio como para los fanáticos.

Esto porque lo que nos trae Harris es una historia aburrida que difícilmente podría generar algún tipo de interés a gran escala gracias a que no cuenta con nada demasiado original o por lo menos llamativo para destacar.

De hecho, con solo ver los primeros diez minutos uno se puede dar una idea bastante clara de lo que le espera debido a que pareciera mucho más importante resaltar los bellos paisajes en lugar de desarrollar de mejor manera una problemática familiar que se sustenta principalmente en las rabietas de un niño. Unas que además se desgastan muy rápido y no ayudan en lo absoluto para construir un primer acto en el que por lo menos puedas sentir empatía por su situación.

Llevando así a la película a una espiral de sucesos poco interesantes que, en teoría, están diseñados para hacer que la relación de Josh con su madrastra sea amena y ayude a entender mejor las posturas de ambos, pero que en realidad solo terminan siendo una pérdida de tiempo ante el ritmo pasivo bajo el que se desarrollan. Lo cual empeora una vez que el tema sobrenatural empieza a adquirir fuerza y con ello se integran elementos para presentar algunos sustos simples que en ningún punto logran provocar una sensación de peligro considerable ante el evidente riesgo que representa la interacción constante entre ambos personajes.

En general nunca existe nada emocionante que añada fuerza y, aunque ciertamente se esfuerzan por tratar de conseguirlo, esto nunca se da. Sobre todo en una parte final en donde lo más impactante ocurre fuera de cámara y el conflicto definitivo carece de tensión, dejándonos así con un cierre que lo único que te genera es una sensación de vacío total.

Las actuaciones están bien, por ahí Finlay Wojtak-Hissong (Josh) resulta por momentos bastante fastidioso pero en general todo el elenco hace un trabajo correcto considerando lo pobre del guión; incluida Lin Shaye (Ruth) con su ya patentado personaje de anciana loca. La producción es lo mejor de la película: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje sencilla.

Opinión final: Dreamkatcher es demasiado aburrida. Película del montón que se les olvidará en un par de horas. 

Ojometro:
**