martes, 4 de agosto de 2020

Crítica: Blood Quantum (2020)


Película escrita y dirigida por Jeff Barnaby, quien hace su primera incursión dentro del género. Se estrenó en VOD dentro de Canadá y los Estados Unidos durante el mes de abril, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 1 de septiembre.

Sinopsis:

Es 1981 y los muertos andan volviendo a la vida dentro de la aislada reserva Mi'kmaq en Red Crow, a excepción de sus pobladores nativos que por alguna extraña razón son inmunes a la plaga zombie.  



Comentarios generales:

Ya he manifestado en ocasiones anteriores que el cine de zombies es de mis favoritos debido a que difícilmente me aburre, esto a pesar de que lleva toda una década siendo exprimido como pocos. Obviamente esto no quiere decir que todas las películas me gusten y es claro que la falta de creatividad ha vuelto cada vez más complicado que generen gran interés entre los fans gracias a lo habituales que resultan, pero de vez en cuando salen trabajos que valen la pena y tristemente pasan de noche, tal como es el caso de Blood Quantum.

Una propuesta traída por Barnaby que, si bien cuenta con elementos característicos que se pueden ver en cualquier historia de zombies, también trata de poner sobre la mesa ciertas cosas que le puedan dar un sello distintivo. Y para ello se sustenta en una idea tan simple como la inmunidad de una determinada población con la cual no solo se establece un conflicto de “ellos contra nosotros” en un escenario apocalíptico, sino que además sirve como un tipo de analogía sobre la extinción de los pueblos indígenas gracias a la invasión del hombre blanco.

Aunque afortunadamente esto no está tan politizado como parece; de hecho, ni siquiera existe una intención clara sobre explotar dicho mensaje y eso se puede comprobar durante una primera media hora en la que se establece más que nada un drama entre determinados personajes que planta la semilla para los conflictos que están por venir. Haciendo de esta parte ciertamente la menos atractiva debido a que en este punto el ritmo no es precisamente el más ágil y el inicio del caos se tarda en llegar, a pesar de que siempre está presente la amenaza.

Es pasando los treinta minutos del metraje cuando las acciones se tornan violentas y se empieza a construir poco a poco una atmósfera que logre reflejar de mejor manera el deplorable estado de la humanidad, además de profundizar en las problemáticas de raza. Todo mientras también se va aumentando el nivel de violencia gracias a un impecable trabajo de efectos prácticos que proporcionan el shock visual necesario para solidificar la parte de terror que hasta este punto no había sido tan marcada.

Dejándonos así una parte final que en términos generales es agradable. Por ahí se puede argumentar que hay cosas que se desarrollan de manera un tanto acelerada y por lo mismo el conflicto familiar no resulta tan intenso como debería, pero la sangre y la acción hacen que sea lo suficientemente entretenida como para que esto no afecte demasiado. Además de que el cierre no se va por el camino feliz.

En el tema de las actuaciones realmente el elenco (conformado en un 95% por actores nativos) me resultó bastante desconocido, pero en su conjunto logran realizar una labor muy sólida que le da una identidad plena al filme. Mientras que en la producción las cosas son de calidad: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido es limpio, la labor de maquillaje resulta efectiva y los efectos prácticos son sin lugar a dudas uno de los puntos fuertes de toda la película al ser de primer nivel.

Opinión final: Blood Quantum me gustó. Película de zombies con mucha sangre y una temática que la hace alejarse un poco del resto. 

Ojometro:
****

viernes, 31 de julio de 2020

Crítica: Body Cam (2020)


Película dirigida por Malik Vitthal, cuyo guión fue co-escrito por Richmond Riedel y Nicholas McCarthy. Se estrenó en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 14 de julio.

Sinopsis:

Cuando una detención de tránsito de rutina termina en una inexplicable y violenta muerte de uno de sus colegas, la oficial Lomito (Mary J. Blige) se topa con un video sobre el incidente que solo se reproduce ante sus ojos. Llevándola así a una carrera contra el tiempo para descifrar lo que está detrás de los asesinatos de sus compañeros.



Comentarios generales:

Los últimos meses han sido sumamente tensos dentro de los Estados Unidos por motivos raciales que involucran a la policía de aquel país, así que cuando se anunció que Body Cam se iba a estrenar durante el verano no fueron pocos los que pensaron que el estudio se estaba tratando de aprovechar de la situación para explotar la agenda. Sin duda un pensamiento lógico considerando la temática de la película, aunque ciertamente sus intenciones no van tanto por ese camino.

