jueves, 7 de mayo de 2015

Crítica: Sorrow (2015)


Película escrita y dirigida por Millie Loredo, quien además ostenta créditos como productor y director de fotografía. Se estrenó directamente en formato físico y digital el pasado 21 de abril dentro de los Estados Unidos, pero no hay información sobre si tendrá distribución en otros países.

Sinopsis:

Un par de detectives son llamados a la escena de un doble asesinato que parece ocultar algo mucho más que dichas muertes. Todo es confuso y la única persona capaz de esclarecer lo ocurrido es una joven prófuga que semanas antes había sido secuestrada y encerrada en ese lugar.



Comentarios generales:

En ocasiones te topas con películas cuyo potencial parece mucho mayor del que les permite su producción, esas con las que todo el tiempo sientes que con un poco más de dinero y experiencia detrás el producto final pudo ser mejor de lo que es. No son demasiadas, menos en esta época en donde abundan trabajos independientes, pero en Sorrow me encontré con una de esas.

La verdad es que la idea de Loredo es una buena al abrir su historia mostrándonos parte de su conclusión, ya que así genera inmediatamente curiosidad por saber que fue lo que ocurrió dentro de la casa y los sucesos que llevaron a esto; es algo muy simple pero efectivo que además da libertad para contar básicamente lo que sea para llegar a ese momento. El problema en este caso radica en que todo el tema del secuestro no resulta tan impactante como debería e incluso por momentos raya en lo ridículo por las decisiones que toma la protagonista en su primer intento de escape. Simplemente pasa y, salvo por la breve (e igualmente ridícula) aparición de su madre, nunca se generan momentos relevantes que proporcionen esas dosis de drama usuales con este tipo de situaciones.

Lo bueno llega en la parte de la retención, ahí es donde si se siente un aspecto mucho más agobiante con lo que le ocurre al personaje de Mila y aunque las interacciones con sus captores no gozan de elementos aterradores, si brindan una sensación de peligro constante; lo cual se incrementa cuando poco a poco empiezan a mostrar lo dañados que están por medio de diversos asesinatos. Sin embargo, también hay que mencionar que nos enseñan migajas con respecto a sus motivaciones para matar; te haces una idea más o menos del por qué, pero sin un rumbo claro toda la cuestión del secuestro pierde mucho sentido.

También está el hecho de que el escape y la posterior venganza resultan poco satisfactorios, realmente no se les da mucha importancia a estos dos sucesos que, en teoría, deben de marcar un punto de quiebre para la historia.

La parte final es muy anti climática. Es lenta, carece de emociones fuertes y todo se pretende sustentar en diálogos que nunca alcanzan la suficiente fuerza para hacerte sentir interés por lo que vaya a ocurrir; además cuando se quiere agregar shock por medio de un giro las limitaciones en el presupuesto salen a relucir.

De la actuación de Vannessa Vasquez no me quejo, realmente es la única que no luce acartonada cada vez que aparece en pantalla y la frialdad que necesita la evolución de su personaje la consigue de buena forma. La producción es pobre: la fotografía es decente, el trabajo de sonido deja mucho que desear (hay partes donde no es limpio y no se entienden bien los diálogos), hay poco esfuerzo con la ambientación y carece de efectos/maquillaje para incrementar el impacto de las muertes. Lo único que encontré sólido fue el score.

Opinión final: Sorrow está meh. Su historia tenía potencial, pero solo se queda en eso.

Ojometro:
**

lunes, 4 de mayo de 2015

Crítica: Playing with Dolls (2015)


Película dirigida por Rene Perez (Cowboys & Zombies), quien además co-escribió el guión junto con Barry Massoni. De momento solo ha salido en DVD para Europa, donde se estrenó el pasado 6 de marzo; aunque es muy probable que termine saliendo en muchos más mercados con el paso de los meses, incluso por TV.

Sinopsis:

Un asesino serial es liberado a propósito de la prisión para que pueda continuar con su enferma sed de sangre. ¿Sus víctimas? Inocentes mujeres jóvenes a las que desea torturar de maneras inimaginables para cumplir sus perversos deseos.



Comentarios generales:

Hay películas con las cuales simplemente no entiendes su propósito para existir; esas que evidentemente no aportan nada, pero tampoco aplican como un entretenimiento pasajero o mínimo como aberraciones que terminen siendo placeres culpables. Son sin duda de las peores experiencias que uno puede vivir y Playing with Dolls es una de ellas.

