viernes, 25 de enero de 2019

Crítica: Anna and the Apocalypse (2018)


Película dirigida por John McPhail, cuyo guión fue co-escrito por Alan McDonald y Ryan McHenry. Se estrenó en cines dentro del Reino Unido en noviembre del año pasado, mientras que su salida en formato físico todavía no ha sido confirmada; aunque de manera digital saldrá a inicios de febrero.

Sinopsis:

Un apocalipsis zombie invade el pequeño pueblo de Little Haven en navidad, forzando a Anna (Ella Hunt) y a sus amigos a pelear, despedazar y cantar en su búsqueda por sobrevivir. Enfrentando hordas de zombies en una carrera desesperada para encontrar sus seres queridos en la que no les queda más que confiar los unos a los otros en un mundo que se cae a pedazos.



Comentarios generales:

Anna and the Apocalypse no es el primer musical dentro del género de terror, pero si es el primero que recibe un nivel de atención mayor al acostumbrado y por eso mismo se convirtió en una de las películas más llamativas de 2018 para muchas personas. Y es que es innegable que un musical navideño de zombies va a generar ruido pase lo que pase debido a lo extravagante que suena y porque al pertenecer a un subgénero tan explotado la gente se encuentra deseosa de ver nuevas ideas que le proporcionen un toque de frescura. Una que sin duda vemos aquí presente, aunque sin ser precisamente la más digerible para todo mundo.

Más que nada porque McPhail y compañía adoptan por completo el elemento musical, haciendo que la primera media hora en verdad sea todo un reto para el espectador que espera una historia de zombies hecha y derecha. Situación que créanme si se da, pero estos treinta minutos no ayudan demasiado debido a que solo tratan dicho elemento de manera muy vaga mientras nos presentan a un grupo de adolescentes estereotipados con los problemas familiares, amorosos o de bullying habituales, quienes cantan y bailan en números que la verdad te hacen pensar más en que estás viendo una nueva High School Musical y no tanto algo ligado al terror.

Sin duda un problema que vuelve bastante aburridas las cosas y que hará abandonar a más de uno el visionado; sin embargo, si se logra soportar este periodo de tiempo te encontrarás con lo que esperabas ver. Ya que una vez que inicia el apocalipsis la película se vuelve divertida al combinar de manera adecuada ambos elementos y añadir un ligero toque cómico que se ve sustentado principalmente en cómo estos jóvenes eliminan a los zombies, proporcionando así los momentos la sangre necesaria que se busca en trabajos de este tipo y una muerte que añade cierto nivel de sorpresa.

La parte final no es tan violenta o tensa como uno esperaría, pero cumple. Creo que tardan más de lo esperado en presentar los reencuentros planeados y eso hace que pierda fuerza, aunque por lo menos el desenlace presenta momentos un poco más emocionales  y es uno que no se va por el camino fácil donde todo es felicidad.

Las actuaciones no están nada mal, Ella Hunt hace un trabajo sólido como esta chica con conflictos de la adolescencia y en general el resto del elenco la complementa de gran manera (resaltando Paul Kaye como el director maniático). La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es muy buena, el score es pegajoso, el trabajo de sonido es bastante bueno, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es de gran nivel.

Opinión final: Anna and the Apocalypse está entretenida. Si pueden soportar las partes musicales pasarán un buen rato, pero si no, mejor no la vean.

Ojometro:
***

martes, 22 de enero de 2019

Crítica: Lifechanger (2019)


Película escrita y dirigida por Justin McConnell (The Collapsed). Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de enero, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un asesino que puede cambiar de cuerpo se embarca en una sangrienta misión para poder hacer lo correcto y arreglar las cosas con la mujer que ama.



Comentarios generales:

Las producciones independientes que salen a inicios de año no suelen ser las mejores debido a que son trabajos que por alguna u otra razón se fueron quedando en la bóveda y deciden estrenarlos en esta época ante la falta de competencia para que, mínimo, puedan recuperar algo de la inversión. Por lo regular casi no reciben promoción y no se genera platica a su alrededor; básicamente están a su suerte, lo cual suele ser algo un tanto injusto. Más para una película como Lifechanger.

