viernes, 31 de agosto de 2018

Crítica: Slender Man (2018)


Película dirigida por Sylvain White y escrita por David Birke. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 10 de agosto, mientras que en México hizo lo propio el pasado fin de semana. Recaudando hasta la fecha $34 millones de dólares a nivel mundial en taquilla.

Sinopsis:

En un pequeño pueblo de Massachusetts un grupo de amigas, curiosas por la creepypasta de Slender Man, pretenden probar que este realmente no existe… hasta que una de ella desaparece misteriosamente.



Comentarios generales:

Ante el hartazgo por el found footage, la sobreexplotación del cine de zombies y la cada vez más escasa lista de opciones para hacer remakes, Hollywood se ha volcado a la creepypastas para tratar de encontrar el nuevo hit del género de terror. Sin duda un paso natural ante la abundancia que existe en internet; sin embargo, como ya he dicho antes, estas han demostrado no ser lo suficientemente robustas como para que se adapten de manera exitosa a la pantalla grande y Slender Man solo viene a confirmar esto.

Básicamente estamos ante un checklist de cosas que hemos visto en otras películas y con las cuales un novato dentro del género como White no sabe realmente que hacer, dejando como resultado un revoltijo de ideas que nunca terminan por construir una experiencia agradable. Ya que todo se da de manera acelerada y sin grandes detalles, sobre todo durante un primer acto en el que no se toman el tiempo suficiente como para desarrollar un poco las personalidades de este grupo de chicas y mucho menos de dónde viene todo el tema de Slender Man; dejando así un inicio con una amenaza que es literalmente un plagio a Sadako y una desaparición que no te genera intriga.

Esto último propiciado en gran medida porque no se sabe nada sobre las chicas como para que uno sienta apego hacia ellas, pero también porque la construcción alrededor del mito que se maneja es completamente desangelada y con ideas muy vagas que ni siquiera se atreven a explotar el tema del internet con el cual está estrechamente ligado. Sustentándose en visiones que terminan llevando a nada o en sustos fáciles forzados que nunca ayudan a generar una sensación de peligro adecuada gracias al mal timing con el que se utilizan, lo cual provoca que la historia no se pueda desarrollar de manera fluida ante tanta interrupción que solo enreda un concepto básico al que le añaden más cosas de las que deberían.

La parte final tampoco mejora la experiencia, a pesar de que es la uníca en donde se pretende darle cierta personalidad a Slender Man. Aquí el tema de la locura empieza a tomar relevancia para reflejar el desgaste mental de las protagonistas, llevando así a más visiones huecas y a situaciones sin mucho sentido con las cuales se pretende añadir sorpresa sin grandes resultados.

De las actuaciones solo vale la pena la de Joey King (Wren), sin ella la película hubiera sido mucho peor debido a que es la única que logra ofrecerle algo más de emoción a una dinámica de grupo que nunca se siente natural y en la que abundan las interacciones acartonadas. En el tema de la producción es donde tiene sus cosas más destacadas: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte no resalta, el score no está mal, el trabajo de sonido se encuentra bien cuidado y los efectos cumplen. 

Opinión final: Slender Man es decepcionante y muy aburrida. Tal vez sea la mejor película sobre dicha creepypasta hasta la fecha, pero eso no es nada para presumir.

Ojometro:
**