Obvio lo presentado por Vitthal si tiene un subtexto racial evidente, pero en realidad la primera intención es ofrecer una experiencia con tintes mucho más ligados a lo paranormal que a lo social.

Lo cual se puede percibir en los primeros cinco minutos que establecen claramente sobre lo que va la historia y el tono que será predominante para que así el primer acto resulte disfrutable debido a que surgen varias preguntas que le añaden mucha sustancia al misterio en el que gira todo esto. Llevando así a algunas situaciones donde se logra construir una atmósfera oscura y ofrecer una serie de muertes que proporcionen un nivel de intensidad elevado para dejar parada a la amenaza como algo verdaderamente peligroso.

Una fortaleza que piensas será predominante durante el resto del metraje, pero que lamentablemente poco a poco se empieza a desvanecer debido a que de manera progresiva las cosas se vuelven repetitivas y se opta mejor por seguir un camino distinto en el que no resulta tan complicado descifrar lo que hay detrás (y en donde el tema social tiene más peso). Esto al menos en el lado policíaco, ya que en el aspecto paranormal todo empieza a enredarse hasta el punto de dejarte cuestionando sobre si en verdad lo ocurrido tiene lógica y si los traumas ligados al personaje principal tienen algún tipo de relevancia.

Ocasionando con esto que la parte final sea poco interesante, a pesar de que visualmente se hace el esfuerzo para que lo sea. Vamos… no es mala, sin duda tiene fuerza; sin embargo, el hecho de que sepas de antemano lo que va a ocurrir le quita impacto y además se te dejan algunas preguntas importantes sin responder.

En el tema de las actuaciones es donde se encuentra uno de sus principales problemas. Y es que Mary J. Blige como la protagonista simplemente no funciona, no es creíble como oficial de policía y, sobre todo, tiene unas limitantes enormes para poder expresar determinadas emociones que son vitales para un personaje cuyo sufrimiento tendría que ser uno de los puntos clave para sostener la historia.

La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte no es nada del otro mundo, el score cumple, el trabajo de sonido es bueno, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje tiene algunas cosas de gran nivel.

Opinión final: Body Cam está ok. Película con ambiciones mucho más grandes que no las llega a alcanzar, pero con la que se puede pasar el rato.

Ojometro:
***

martes, 28 de julio de 2020

Crítica: Abigail Haunting (2020)


Película escrita y dirigida por Kelly Schwarze (Alien Domicile), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Charisma Manulat. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de marzo, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Después de escapar de una relación llena de abusos, Katie (Chelsea Jurkiewicz) regresa a la casa adoptiva en la que creció. Un lugar que no le trae los mejores recuerdos y en donde su madre adoptiva guarda un oscuro secreto.



Comentarios generales:

Probablemente no exista un subgénero de terror menos apto para el cine independiente que el de casas poseídas, no solo por ser uno explotado hasta el cansancio, sino porque además se trata de uno que necesita de determinados valores de producción para que funcione. Algo que en trabajos independientes es difícil de encontrar debido a las limitantes del presupuesto que obligan a tratar de trasladar las fortalezas de la película a otras áreas que por lo regular terminan cayendo en los terrenos conocidos de siempre y con los cuales Abigail Haunting se termina hundiendo.

Ya que lo que nos trae Schwarze es una historia genérica con la que realmente no pretende contar algo nuevo, lo cual no tiene nada de malo; sin embargo, la manera en la que lo hace es lo menos imaginativa y atractiva posible.

Con un primer acto en exceso lento que pretende establecer al personaje de Katie como alguien poco confiable tanto por sus actos como por su estabilidad mental y emocional, pero realmente en ningún punto te logran convencer que se trata de alguien por quien debas de sentir demasiado interés o empatía gracias a que todas sus acciones son genéricas. Provocando así que cada escena resulte por demás predecible y por lo consiguiente el pasar de los minutos se haga eterno debido a que cada situación que se te expone no cuenta con nada relevante o de demasiada intensidad como para agitar un poco las cosas.

Dejando así mucho de la construcción en determinados momentos que tratan de jugar con las típicas dudas sobre lo que hay detrás de los sucesos en la casa y en un misterio que básicamente se puede resolver en cuestión de minutos cuando se empieza a profundizar de manera ligera en el pasado de la madre adoptiva.

