viernes, 9 de julio de 2021

Crítica: In the Earth (2021)

Película escrita y dirigida por Ben Wheatley (Kill List). Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el pasado mes de abril y en VOD durante el 7 de mayo, mientras que su salida en formato físico está confirmada el próximo 6 de agosto.

Sinopsis:

Mientras el mundo busca la cura para un virus desastroso, un científico y una exploradora se aventuran en lo profundo del bosque para realizar una prueba de rutina que termina saliendo bastante mal.


Comentarios generales:

Por lo que ha ocurrido en el último año y medio con la pandemia cualquier película que trate sobre un virus mortal sin duda alguna llamará la atención debido a que es un tema que se encuentra en boca de todos y hasta cierto punto resulta morboso, independientemente de si la película en cuestión haya tenido o no la intención de usarlo de dicha manera. Por ese motivo es que que In the Earth resultaba llamativa, ya que de lo contrario hubiera pasado de noche y más cuando te das cuenta que dicha temática no es tan relevante.

Esto porque lo que nos presenta Wheatley no se desarrolla en un escenario a gran escala y se centra más que nada en presentar una historia que se sostiene en los sonidos, la psicodelia y algunas ideas poco efectivas que terminan convirtiendo esto en una experiencia totalmente distinta a la esperada. Donde el tema del virus se deja de lado en cuestión de minutos para darle lugar a un viaje aburrido en el que no pasa nada relevante y solo se trata de ver a un par de individuos caminando por el bonito paisaje mientras tienen conversaciones entrecortadas hasta que se topan con otro personaje mucho más interesante.

Uno que con su simple presencia levanta un poco las cosas, más que nada porque es por medio de este que la temática del filme da un giro total para pasar de un virus mortal a algo más centrado en el folclore local involucrando un tipo de brujería poco convencional. Lo cual es sin duda el medio para brindar los que son los minutos más intensos y oscuros, pero también la manera en la que las acciones cada vez se vuelven más complicadas de entender debido a que conforme transcurren las acciones se van insertando ciertas cosas que nunca terminan por desarrollarse del todo bien y solo dejan la sensación de que eran ideas que se le ocurrieron al vuelo al director para ver si algunas de estas encajaban.

Algo que se magnifica incluso mucho más en la parte final cuando el aspecto psicodélico entra en juego y por lo consiguiente la explotación del estado mental de los protagonistas se vuelve más relevante. Dándole así a la sensación de desorientación y a los sonidos un rol más relevante para proporcionar algunos visuales interesantes, más no un desenlace suficientemente convincente.  

Sobre las actuaciones quien más destaca es Reece Shearsmith (Zach) con un papel de loco muy bien logrado que en gran medida es lo que termina rescatando la película de ser un potente somnífero. En cuanto a producción, tenemos una bien cuidada: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte no es la gran cosa, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es impecable, los efectos son muy discretos y la labor de maquillaje saca adelante lo que debe.

Opinión final: In the Earth es decepcionante. Una película destinada a la polémica que gustará en mayor o menor medida dependiendo de que tan bien digieran la falta de claridad.

Ojometro:
**

martes, 6 de julio de 2021

Crítica: Fear Street (Part One): 1994

Primera parte de la trilogía basada la serie de libros del mismo nombre escritos por R.L. Stine, la cual está dirigida por Leigh Janiak (Honeymoon); quien además es co-escritora del guión junto a Phil Graziadei. Se estrenó directamente en Netflix a nivel mundial este pasado 2 de julio.

Sinopsis:

Un grupo de adolescentes accidentalmente despierta a un ser maligno responsable de una serie de brutales asesinatos que han plagado su pueblo durante más de 300 años. Bienvenidos a Shadyside.


Comentarios generales:

Si crecieron en la década de los 90s como su servidor muy probablemente leyeron alguno de los libros de R.L. Stine al ser básicamente una lectura obligada para todos aquellos niños y adolescentes que fueran fans del terror. Así que cuando Netflix reveló su ambicioso proyecto de una trilogía basada en algunos de esos libros mi interés se fue por las nubes y rápidamente se convirtió en algo de lo más esperado por mi parte en 2021; con altas expectativas incluidas que podían ser contraproducentes, pero que al menos con Fear Street: 1994 se cumplieron de manera satisfactoria.  

