martes, 28 de agosto de 2018

Crítica: Ghost Stories (2018)


Película dirigida por Jeremy Dyson y Andy Nyman, quienes además escribieron el guión e incluso uno de ellos es el protagonista. Se estrenó en cines dentro del Reino Unido durante el mes de abril e hizo lo propio en México el pasado 17 de agosto, mientras que su salida en DVD ya está confirmada para el próximo 4 de septiembre.

Sinopsis:

El escéptico profesor Phillip Goodman (Andy Nyman) se embarca en un viaje hacia lo desconocido y aterrador al recibir un archivo con detalles de tres casos de apariciones sin resolver.



Comentarios generales:

Con la popularización del found footage a finales de la década pasada el hacer películas sobre fantasmas se ha vuelto algo complejo debido a que este formato básicamente estableció una nueva fórmula con la que la audiencia parece seguir satisfecha. Situación que ha provocado que cosas un poco más tradicionales sean percibidas como aburridas o simplemente ridículas por muchas personas, lo cual ha complicado el panorama pero a la vez ha obligado a los creadores a tratar de buscar maneras de innovar en este tipo de trabajos y Ghost Stories creo que es uno de los mejores ejemplos.

Esto porque lo que nos presentan Dyson y Nyman se trata de una antología cuyo propósito no es solo contar tres historias separadas que estén unidas por un hilo central superficial, sino más bien ir construyendo en base a estas una historia sobre el profesor Phillip Goodman y la manera en la que percibe la vida y la muerte en base a las experiencias que sufre por medio de estos tres individuos que retarán su aparentemente inquebrantable escepticismo.

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“Tony Matthews”

Probablemente la historia más floja y la que hace del inicio algo lento, sobre todo porque es la que se siente más ajena a las experiencias de Goodman. No es que tenga nada malo, se logra construir una atmósfera aterradora con poco material pero, salvo por alguno que otro susto fácil, no cuenta con nada memorable que haga evolucionar la trama.

“Simon Rifkind”

La mejor de las tres, tanto por la manera en la que se da la entrevista como por la propia historia que se cuenta. Aquí es cuando nuestro personaje principal empieza a mostrar ciertas dudas gracias al escenario en el que se ve obligado a presentarse, aunque lo que hace única a esta parte es el propio Simon Rifkind con su impresionante paranoia que ayuda a convertir algo sencillo en una experiencia bastante tensa que proporciona el tono más oscuro de la trama.

“Mike Priddle”

Una historia de fantasmas simple que se va alternando de manera mucho más dinámica con la entrevista en la que, de nueva cuenta, gran parte de su efectividad recae en el entrevistado. Ya que Mike Priddle es carismático y eso genera un contraste con Goodman que ayuda a generar una sensación de incertidumbre muy marcada, la cual deja en segundo plano el fenómeno a investigar para centrarse en la travesía del profesor y quebrarlo por completo.

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De la parte final no hablaré demasiado para no arruinárselas, pero si me tomó por sorpresa. No diría que es demasiado original porque ya he visto cosas similares antes; sin embargo, la manera en la que se construye todo hace casi imposible que veas venir lo que ocurre y cierra el ciclo de las tres historias de manera sólida.

Las actuaciones están bastante bien, Andy Nyman hace un trabajo muy bueno como el personaje escéptico encargado de brindar neutralidad en una película como esta; aunque debo de decir que lo mejor viene por parte de dos secundarios. Tanto Martin Freeman (Mike Priddle) como Alex Lawther (Simon Rifkind) se comen la pantalla con sus respectivas historias, siendo el segundo el que ofrece la actuación más potente con su personaje de joven perturbadoramente inestable.

La producción también es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte sobria, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido está bien cuidado, los efectos son simples pero bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Ghost Stories me gustó. Es una buena película de fantasmas que vale la pena por tratar de hacer algo distinto.

Ojometro:
****