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martes, 9 de febrero de 2021

Crítica: Ten Minutes to Midnight (2021)

Película dirigida por Erik Bloomquist, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a su hermano Carson Bloomquist. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de enero, pero todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Después de ser mordida por un murciélago con rabia, una conductora de radio aterroriza a sus compañeros de trabajo mientras se transforma lentamente en un vampiro durante su última noche de transmisión.


Comentarios generales:

La verdad es que ver el nombre de Caroline Williams como el protagónico de una película en pleno 2021 se puede considerar una extravagancia, ya que su carrera después de TCM2 ha sido una auténtica montaña rusa y realmente durante la última década nada más se le ha visto en roles muy secundarios. Por eso mismo es que Ten Minutes to Midnight captó mi atención, simplemente era algo que no podía dejar pasar por mera curiosidad, aunque al final el resultado ha sido decepcionante ante lo poco que explota aquello que pudo diferenciarla.

Esto porque lo que nos presenta Bloomquist es una película de vampiros que no solo se limita a contar lo habitual y presenta algunos otros temas como el trato a las mujeres en la industria del entretenimiento o el miedo al retiro para añadir varias capas con las cuales se podía desarrollar una historia no tan convencional. Sin embargo, lamentablemente este valor extra solo se queda en recursos simples para alargar el tiempo de metraje mientras salen a relucir diversas carencias en la manera de presentar las acciones.

Ya que estas se la pasan brincando de un lado para otro mientras se juega con la realidad y la ficción (por medio de sueños) sin que se permita generar un ritmo fluido o, al menos, una dinámica consistente en lo que respecta a la transformación de nuestra protagonista. Dejando todo a la suerte en breves situaciones de impacto que en ocasiones funcionan desde el lado visual, pero que en general se terminan sintiendo como acciones sin un propósito claro y que en cuestión de minutos pierden relevancia.

En especial cuando llegamos a una parte final en la que se lleva a cabo un intercambio de roles que no tiene demasiado sentido y luce sumamente forzado. Ocasionando así un cierre que es extraño e incluso algo tétrico con el que se dejan demasiadas cosas al aire y por lo consiguiente te quedas con una sensación de que todo lo que viste no tuvo demasiada importancia.  

En el tema de las actuaciones hay que decir que Williams en general hace una labor decente, lo malo es que se encuentra rodeada por un grupo de secundarios terrible que arruina por completo los pocos momentos efectivos que ella puede construir. En cuanto a la producción se nota el bajo presupuesto: el trabajo de fotografía no funciona del todo bien, la dirección de arte es simple, el score no destaca, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no presentan gran complejidad y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Ten Minutes to Midnight está aburrida. Película de vampiros que tiene algunas ideas interesantes, pero que olvidarán en un par de horas.

Ojometro:
**

domingo, 16 de junio de 2013

Crítica: Hatchet III (2013)


Tercera entrega de la franquicia que ahora está dirigida por el debutante BJ McDonnell, pero que sigue teniendo a Adam Green como el guionista. Se estrenó de manera limitada en cines este viernes 14 dentro de los Estados Unidos, así como en VOD; aunque no hay información con respecto a su posible estreno en otros países.

Sinopsis:

Marybeth (Danielle Harris) nuevamente logra escapar de Victor Crowley, a quien mata y para demostrarlo llega a una comisaria cubierta de sangre y con una parte de su rostro en mano. Evidentemente nadie le cree y es arrestada; sin embargo, mientras se realiza una extensa búsqueda de cuerpos desmembrados en los pantanos se sabrá que Crowley simplemente no puede morir tan fácilmente.



Comentarios generales:

Tuvieron que pasar tres entregas y un cambio en el timón para que Hachet por fin logrará un buen balance entre el gore y la comedia, a pesar de que eso haya significado el sacrificar la poca “seriedad” de la trama que se había construido en la segunda parte.

McDonnell en realidad lo único que hace es dejar que el gorefest que puso a esta franquicia en el mapa fluya nuevamente, incluso se podría decir que es un tanto genérica y sigue la línea de cientos de slashers, pero eso es lo de menos en esta ocasión dado a que la acción no para y las muertes son lo suficientemente entretenidas como para poder soportar una hora y veinte minutos de metraje.

El problema viene en la cuestión de que claramente Green no sabía qué hacer con su villano: si dejarlo parado como una mole indestructible o hacerlo lucir débil ante el personaje de Marybeth. Lo cual a mi juicio crea un final un tanto pobre que no brinda ese tan ansiado enfrentamiento que durante gran parte de la película te hacen suponer que ocurrirá de algún modo.

En las actuaciones creo que Harris está un tanto forzada con esta nueva personalidad, Zach Galligan está decente como el sheriff y Sid Haig hace una pequeña aparición realmente muy entretenida; sin embargo, Caroline Williams en su papel de Amanda en verdad me resulto exasperante. En producción afortunadamente regresaron las cosas agradables: la ambientación ya no se limita a unas simples plantitas a las que les dan vuelta una y otra vez, mientras que los efectos prácticos y el trabajo de maquillaje son realmente muy buenos. De hecho, creo que Victor Crowley no había lucido tan bestial como ahora.

Opinión final: Esta es una franquicia un tanto anormal porque nadie se pone de acuerdo sobre cuál es la mejor entrega y los fans las aman u las odian por igual, algo que no cambiará en esta ocasión. Al final creo que es uno de los trabajos que más me ha hecho recordar a los slashers ochenteros y a mi juicio la mejor Hatchet que se ha filmado hasta ahora.

Ojometro:
****