viernes, 26 de enero de 2018

Crítica: The Open House (2018)


Película dirigida por Matt Angel y Suzanne Coote, quienes también comparten créditos como co-escritores del guion. Se estrenó de manera exclusiva en Netflix el pasado 19 de enero, aunque probablemente tenga algún lanzamiento en formato físico en un futuro.

Sinopsis:

Logan (Dylan Minnette) y su madre Naomi (Piercey Dalton) se mudan temporalmente a una nueva casa donde pronto se verán acosados por extrañas fuerzas amenazantes.



Comentarios generales:

Ya en ocasiones anteriores he manifestado que me agrada bastante cómo con el pasar de los años Netflix ha aumentado su apoyo al género de terror al adquirir producciones originales para su servicio, al final de cuentas se trata de un medio de exhibición como pocos al que se le puede sacar mucho provecho. Sin embargo, conforme ha ido creciendo esta plataforma su búsqueda de contenido por obvias razones también lo ha hecho y como consecuencia los filtros de calidad han disminuido un poco, provocando así que salgan trabajos (no solo de terror) cuyo nivel no es el acostumbrado y sin duda The Open House ha sido uno de los peores hasta el momento.

Lo cual es algo sorpresivo considerando que Angel y Coote, además de contar con un buen elenco, optan por irse por un camino bastante sencillo al utilizar muchos elementos comunes que la mayoría de las veces resultan efectivos, pero que en este caso simplemente nunca funcionan. Algo que en un inicio no pareciera que fuera a ocurrir porque la película comienza de manera interesante al contarnos una historia de una madre y su hijo que en todo momento refleja un aire depresivo al tener cierto drama por la manera en que ambos manejan su duelo, el cual complementan con una sensación de incertidumbre importante al llegar al nuevo pueblo y toparse con una serie de personajes que añaden misterio.

Hasta aquí todo marcha normal, pero lamentablemente a partir de los 25 minutos la película cae en un bache del que nunca puede salir al volverse una presentación de eventos genéricos que no añaden nada de tensión o construyen momentos verdaderamente inquietantes; de hecho, varios de estos pareciera que solo tienen el propósito de sexualizar de manera forzada a la madre. Provocando así que el ritmo sea cansino ante el poco avance y porque los escuetos elementos de despiste implementados se van desvaneciendo, ya sea porque no tienen mucho sentido o porque se ven rápidamente opacados por los problemas adolescentes de Logan. Los cuales van adquiriendo más relevancia para así tratar de generar cierto nivel de conflicto entre los personajes principales y, de paso, darle algo de importancia a lo ocurrido dentro de la casa durante los minutos previos.

La parte final es bastante mala. Sin duda es la más violenta considerando que aquí se da el ataque, aunque al no tener demasiado contexto del pueblo, del asesino o sus motivaciones queda parada como una simple exhibición de violencia hueca que, para colmo, no responde nada.

De las actuaciones no hay mucho que destacar, Minnette no genera absolutamente nada con su papel de adolescente deprimido (cuya expresión de muerto no quita en toda la película) y Dalton apenas logra generar algo de simpatía. La producción cumple: el trabajo de fotografía está bien cuidado, la dirección de arte es discreta, el score está ok, el trabajo de sonido no tiene fallos y la labor de maquillaje no presenta gran cosa.     

Opinión final: The Open House es bastante mala. Una película que falla en prácticamente todo lo que intenta y que pasará al olvido en unas cuantas semanas.

Ojometro:
**

martes, 23 de enero de 2018

Crítica: The Strange Ones (2018)


Película dirigida por Christopher Radcliff y Lauren Wolkstein, quienes además comparten créditos como los escritores del guión. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el 5 de enero, aunque no hay información sobre cuándo saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una serie de misteriosos eventos rodean a dos viajeros mientras se dirigen a una cabaña en el bosque. En la superficie todo se ve normal, pero lo que parecen ser unas simples vacaciones pronto se convertirán en una complicada red de oscuros secretos.



Comentarios generales:

No es raro que existan películas cuya estrategia de promoción recurra al engaño con respecto al género al que pertenece para lograr un poco más de exposición, en el género de terror suele pasar de manera frecuente y ya me he acostumbrado a eso. Lo que si no es muy común es encontrarse trabajos que lo hagan de manera tan descarada como The Strange Ones, una película que de terror no tiene nada y que a lo mucho califica como un thriller; uno al que claramente hubiera sido muy complicado vender sin esta práctica.

