jueves, 25 de agosto de 2016

Crítica: The Purge: Election Year (2016)


Tercera entrega de la franquicia, la cual nuevamente fue escrita y dirigida por su creador James DeMonaco. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de julio y en México hizo lo propio apenas este 19 de agosto; recaudando hasta la fecha $102.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Años después de haberle perdonado la vida al hombre que mató a su hijo, Leo Barnes (Frank Grillo) se ha convertido en el jefe de seguridad de la senadora Charlie Roan (Elizabeth Mitchell). Una candidata presidencial cuyo principal objetivo es eliminar la purga anual y a la que tendrá que proteger a toda costa en dicha festividad de aquellos que se benefician de las miles de muertes año con año.



Comentarios generales:

La franquicia de The Purge es un tanto atípica dentro del género gracias a que se trata de una en donde la segunda entrega fue, por mucho, mejor que la original y eso le brindó una nueva oportunidad para poder expandirse que por lo regular muchas otras no tienen. Es por eso que Election Year estaba obligada a cumplir a como dé lugar con resultados positivos, mucho más considerando que el contexto actual de la elección de los Estados Unidos le quedaba como anillo al dedo. Algo que para nuestra fortuna logra, aunque no con la efectividad tan alta como su predecesora.

Y es que la verdad se nota de manera instantánea que DeMonaco se siente muy cómodo con el tono adquirido en Anarchy, lo cual provoca que ahora su atención se centre mucho más en lo que hay detrás de la purga y por ello recurre a temas que actualmente son relevantes en su país como los programas sociales (algo que sirve para re-introducir un personaje de la primera entrega), las fricciones raciales y, claro, la carrera presidencial. Brindándole así un inicio mucho menos tenso de lo acostumbrado, ya que ahora los momentos previos a esta fatal festividad se centran más en el lado humano en lugar del simple desquicio social que provoca; sin dejar de lado los conflictos que le darán sentido más adelante, así como algunos aspectos que se integran para mostrar la evolución que ha tenido con el pasar de los años como es el caso de los turistas asesinos.

Realmente no es tan complicado descifrar lo que va a ocurrir, así que cuando finalmente da inicio la ola de brutalidad lo que hace el director es recurrir a escenas de acción para establecer un ritmo caótico que nunca volverá a disminuir y que ayuda muchísimo a mantener esa sensación de peligro constante durante la persecución. Aunque al hacer esto se pierde un poco el aspecto perturbador de las entregas anteriores, no tanto por la falta de violencia o sangre, sino porque ahora no se le da demasiado énfasis a las locuras que hacen las personas durante esta noche y ciertamente los pocos ejemplos mostrados no tienen peso, con algunos rayando incluso en lo caricaturesco.

En general todo fluye de manera agradable, sin embargo, llega un punto en donde la película pretende darle muchas vueltas a ciertas cosas y eso genera inconsistencias que convierten al segundo acto en uno poco atractivo. Uno en donde la esencia de la purga pasa a segundo término, lo cual disminuye el nivel de impacto de forma considerable.

Afortunadamente esa esencia regresa para la parte final, una en donde se utilizan ciertas referencias nazis para seguir explicando el trasfondo oscuro que existe detrás de la purga y que termina proporcionando el desenlace satisfactorio lleno de acción. El cual no deja tan claro si este es el cierre definitivo o si habrá una cuarta entrega (lo que es probable).

Las actuaciones cumplen, realmente de todos los actores principales hacen un trabajo adecuado considerando que se ven a obligados a mezclar de manera mucho más frecuente emociones fuertes con algo de humor. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía no varía mucho con respecto a las entregas anteriores, la dirección de arte cumple, el score está ok, el trabajo de sonido es destacado y los efectos en su mayoría son sólidos.

Opinión final: The Purge: Election Year está entretenida. No llega al nivel de la 2da entrega, pero se pasarán un buen rato.

Ojometro:
****

lunes, 22 de agosto de 2016

Crítica: On the Brain (2016)


Primer largometraje del director Kevin Van Stevenson, cuyo guión fue escrito por Brandon Trask. Se estrenó el pasado 12 de julio vía DVD y VOD dentro de los Estados Unidos, mientras que su llegada a otros mercados está en duda (aunque es probable que llegue por medio de TV).

Sinopsis:

Un sheriff recién llegado descubre que hay algo verdaderamente mal en el apartado pueblo de Golden Torch. Un lugar en donde no tiene muchos aliados y del cual rápidamente se da cuenta que tal vez no salga con vida.