Y es que con esta primera parte Janiak deja el listón muy alto para las dos siguientes al presentarnos lo que básicamente es un homenaje a los slasher noventeros realizado de manera impecable. Donde claramente la mayor inspiración es “Scream” (la introducción de la película es el ejemplo más evidente de esto), pero esta logra forjarse una identidad propia por medio de una historia que no solo se limita a explotar el factor nostalgia, sino que también busca tener un poco más de sustancia al combinar el slasher con un elemento sobrenatural para que así el importante contexto histórico del pueblo cuente con mayor relevancia.

Contexto que durante la primera media hora se explota más que nada por medio de un drama juvenil que sirve como introducción a un grupo de personajes con características conocidas y que pasando ese periodo de tiempo toma incluso mucho más relevancia al iniciar la masacre. La cual hace que el ritmo se vuelva dinámico y en general se incremente de golpe el nivel de intensidad de las acciones cuando empiezan a caer los cuerpos y, por lo consiguiente, empieza a brotar la sangre.

Convirtiendo esto en una persecución que con los minutos se va volviendo más y más grande al ir involucrando múltiples asesinos cuyo accionar parece el típico de esta clase de películas en el que todo es matar por matar, pero en realidad cuentan con una diferencia fundamental que cambia por completo la manera en la que las víctimas tienen que enfrentarlos. Estableciendo así un mayor nivel de peligrosidad por medio del aspecto sobrenatural previamente mencionado y a la vez brindando la oportunidad de presentar situaciones de riesgo en las que el caos o la acción siempre estén presentes para que la experiencia no se vuelva monótona.

Algo que se mantiene de manera estable hasta llegar a una parte final que logra generar muchísima tensión y además se da el lujo de contar con momentos sorpresivos que le brindan mayor impacto visual e, incluso, cierto toque depresivo. Aunque dejando todo abierto para que las secuelas complementen lo que hace falta.

En el tema de las actuaciones tenemos un elenco que hace una buena labor, no podría decir que alguien destaca en especifico pero todos generan una buena química y cumplen con sus roles de manera sólida. Mientras que en el tema de producción tenemos una gran factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte impecable, el soundtrack es fantástico, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos son de gran nivel y la labor de maquillaje está bien cuidada.

Opinión final: Fear Street 1994 es genial. Un homenaje a los slasher de los 90s que sin duda se posiciona como una de las mejores películas en lo que va del año. 

Ojometro:
*****

viernes, 2 de julio de 2021

Crítica: The Djinn (2021)

Película dirigida por David Charbonier y Justin Powell, quienes además son los escritores del guión. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 14 de mayo, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un chico mudo de nombre Dylan (Ezra Dewey) se queda atrapado en su departamento con un siniestro monstruo cuando pide un deseo para obtener lo que más quiere desde lo más profundo de su corazón.


Comentarios generales:

Películas sobre genios malvados no son nada nuevo, hay varias por ahí regadas a lo largo de las décadas, pero jamás ha sido un tópico que se haya explotado de manera regular como algunos otros. En gran medida porque se le considera como algo demasiado simple y por ello no se pueden hacer cosas tan complejas o elaboradas, lo cual es entendible; sin embargo, The Djinn demuestra que incluso las cosas simples todavía pueden ser muy interesantes.

Y es que lo que nos presentan Charbonier y Powell no es una historia apta para el público que solo busque grandes cantidades de sangre, apostando más por un enfoque minimalista que le dé mucha importancia a la generación de suspenso y a la propia construcción del protagonista. Lo cual hace que el primer acto no resulte el más emocionante de todos, pero que sirve perfectamente para conocer bien a Dylan; quien resulta tener unos traumas complejos y a la misma vez ser bastante autosuficiente a pesar de su discapacidad, sin dejar de ser un niño con la inocencia que eso conlleva.

Esto último siendo precisamente el medio por el que hace acto de presencia el genio, cuya aparición rápidamente establece el tono y la atmósfera para lo que resta de la película. Todo bajo un ritmo fluido que se da en gran parte por la manera tan creativa en la que los directores utilizan la cámara para presentar las situaciones de riesgo en un espacio muy pequeño, las cuales por momentos caen en lo repetitivo ante la limitante de recursos, pero en realidad, al llevarse a cabo bajo una dinámica vertiginosa la mayor parte del tiempo, eso casi ni se nota y la sensación de peligro que se logra generar es fuerte.

