lunes, 12 de diciembre de 2016

Crítica: Pet (2016)


Película dirigida por Carles Torrens (Apartment 143), cuyo guión fue escrito por Jeremy Slater. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro los Estados Unidos el pasado 2 de diciembre, mientras que su salida en DVD está anunciada para finales de mes.

Sinopsis:

Seth (Dominic Monaghan) es un hombre solitario que trabaja en un refugio de animales cuya monótona rutina se ve rota cuando se encuentra a una ex compañera de la escuela llamada Holly (Ksenia Solo). Sin embargo, cuando esta lo rechaza, Seth alcanzará unos niveles de obsesión aterradores que lo obligarán a realizar un acto de amor único.



Comentarios generales:

Existen películas que vas a ver bajo cierta idea y que después de terminada te quedas sorprendido por lo completamente distintas que resultaron. Normalmente esto suele ocurrirme con otros géneros y no tanto con el de terror al ser este último uno en donde las sorpresas son escasas, sobre todo con determinadas temáticas, pero en el caso de Pet sin duda me lleve una grata experiencia qué, aunque no es perfecta, si termina dejando una impresión de que se trató de algo diferente.

Y mucho tiene que ver evidentemente el guión de Slater y la manera en la que lleva las acciones Torrens, ya que esta es una historia que durante su primer acto no tiene mucha novedad y todo el tiempo maneja la idea de ser otra más de tortura cuyo protagonista es un hombre solitario urgido de contacto humano. Poniendo conceptos tan básicos sobre la mesa como el rechazo o el stalking para generar unos 30 minutos con una atmósfera diseñada específicamente para hacer de la captura de Holly algo inquietante gracias al cuidado de los detalles y a la manera de comportarse del propio Seth, quien durante este punto parece un psicópata en toda la regla.

Sin embargo, cuando uno espera que el rumbo de la película se vuelva predecible, el guión presenta un giro totalmente inesperado que no solo cambia la dinámica por completo, sino que además altera de manera fundamental el rol de los personajes. Poniéndolos así en una relación poco convencional en donde ambos pretenden tener control sobre el otro mientras se nos va revelando un misterio con el cual incrementan los niveles de tensión hasta llegar a un suceso determinante qué, además de proporcionar impacto visual, también sirve para desestabilizar lo que hasta ese momento había sido el plan perfecto (incluso con el giro mencionado) utilizando el “amor” como base.

La parte final no es precisamente difícil de descifrar y eso le quita cierto encanto. Evidentemente el aumento en el gore le brinda una intensidad agradable, pero al estar tan telegrafiado lo que va a ocurrir el impacto es muy bajo y de algún modo te deja con una sensación agridulce; además de que la conclusión se siente un tanto forzada.

Las actuaciones son buenas, tanto Monaghan como Solo están muy bien en sus roles de individuos totalmente inestables y presentan gran química en pantalla; aunque los secundarios son bastante pobres. La producción es austera: el trabajo de fotografía está bien, la dirección de arte cumple, el score no es muy llamativo, el trabajo de sonido esta ok, los efectos prácticos están bien hechos y la labor de maquillaje es relativamente simple.

Opinión final: Pet es una buena película. Ciertamente el giro influye muchísimo para que destaque, pero en general es una propuesta agradable.

Ojometro:
****

jueves, 8 de diciembre de 2016

Crítica: Underworld: Blood Wars (2016)


Quinta entrega de la franquicia, la cual significa el debut tras la cámara de Anna Foerster y cuyo guión fue escrito por Cory Goodman. Se estrenó en cines dentro de México y otros países durante el fin de semana pasado, logrando una recaudación inicial de $19.2 millones de dólares en taquilla. En Estados Unidos saldrá hasta enero de 2017.

Sinopsis:

Selene (Kate Beckinsale) se mantiene huyendo de los constantes ataques de los Lycans y la facción de vampiros que la traicionó para proteger a su hija. Sin embargo, gracias a la interminable guerra entre ambos bandos, ella se verá forzada a tratar de terminarla; incluso si eso significa realizar el máximo sacrificio.



Comentarios generales:

Debo de confesar que cuando se trata de la franquicia de Underworld lo que busco ya no es tanto películas de altísimo calibre, sino más bien películas que me hagan pasar un rato divertido considerando cual ha sido su tirada desde la segunda entrega. Por lo tanto, en el caso de Blood Wars mis expectativas no eran muy altas; de hecho, su confusa producción (originalmente iba a ser un reboot) no me daba grandes esperanzas, pero al final me encontré con un trabajo aceptable que añade lo suficiente como para justificar una sexta entrega.