Esto porque lo que nos regalan Radcliff y Wolkstein es una clase de historia que se desarrolla a fuego muy lento, en donde el propósito principal no es precisamente generar terror, sino más bien una gran distracción con respecto a lo que está ocurriendo en pantalla. Ya que desde un inicio nos venden a estos personajes principales como hermanos pero uno puede asumir sin demasiados problemas que no lo son y en base a esto se empiezan a dar una serie de dudas que establecen el principal misterio; del cual nos dan solo unas cuantas pistas mientras vemos como la interacción entre ambos individuos empieza a provocar ciertas fricciones que ayudan a creer que, tal vez, si sean hermanos.

Es hasta llegar a la media hora cuando las cosas se empiezan a hacer monótonas y cuando uno como espectador entiende que la película no va a tener mucho que la ligue al género, especialmente porque aquí empezamos a vernos bombardeados con escenas dominadas por largos diálogos que se sienten huecas por la falta de contexto. Todo es dejado en este punto a la propia interpretación porque los directores siguen sin sacar a la luz los secretos que hay detrás, no construyen nada alrededor de estos y por lo consiguiente lo que ocurre resulta muy aburrido de ver. Incluso cuando tratan de añadir cierta emoción los resultados no son nada favorables.

Los últimos 20/25 minutos se podría decir que son los más “impactantes” porque es aquí donde se empiezan a revelar los secretos que por más de una hora llevan ocultando; sin embargo, aunque el principal si involucra un tema complejo (que tampoco es tan difícil de descifrar), la verdad es que para ese punto te importa tan poco este niño con actitud de zombie que al final no termina siendo lo suficientemente impactante como debería.

Las actuaciones no me convencieron,  James Freedson-Jackson (Sam) resulta desesperante con la misma expresión durante toda la película y Alex Pettyfer (Nick) solo hace lo mínimo necesario. La producción es la típica de un proyecto de este tamaño: trabajo de fotografía bien cuidado, un score no tan llamativo, un trabajo de sonido efectivo y cosas mínimas en lo que respecta efectos/maquillaje.

Opinión final: The Strange Ones es muy aburrida. Un thriller flojo del cual se pueden rescatar pocas cosas.  

Ojometro:
**

viernes, 19 de enero de 2018

Crítica: Voice from the Stone (2017)


Película basada en la novela “La Voce Della Pietra”, la cual está dirigida por Eric D. Howell y cuyo guión fue escrito por Andrew Shaw. Se estrenó por medio de VOD dentro de los Estados Unidos en 2017 y desde esta semana ya se encuentra disponible en Netflix.

Sinopsis:

Verena (Emilia Clarke) es una joven enfermera a la que contratan en un aislado castillo en la Toscana para que ayude a un niño que dejó de hablar. Un caso difícil que no piensa abandonar, pero con el cual pronto empezará a vivir situaciones que van más allá de su lógica y que poco a poco pareciera que la consumen también a ella.



Comentarios generales:

Contar con la presencia de una actriz que participa en una de las series de televisión más importantes de la actualidad hizo que Voice from the Stone obtuviera muchos más reflectores de los que probablemente hubiera tenido con alguien más, así que de la noche a la mañana se convirtió en una película de interés mucho mayor y, por ende, una que para muchos era un must see en el 2017. Sin embargo, sus extraños problemas de distribución hacían suponer que algo raro ocurría y después de verla queda claro el por qué de esto, ya que no solo se trata de un trabajo mediocre, sino que además es de las cosas más aburridas que he visto últimamente.

Algo que en gran medida se debe a que Howell y Shaw nunca parecen tener definido cómo presentar su propuesta al establecer un escenario ideal para desarrollar una historia de terror con un tono bastante oscuro, pero que con el pasar de los minutos nunca termina de ser explotado con esa finalidad y realmente solo sirve para mostrar escenas visualmente atractivas. Lo cual es una pena porque el inicio de la película no me pareció malo; de hecho, es por demás efectivo al establecer a un personaje femenino con fuertes convicciones que al mismo tiempo puede ser cariñosa y afectiva con un niño cuyo estado sirve como la vía perfecta para ir insertando las dudas con respecto a si existen elementos sobrenaturales o si simplemente se trata de un trauma que necesita atención medica.

Sin duda algo genérico, pero sirve… al menos por un periodo breve de tiempo. Ya que no tiene que pasar mucho para que las cosas se empiecen a volver aburridas gracias al ritmo lento implementado y porque con el avanzar de los minutos la sensación de duda que uno pudiera haber tenido en un inicio desaparece por completo.