Comentarios generales:

Para estas alturas uno supondría que el realizar películas sobre zombies/infectados es algo de mero trámite considerando el auge que han tenido desde inicios de la década. Evidentemente no digo que sea sencillo, pero por lo general lo complicado es encontrar una idea lo suficientemente original para resaltar sobre el resto debido a que la estructura de estos trabajos no suele cambiar demasiado y funciona en un porcentaje bastante alto de las veces; sin embargo, en ciertas ocasiones nos topamos con cosas tan malas que ni siquiera lo más básico pueden hacerlo bien y On the Brain es un perfecto ejemplo de eso.

Ya que lo que nos regalan Stevenson y Trask es una historia sin pies ni cabeza, la cual inicia de manera extremadamente lenta enfocándose en una alcaldesa omnipotente que por alguna razón maneja un restaurante y en un sheriff que impone poco respeto, los cuales en lugar de colaborar para combatir el ataque de infectados se ponen inmediatamente en contra (dejando parado al personaje principal todavía más como un bueno para nada). Un punto que pareciera irrelevante, pero que termina quitando todo el misterio sobre el origen de la infección de manera muy rápida, generando así una serie de ataques cuya relevancia es nula para el proceso de investigación que consumirá gran parte de lo que resta del metraje.

Todo esto obliga a utilizar un ritmo muchísimo más pausado y, por ende, la película se vuelve aburridísima a partir del segundo acto, no solo por la carencia de momentos verdaderamente potentes que involucren a los infectados (casi todas las escenas de impacto o muertes son fuera de cámara), sino porque además le agregan un triángulo amoroso de la nada para generar tensiones. Un movimiento absurdo que no hace ningún tipo de aportación y ni siquiera logra su cometido, el cual además solo revuelve muchísimo más el limitado concepto de la infección; uno que pasa completamente a segundo término y que es confirmado bajo la teoría más absurda que se puedan imaginar.

La parte final te da la sensación de que fue construida en pleno momento, sin ningún tipo de control de calidad y esperando a que todo quedara mínimo decente para darle así algo de fluidez a la historia. Esto porque se siente increíblemente forzado como de pronto un personaje secundario se convierte en el verdadero héroe. Simplemente es imposible creerle y eso provoca que la resolución del inevitable conflicto sea demasiado floja; además de que carece por completo de elementos característicos de esta clase de cine.

Las actuaciones son malas, todas resultan muy planas y carentes de emoción como para poder causarte interés en unos personajes que, en teoría, se encuentran frente a un peligro como ningún otro. La producción es muy pobre: el trabajo de fotografía deja mucho que desear, la dirección de arte es casi inexistente, el score no tiene nada destacado, el trabajo de sonido es pésimo y la cuestión del maquillaje es decente a lo mucho.

Opinión final: On the Brain es malísima. Una de las peores películas sobre zombies/infectados que he visto en años recientes.

Ojometro:
*

jueves, 18 de agosto de 2016

Crítica: Green Room (2016)


Película escrita y dirigida por Jeremy Saulnier (Murder Party). Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de abril, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 12 de julio.

Sinopsis:

Los miembros de una banda de punk rock se ven forzados a pelear por sus vidas después de presenciar un asesinato dentro de un bar de neo-nazis en las profundidades de los bosques en Oregón.



Comentarios generales:

Cuando piensas estrenar un filme independiente uno de los principales obstáculos es la poca promoción que se logra conseguir, ya que por lo regular todo se limita a festivales e internet; sin embargo, en esta ocasión dicho obstáculo se vio superado justo cuando hace un par de meses falleció el actor Anton Yelchin. Una tragedia que puso en el radar de muchísimas personas a Green Room y con ello una presión extra por satisfacer ciertas expectativas que inicialmente no se tenían contempladas. Expectativas que afortunadamente no solo cumple, sino que las supera de manera más que amplia.

Esto porque lo que nos regala Saulnier es un trabajo de una nota bastante alta en la que desde los primeros minutos se encarga de imprimirle una atmósfera no solo que vaya acorde al estatus deprimente de esta banda de rock, sino que además sea un indicativo constante sobre el peligro que corren durante su búsqueda de fama. Ofreciendo así un primer acto en donde realmente no ocurre nada extremo, pero el cual cuenta con un nivel de tensión constante que obliga al espectador a hacerse de la idea de que claramente estos personajes se encuentran condenados por estar en el lugar y momento equivocados; donde el escenario más alentador para ellos es una muerte rápida en la que no sufran demasiado.

Lo cual evidentemente no ocurre y como resultado tenemos una presentación de bandos que obliga a dividir las acciones en dos escenarios para crear contraste: uno en donde la tensión se encuentra a tope y otro donde prevalece una aterradora frialdad. Algo que, combinado con un excelente ritmo y trabajo de edición, hace que la dinámica de la película sea un deleite; la cual no permite ni un solo segundo de relajación para que, cuando finalmente ambos escenarios se junten, el nivel violencia e intensidad genere algo bastante crudo en muchos sentidos.

