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viernes, 12 de julio de 2024

Crítica: Sting (2024)

Producción australiana escrita y dirigida por Kiah Roache-Turner (Wyrmwood: Road of the Dead). Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 12 de abril, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 30 de julio.

Sinopsis:

Después de haber criado en secreto a una muy inteligente y talentosa araña, Charlotte (Alyla Browne) tiene que enfrentar las consecuencias sobre su nueva mascota y pelear por la supervivencia de su familia cuando la que alguna vez fue una encantadora criatura se transforma en un monstruo gigante come carne.


Comentarios generales:

No me atrevería a decir que las películas de arañas están viviendo un nuevo auge, pero por lo menos este año han vuelto a entrar en la conversación tras varios años en el olvido y eso es algo positivo. Por ello es que Sting era una propuesta que llamaba mi atención y siendo una producción australiana tenía la esperanza de ver mucha sangre, cosa que al final no se dio; sin embargo, a pesar de eso me he pasado un buen rato.

Ya que lo traído por Kiah Roache-Turner apuesta por una historia de criaturas gigantes mucho más ligera sin caer precisamente en la comedia y desde muy temprano lo deja en claro, aunque eso no evita que la primera media hora sea poco interesante. Sobre todo porque más allá de la presentación de un grupo de personajes un tanto pintorescos realmente existen pocas cosas para destacar y la mayoría tienen que ver con el comportamiento de la propia araña, a la que tratan de establecer como una criatura “encantadora” por medio de situaciones que claramente no reflejan eso, pero para una niña como Charlotte resultan cool y por lo consiguiente se crea cierto vinculo que lleva a problemáticas familiares que serán importantes en el desarrollo.

Gracias a esto no es sino hasta entrados en el segundo acto cuando las cosas toman mejor forma al ver de lo que es capaz la araña, llevando a escenas cuyo nivel de violencia no es tan elevado pero sirven perfectamente en su propósito de mostrar lo peligrosa que es incluso sin ser todavía tan enorme. Todo bajo un ritmo agradable que se mantiene estable mientras vemos situaciones de riesgo que probablemente no son tan impactantes a nivel visual, más si logran generar el caos necesario para que esto no se vuelva aburrido y se pueda dejar todo preparado para una parte final un tanto predecible.

Algo que en definitiva pudo haber sido un problema mayor, sin embargo, se muestra la habilidad suficiente para que esta sea dinámica e incluso cuente con un poco más de sangre. Proporcionando así un cierre con la potencia necesaria como para que no te resulte indiferente.

Con respecto a las actuaciones hay que decir que se tiene un elenco competente, todos hacen bien su trabajo y eso ayuda a que las cosas caminen de manera efectiva la mayoría del tiempo. Mientras que en producción también tenemos buenas cosas: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score no es nada del otro mundo, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Sting está divertida. Película simple para pasar el rato durante cualquier día de la semana.

Ojometro:
*** 

viernes, 18 de agosto de 2023

Crítica: Talk to Me (2023)

Película dirigida por Michael Philippou y Danny Philippou, este último además compartiendo créditos como co-escritor del guión junto a Bill Hinzman. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 28 de julio y en México el pasado 9 de agosto, recaudando hasta la fecha $40 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Un grupo de amigos descubre cómo invocar espíritus utilizando una mano embalsamada y se enganchan con su nuevo juego para hacerlo viral. Esto hasta que uno de ellos lleva las cosas demasiado lejos y libera aterradoras fuerzas sobrenaturales.


Comentarios generales:

Creo que ya lo he comentado en ocasiones anteriores, pero cada que los medios que no suelen cubrir regularmente cine de terror empiezan a catalogar a una película como algo revolucionario mi interés y mis dudas se disparan de inmediato porque esta opinión muchas veces se da gracias a un importante desconocimiento de lo que ya existe dentro del género. Y en el caso de Talk to Me realmente se puede notar mucho de eso al querer resaltar "ideas nuevas" que no lo son, aunque esto no significa que sea erróneo mencionar que es un trabajo destacado y probablemente uno de los mejores de 2023.

Y es que lo traído por los Philippou en realidad utiliza conceptos que ya hemos visto en repetidas ocasiones, pero alterando ciertos detalles para brindarle frescura a una historia que esencialmente se trata sobre espíritus y posesiones. Esto bajo una perspectiva adolescente con la cual se tratan temas como el bullying, el duelo, la depresión y la obsesión por las redes sociales; siendo esto último el punto de partida para poder integrar la cuestión sobrenatural de una manera que ciertamente resulta llamativa a pesar de su simplicidad.

Logrando así que la comunicación con los espíritus sea un evento que te atrapa de inmediato, no solo por el hecho de que se sabe explotar a la perfección la excentricidad que aporta la mano embalsamada, sino porque el hecho de que muestren a dichos espíritus de manera tan directa hace que el tono oscuro aumente de manera exponencial. Aportando de golpe un nivel de intensidad no te esperas tan temprano y que con el pasar de los minutos solo se va incrementando por medio de acciones que terminan desencadenando una de las escenas más brutales de todo el filme.

Escena que significa un punto de quiebre debido a que a partir de ahí las cosas obtienen un grado de profundidad mayor, utilizando al personaje de Mia como la vía principal para ir desenvolviendo lo que verdaderamente ocurre. Algo que por momentos puede volverse repetitivo ante las decisiones que toma nuestra protagonista y por ende lleve a que el segundo acto tenga pequeños lapsos un tanto pesados en cuanto al ritmo, aunque para contrarrestar eso los directores muestran bastante habilidad en la construcción de situaciones de impacto que puedan elevar el nivel de adrenalina de manera rápida y así evitar que el daño sea grande. 

