jueves, 7 de abril de 2016

Crítica: Bleed (2016)

Primer largometraje del director Tripp Rhame, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Ben Jacoby. Se estrenó dentro de los Estados Unidos el pasado 25 de marzo de manera limitada en cines, iTunes y VOD; aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

Todo parecía perfecto: un nuevo matrimonio, una nueva casa y un bebé en camino. Pero cuando Sarah (Chelsey Crisp) y Matt (Michael Steger) invitan a sus amigos a celebrar, estos deciden realizar una inocente cacería de fantasmas en los restos de una prisión destruida por un incendio que pondrá sus vidas en peligro gracias a los aterradores secretos que ahí se guardan.



Comentarios generales:

Cuando se trata de mujeres embarazadas dentro del género de terror solo hay dos opciones: su hijo es el anticristo o algún tipo de secta quiere robárselo. Así que a pesar de que no sabía mucho sobre Bleed mi idea estaba bastante clara sobre que esperar con ver solamente el póster, pero nunca me imaginé que un concepto tan simple pudiera ser explicado de manera tan pobre y poco imaginativa como ocurre aquí.

Lo que nos trae Rhame es una historia muy básica que desde los primeros cinco minutos deja bastante claro que camino va a tomar, lo cual es un tanto contraproducente debido a que el director no tiene ninguna prisa por profundizar al respecto y mejor se dedica a realizar una reunión que consumirá toda la primera media hora. Decisión que sin duda resulta fastidiosa considerando que, salvo por unos flashbacks y una aparición esporádica para añadir un susto fácil, todo este periodo de tiempo se centra en conflictos familiares que supuestamente tendrían que sacar a relucir muchos secretos ligados al pueblo o a la vida de Sarah, pero lo único que provocan es poca certeza sobre el rumbo de las acciones.

Algo que empeora al trasladarlas a la prisión en una movida que se siente completamente fuera de lugar y que básicamente obliga a dividir la historia en dos, dejándote con la sensación de que lo que ocurre con Sarah es lo importante y lo que ocurre en la prisión es puro relleno debido a que las conexiones entre ambas son muy superficiales. Además, a esto hay que añadirle que para ser una película parcialmente de fantasmas carece de suspenso; nunca se logra generar una atmósfera adecuada y en general todo lo referente a los sustos pasa totalmente de largo ante el poco impacto que tienen.

Los últimos quince minutos son realmente lo que valen la pena. Más o menos se hace un esfuerzo por darle sentido a la historia al explicar un par de puntos relevantes y se logra construir una persecución caótica que añade la tensión, violencia y muertes que durante todo el previo esperaste; haciendo de la conclusión algo por lo menos para recordar durante un par de días gracias a que no se va por el camino fácil.

Las actuaciones ciertamente no están mal, Crisp y Riley Smith (Eric) demuestran buena química como hermanos; de hecho, casi todas las escenas más potentes de la película recaen en ellos. La producción también deja ver el presupuesto limitado con el que contaron: el trabajo de fotografía esta ok, la dirección de arte dentro de la prisión no es nada del otro mundo, el score pasa desapercibido, los efectos cumplen y el trabajo de maquillaje prácticamente se limita a un espíritu con aspecto llamativo.

Opinión final: Bleed es bastante decepcionante. Salvo por sus últimos 15 minutos realmente no tiene mucho que ofrecer.

Ojometro:
**