lunes, 4 de junio de 2018

Crítica: Ayla (2018)


Película escrita y dirigida por Elias (Gut). Se estrenó dentro de los Estados Unidos el pasado 4 de abril en formato digital y VOD, pero todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un hombre perseguido por la misteriosa muerte de su hermana a los cuatro años de edad logra regresarla a la vida como ya toda una mujer adulta, aunque con terribles consecuencias. 



Comentarios generales:

Si alguna vez han visto los trabajos previos de Elias (como director o guionista) sabrán que su visión para hacer cine es una muy personal y no suele seguir mucho los estándares establecidos dentro del género. Es por ello que cada que anuncia nuevas cosas me genera un interés particular porque sé de antemano que me expondré a algo poco convencional que difícilmente me dejará indiferente, lo cual sin duda fue la situación ante lo rara que es Ayla.

Situación que no es de sorprender considerando que la historia está inspirada en una experiencia personal del propio director y la manera en la que es manejada se sustenta más en la fantasía que en el terror, haciendo de esto un ejercicio contemplativo en el que el espectador tiene que sacar sus propias conclusiones en base a pistas muy limitadas. Ya que realmente la película en un inicio no ofrece mucho, más que nada nos muestran a un protagonista con depresión que se encuentra obsesionado con su hermana muerta para darle un toque mucho más humano y que en cierta medida logres tener empatía hacia él, pero esto nunca logra darse ante lo vacío que se siente todo lo ocurrido hasta que llega la resurrección.

Un momento que representa por mucho lo más extraño de la película y junto con el cual también se dan los pocos toques de terror con los que cuenta; sin embargo, estos no duran demasiado y una vez más se empieza a depender en exceso de la rareza, añadiendo además un tema de incesto con el que se generan dudas sobre si en verdad estos dos individuos están relacionados. Sustentando así el segundo acto en una tensión sexual entre ambos personajes bajo un ritmo que se vuelve cansino de manera rápida, sobre todo porque en esta parte lo que vemos sigue sin tener gran sentido y, salvo por ver a Ayla vomitando de manera frecuente, no hay nada más que te ayude a desarrollar un interés genuino por el personaje.

La parte final es la más emocional al involucrar de lleno a la familia y exponer situaciones más complejas ligadas a la pérdida de un ser querido. Aunque el desenlace sin duda terminará molestando a muchos debido a que deja todo abierto a la interpretación.

Con respecto a las actuaciones tanto Nicholas Wilder (Elton) como Tristan Risk (Ayla) están flojos, nunca logran que uno conecte con ellos y eso afecta en demasía a la película; mientras que la aparición de Dee Wallace es muy limitada. La producción es sólida: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte simple, el score es agradable, el trabajo de sonido está bien cuidado y los efectos son mínimos.

Opinión final: Ayla es bastante decepcionante. Una película recomendable más que nada para aquellos fans de este peculiar director.

Ojometro:
**

jueves, 31 de mayo de 2018

Crítica: Corbin Nash (2018)


Película dirigida por Ben Jagger, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Dean S. Jagger (quien es el protagonista) y Christopher P. Taylor. Se estrenó de manera limitada en cines, VOD y formato digital dentro de los Estados Unidos el pasado 20 de abril, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

En la ciudad de Los Ángeles un detective obsesionado por encontrar la verdad detrás del asesinato de sus padres termina confrontando a un par de vampiros que lo arrastrarán a una pesadilla para la cual no estaba preparado.



Comentarios generales:

A estas alturas de mi vida cada que veo el nombre de Corey Feldman involucrado en algún proyecto me hace esperar lo peor de este, tantos años de verlo aparecer de manera secundaria o con puros cameos glorificados han provocado eso. Así que cuando supe sobre Corbin Nash no esperaba gran cosa y el trailer tampoco ayudaba demasiado; simplemente parecía un trabajo del montón que solo me haría perder el tiempo, pero al final me ha entretenido más de lo que en un inicio pensaba.

