sábado, 7 de febrero de 2015

Crítica: The Atticus Institute (2015)


Película escrita y dirigida por Chris Sparling, quien hace su debut en el género. Salió directamente en formato físico el pasado 20 de enero dentro de los Estado Unidos, aunque no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

En 1976 un pequeño laboratorio de Pennsylvania dirigido por el Dr. Henry West (William Mapother) que se dedica a investigar a individuos con habilidades psíquicas se convierte en el hogar del único caso de posesión confirmado por el gobierno de los Estados Unidos. Ahora, tras casi 40 años, finalmente los eventos que se habían mantenido clasificados saldrán a luz para revelar lo que verdaderamente ocurrió.



Comentarios generales:

Una historia sobre un caso de posesión reconocido por el gobierno no era precisamente un concepto que llamara profundamente mi atención, así que The Atticus Institute no era algo que esperara con muchas ansias al momento que me entere de ella; sin embargo, una vez que el tráiler salió a luz mi opinión cambió. ¿Las razones? Simple, la película desbordaba cierto aspecto tétrico que me resultó muy llamativo y para mi alegría es algo que en el producto final tiene muchísima importancia.

Y es que desde el primer minuto Sparling se encarga de establecer un misterio del que tal vez sepas en cierta forma sobre qué va, pero que aun así tienes mucha curiosidad por ver cómo se va desarrollando ante la efectiva manera de presentarlo por la vía del falso documental; estableciendo poco a poco los motivos por los cuales estos estudios tienen cierta relevancia y por qué eligieron este escenario en lugar de un manicomio genérico cualquiera. Aunque sin duda lo interesante llega una vez que nos presentan al personaje de Judith porque la verdad es increíble ver como al momento en que aparece en pantalla el tono de la película se transforma por completo; su sola presencia intimida, te incomoda y solo es cuestión de un par muestras de sus habilidades para generar una atmósfera completamente aterradora con la cual no se necesita de demasiadas situaciones con gran elaboración de por medio para sacar alguno que otro susto.

Nunca esconden nada a pesar del formato para que así la experiencia no se torne más hacia el camino del found footage y eso se agradece, además de que ayuda a que el ritmo semi lento implementado no afecte cuando las cosas se estancan un poco. Situación que se da como a los 45 minutos, específicamente cuando la película se empieza a centrar mucho más en el tema Judith/Gobierno; algo que al inicio no está mal, pero una vez que sale a flote todo el tema del arma las cosas simplemente pierden fuerza: nunca se logra a crear un balance adecuado entre el tema político y el paranormal, generando así una repetición de eventos que cortan de manera tajante la fluidez presentada previamente.

La parte final tiene sus altibajos. Sigue con la línea del arma del gobierno sin realmente aportar nada relevante, pero también logran construir ciertos momentos de tensión muy bien logrados que brindan un cierre potente.

En el tema de las actuaciones todo es muy limitado gracias a la manera de presentar la historia, pero Rya Kihlstedt en su papel de Judith se les va a quedar grabada en la cabeza a pesar de que prácticamente no habla en toda la película. La producción es muy sólida aun con su limitado presupuesto: la presentación como documental está extremadamente bien hecha, la dirección de arte cumple, el score es realmente bueno y lo que tiene que ver con los efectos es muy discreto. El único “pero” que le encontré fue que el trabajo de sonido con ciertos diálogos es algo pobre dado a que por momentos no se escuchan de manera clara.

Opinión final: The Atticus Institute es una buena película que por ciertos detalles no alcanzó todo su potencial, pero vale mucho la pena.

Ojometro:
****