viernes, 13 de septiembre de 2019

Crítica: Recovery (2019)


Primer largometraje del director John Liang, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Scott Rashap. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 4 de junio, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Las pacientes y el staff medico de una recluido centro de tratamiento para drogas tendrán que pelear con algo más que sus propios demonios cuando un misterioso asesino empiece a matarlos uno por uno.



Comentarios generales:

Existen películas que no te provocan ningún tipo de reacción cuando ves su trailer o lees su sinopsis, simplemente asumes el riesgo de que el resultado puede ser extremo para bien o para mal y empiezas a verla. No es algo tan común pero suele ocurrir, sobre todo cuando te dedicas a escribir sobre cine durante todo el año y eso fue precisamente lo que me pasó con Recovery.

Un trabajo bastante mediocre con el cual Liang no hace su mejor presentación al regalarnos una historia con la que nunca es capaz no solo de ofrecer algo relativamente fresco, sino en añadirle por lo menos algo de viveza. Ya que desde el inicio lo que vemos no te transmite nada y para colmo el personaje principal (Ronnie) es extremadamente odioso como para que uno pueda sentir cierta curiosidad ante su situación, convirtiendo así el primer acto en un aburridísimo viaje con discusiones y peleas forzadas que tratan de añadir cierto contexto sin demasiado éxito.

Es hasta que se presenta la primera muerte cuando las cosas adquieren un tono distinto y evidentemente el misterio por saber quién es el asesino es lo que sustenta un segundo acto en el que tampoco pasa demasiado. Todo se sigue centrando en el errático comportamiento de Ronnie para generar dudas que por un momento resultan razonables, pero esto dura poco y pronto lo que vemos empieza tornarse sumamente repetitivo. Ocasionando así que los minutos que supuestamente tendrían que ser los más tensos solo queden parados como anecdóticos gracias a que solo proporcionan alguno que otro momento de impacto sin grandes consecuencias.

De la parte final por lo menos tengo que reconocer que la relevación de la identidad del asesino está bien manejada, incluso diría que es hasta algo sorpresiva y evidentemente lleva a la parte más dinámica de toda la película. Donde se puede ver más violencia pero en general solo se limita presentar persecuciones vacías y una resolución anticlimática.

Las actuaciones no son para destacar, Stephanie Pearson (Ronnie) como la protagonista nunca logra provocarte ningún tipo de empatía y la actitud de su personaje cansa como a los diez minutos; mientras que el resto del elenco solo está de adorno la mayoría del tiempo. La producción es pequeña: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte y el score son genéricos, el trabajo de sonido cumple, los efectos son muy básicos y la labor de maquillaje simple.

Opinión final: Recovery es decepcionante. Película que pasará sin pena ni gloria y olvidarán en un par de días.

Ojometro:
**

martes, 10 de septiembre de 2019

Crítica: It: Chapter Two (2019)


Segunda parte que cuenta nuevamente con la participación de Andy Muschietti tras la cámara y el regreso de Gary Dauberman como el escritor del guión. Se estrenó en Estados Unidos y México (así como otros países) el pasado 6 de septiembre, recaudando $185 millones de dólares en taquilla  a nivel mundial.

Sinopsis:

27 años después de su primer encuentro con el aterrador Pennywise, el “Club de los Perdedores” ha seguido con sus vidas y han olvidado lo ocurrido; aunque una devastadora llamada telefónica hará que todos regresen a Derry para enfrentar su pasado.



Comentarios generales:

Tras el éxito arrollador que fue la primera parte, sin duda el panorama para It: Chapter Two era un tanto complejo debido a que por un lado tenía que cumplir con las expectativas inalcanzables que los productos mainstream suelen generar y por el otro tratar de brindar una continuación que fuera lo más apegada a un material de origen que de por si presenta muchas dificultades. Realmente existían diversos factores para que se diera un desastre de proporciones importantes, pero al final creo que el resultado terminó siendo uno disfrutable. 

Y es que en esta segunda parte es claro que Muschietti y Dauberman deciden tomar más riesgos ahora que no cuentan con la limitante de tener un elenco totalmente infantil, regalándonos así una película más violenta y oscura, cuya primera mitad es en verdad sobresaliente gracias a que logra combinar de gran manera los sucesos escritos por Stephen King con algunas escenas nuevas. Generando una dinámica entre el grupo de amigos que resulta muy natural y también una sensación de peligro importante ante las acciones de Pennywise que sin duda brindan un nivel de terror mucho mayor con respecto a la primera parte.

