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viernes, 11 de junio de 2021

Crítica: Initiation (2021)

Película dirigida por John Berardo, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Brian Frager y Lindsay LaVanchy. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 24 de mayo y justo ese mismo día salió en formato físico dentro del Reino Unido.

Sinopsis:

Tras el asesinato de un atleta dentro de la Universidad Whiton, una oleada de sospechas empiezan a circular en las redes sociales sobre los oscuros secretos de la escuela que podrían quedar expuestos mientras un brutal asesino hace de las suyas.


Comentarios generales:

Los slashers no tienen demasiada ciencia y por eso mismo es que es un subgénero que sigue gustando a pesar de su antigüedad. Básicamente uno ya sabe que esperar, así que cuando sale uno nuevo se tiene cierta tendencia a pre-juzgarlo como “uno más” debido a que la variedad no es su fuerte (tampoco la necesitan), pero Initiation es una de esas películas con las que queda claro que no debes de juzgar algo solo por su portada.

Ya que lo presentado por Berardo es un slasher en esencia, pero gran parte de su historia parece más como un drama universitario que te hará cuestionar más de una vez sobre si lo que estás viendo es, en efecto, una película de terror. Sobre todo durante unos primeros 30 minutos en los que no queda demasiado claro cuál es el verdadero misterio que desencadenará lo inevitable, dejando así varios escenarios abiertos mientras se nos expone a uno de los grupos de universitarios más responsables que recuerde y con los que, más allá de ciertos clichés, se te plantea que no serán simples bultos para matar.

Todo esto añade una agradable profundidad que realmente no te esperas, sin embargo, también hace que el visionado no sea tan emocionante debido a que la primera muerte tarda mucho tiempo en llegar y una vez que eso se da la película no explota como debería. Más que nada porque la dinámica se sigue centrando en generar dudas y alargar el misterio lo más que se pueda, lo cual ayuda a que la identidad del asesino sea complicada de descifrar, pero al estar sustentada en situaciones poco interesantes hace que en verdad el segundo acto te resulte aburrido y, hasta cierto punto, intrascendente.

Dejando todas las esperanzas puestas a una parte final que afortunadamente logra salvar el barco debido a que es aquí donde por fin sientes que te encuentras ante un slasher. Donde se incrementa de golpe la violencia al exponer al asesino de manera más constante con algunas muertes bien logradas y poniéndolo en un enfrentamiento definitivo en el que impera la inteligencia de la mayoría de las victimas para que este se pueda extender por varios minutos y así lograr que el cierre tenga un poco más de impacto ante la inminente revelación de su identidad.

En el tema de las actuaciones no tenemos nada especial, es lo típico de esta clase de películas y en general no hay nadie quien destaque demasiado. Mientras que en la producción vemos una factura cuidada: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score es genérico, el trabajo de sonido está bien hecho, los efectos son sencillos y la labor de maquillaje resulta efectiva.

Opinión final: Initiation está aceptable. Un slasher con más sustancia de la normal que se queda corta en sus pretensiones, pero que no está de más darle una oportunidad. 

Ojometro:
***

viernes, 11 de septiembre de 2020

Crítica: The Bridge Curse (2020)


Producción taiwanesa dirigida por el debutante Lester Hsi, cuyo guión fue co-escrito por Keng-Ming Chang y Po-Hsiang Hao. Se estrenó en cines en Taiwán a inicios de año, mientras que su llagada a Netflix dentro de múltiples mercados se dio el pasado 27 de agosto.

Sinopsis:

Unos estudiantes universitarios planean realizar una prueba de iniciación para sus compañeros y para ello han escogido el lugar perfecto: un puente dentro del campus que se rumora está embrujado por el fantasma de una mujer vengativa.



Comentarios generales:

El J-Horror evidentemente es un producto japonés que alcanzó su gloria hace dos décadas atrás, pero eso no significa que su influencia haya desaparecido debido a que sigue estando muy presente en la actualidad. Sobre todo en producciones de otros países asiáticos que claramente siguen teniéndolo como su máxima referencia y utilizan su fórmula al pie de la letra para tratar de replicar el éxito de antaño, tal como es el caso de The Bridge Curse.

El problema de todo esto es que dicho tipo de cine ya fue explotado hasta el cansancio y en pleno 2020 lograr replicar la gloria del pasado resulta por demás complicado, algo que sin duda se puede notar claramente con lo que nos trae Lester Hsi. Quien nos regala una película estándar sobre fantasmas en la que el principal atractivo es el manera en la que se nos presentan las acciones, combinando el found footage con filmación tradicional bajo el propósito de contar una historia dentro de la historia y con ello tratar de agregar cierta originalidad.