Con esto no quiero decir que sea una maravilla, nada más alejado de la realidad; sin embargo, Ben Jagger sabe bastante bien cómo manejar esta historia en la que el terror ciertamente es algo secundario. Ya que se trata de una película de vampiros en donde el tema principal es la venganza y el renacer del personaje principal, por lo cual cuenta con un desarrollo algo lento que provoca que por lo menos los primeros 30 minutos no sean nada para presumir al enfocarse principalmente en establecer lo mejor que se pueda la línea de tiempo y tratar de brindarle un poco más de contexto a las acciones de Nash como detective. 

Es hasta que aparecen de manera más predominante los dos vampiros principales cuando las cosas empiezan a tomar mejor forma, ya que su presencia en pantalla añade de manera inmediata cierto nivel de identidad a algo que hasta este punto resultaba muy gris y es en base a estos que se empiezan a integrar los elementos más ligados con el terror. Añadiendo así sangre y violencia, aunque esto último centrado más que nada en la situación apremiante de Nash que, si bien no es mala, tampoco logra brindar grandes satisfacciones al dejar demasiadas preguntas en el aire cuando en un inicio parecía que tendría más importancia al estar ligada directamente con la muerte de sus padres..

La parte final es sin duda lo mejor de la película. Principalmente porque es la más intensa y porque al esclarecer por completo la situación del protagonista el director ya tiene vía libe para hacer lo que le plazca, generando con esto un enfrentamiento final violento que funciona por lo seco y contundente que resulta; además de que claramente deja abierta la puerta para hacer de esto una franquicia.

En cuanto a las actuaciones se puede decir que Jagger hace lo necesario para lo que le exige el papel, pero quien se llevará todas las miradas sin duda será Feldman al tener el personaje más extraño de todos y al cual, dentro de toda esa extravagancia, sorprendentemente lo saca adelante. La producción es discreta: el trabajo de fotografía tiene algunos detalles, la dirección de arte es simple, el score cumple, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son bastante sencillos y la labor de maquillaje resulta efectiva.    

Opinión final: Corbin Nash está ok. Película para pasar el rato y ver a Corey Feldman en uno de sus papeles más extravagantes.

Ojometro:
***

lunes, 28 de mayo de 2018

Crítica: Los Olvidados (2018)


Película dirigida por los hermanos Luciano y Nicolás Onetti, quienes además comparten créditos como co-escritores del guión junto a Carlos Goitia. Se estrenó en cines dentro de Argentina durante el mes de marzo y, posteriormente, hizo lo propio en Netflix para el resto de Latinoamérica durante el mes de abril.

Sinopsis:

Un equipo de filmación se dirige a la devastada Epecuén para realizar un documental sobre la inundación que sufrió el pueblo en 1985. Más allá del desolador escenario nada parece fuera de lo común, pero una vez que su camioneta sufre una extraña avería sus vidas se verán en grave peligro gracias a la presencia de un grupo de brutales asesinos.



Comentarios generales:

En los últimos años los hermanos Onetti se han convertido de manera intempestiva en unos de los exponentes más reconocidos del cine de terror latinoamericano gracias a propuestas que hacían ver su amor no solo por el giallo, sino por el género en sí. Es por ello que cuando se anunció Los Olvidados mis expectativas eran considerables debido a que tenía mucha curiosidad por ver como se desenvolvían en el slasher y debo de decir que el resultado final ha sido positivo. 

Antes que nada hay que decir que los hermanos no tienen temor de mostrar sus influencias debido a que prácticamente desde el inicio se te vienen a la mente clásicos como The Texas Chainsaw Massacre o The Hills Have Eyes gracias a esa atmósfera tan reconocible que genera incomodidad y una sensación de peligro sin tener que hacer o decir mucho. Lo cual es algo sumamente importante durante al menos el primer acto, uno en donde el verdadero protagonista es la locación y todas las posibilidades que le brinda a los directores para explotarla por medio del increíble trabajo de fotografía mientras llega el sadismo y la sangre.  

