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viernes, 22 de diciembre de 2023

Crítica: It’s a Wondeful Knife (2023)


Película dirigida por Tyler MacIntyre (Tragedy Girls) y escrita por Michael Kennedy. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos a inicios de noviembre, mientras que su salida en VOD se dio el pasado 1 de diciembre.

Sinopsis:

Después de salvar a su pueblo de un asesino en serie, la vida de Winnie Carruthers (Jane Widdop) es de todo menos maravillosa. Harta de su situación pide nunca haber nacido y para su sorpresa su deseo se cumple… aunque este nuevo universo alterno es mucho peor sin ella.


Comentarios generales:

Sorprendentemente 2023 ha resultado ser un año de reivindicación para los slasher, tal vez no al grado de regresarlos a sus viejos días de gloria, pero si para demostrar que este subgénero tiene todavía mucha más vida de la que a veces se piensa. Y cerrando el año nos encontramos una película como It’s a Wondeful Knife que solo viene a confirmar dicha tendencia.

Y lo hace de una manera similar a lo que vimos en “Totally Killer” tan solo un par de meses atrás al integrar un elemento ajeno (los universos alternos) para que la historia pueda tener un toque de frescura sin dejar de lado la esencia del slasher. Ofreciéndole a MacIntyre la oportunidad de construir una primera media hora ágil con la que incluso se puede dar el lujo de revelar la identidad del asesino y así cambiar por completo la dinámica al poner a Winnie en una situación compleja al generarle dudas con respecto a su acto heroico que justifiquen su deseo de no haber nacido.

Llevándonos así a un segundo acto que automáticamente maneja un tono mucho más oscuro y depresivo en el que la meta ya no es revelar quién es el asesino, sino ver cómo nuestra protagonista puede exponerlo públicamente en un mundo en el que su palabra no tiene ningún tipo de peso. Algo que ocasiona que las acciones no se vayan por un camino tan lineal y con ello se pueda recurrir tanto a momentos de comedia como a otros de mayor seriedad, tratándole de brindar cierta variedad a unas escenas de riesgo que siguen patrones estándar para cumplir con la cuota de violencia y sangre necesarias.

Dejando con esto el camino puesto para alguna que otra sorpresa durante una parte final que, si bien no es mala, tampoco te deja satisfecho al 100%. Más que nada porque la manera en la que resuelven el problema se siente demasiado acelerada y por ello algo que debería de ser más intenso se termina quedando como algo de mero trámite para darle vía libre a un desenlace feliz.

En cuanto actuaciones, la verdad es que Jane Widdop lo hace bien y logra que su fantasiosa situación resulte lo más convincente posible. Además se encuentra rodeada de actores como Justin Long (Henry Waters), Katharine Isabelle (Gale Prescott) o Joel McHale (David Carruthers) que la cobijan de buena manera.

Mientras que en producción tenemos una buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte está bien cuidada, el score es buen complemento, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos son de buena calidad y la labor de maquillaje es discreta.

Opinión final: It’s a Wondeful Knife me gustó. Slasher entretenido para verlo durante estas fiestas navideñas.

Ojometro:
****

jueves, 17 de mayo de 2018

Crítica: Tragedy Girls (2017)


Película dirigida por Tyler MacIntyre (Patchwork), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Chris Lee Hill y Justin Olson. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos a finales del año pasado, mientras que su salida en VOD y formato físico se dio durante el mes de febrero.

Sinopsis:

Sadie (Brianna Hildebrand) y McKayla (Alexandra Shipp) son dos adolescentes obsesionadas por la muerte que utilizan sus redes sociales para mostrar terribles asesinatos que ellas mismas cometen dentro de su pequeño pueblo para poder convertirse en leyendas.



Comentarios generales:

Una de las películas que hicieron más ruido durante la segunda mitad del año pasado fue sin duda Tragedy Girls, su exitoso paso por festivales y los buenos comentarios de boca en boca hicieron que se formara un pequeño fenómeno a su alrededor que nadie se esperaba. Lo malo es que tuvo una distribución muy pobre que evitó que se pudiera ver fuera de los Estados Unidos y por eso mismo quedó un poco en olvido hasta que fue lanzada en otros formatos, lo cual es una pena porque definitivamente se trata de un trabajo distinto a lo acostumbrado que merece mayor exposición.

Esto porque lo que nos regala MacIntyre es una idea bastante original con la que critica de manera directa el efecto que tienen actualmente las redes sociales en los adolescentes (y seres humanos en general); donde cada vez se pierde más el respeto hacia las demás personas o el sentido común para poder obtener reconocimiento fácil. Todo por medio de un par de chicas con las cuales utiliza un humor negro enorme y que en base a diálogos hilarantes, así como escenas sangrientas muy divertidas, logra que desde el inicio uno se tope con una historia loca que fluye sin problemas.

Algo que es muy importante en una película como esta porque al contar con un ritmo tan ágil difícilmente se le da tiempo al espectador para que se ponga a analizar en exceso cada situación y ante las ocurrencias de nuestras protagonistas por conseguir fama eso nunca se puede dar durante al menos 45/50 minutos. Aunque después de este punto el tono se vuelve un poco más serio, no tanto como para arruinar las cosas, pero si para que se entre en un agujero en donde no sientes que ocurre demasiado al empezar a profundizar un poco más sobre la relación entre nuestras protagonistas en base a situaciones genéricas que carecen de los elementos previos que funcionaron tan bien.

Lo bueno es que para la parte final se retoma el rumbo sin mucha dificultad y, aunque el humor no vuelve a ser el mismo, el nivel de violencia si. Haciendo que el desenlace tenga la fuerza necesaria para resultar convincente, nada cursi y para dejar abierta la puerta para una posible secuela.

Con respecto a las actuaciones, este es el show total de Hildebrand y Shipp. Ambas están estupendas en sus roles, muestran una química increíble en pantalla que hace que estas situaciones tan peculiares se sientan naturales en todo momento e incluso llegues a tener cierta empatía hacia ellas a pesar de sus actos.

La producción no es precisamente la más grande, pero es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score es excelente, el trabajo de sonido no tiene fallos y tanto los efectos (varios prácticos) como la labor de maquillaje están bien cuidados.

Opinión final: Tragedy Girls es muy divertida. Una comedia “teen” bastante atrevida que les hará pasar un rato muy agradable.

Ojometro:
****