Una que ciertamente está lejos de ser una obra brillante pero con la que McConnell toma los riesgos necesarios para contarnos una historia que se sustenta completamente en la maldad mientras a la vez presenta una situación de intercambio de cuerpos que logra sobrellevar de manera adecuada. Y es que aquí, en lugar de querer crear algo espectacular por medio de esta siempre llamativa habilidad, lo que se pretende es utilizarla solo como un medio para brindarle variedad a la imagen del asesino serial clásico al colocarlo dentro de cuerpos a los cuales resulta difícil encontrarlos como despiadados y con los que se van construyendo situaciones interesantes que lo obligan a ser algo que no es, pero que irremediablemente terminan en desastre.

Esto funciona a cierto nivel, sobre todo porque el desarrollo es bastante rápido y sin demasiadas complicaciones; sin embargo, en un punto las cosas se empiezan a volver repetitivas. Principalmente por el mismo deterioro que sufre nuestro asesino, obligando a que se caiga en una dinámica que, si bien sigue la línea de maldad establecida, ya no resulta tan atractiva debido a que se olvida de presentar esas situaciones que lo sacaban de su zona de confort y lo obligaban a interactuar de manera distinta, dejando ahora todo en asesinatos que simplemente se dan porque si.

La parte final se siente un tanto fuera de lugar. Más allá de que es la meta principal desde un inicio todo ese tema romántico no encaja y le quita mucha fuerza a un desenlace que presenta un momento que en teoría debería de ser desgarrador. Además de que realmente nunca se ofrecen respuestas concretas sobre qué demonios es esta criatura.

Las actuaciones están bien, obvio el que sea un grupo tan extenso de actores hace que ninguno resalte demasiado, siendo Lora Burke (Julia) la que cuenta con un poco más de exposición y no lo hace nada mal. La producción es de buena factura a pesar de su corto presupuesto: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es simple, el score no está mal, el trabajo de sonido es bueno, los efectos cumplen y la labor de maquillaje resulta muy efectiva.

Opinión final: Lifechanger está aceptable. Película pequeña a la que vale la pena darle una oportunidad.

Ojometro:
***

viernes, 18 de enero de 2019

Crítica: Suspiria (2018)


Remake del clásico de 1977 dirigido por Luca Guadagnino y escrito David Kajganich. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de noviembre del año pasado, mientras que en México apenas lo hizo durante el 11 de enero. Su salida en formato físico está anunciada para el próximo 31 de enero.

Sinopsis:

La oscuridad gira en torno a una prestigiosa compañía de danza y en esta se encuentran sumergidos la directora del lugar, una ambiciosa joven bailarina y un psicoterapeuta en duelo. Algunos de ellos sucumbirán ante tal pesadilla, pero otros finalmente despertarán.



Comentarios generales:

Al ser una de las películas con más alto perfil de 2018 dentro del género varios me preguntaron que por qué no había escrito sobre Suspiria y la razón de esto es simple: retrasaron su estrenó en México por motivos que sigo sin comprender. Gracias a esto se quedó fuera de toda consideración de mis reconocimientos pero las expectativas se mantuvieron intactas, sobre todo por la cantidad de opiniones extremas a su alrededor que por un instante me hicieron temer; aunque al final he quedado bastante satisfecho con el resultado.

Personalmente me sigo quedando con la original de Argento, pero lo que nos trae Guadagnino es digno de aplaudir debido a que nos regala un remake que nunca pretende sustentar su éxito (o fracaso) siendo solo una actualización moderna, sino que trata de construir algo que pueda fungir casi como un complemento al material original bajo su propia visión y estética durante seis actos. Esto claro sin alejarse de la fuente, ya que al menos de inicio guarda similitudes marcadas en el desarrollo de la historia pero sin recaer demasiado en lo visual y, sobre todo, en no ocultar por mucho tiempo el tema de las brujas para añadir así una constante sensación de peligro.

Sin duda el cambio más radical que presenta, aunque en este caso resulta por demás efectivo debido a que gracias a esto se pueden construir momentos con los que se nos enseña más respecto a la manera en la que opera el aquelarre y ayuda a darle más trasfondo a la desaparición de las estudiantes (una de estas por medio de una de las muertes más brutales que se puedan ver). Logrando así un buen balance entre lo fantástico y lo real que permita el desarrollo de pequeños conflictos entre las propias brujas para mantener así el interés sobre su meta final, a pesar de que ya se sabe cuáles son sus intenciones.

En general la película fluye de buena manera, pero no todo es perfecto. Cuenta algunas decisiones extrañas en lo que se refiere a la edición (cortes muy bruscos que rompen por breves momentos el ritmo) y también se ve plagada de ideas del director italiano poco efectivas; tales como implementar tomas desde ángulos extraños que lucen forzadas o ciertos flashbacks/sueños que aportan muy poco.