Y es que la verdad esto me dejo bastante pasmado por el poco contenido que presenta, ya que salvo por los primeros cinco o diez minutos en donde nos muestran algo de acción, la presentación del asesino y un poco de la vida de la protagonista, todo lo demás es completamente hueco; por lo cual decir que esto es una historia sería una vil mentira. Prácticamente se trata de una serie de eventos random, en donde lo único destacable durante 70 minutos es ver a un chica con pantalones muy ajustados caminar por la calle, manejar un poco y volverla a ver caminar mucho dentro de una casa mientras el asesino la observa sin que esta se dé cuenta.

Eso es todo lo que deben de esperar. Nunca se toman el tiempo para explicar cualquier cantidad de dudas que te surgen o mínimo profundizar en el pasado del asesino y los motivos por los cuales tiene esos problemas; así como su relación con el otro villano. Es, en términos generales, como ver secar pintura.

La parte final es en donde el director suelta toda la carne al asador sin importar que lo que ocurra en pantalla se sienta muy acelerado. A cada situación importante a lo mucho se le dedica un par de minutos para darle sentido, ocasionando que pocas cosas tengan relevancia y lo peor… dejando abierta la puerta a una posible secuela.

De las actuaciones poco se puede decir, Natasha Blasick (Cindy) solo esta de adorno y el resto del elenco aparece de manera muy limitada en pantalla como para poder juzgarlos con más detalle. La producción no está mal: tiene un buen trabajo de fotografía, la dirección de arte es decente, el score es probablemente lo mejor de toda la película y la caracterización del asesino me agrado (por lo cual resulta frustrante lo poco que te cuentan sobre él).

Opinión final: Playing with Dolls es una tomada de pelo de esas grandes. No pierdan su tiempo con esto.

Ojometro:
*

jueves, 30 de abril de 2015

Crítica: Strange Blood (2015)


Primer largometraje del director Chad Michael Ward, quien además escribió el guión.  Se estrenó apenas el pasado 28 de abril vía VOD dentro de los Estados Unidos y tiene programada su salida en DVD para el próximo mes de junio.

Sinopsis:

Henry (Robert Brettenaugh) es un brillante, pero obsesivo científico, que se va a los extremos en su intento por desarrollar una cura para cualquier enfermedad y pronto se ve infectado por un extraño parásito que lo empieza a transformar en un hombre sediento de sangre. Ahora, con el tiempo encima, él tendrá que encontrar la forma de detener lo que le está ocurriendo y prevenir al resto del mundo de ser “curado”.



Comentarios generales:

Tocar el tema de los vampiros desde otros ángulos se está volviendo algo común después de que cierta franquicia para adolescentes le causara un aparente daño irreversible a dicho subgénero. Prácticamente es necesario hacerlo si lo que quieres es captar la atención de los fans y de momento el enfoque favorito parece ser uno en donde todo lo místico de estos monstruos quede de lado para darle más importancia al proceso de transformación; siendo Strange Blood uno de los mejores exponentes que han salido hasta la fecha.

Y es que es claro que la intensión de Michael Ward nunca fue la de regalarnos una historia de vampiros convencional; de hecho, tal vez ni siquiera tenía la intención de que esto fuera sobre vampiros dado a que la temática central sin duda suele estar más ligada con otra clase películas, pero eso precisamente es lo que la hace tan interesante. Aquí vemos a un protagonista cuyas metas iniciales están lejos de ser peligrosas pero aun así todo el tiempo refleja que algo anda mal con él, centrándose en un experimento que desde el primer instante llama tu atención por lo bizarro que resulta y del cual se va revelando poco a poco lo que guarda, sin darte muchas pistas para mantener la duda con respecto a sus efectos dado a que no sabes si el comportamiento de Henry en su totalidad es consecuencia  de este o si simplemente esa es su personalidad.

Evidentemente como consecuencia el ritmo que se maneja es uno lento para darle mayor potencia a la transformación, la cual toma su tiempo y carece de espectacularidad, pero por otra parte logra generar muchos momentos intensos. Esto bajo una atmósfera muy absorbente, incluso tétrica por varios lapsos que ayuda a maximizar la crudeza con la que esta se dá; aunque igualmente sirve para ocultar el poco contenido que presenta. Ya que especialmente durante todo el segundo acto vemos repetirse muchas cosas, haciendo pesado el visionado al no tener un desarrollo con más sustancia o al menos ciertos sucesos que logren brindar algo de suspenso ante la falta de impacto o acción.   