Este último aspecto siendo fundamental porque no solo se da por medio de un incremento en la violencia, sino que en general se muestra una mejor construcción en momentos clave cuando se empieza a recurrir de manera más constante a los flashbacks. Con los cuales se logra un buen balance y, sobre todo, no se realizan cambios bruscos con respecto al ritmo para que así cada encuentro con el payaso o sus distintas formas resulte efectivo, ya sea tanto con los niños como con los adultos.

Ante lo mencionado previamente todo transcurre sin demasiados problemas como por unos 110 minutos, pero una vez pasado este tiempo la película sufre de algunos altibajos. Principalmente porque la sensación de urgencia por mostrar muchas cosas en pantalla empieza a ser palpable y con esto llegan varios de los mayores cambios u omisiones al libro para lograr que todo encaje dentro del tiempo establecido; además de que se empieza a recurrir a un humor innecesario. Aunque afortunadamente nada es tan terrible como para dañar en demasía el producto general.

Llevando así a un final que me dejó un sabor agridulce. Ya que aunque si se apega un poco más al libro y cuenta con ese aire de evento trascendental, este también sufre de una enredosa elaboración que no deja que el conflicto fluya como debería; añadiéndole situaciones que en realidad no aportan nada y solo alargan un enfrentamiento que tendría que ser más directo para lograr un mayor impacto.

Las actuaciones son geniales, la verdad es que la elección del elenco adulto fue igual de impecable que el del infantil: James McAvoy, Jessica Chastain, Bill Hader, James Ransone, Jay Ryan e Isaiah Mustafah están impecables y verdaderamente sientes que son una extensión natural de los niños. Mientras que Bill Skarsgard sigue haciendo una labor muy sólida como Pennywise, ofreciendo algunos momentos realmente aterradores.

En cuanto a producción mantiene la gran factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte genial, cuenta con un gran score, el trabajo de sonido es impecable y la labor de maquillaje es de primer nivel. Solo algunos efectos en la parte final dejan algo que desear con un CGI que no resulta del todo adecuado.

Opinión final: It: Chapter Two me gustó. Tiene varios de los mismos problemas que la primera parte, pero el producto en general lo disfruté más.

Ojometro:
****

viernes, 6 de septiembre de 2019

Crítica: Darlin’ (2019)


Película escrita, dirigida y co-protagonizada por Pollyanna McIntosh, la cual significa su debut tras la cámara. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 12 de julio, aunque todavía no hay información sobre cuándo saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Después de ser encontrada en un hospital, la salvaje adolescente conocida como Darlin (Lauryn Canny) es llevada a una casa hogar manejada por un obispo y sus obedientes monjas para rehabilitarla y demostrar el milagroso trabajo de la iglesia. Aunque lo que no saben es que la joven no está sola, ya que la mujer salvaje que la crio hará todo lo posible para recuperarla.



Comentarios generales:

Si hace diez años alguien me hubiera preguntado si creía que “Offspring” era el inicio de una trilogía me hubiera reído bastante, vamos… incluso si alguien me hubiera preguntado en 2011 si “The Woman” iba a tener una secuela mi reacción hubiera sido la misma. Sin embargo, este negocio da muchas vueltas y en el género de terror todo es posible, así que mientras exista alguien interesado en realizar determinada película de alguna u otra forma esta verá la luz y ciertamente el que Darlin’ lo haya hecho es algo que por lo menos merece ser atendido.

Esto porque claramente se trata de un proyecto muy personal por parte de Pollyanna McIntosh, quien opta por traernos una secuela que se siente más como una espiritual y no tanto como una directa gracias a que la conexión con su predecesora es realmente frágil. Ofreciendo así una historia que durante los primeros 40 minutos resulta bastante caótica y con poca identidad al nunca encontrar un balance adecuado para presentar la re-adaptación de Darlin a la sociedad civilizada y las acciones violentas de la madre, generando con esto un ritmo extraño que nunca deja que las acciones fluyan de manera correcta.