Algo que se da sin darle muchas vueltas, situación que no está nada mal para los amantes de esta clase de filmes considerando que si hay violencia gráfica bien hecha, pero que trae consigo algunos problemas al momento de construir tensión. Más que nada porque existen ciertos brincos entre los sucesos que dejan cosas en blanco y afectan un poco en lo que respecta a la continuidad (por ejemplo: en una escena vemos a una chica buscando a su perro y un par de minutos después la vemos corriendo por su vida en otra), provocando así que el golpe de adrenalina que brindan esta clase de eventos no sea tan elevado e incluso que el ritmo sea un tanto inestable.

La parte final no está nada mal. Sigue sufriendo del problema mencionado pero logran manejarlo mucho mejor al ir uniendo los hilos con respecto a este conjunto de psicópatas y porque los elementos de impacto están bien cuidados; además de que logran añadir un giro que funciona de manera adecuada.

De las actuaciones no tengo quejas, el elenco en general hace una buena labor pero por la naturaleza misma del filme es difícil que alguien resalte por encima del resto. En cuanto a la producción, es de nota altísima: el trabajo de fotografía es espectacular, la dirección de arte cumple, la música resulta genial, el trabajo de sonido es muy bueno, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje impecable.

Opinión final: Los Olvidados está entretenida. Una propuesta interesante que no oculta sus influencias, pero que logra generar una identidad propia.

Ojometro:
***  

jueves, 24 de mayo de 2018

Crítica: Party Bus to Hell (2018)


Película dirigida por Rolfe Kanefsky (Nightmare Man), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Michael y Sonny Mahal. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 13 de abril, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Cuando un autobús plagado de sexys jóvenes adultos se descompone en medio del desierto una masacre da inicio al ser víctimas de un culto satánico. Los sobrevivientes son pocos y se encierran en el vehículo, pero pronto se darán cuenta que uno de ellos no es lo que aparenta.



Comentarios generales:

Después de ver el trailer no era muy complicado saber qué era lo que me esperaba con Party Bus to Hell, así que mis expectativas se encontraban en los niveles más bajos posibles. En realidad lo que me generaba más curiosidad era saber las razones por las cuales actrices de cierto renombre habían aceptado aparecer en un trabajo como este, lo cual sin duda tuvo que ser un buen cheque debido que se trata más que nada de un capricho de alguien cuyo valor es prácticamente inexistente.

Y es que lo que nos trae Kanefsky es cine serie b del peor que puede haber, ese que es malo no tanto por sus limitantes de presupuesto, sino por el simple hecho de que su historia no genera el más mínimo grado de interés; incluso para los parámetros existentes dentro de esta clase de películas. Ya que en esencia es softporn con humor muy estúpido en el que la única meta es llegar a la escena de sexo lo más rápido posible mientras se presentan personajes extravagantes con disfraces de cualquier tipo y a Tara Reid corriendo por el desierto sin tener gran influencia en la trama.

En eso consiste todo lo que verán, no hay sustancia y la poca elaboración que existe es demasiado básica al girar en torno a aspectos satánicos vistos miles de veces, los cuales se terminan perdiendo ante la prisa por querer ofrecer más sexo y desnudos. Todo para llegar a un final sin gran chiste, aunque sí con un poco más de violencia que hacen de esta parte al menos algo entretenida.  

Las actuaciones son lo que uno se imagina: exageradas e incluso rayando en lo caricaturesco por los diálogos que se manejan. La producción es de presupuesto exageradamente limitado: el trabajo de fotografía es malo, el score es pasable, el trabajo de sonido tiene fallos, los efectos en su mayoría son de un CGI de pésima calidad y la labor de maquillaje es probablemente lo mejor.

Opinión final: Party Bus to Hell es espantosa. Uno de esos fallidos intentos de cine serie b que solo les hará perder su tiempo.

Ojometro:
*