Descifrar lo que ocurre no es tan difícil, la mezcla de realidad y fantasía está tan mal balanceada al grado de que lo que uno ve en pantalla se siente con una falta de inspiración terrible y como algo que fue puesto ahí bajo el único propósito de alargar el tiempo de metraje o explotar la locación. Realmente nada lleva a construir un misterio interesante o a generar suspenso, incluso el propio tema central (el problema del niño) va obteniendo tintes secundarios por el poco sentido que tiene y, sobre todo, por un giro ridículo que se implementa para la parte final.

De pronto algo que creías iba por un camino más oscuro se transforma por alguna razón en un lio romántico sin pies ni cabeza que provoca el deterioro mental de Verena y desencadena una serie de eventos que para este punto no añaden ningún tipo de impacto o sorpresa. Dejando como único camino posible un final feliz que desentona por completo con el tono previo y no explica demasiado.

De las actuaciones no tengo queja, realmente Emilia Clarke es quien hace que la película no sea tan insufrible con su deterioro progresivo y Marton Csokas (Klaus) cumple a secas con su papel. La producción también es de buena calidad: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte está bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido es bueno y todo lo referente a efectos/maquillaje es ínfimo. 

Opinión final: Voice from the Stone es decepcionante. Una película aburridísima que nunca tiene claro qué es lo que te quiere contar.

Ojometro:
** 

martes, 16 de enero de 2018

Crítica: What We Become (2016)


Producción danesa escrita y dirigida por Bo Mikkelsen, la cual significó su primer largometraje. Se estrenó en cines dentro de Dinamarca en el 2016 y posteriormente ese mismo año llegó a diversos mercados vía VOD y formato físico.

Sinopsis:

Una familia es puesta en cuarentena dentro de su propio hogar gracias a un peligroso virus que se ha propagado por todo el pueblo y se verán forzados a lo más extremo para tratar de escapar con vida tanto de los militares como de la gente infectada.



Comentarios generales:

Mi caso con What We Become es uno peculiar debido a que se trata de una película de la cual tenía planeado escribir desde 2016; sin embargo, después de diversos problemas con envíos la deje pasar y no fue sino hasta ahora que volvió entrar en mi radar. Lo cual fue algo bueno porque gracias a esto pude notar de manera mucho más clara lo tremendamente influyente que se volvió una serie como The Walking Dead, la cual para la época en que se filmó esta película se encontraba en su tope de popularidad y que sin duda es la fuente de inspiración de este trabajo.

Esto porque Mikkelsen opta claramente por contar una historia en donde, si bien los zombies son un peligro, en realidad son los demás seres humanos quienes representan el mayor riesgo ante una situación que no saben controlar y en donde de la noche a la mañana ellos son quienes pueden sacar su lado más oscuro para no dejar que el virus los alcance. Un aspecto que hace que la película en general se realice bajo un ritmo lento, en especial durante un primer acto que se centra justamente en como inició la epidemia y en mostrar la relación existente entre esta familia que no es precisamente la mejor como para lidiar con un problema externo de tal magnitud debido a que no cuentan con la suficiente confianza entre ellos.

Volviendo así interesante el desarrollo gracias a que cada personaje tiene que deducir qué es lo está ocurriendo a su manera; sin embargo, con el pasar de los minutos esto va resultando insuficiente gracias a las pocas explicaciones brindadas (todas ofrecidas por la TV) y porque en general no pasa demasiado en pantalla. Una situación que obliga al creador a introducir una historia de amor adolescente con el afán de tener más contenido, la cual ciertamente agrega tensión entre los familiares pero que se siente totalmente fuera de lugar y básicamente lo único que logra es que la aparición de los zombies se dosifique mucho más.

La parte final es indudablemente la más intensa de la película gracias a que por fin dejan que los zombies tengan una presencia importante y con ello la sangre empiece a fluir sin que esto se vuelva un gorefest. Además logran añadir un nivel de drama elevado que ayuda a que el desenlace sea desgarrador y, en cierta medida, desesperanzador.

Sobre los actores la verdad no conozco a ninguno, pero todas las actuaciones son bastante sólidas al lograr su objetivo de sentir empatía por cada personaje ante la situación que experimentan. La producción es discreta: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es algo genérica, el score me agradó, el trabajo de sonido es muy bueno, los efectos son simples y la labor de maquillaje básica, aunque bien hecha.

Opinión final: What We Become está ok. Una película con influencias muy marcadas sin grandes pretensiones.

Ojometro:
***