viernes, 29 de abril de 2016

Crítica: The Dead Room (2016)


Película dirigida por Jason Stutter (Diagnosis: Death), quien además comparte créditos junto a Kevin Stevens como co-escritor del guión. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado 8 de abril dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

Cuando una familia abandona una granja en el sur de Nueva Zelanda, dos científicos cínicos y una joven psíquica son enviados para investigar supuestas presencias paranormales. Ya estando ahí, pronto se encontrarán con un poderoso espíritu cuya intención es proteger los secretos de la casa a toda costa.



Comentarios generales:

Los proyectos pequeños son parte importante del género, no tanto por su impacto o relevancia, sino porque son la vía perfecta para que nuevos talentos puedan demostrar de lo que son capaces sin tener una presión agobiante a sus espaldas. Por ello que muchos suelen recurrir a los temas más explotados, a aquellos subgéneros que no necesitan descubrir el hilo negro y con The Dead Room tenemos un perfecto ejemplo de eso; aunque al final termina quedándose como una propuesta del montón.

Esto porque se trata de una película que se siente vieja, en la cual Stutter no invierte mucho tiempo durante la introducción y va directo al grano sin profundizar más allá de lo elemental en cuanto a la historia de la casa. Todo para ofrecer un primer acto sumamente aburrido en el que las cosas avanzan de manera lenta y sin mucha claridad, donde se enfoca mucho más en el aspecto técnico de la investigación por medio de pequeños aparatos o cámaras para justificar un conjunto de escenas con los personajes durmiendo mientras “algo” ronda por la casa durante la noche y cuyo propósito general es ir añadiendo cierto suspenso sin mucho éxito.

Ya entrando a la segunda mitad el aspecto técnico termina compartiendo mucho más tiempo con los elementos espirituales proporcionados por Holly (la psíquica del equipo), brindándole así un poco más de forma al iniciar las interacciones con el espíritu. Algo que por unos cuantos minutos resulta interesante de ver gracias a la tensión que se logra generar por medio del riesgo físico al que está expuesto el equipo; sin embargo, con el paso de los minutos esta dinámica se vuelve cansina y en gran parte se debe a que se repite la misma situación una y otra vez. Simplemente no hay demasiada novedad, todo se sustenta en pequeños sustos fáciles que no ayudan demasiado a desarrollar un misterio sólido detrás del violento espíritu.

La parte final es lo que más resalta y en gran parte se debe a que cambia de manera muy ligera la fórmula al presentar un pequeño giro. Además, es de aplaudir que el desenlace no se va por el camino fácil cuando estaba totalmente justificado que lo hicieran.

Las actuaciones no son nada del otro mundo, los tres actores hacen lo que les piden sin el mayor riesgo y eso termina provocando que ninguno de los personajes realmente te importe. La producción es lo que uno esperaría para una película cuyo presupuesto fue apenas de 1 millón de dólares: el trabajo de fotografía esta decente, la dirección de arte no destaca, el score es simple, el trabajo de sonido está bien cuidado y los efectos consisten en cosas muy básicas como azotes de puerta u objetos volando sin razón.

Opinión final: The Dead Room es decepcionante. Una película más sobre casas poseídss que pasara desapercibida en unos cuantos meses.  

Ojometro:
**