Dejando así una parte final intensa en la que el incremento de la violencia se da en cantidades suficientes como para alcanzar un nivel de tensión adecuado y con ello hacer que el conflicto se siga sintiendo desventajoso para Dylan. Además de que el desenlace resulta muy satisfactorio, no solo porque está bien justificado gracias a algo mencionado casi al inicio, sino porque no tiene problemas en ser más oscuro de lo que uno esperaría.

Sobre las actuaciones hay que decir que lo de Ezra Dewey es muy destacado, el chico no habla en el 99% de la película y aún así logra que uno se preocupe por él de manera importante una vez que inicia su encuentro con el genio. En cuanto a producción es de una factura muy discreta: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte simple, cuenta con un score efectivo, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos son sencillos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Djinn me gustó. Película con un concepto simple que les hará pasar un buen rato.

Ojometro:
****

martes, 29 de junio de 2021

Crítica: Censor (2021)

Película dirigida por Prano Bailey-Bond, quien además comparte créditos como co-escritora del guión junto a Anthony Fletcher. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 11 de junio, pero todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Después de ver una desagradable película que le resulta extrañamente familiar, Enid (Niamh Algar), quien se desempeña como censora de películas, se propone a resolver el misterio sobre la desaparición de su hermana. Embarcándose en una búsqueda que disuelve la línea entre la ficción y la realidad.


Comentarios generales:

Creo que a todos los que somos fans del cine de terror en algún punto de nuestras vidas nos han llegado a juzgar por nuestra afición, como si el ver estas películas nos convirtiera en potenciales asesinos seriales de manera automática. Es un prejuicio que nunca dejará de existir y que durante mucho tiempo se vio impulsado por organismos reguladores llenos de falsos puritanos que, curiosamente, tenían muy poca capacidad para diferenciar la realidad de la ficción.

Por ello es que cuando vi el primer trailer de Censor inmediatamente entró en mi lista de películas más esperadas de 2021, ya que es raro ver una propuesta que toque estos temas en conjunto y afortunadamente no ha decepcionado.

Esto porque lo que nos presenta Prano Bailey-Bond es una historia que por grandes lapsos tiene mucho de slasher gracias a la estética y a los momentos tan gráficos con los que cuenta, pero está muy lejos de serlo debido a que su intención es elaborar algo más complejo partiendo desde la base de la censura. Por lo cual el inicio puede resultar un tanto lento debido a que se hace mucho énfasis en la labor de Enid como censora y en cómo sus propias creencias o disgustos juegan un papel fundamental en la manera en la que juzga a las películas de terror mientras no se da cuenta que tal vez ella tenga más problemas que aquello que desea erradicar.

Haciendo de este viaje uno en el que poco a poco se va construyendo una atmósfera bastante tenebrosa que claramente tiene inspiración en el giallo y en donde diversos sucesos empiezan a quebrar de manera sostenida a la protagonista, ya sea por lo que ve en las películas o por cuestiones que ocurren ajenas a su trabajo. Lo cual no solo pone sobre la mesa el tema de culpar al género por tragedias ante la menor provocación (y también cómo se ignora todo cuando se descubre que no tuvo influencia alguna), sino también la fragilidad mental de Enid como el medio para ir generando dudas razonables con respecto a si lo que está tratando de resolver es en verdad posible o solo es producto de su imaginación.  

Algo que sin duda es el sustento para ofrecer unos 25 minutos finales muy potentes, en los que el nivel de locura se incrementa de golpe y los visuales vuelven a tomar un aire de giallo muy marcado para dejar así un cierre que transita entre la realidad y la ficción de manera sutil. Aunque nunca sin dejar de esclarecer la situación perturbadora que se vive.

Sobre las actuaciones realmente este es el show de Niamh Algar, ella es el alma de la película y no decepciona al mostrar un descenso hacia la locura muy bien construido que te termina dejando una impresión bastante fuerte. Y en cuanto a la producción, tenemos una buena factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está bien cuidada, cuenta con un gran score, el trabajo de sonido es impecable, los efectos (en su mayoría prácticos) están muy bien hechos y la labor de maquillaje resulta efectiva.

Opinión final: Censor me gustó. Una propuesta fresca que puede tardase un poco en digerir, pero que te dejará pensando en ella incluso varios días después de verla.

Ojometro:
****