Y es que sin duda uno de los puntos fuertes de la película (así como una de las principales virtudes de su director) es presentar todo de manera seca, sin muchos rodeos. Aquí los actos heroicos no existen y cada muerte se presenta de forma contundente para añadir impacto, al igual que un aire de desesperanza para las víctimas que provoca que uno quiera verlos salir de ahí con vida a como dé lugar.

La parte final está diseñada para brindar un breve respiro con algunos momentos de dialogo para el desarrollo de ciertos personajes y regresar con la fuerza necesaria para construir un clímax satisfactorio que continúe con la crudeza de los dos actos previos. Uno que no solo te hará querer ver a las victimas salir adelante, sino que además muestra un pequeñísimo nivel de humanidad cuando realmente parecía haber dejado de existir en esta historia.   

Las actuaciones son buenas, realmente todos los involucrados cumplen muy bien con sus respectivos roles; aunque la presencia de Patrick Stewart sin duda le añade un extra con su actuación fría e intimidante. La producción es de destacar: el trabajo de fotografía es excelente, la dirección de arte cumple sin ser espectacular, el score resulta un gran complemento, el trabajo de sonido es bueno y toda la cuestión de efectos/maquillaje no es precisamente llamativa, pero logra su cometido en las escenas de mayor impacto.

Opinión final: Green Room es en extremo recomendable. Sin duda se trata de una de las mejores propuestas de 2016.

Ojometro:
*****

lunes, 15 de agosto de 2016

Crítica: The Funhouse Massacre (2016)


Película dirigida por Andy Palmer (Find Me), cuyo guión fue escrito por Ben Begley. Se estrenó en VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos el pasado 7 de junio, aunque todavía están pendientes las fechas de su llegada a otros mercados.

Sinopsis:

Seis de los psicópatas más peligrosos del mundo se escapan de un manicomio y proceden a desatar el terror entre el público dentro de una casa de los horrores durante la noche de Halloween, la cual está inspirada precisamente en sus crímenes más sangrientos.



Comentarios generales:

Robert Englund es uno de los personajes más queridos y respetados dentro del género, así que cuando una película cuenta con su participación es prácticamente una obligación verla. Obvio con esto las expectativas crecen y en el caso de The Funhouse Massacre había mucha curiosidad considerando que la vendían como un homenaje a los trabajos de atracciones de los 80s (especialmente The Funhouse de Tobe Hooper), algo que sin duda cumple; aunque con un humor que podrá no ser muy atractivo para todo el mundo.

Y es que después de un inicio sangriento que establece lo peligrosos que son los psicópatas (con sorpresa incluida que seguro causará malestar) la película cae en una dinámica sustentada en un humor muy simple por medio de personajes estereotipados que, además de no aportar mucho, te mete la idea de que el aspecto cómico será lo dominante en una historia cuya esencia tendría que ser la violencia. Provocando así que el primer acto sea uno bastante lento, pero que poco a poco se va recuperando conforme las acciones se trasladan dentro de la atracción y se empieza a explicar de mejor manera lo que hay detrás de este macabro plan para generar un deseo genuino por querer ver la masacre que nos espera.

Una que es realmente efectiva y sin duda el alma de todo esto, ya que la manera en la que se desarrolla es algo muy entretenido de ver gracias al balance entre humor/gore que el director logra; uno que además se ve beneficiado por un ritmo caótico y un trabajo visual en extremo llamativo. En verdad todo lo que tiene que ver con la casa de los horrores está muy bien hecho y por lo mismo el espectador siente como si estuviera dentro de una de estas atracciones; en donde además se muestra un aspecto un tanto perturbador sobre como las personas bien podrían no diferenciar en ciertas circunstancias lo que es verdad y lo que es ficción.

Para nuestra mala suerte la parte final decae un poco, no tanto por la ausencia de sangre o momentos de impacto, sino porque se siente muy acelerada. La mayoría de los psicópatas pasan a segundo término y el conflicto que a lo largo de toda la película se va construyendo termina de manera abrupta, sin demasiadas respuestas y con la clara encomienda de dejar preparado el camino para una posible secuela.

Las actuaciones están bien, no son ninguna maravilla y por lapsos el humor manejado vuelve a ciertos personajes detestables, pero en general cumplen con su propósito. La producción es de factura sólida: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es lo mejor de la película, el score está ok, el trabajo de sonido tiene altibajos, los efectos son en su mayoría prácticos bien hechos y la cuestión del maquillaje no desentona.

Opinión final: The Funhouse Massacre me entretuvo. Ciertamente no es para todos los gustos, pero si logran digerir su humor seguro pasarán un buen rato.

Ojometro:
***