viernes, 6 de marzo de 2015

Crítica: GirlHouse (2015)


Película que significa el debut tras la cámara del director Trevor Matthews, cuyo guión fue escrito por Nick Gordon. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos el pasado 13 de febrero y el 14 salió en diversas plataformas digitales; aunque aún no hay información sobre cuándo saldrá en formato físico.

Sinopsis:

En un intento por conseguir dinero extra para la universidad, Kylie (Ali Cobrin) se muda a una casa que transmite todo lo que ocurre ahí vía a stream para un sitio XXX; un lugar donde las chicas pueden complacer a sus seguidores tal y como ellos lo deseen. Sin embargo, cuando un fan hackea el sistema y encuentra la ubicación de la casa, el placer pronto se convertirá en terror.



Comentarios generales:

Cuando uno ve el tráiler de GirlHouse sabe perfectamente que esperar de esta, realmente no hay mucha ciencia sobre lo que hay detrás y es probable que la mayoría logre descifrar casi toda la trama en esos breves minutos. Por ello lo que quedaba con esta película era ver si podían generar algo divertido por medio de un tema actual, lo cual logran... en parte.

Realmente Matthews y Gordon nunca parecen tener la intención de profundizar mucho en el tema del acoso por internet o la explotación de las mujeres dentro de la historia, sino mas bien utilizarlos como simple excusa para generar un evento sangriento que se te quede grabado en la memoria; algo que ciertamente no me extrañó porque al final de cuentas los slasher no suelen tener tanta sustancia, pero al hacer esto provocaron que la construcción fuera mucho más larga de lo esperado. Ya que para ser sinceros, salvo por la excelente escena inicial, durante casi una hora no vemos cosas relacionadas con el género y por momentos nos encontramos ante relleno, mucho relleno.

Evidentemente el aspecto sexual juega un papel fundamental en todo esto, aunque la manera de utilizarlo por parte del director seguramente no será del agrado de varios debido a que todo lo dosifica para dejarte siempre con el deseo de ver más; una fórmula que en cierto modo funciona, pero que si termina por contradecir un poco a la premisa. Las chicas sexys están ahí, los desnudos y escenas de sexo también, vamos… incluso la protagonista te tendrá babeando durante toda la película; sin embargo, siempre sientes que le hace falto “algo”. Además de que todo el tema romántico luce forzado, totalmente ajeno a lo que ocurre.

Lo interesante llega una vez pasada la hora, donde por fin nuestro asesino hace acto de presencia y todo cambia: el ritmo es más ágil, finalmente aparecen elementos conocidos, hay mucha sangre e incluso los acontecimientos fuera de la casa obtienen relevancia. Lo cual en gran parte se debe a que Loverboy (que claramente está inspirado en Leatherface) es un personaje demasiado entretenido por su brutalidad y porque es una mole humana a lado de las chicas; añadiéndole así un impacto visual mucho mayor a las muertes.

La parte final es entretenida gracias a que el conflicto entre Kylie y Loverboy es sumamente dinámico; el cual además no está cargado de un solo lado para poder originar algunas situaciones que explotan de buena manera el escenario tecnológico en el que se desarrolla.

En las actuaciones Cobrin está muy bien como “final girl”, sientes mucha empatía por ella a pesar de que te quedas esperando ese gran desnudo de su parte; mientras que Slaine en su rol de asesino antisocial lo hace bien. La producción es mucho mejor de lo que esperaba: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte dentro de la casa está bien cuidada y todo el aspecto interactivo está bien logrado. Aunque sin duda los efectos y el trabajo de maquillaje son los que se llevan la atención por lo gráfico de las muertes.

Opinión final: GirlHouse está entre aceptable/buena, pero depende mucho de los gustos (y paciencia) de cada quien. A mí en general me entretuvo, pero no es nada del otro mundo.

Ojometro:
***