sábado, 27 de junio de 2015

Crítica: Poltergeist (2015)


Remake del clásico de 1982 dirigido por Gil Kenan (Monster House) y cuyo guión fue escrito por David Lindsay-Abaire. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y otros mercados durante el mes de mayo, aunque aquí en México apenas llegó este fin de semana. Hasta la fecha ha recaudado $73.1 millones de dólares en taquilla.

Sinopsis:

La familia Bowen se muda a una nueva casa cuyo precio ha sido casi regalado. Estando ahí planean empezar un capitulo nuevo en su vidas mientras todo se estabiliza, pero pronto extraños sucesos tendrán lugar en su nuevo hogar; todos provocados por fuerzas malignas que ahí habitan y cuyo objetivo es la pequeña Madison (Kennedi Clements).



Comentarios generales:

Puedes amarlos u odiarlos, pero es un hecho innegable que los remakes siguen siendo una parte importante dentro del género de terror a pesar de que cada vez quedan menos clásicos que explotar. Son necesarios para mantener la atención a nivel mainstream y con Poltergeist parecía que se tenía una verdadera mina de oro debido a que no eran pocos quienes pensaban que este era uno justificable gracias a los beneficios que tendría por los avances tecnológicos; sin embargo, después de verla queda claro que algunas películas simplemente funcionan mejor en cierta época y hay que dejarlas así.

Realmente lo que nos presentan Kenan y Lindsay-Abaire es una historia con la misma línea de la original, pero con algunos cambios que dejan en claro que no pretenden copiar cada situación para satisfacer con nostalgia al público; algo que la verdad me agradó bastante y que es el principal motivo por lo que encontré muy disfrutables los primeros 30/35 minutos. Ya que la temprana revelación de un elemento que es vital en el tercer acto de la del 82 cambia la dinámica por completo, provocando así un ritmo muchísimo más ágil del esperado para llegar ahí; con el cual no se pretende darle mucha relevancia al suspenso por medio de los fantasmas pero si generar varios de los momentos más memorables de la película con elementos de impacto visual, teniendo como gran pago la secuencia de la casa con los tres hijos y la desaparición de Madison.

Esta es la parte donde se siente fresco lo que ves a pesar de que lo mostrado es lo que más se asemeja a lo clásico, pero justo pasados dichos sucesos se empiezan a tomar ciertas libertades para realizar una mezcla entre lo viejo y lo nuevo que simplemente no se siente natural. De pronto toma un rumbo que se asemeja mucho más a la infinidad de trabajos sobre casas con actividad paranormal que abundan hoy en día con el uso de tecnología (metida con calzador en algunos casos), así como la presentación de la celebridad de TV para combatir a los espíritus; se vuelve en gran medida una película completamente distinta en donde se empieza a sentir todo muy vació e increíblemente acelerado. Realmente no existe un conflicto Bowen/espíritus potente que te haga sentir un poco más de preocupación por los personajes que se han visto afectados y tampoco se genera una atmósfera atrapante que te tenga al filo del asiento.

El final no está mal. También sufre por esa aceleración mencionada previamente, todo pasa exageradamente rápido pero al menos logran ofrecer otra vez ciertas dosis de espectacularidad que te hacen recordar ese toque “fantasioso” del concepto original.

Las actuaciones están ok, ambos niños me parecieron acertados en sus roles y el resto de la familia es un buen complemento para ellos; el único punto bajo que encontré en este rubro fue Jared Harris en su papel de Carrigan Burke porque se siente muy similar a algunos que ya ha realizado antes. En la parte de producción todo es de alto nivel: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte con la casa es sólida, el score me agradó y el sonido es impecable; aunque sin duda el highlight de todo esto son los efectos. La mayoría producto del CGI, pero muy bien cuidados para producir grandes momentos cuando es necesario.

Opinión final: No diría que Poltergeist es mala, pero la verdad esperaba mucho más. Un remake con más envoltura bonita que contenido interesante.

Ojometro:
***