El final en general me gustó. No solo porque es la parte donde muestran de manera mucho más abierta el “vampirismo”, sino porque además el conflicto entre los dos personajes centrales toma un camino que no me esperaba; jugando de manera decente con lo que está bien y lo que está mal.

La actuación de Brettenaugh es realmente buena, no se guarda nada y refleja en pantalla una frialdad impresionante, la cual hace que su transformación sea mucho más potente.  La producción no es nada espectacular, pero cumple: el trabajo de fotografía es bueno a pesar de que en algunas partes se ve demasiado oscura, la dirección de arte solo se limita a un par de sets bien decorados, los efectos son muy austeros y el trabajo de maquillaje, si bien discreto, logra hacer buenas cosas con la decadencia sistemática de Henry.  

* Contiene una escena post-créditos

Opinión final: Strange Blood no es perfecta, pero es una buena película. Vale la pena darle una oportunidad.

Ojometro:
****

lunes, 27 de abril de 2015

Crítica: Infernal (2015)


Película escrita y dirigida por Bryan Coyne, quien hace su debut tras la cámara dentro de la pantalla grande. Se estrenó el pasado 10 de abril de manera limitada en cines y diversas plataformas digitales dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

Una joven pareja recibe a su primera hija poco después de haberse casado. Su vida transcurre normal hasta que ocho años después esta empieza a comportarse de manera por demás extraña y fenómenos poco comunes se producen dentro de su casa; provocando graves conflictos entre sus padres que no solo tendrán que hallar una explicación lógica, sino también la manera de salvar su matrimonio.



Comentarios generales:

La combinación found footage - anticristo/niños demoníacos es una que durante estos últimos años se ha vuelto bastante popular y gracias a ello hemos podido ver varios trabajos referentes a esto de manera más seguida. El problema es que el formato no parece ser el más idóneo para exponer dicho tema de la mejor manera posible, generando así mucha basura barata que no ha aportado nada al género y la verdad es que Infernal no es la excepción. 

Realmente da la impresión de que Coyne no tenía la más mínima idea de lo que quería contar y como mostrárnoslo, ya que el formato desde el primer instante luce extremadamente forzado, sin justificación sólida para utilizarlo todo el tiempo; generando así una cantidad de tomas muy incomodas a la vista que lo único que logran es volver la experiencia poco agradable. Algo que empeora cuando durante prácticamente toda la primera hora más que una historia sobre el anticristo lo que ves es un drama como pocos que involucra los problemas de una pareja, donde te ensartan desde entrevistas en una boda con personajes que no vuelves a ver, hasta las actividades más rutinarias que no aportan absolutamente nada. Lo mismo que discusiones… muchas (absurdas) discusiones.

Se trata de algo que da vueltas una y otra vez bajo un ritmo lentísimo, cuyo principal propósito en teoría es causarte interés por la maldad que rodea a una pequeña niña pero eso no se da; en gran parte porque no te explican nada.

De entrada no sabes por qué es hija de un demonio o qué la liga a este, simplemente te muestran algunas escenas donde aprecias muy poco de sus interacciones y lo único que cambia una de la otra es la iluminación. Además nunca se hace el intento por profundizar en el aspecto diabólico de la historia; justo cuando pretenden hacerlo por medio del análisis de vídeos o la presencia de un cura el director recurre a los problemas maritales nuevamente para sacarse de encima esto, lo cual limita básicamente a que el terror se trate de generar por medio de un “muah ha ha” que a lo mucho provocará risas.

El final más o menos se salva. En especial porque es la única parte donde nos muestran elementos ya conocidos que pretenden crear ciertos momentos de impacto por medio del personaje de Imogene y porque finalmente se le da justificación a algo insignificante que ocurrió durante la primera media hora.

Las actuaciones son totalmente genéricas; Andy Ostroff (Nathan), Heather Adair (Sophia) y Alyssa Koerner (Imogene) nunca dejan algo para remarcar e incluso me atrevería a decir que hubieran conseguido lo mismo con actores amateurs. La producción es mala: la implementación de cámaras manuales es muy pobre (algunas tomas son en ángulos terribles), la iluminación deja mucho que desear, el score parece sacado de una atracción de feria y los efectos son ínfimos.

Opinión final: Infernal es un suplicio de inicio a fin. Evítenla.

Ojometro:
*