Lo cual no se escucha mal, pero en la práctica rápidamente se vuelve aburrido gracias a la poca imaginación que existe para ir entrelazando ambas historias y, sobre todo, al ritmo tan pasivo que se implementa durante casi una hora para desarrollar los sucesos más relevantes. Ya que por alguna extraña razón el director opta por tener escenas de muertes muy largas, las extiende sin razón y por lo consiguiente lo que debería de ser algo intenso para proporcionar una sensación de peligro constante se queda más que nada en pedazos aislados de poco impacto que solo están ahí a conveniencia de lo que necesite el fantasma para hacerlo peligroso.

Originando con esto una experiencia genérica que más o menos logra limpiar un poco su imagen con unos minutos finales que resultan entretenidos precisamente porque por fin se deja que exista cierto dinamismo en las acciones. Aunque con esto también llega la confusión gracias a los giros que se incluyen y cierta predictibilidad dado a que uno de estos se puede descifrar con bastante antelación solo con poner atención a un detalle en particular, afectando por completo el cierre debido a que dicho factor sorpresa es fundamental para lograr que resulte efectivo.

Las actuaciones son realmente malas, con muchos gritos sí, pero sin nada de personalidad que te haga sentir algo de empatía por los personajes. La producción es estándar: el trabajo de fotografía es competente, la dirección de arte es sencilla, el score es algo repetitivo, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje cumple.

* Cuenta con escenas a la mitad y al final de los créditos. 

Opinión final: The Bridge Curse es bastante mediocre. Típica película de terror asiático que se perderá entre otras tantas en cuestión de semanas.

Ojometro:
**

martes, 29 de enero de 2019

Crítica: Pledge (2019)


Película dirigida por Daniel Robbins (Uncaged) y escrita por Zack Weiner, quien también actúa en esta. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 11 de enero, mientras que su salida en formato físico ya está confirmada para el próximo 2 de abril.

Sinopsis:

Un grupo de universitarios de primer año son seleccionados para entrar a una exclusiva fraternidad, aunque pronto se darán cuenta que para lograrlo tendrán que hacer cosas que nunca se hubieran imaginado.



Comentarios generales:

Las fraternidades no son precisamente algo ajeno al género, su presencia siempre ha estado ahí desde hace bastante tiempo pero durante las últimas dos décadas solo han tenido un rol meramente secundario. Situación extraña considerando que estas representan una gran oportunidad para explotar ciertos aspectos que van de la mano con el cine de terror y que Pledge se encarga de recordárnoslo de manera adecuada.

Aunque no sin antes poner cierto reto para el espectador y su tolerancia a los estereotipos, ya que lo que nos trae Robbins es una historia básica, pero que se sustenta enormemente en las actuaciones y en la manera en la que uno pueda llegar a identificarse con estos nerds en su búsqueda por ser populares. Con una primera media hora bastante tediosa y con un humor demasiado simple diseñado para mostrar algunos momentos incómodos, así como la poca habilidad social que tienen para interactuar no solo con las chicas, sino con prácticamente cualquier persona. Todo mientras se logra generar una atmósfera oscura que marca un buen contraste.

Evidentemente las cosas mejoran conforme se van exponiendo las verdaderas intenciones de la fraternidad y porque el nivel de intensidad se incrementa de golpe con lo que se les obliga a hacer a nuestros protagonistas, poniéndolos en situaciones que no son tan extremas o increíblemente grotescas, pero que si provocan cierto nivel de preocupación porque en el fondo uno sabe que esto no está tan alejado de la realidad. Lo malo es que una vez se entra de lleno en la dinámica se decide bajar un poco el ritmo para hacer de la tortura más psicológica y generar ligeras rencillas que ponen a prueba el tema de la amistad entre estos tres nerds, dando pie a una postura un tanto ridícula por parte de uno de ellos que para este punto se siente demasiado forzada considerando las circunstancias.

La parte final me agradó. Aquí es donde la violencia se intensifica y se muestran los momentos de impacto mientras se revela un poco más sobre lo que hay detrás de esta noche de pesadilla, lo cual ciertamente le brinda una dimensión mucho mayor a las cosas y le da sentido a ciertos detalles que no encajaban del todo.

Donde tiene sus mayores fortalezas es sin lugar a dudas en las actuaciones, con un Zachery Byrd (Justin) que resulta el personaje perfecto para poder preocuparte por la situación y con un Aaron Dalla Villa (Max) que realiza a la perfección ese rol villano poco cuerdo. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score no es la gran cosa, el trabajo de sonido es bueno y lo referente a efectos/maquillaje está bien cuidado.

Opinión final: Pledge está entretenida. Película para pasar el rato más que nada.

Ojometro:
***