Es hasta el segundo acto cuando las cosas se estabilizan y en gran medida se debe a que la crítica hacia la iglesia se vuelve el centro de atención, aunque al hacer esto prácticamente la película se vuelve un drama en donde poco a poco todo lo referente al terror va desapareciendo. Obviamente existe alguno que otro elemento que aporta sangre e impacto, pero en realidad se sigue un camino recto, incluso diría predecible; con el cual se diseña todo para explotar el morbo por saber en su totalidad las intenciones del obispo y por ver si en algún punto Darlin regresa a sus raíces salvajes.

Llevando así a una parte final en la que se revela algo que termina por quitarle cierto interés al tema del obispo. Aunque por otra parte se logra construir un cierre con cierta fuerza en la que la violencia vuelve a estar presente y brinda una conclusión lógica para los dos personajes centrales. 

En cuanto a las actuaciones McIntosh no ofrece algo muy distinto a lo que vimos previamente y su rol es limitado, mientras que el resto del elenco lo hace bien; en especial Lauryn Canny como su “hija” salvaje. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte simple, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido cumple, los efectos son sencillos y la labor de maquillaje acertada.

* Cuenta con una escena post-créditos

Opinión final: Darlin’ está aceptable. Película recomendable más que nada para fans de las dos anteriores.

Ojometro:
***

martes, 3 de septiembre de 2019

Crítica: Gwen (2019)


Película escrita y dirigida por William McGregor, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en cines dentro del Reino Unido durante el mes de julio, mientras que en los Estados Unidos hizo lo propio en VOD el pasado 16 de agosto. Todavía no se sabe si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Luchando contra la misteriosa enfermedad de su madre, la ausencia de su padre y con una compañía minera que trata de quitarles su tierra, la joven Gwen (Eleanor Worthington-Cox) pronto empezará a notar como una peculiar oscuridad rodea su casa y su comunidad se pone en contra de su familia.



Comentarios generales:

Con el éxito que significó “The Witch” las películas de época dentro del género de terror tomaron un nuevo aire, así que no es tan raro que salgan propuestas que quieran ser la nueva referente dentro de esta clase de cine. Lo malo es que lograr este objetivo no es algo tan simple, sobre todo porque se trata de películas que apuestan por una fórmula que básicamente actúa como repelente para un porcentaje importante de la audiencia, convirtiéndolas así en unas de nicho y Gwen creo que es un claro ejemplo de esto.

Ya que lo que ofrece McGregor apuesta completamente por explotar la atmósfera e ir construyendo bajo un ritmo lento una historia deprimente con la que desde el primer minuto el espectador comprenda que la situación de Gwen es la peor posible y así establecer el tono predominante desde muy temprano. Centrándose más que nada en una dinámica familiar en la que las fricciones son constantes y en donde se da a conocer la problemática de la compañía minera, la cual durante el primer acto no representa gran peligro pero su simple presencia hace que uno empiece a dudar de ciertas situaciones en las que podría o no estar detrás.

Y es que aquí estamos ante una película en donde nada es claro y prácticamente todo se deja a la interpretación una vez que el estado físico de la madre empeora, utilizándola como el medio para ir integrando elementos que puedan generar momentos de relativo impacto o sospecha. Sobre todo porque te dan breves indicios de que, tal vez, ella podría ser más de lo que aparenta y en base a esto gira prácticamente un segundo acto con tintes mucho más trágicos en los que se expone el conflicto pero tampoco se hace demasiado como para elevar la intensidad de las cosas y todo sigue avanzando a un ritmo que no ayuda al desarrollo general.

La parte final no la la encontré mala, pero si poco satisfactoria. Para este punto uno espera que tanto sufrimiento por lo menos lleve a una situación que logre cambiar un poco la dinámica y deje atrás por algunos instantes la pasividad en las acciones; sin embargo, aunque tratan de hacerlo, el resultado termina siendo pobre y la conclusión te deja con una sensación de indiferencia muy fuerte cuando, en teoría, tendría que ser todo lo contrario.

Las actuaciones son correctas, realmente nadie destaca porque tampoco se trata de una película que exija demasiado a su elenco. La producción cumple: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte correcta, el score es sólido, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son mínimos y la labor de maquillaje solo atiende aspectos básicos.

Opinión final: Gwen está ok. Si tienen un nivel de paciencia alto seguro la disfrutarán, pero si no, lo mejor es que la eviten.

Ojometro:
***