Algo que ciertamente en un inicio no parecía muy probable debido a que Foerster y Goodman arrancan de manera precavida, conectando los hechos actuales con los de la película anterior para no confundir al espectador y a partir de ello seguir la misma dinámica que hemos visto todos estos años que gira en torno a la traición. Un aspecto que ciertamente afecta debido a que el primer acto es casi una calca de la primera entrega en muchos sentidos, obvio con algunas variaciones, pero básicamente es un regreso al pasado que ya vimos muchas veces y que no añade nada llamativo; provocando así que la primera mitad sea un tanto tediosa.

Afortunadamente esto cambia ya entrados en el segundo acto, más concretamente por la presentación de unos nuevos vampiros que no solo se salen por completo de la estética gótica habitual, sino que también trasladan las acciones a otro escenario que visualmente brinda cierto aire fresco; además de que es por medio de estos que se empiezan a revelar secretos importantes. Lo cual genera una dinámica más agradable y un ritmo que para algunos puede resultar un tanto acelerado porque ciertos sucesos se realizan de manera muy rápida; aunque estos en general terminan brindando más profundidad a la historia.

La parte final la encontré entretenida. Es una batalla a gran escala que tal vez no sea tan épica como se esperaba, pero que cumple en cuanto a la acción, despliegue de efectos, la sangre y las peleas, así como en cerrar por fin un capítulo e iniciar otro que me imagino dará vida a lo que sea que tengan pensado para la siguiente entrega.

De las actuaciones realmente nada cambia con respecto a lo que hemos visto anteriormente: Beckinsale sigue en su línea y Charles Dance solo hace una aparición limitada. La producción como siempre es de buena factura: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte bien cuidada, el score está ok, el trabajo de sonido es impecable, el maquillaje no presenta grandes cambios y los efectos son bastante buenos considerando el uso importante de CGI.

Opinión final: Blood Wars es una película palomera. Realmente solo es para aquellos que son fans de la franquicia o quienes buscan entretenimiento sin complicaciones.

Ojometro:
***

lunes, 5 de diciembre de 2016

Crítica: The Eyes of My Mother (2016)


Película escrita, dirigida y editada por Nicolas Pesce, la cual significa su ópera prima. Se estrenó de manera limitada en cines, VOD e iTunes dentro de los Estados Unidos el pasado 2 de diciembre, mientras que su llegada a otros mercados se dará hasta 2017.

Sinopsis:

Dentro de su aislada granja, una ex cirujana en Portugal le ensaña a su hija Francisca (Olivia Bond /Kika Magalhaes) a entender la anatomía humana y a no temerle a la muerte. Sin embargo, después de un acontecimiento perturbador que le pasa su familia, la pequeña niña quedará completamente traumatizada mientras curiosidades únicas despiertan en ella.



Comentarios generales:

Cuando se decide presentar una película en blanco y negro siempre va a existir una enorme curiosidad debido a que para muchos pudiera parecer un riesgo innecesario o una manera muy pretenciosa de contar algo, sobre todo dentro de un género que no se ha caracterizado por ser precisamente arriesgado en las últimas décadas. Ante esto The Eyes of My Mother tenía un panorama con diversos retos, mucho más después de todas las alabanzas que había recibido en festivales, pero al final logra establecerse de manera sólida como una de las propuestas arriesgadas más efectivas del 2016.

Ya que Pesce no se anda con muchos rodeos y desde el inicio establece que esta no es una historia convencional al utilizar detalles que podrán parecer menores, pero que terminan por darle un aire diferente a las cosas; yendo más allá de una simple relación retorcida/obsesiva entre madre e hija. Esto porque no solo se trata de la presentación en blanco y negro, sino también el combinar los diálogos en inglés con el portugués o dejar que algunos momentos te digan mucho con un dialogo casi nulo para que el primer acto resulte potente de la manera en la que menos te imaginas; donde el acontecimiento que sirve de detonante genera un gran impacto, pero no es ni por mucho lo más perturbador considerando lo que desencadena para la segunda mitad.

Una en donde ya entra en escena la Francisca adulta y que se centra por completo en su manera de lidiar con las adversidades que se le presentan, dándole mucha más importancia a los momentos de absoluto silencio para acrecentar sus dañados hábitos como algo sumamente natural. Un aspecto que funciona, pero que igualmente podría resultar fastidioso para algunos debido a que, al centrarse en este personaje, el director se olvida del resto de los secundarios; dejándolos simplemente como piezas de carne de las que no se profundiza y que gracias al ritmo pausado que se utiliza pudiera dejar la impresión de que realmente no ocurre demasiado.