Todo para llevar a una parte final que por lo menos si cuenta con un poco más intensidad y muestra ciertas situaciones con un tono más oscuro. Aunque también integra de manera forzada cierto detalle para brindarle sorpresa a un cierre que en general te deja indiferente.

Sobre las actuaciones no hay mucho que destacar, Chelsea Jurkiewicz hace lo que puede pero nunca te llegas a involucrar de lleno con su personaje debido a la falta de carisma que muestra. La producción es de muy bajo presupuesto: el trabajo de fotografía deja que desear, la dirección de arte no tiene nada llamativo, el score no resalta, el trabajo de sonido cumple, los efectos son simples y la labor de maquillaje es decente.

Opinión final: Abigail Haunting es bastante mediocre. Película independiente del montón que pasará de noche.

Ojometro:
**

martes, 21 de julio de 2020

Crítica: Relic (2020)


Producción australiana que significa el primer largometraje para la directora Natalie Erika James, quien además comparte créditos como co-escritora del guión junto a Christian White. Se estrenó en VOD dentro de Australia y los Estados Unidos el pasado 10 de julio, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una hija, su madre y su abuela son acechadas por una manifestación de la demencia que consume la vieja casa de la familia.



Comentarios generales:

Cuando uno escucha sobre una película de terror australiana lo primero que se le viene a la mente es algo lleno de excesos visuales en donde predomine la sangre, así que cuando se anunció Relic hasta parecía algo exótico viendo que dichos excesos estarían ausentes. Lo cual sin duda despertó un interés muy grande debido a que se notaba que era un trabajo con una línea distinta y la verdad es que no ha decepcionado.

Esto porque lo que nos trae Natalie Erika James es una historia que se empeña en mostrarte dos tipos de horrores: uno fantasioso intangible y otro que puede pasarle a cualquiera, ya que la demencia como tal puede traer consigo uno de los mayores temores que tiene el ser humano: quedarse solo.

Exponiéndolo mediante una familia que desde el primer instante sufre de la incertidumbre que genera el tener algún ser querido bajo esas condiciones y en base a eso ir construyendo una dinámica familiar lo más realista posible que en definitiva puede desalentar a unos cuantos gracias a que el desarrollo durante la primera mitad del filme es a fuego lento. Aquí no hay prisas y mucho de lo que ocurre se sustenta en las dudas que se puedan generar debido a que en todo momento se crea una situación en donde es obvio que algo no está bien, pero nunca queda lo suficientemente claro si lo que ocurre en verdad cuenta con un factor secundario o si simplemente es derivado del estado del personaje de Edna.

Utilizando sueños, sonidos en las paredes o situaciones particulares dentro la casa, la cual en cierta forma se convierte en un personaje más gracias a lo que se genera ahí. Ya que es por medio de esta como se construye una atmósfera claustrofóbica muy fuerte que ayuda a que los niveles de tensión se vayan incrementando de la manera más natural posible; dejando así el peso dramático en las interacciones entre las tres protagonistas que solidifican la parte realista al exponer las complejidades que conlleva el tener que interactuar con alguien cuyo comportamiento puede cambiar de un instante a otro.

Obviamente con todo lo anterior las cosas pueden llegar a ser demasiado dramáticas y no tan interesantes en el lado del terror; sin embargo, el pago en el último acto vale mucho la pena. No solo porque el tono se vuelve incluso aún más oscuro, sino porque además las cosas toman un rumbo ciertamente sorpresivo que magnifica el tema del deterioro para brindar un impacto visual muy interesante y dejar un cierre perturbador que hasta el último instante pone en manifiesto el tema de la soledad.

En el tema de las actuaciones la película es donde tiene una de sus principales fortalezas y la verdad resulta complicado decir que alguna de las actrices resalta por encima de las otras debido a que Emily Mortimer (Kay), Robyn Nevin (Edna) y Bella Heathcote (Sam) hacen un gran trabajo en conjunto. Simplemente las tres logran una química estupenda que le brinda muchísima credibilidad a su dinámica familiar y por ende todo lo que les ocurre logra tener un impacto mucho mayor para el espectador.

La producción es de gran factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está muy bien cuidada, cuenta con un score efectivo, el trabajo de sonido es impecable, los efectos cumplen para lo que son requeridos y la labor de maquillaje es de primer nivel.

Opinión final: Relic me gustó. Buena película que logra generar terror por distintos frentes, aunque puede que eso no sea del agrado del todo el mundo.

Ojometro:
****