martes, 9 de septiembre de 2025

Crítica: The Conjuring: Last Rites (2025)



Película dirigida por Michael Chaves (The Conjuring: The Devil Made Me Do It), cuyo guión fue co-escrito por Ian Goldberg, Richard Naing y David Leslie Johnson-McGoldrick. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y México los pasados 4 y 5 de septiembre; recaudando hasta la fecha $194 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Ed y Lorraine Warren tienen que confrontar a un grupo de misteriosas entidades que pondrán en peligro su vida familiar en el que significa su último caso como investigadores de lo paranormal.


Comentarios generales:

En 2013 nadie se imaginó que “The Conjuring” sería el punto de inicio para un universo cinematográfico que hasta este momento lleva recaudados más de $2.4 billones de dólares en taquilla y ha logrado posicionar a algunos personajes dentro de la cultura popular como pocas franquicias en tiempos recientes, teniendo siempre como punto central a las películas protagonizadas por los Warren.

Así que cuando se supo que The Conjuring: Last Rites sería la última con esta pareja el sentimiento general era que necesitaban irse con algo que estuviera a la altura de las dos primeras entregas, lo cual no consiguen, pero eso no significa que no estemos ante una buena película.

Ya que lo presentado por Chaves regresa a las bases para contarnos una historia en la que la construcción paciente del terror vuelve a ser lo primordial y en base a esto ir desarrollando dos problemáticas que expongan los riesgos que viven tanto los Warren como los Smurl por medio de una amenaza que de algún modo está conectada. Ofreciendo así una primera media hora en la que ciertamente el ritmo no es el más atractivo dado a que se toman su tiempo para presentar cada situación de manera meticulosa y así ir encontrando un balance adecuado para que los sucesos sobrenaturales tengan la relevancia suficiente al momento de ir revelando lo aterradores que pueden ser los espíritus.

Algo que resulta particularmente efectivo con las partes enfocadas en los Smurl, quienes se ven más expuestos a sucesos aterradores que poco a poco van acumulando tensión y, sobre todo, generan una atmósfera oscura que provoca una importante sensación de desesperanza. Aunque también es cierto que esto hace que el enfoque en Ed, Lorraine y Judy durante la segunda mitad no sea tan marcada como se esperaría y por momentos la conexión entre ambos casos se siente un tanto perdida, evitando con esto que determinadas escenas logren tener el impacto suficiente para un problema que va más allá de una simple casa poseída.

Aunque honestamente esto no resulta tan grave y conforme pasan los minutos las cosas van adquiriendo un ritmo impecable para que cada detalle previo cobre sentido dentro de una parte final en la que explota todo. Regalándonos así un desenlace muy intenso en el que como nunca antes se puede percibir un verdadero peligro para los protagonistas y que ya durante el cierre se da el lujo de ofrecer un poco de fanservice para que el público quede contento.

En cuanto a las actuaciones, una vez más Patrick Wilson y Vera Farmiga vuelven a demostrar que tienen una química increíble en pantalla para lograr que la despedida de este matrimonio sea lo suficientemente emocional. Además de que la inclusión de Mia Tomlinson como Judy adulta añade frescura a la dinámica familiar.

Mientras que en producción, la factura es de primer nivel: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte está bien cuidada, el score es genial, el trabajo de sonido espectacular, los efectos están muy bien logrados y la labor de maquillaje es de gran calidad.

Opinión final: The Conjuring: Last Rites me gustó. Un cierre sólido para una de las franquicias de terror más importantes de este siglo.

Ojometro:
****