La parte final es muy interesante porque, cuando parece que la historia toca pared, el personaje de Francisca lleva a cabo algo que se siente como el siguiente paso natural en su locura. Lo cual proporciona momentos visualmente potentes y, sobre todo, un cierre satisfactorio que demuestra que hasta la persona más dañada necesita de algo a que aferrarse para no caer en la siempre aterradora soledad.

En las actuaciones realmente todo recae en Kika Magalhaes, quien resulta realmente perturbadora de ver sin necesitar de expresiones exageradas o situaciones tan extremas; aunque varios de los secundarios también dejan una buena impresión en los pocos minutos que aparecen. La producción está bien cuidada: el trabajo de fotografía funciona a la perfección, la dirección de arte es simple, tiene un score cumplidor y el trabajo de maquillaje es sencillo.

Opinión final: The Eyes of My Mother es una buena película. Un trabajo ideal para todos aquellos que busquen algo distinto al cine comercial.

Ojometro:
****

jueves, 1 de diciembre de 2016

Crítica: Mercy (2016)


Película escrita y dirigida por Chris Sparling (The Atticus Institute). Se estrenó directamente en Netflix el pasado 28 de noviembre, aunque todavía no hay información sobre cuando se dará su salida en formato físico.

Sinopsis:

Cuando cuatro hermanos distanciados regresan a su antiguo hogar para darle el último adiós a su moribunda madre, estos tendrán que poner a prueba sus lazos familiares cuando varios secretos salen a la luz y el pasado de su madre resurge. Provocando que esa misma noche tengan que pelear por sus propias vidas.



Comentarios generales:

Probablemente Netflix quede a deber en cuanto a su oferta de cine de terror si la comparamos con la de otros servicios, pero sin duda se tiene que reconocer su labor de rescatar proyectos en el último par de años; incluso si la mayoría se centran en la invasión de hogares. Un subgénero que en estos momentos está siendo explotado como pocos y, por ende, uno en donde es difícil innovar. Por lo cual Mercy resultaba una película de la cual no sabía que esperar y que al final me ha sorprendido gratamente.

No tanto porque sea increíblemente innovadora, sino porque Sparling nos regala una historia que desde un inicio no te atrapa por el hecho de no saber cuál de todos estos personajes va a terminar con vida, sino más bien por saber cuáles son sus verdaderas motivaciones. Ya que, si bien esto se centra en una tragedia familiar, lo cierto es que las razones que hay detrás para que todos los hijos estén reunidos son detestables y en base a esto es como se construyen una serie de fricciones que poco a poco van generando esa duda sobre quien traicionará a quien y cuyo pago se da casi de manera inmediata cuando inicia el momento de riesgo; poniendo sobre la mesa un escenario que, en teoría, es muy predecible.

Algo que cambia por completo en el segundo acto. Esto porque cuando piensas que ya sabes cómo se van a desarrollar las acciones el director decide retroceder y volver a repetirlas, pero en esta ocasión desde otra perspectiva. Una jugada que pudiera parecer barata, pero que funciona a la perfección debido a que no solo le añade mucha más sustancia, sino porque además explica ciertos detalles que en un inicio no tenían sentido; generando así una dinámica mucho más fluida en donde la violencia se incrementa y se juega de manera clara con los valores de cada uno de los involucrados para tratar de definir si es que alguno de ellos se puede considerar como el “bueno” dentro de todo esto.

La parte final está bien manejada y se desarrolla de manera bastante clara a pesar de la repetición de eventos previamente mencionada. Además presenta un giro interesante que le brinda un contexto mucho más complejo y perverso a una historia que parecía definida en su totalidad.

Las actuaciones son sólidas; realmente no diría que alguien destaca en particular, pero la tensión entre todos los miembros de la familia se siente natural y eso ayuda mucho para que las dudas estén a tope la mayor parte del tiempo. La producción es de buena factura, sin ser nada espectacular: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es discreta, tiene un score agradable, el trabajo de sonido cumple y toda la cuestión de efectos/maquillaje es limitada.

Opinión final: Mercy es una buena película. Tal vez no ponga nada nuevo sobre la mesa, pero trata un tema interesante que les hará pasar un rato agradable.

Ojometro:
****