Mencionado esto, también hay que decir que lo que ocurre nunca te aburre y poco a poco te va absorbiendo entre los bailes, la atmósfera oscura y la fabulosa música con la que cuenta, todo para llegar a un sexto acto magistral. Uno que contiene una gran sorpresa que desencadena un suceso de terror puro no solo por lo que representa, sino porque visualmente logra un impacto enorme por medio de elementos gráficos que se mantuvieron muy dosificados hasta este punto.

Las actuaciones son bastante buenas: Tilda Swilton hace un trabajo estupendo con los dos personajes a los que le toca darle vida (Madame Blanc y Dr. Klemperer), Dakota Johnson (Susie) cumple perfectamente en su rol de chica “ingenua” con la que el espectador puede preocuparse y en general el resto de los secundarios tienen sus momento para brillar; en especial Chloe Grace Moretz (Patricia). 

La producción es de gran factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está increíblemente bien cuidada, la música compuesta por Thom Yorke es fantástica, el trabajo de sonido es genial, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje es de primer nivel. 

Opinión final: Suspiria me gustó bastante. Película divisiva a más no poder que algunos amarán y otros odiarán con pasión, pero que difícilmente los dejará indiferentes.

Ojometro:
*****

martes, 15 de enero de 2019

Crítica: The Car: Road to Revenge (2019)


Película dirigida por G.J. Echternkamp (Death Race 2050), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Michael Tabb y Matt Yamashita. Se estrenó el pasado 8 de enero en DVD y VOD dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

En una ciudad plagada por el crimen y la violencia, un fiscal de distrito sin escrúpulos es salvajemente asesinado y lanzado por un edificio para caer sobre su automóvil. Con su muerte siendo todo un misterio parece que su caso no será resuelto, esto hasta que el propio automóvil toma vida e inicia una sangrienta venganza.



Comentarios generales:

Hace no mucho mencionaba que las películas sobre automóviles poseídos lucen sumamente ridículas para los estándares actuales, así que cuando se reveló de la nada una secuela de “The Car” me sorprendió bastante. Nadie la pidió y claramente ni siquiera la propia Universal tenía demasiada fe en esta gracias a la manera en la que la sacó a la luz, algo por lo cual no se le puede culpar demasiado debido a que este es uno de esos trabajos con los que nadie quiere que se les relacione.

Y es que para que dos de tus guionistas prácticamente borraran casi cualquier referencia sobre ellos en los créditos, promocionales o fichas técnicas se necesita algo realmente malo, algo que se encuentre en niveles de atrocidad importantes y ciertamente lo que nos ofrece Echternkamp llega a eso. No tanto por la premisa en sí, ya que más allá de lo ridícula que resulta esta todavía brindaba un margen de maniobra decente para darnos algo entretenido y al menos durante los primeros 10/15 minutos parece que irá por ese camino gracias al nivel violencia que se presenta; sin embargo, una vez que se da la muerte del fiscal simplemente lo que tenemos es un desastre que resulta imposible de corregir.

Ya que de entrada NUNCA se explica cómo diablos el automóvil termina siendo poseído, simplemente pretenden que el espectador deje pasar ese punto fundamental mientras se ve expuesto a una venganza que, además de tener su dosis significativa de sangre, también presenta cosas a las que resulta imposible tomarlas en serio. Cosas que se terminan mezclando con una investigación que solo da vueltas en círculos mientras este auto mata a cualquier cosa que se le ponga en su camino y realiza maniobras espectaculares para lograr su cada vez menos claro objetivo.

En la parte final se hace una breve referencia a la película de los 70s que solo identificarán aquellos que la vieron, pero realmente no tiene demasiada importancia. En general no cambia nada con respecto a lo que se ve durante la hora previa, aunque al menos hay explosiones y se deja abierta la puerta a una nueva entrega que seguramente nunca verá la luz.

Las actuaciones son las que uno se imagina considerando la clase de película que es, algunas rayan en lo caricaturesco en este mundo distópico y otras simplemente son demasiado planas. La producción es probablemente lo mejorcito: el trabajo de fotografía es aceptable, la dirección de arte no es la gran cosa, el score está ok, el trabajo de sonido es bueno, los efectos lucen de pobre calidad y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Car: Road to Revenge es extremadamente mala. Tan mala que probablemente algunos le encuentren el gusto a sus ridiculeces.

Ojometro:
*