Preparando con esto el camino para una parte final que se sustenta en la fragilidad mental de Mia y su desesperación por corregir sus errores sin importar las consecuencias. Lo cual hace que el desenlace sea sumamente tenso y en todo momento se planteen dudas con respecto a lo que ocurre sin que sea complejo descifrar el cierre.

Las actuaciones no están nada mal, hay un buen elenco; sin embargo, Sophie Wilde (Mia) es sin duda la que más destaca bajo su personaje lleno de dudas y traumas que magnifica muchas de las escenas importantes. Además también hay que mencionar la aparición de Miranda Otto (Sue), quien con pocos minutos logra dejar una buena impresión bajo su rol de madre sobreprotectora.

En cuanto a producción tenemos una factura bien cuidada: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte sencilla, el score es bueno, el trabajo de sonido resulta brutal, los efectos son de buena calidad y la labor de maquillaje es de primer nivel.

Opinión final: Talk to Me me gustó. No es la revolución que dicen que es, pero si es una película muy efectiva en todo lo que propone.

Ojometro:
*****

viernes, 4 de agosto de 2023

Crítica: Skinford: Death Sentence (2023)

Producción australiana dirigida por Nik Kacevski, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Tess Meyer. Se estrenó en formato físico durante el mes de mayo dentro de Alemania, mientras que hizo lo propio en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 18 de julio.

Sinopsis:

James Skinford (Joshua Brennan) tiene un plan: robar y vender un misterioso camión para ganar dinero fácil y salvar la vida de su padre enfermo. Todo parece muy simple… hasta que se encuentra con una mujer que vuelve inmortal a todo aquel que toca.


Comentarios generales:

Honestamente Skinford: Death Sentence parecía una película más de torture porn australiano; sin embargo, al dar un repaso por la historia de esta producción uno se encontraba con algo peculiar cuando te enterabas que en realidad se trata de una película de 2017 que nunca salió de Australia y al parecer solo tuvo unos re-shoots para poderla sacar como una producción de 2023. Situación que no es extraña de ver dentro el género, pero si suele ser una señal de que el producto en cuestión probablemente tenga demasiadas carencias como para que pueda trascender y sin duda este es uno de esos casos.

Ya que si bien lo traído por Kacevski tiene potencial para convertirse en un filme de culto, la verdad es que desde un inicio queda claro que será un caos al que el espectador tendrá que tratarle de encontrar sentido como pueda al ponernos frente a una historia cuya meta es brindarte el menor contexto posible y maximizar el nivel de rareza durante la persecución de Skinford. Lo cual funciona durante algunos minutos dado a que realmente ante la extravagancia uno no se pone a cuestionar demasiado lo que ocurre en pantalla, aunque una vez que se empieza a entrar en temas un poco más serios como la trata de mujeres las cosas flaquean.

Y mucho de esto se debe a la renuencia por profundizar en aspectos fundamentales de la trama, algo que inmediatamente hace que las secuencias caóticas (muy bien hechas para un proyecto de este tamaño) se sientan huecas y como una simple distracción más, convirtiendo al segundo acto en uno donde pasa mucho y a la vez no pasa nada. Esto bajo un ritmo que nunca decae para evitar que te aburras mientras sigues presenciando las extravagancias que brincan de un lado a otro entre los villanos y que así la sensación de peligro siempre se encuentre presente, además de los elementos gore encargados de añadir impacto visual.

Llevándonos con todo lo anterior a una parte final que resulta igual de frustrante ante la falta de respuestas concretas, especialmente sobre el tema de la inmortalidad. Apostando nuevamente más por la espectacularidad que por el contenido, pero en este punto eso ya no funciona y el desenlace termina sintiéndose como algo totalmente irrelevante.

Las actuaciones son regulares y la mayoría de estas con un toque caricaturesco que a veces funciona y otras no dependiendo del personaje. Mientras que la producción está bien pulida para tratarse de una de bajo presupuesto: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte simple, el score es un tanto genérico, el trabajo de sonido es bastante bueno, los efectos son una combinación de prácticos/CGI bien lograda y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Skinford: Death Sentence es mediocre. Película sin demasiado sentido y con solo ciertos detalles para destacar.

Ojometro:
**

viernes, 17 de marzo de 2023

Crítica: The Devil Beneath (2023)

Producción australiana escrita y dirigida por Luke Sparke. Se estrenó directo en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 13 de enero, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Dos hermanos distanciados se reencuentran después de varios años para descubrir secretos familiares después de heredar la propiedad de su abuelo. Donde empezarán a sospechar que una extraña criatura los asecha tras la desaparición de unos amigos.


Comentarios generales:

Honestamente no sabía mucho con respecto a The Devil Beneath, pero al tratarse de una película australiana asumí que por lo menos vería un espectáculo sangriento sabiendo de las características extremas que suelen tener las producciones de aquel país. Era algo lógico de pensar y al menos su trailer te vendía esa potencial idea; sin embargo, lo que me terminé encontrando es uno de los peores trabajos en lo que va del 2023.

Y no es tanto porque el concepto de lo presentado por Sparke me parezca atroz debido a que en realidad maneja una historia bastante estándar sobre una criatura desconocida, más bien el problema radica en la poca capacidad mostrada para tratar de hacer esto entretenido. Ya que no exagero al decir que los primeros 45 minutos del metraje bien pudieron omitirse y aún así no hubiera afectado en lo más mínimo lo que se pretendía contar dado a que la aburridísima rencilla familiar y las problemáticas amorosas presentadas no te llevan a ningún lado, evitando así que por lo menos la espera para ver a la criatura sea interesante.

Sobre todo porque aquí existen elementos sobrenaturales o místicos que por más absurdos que resulten pudieron haber dado un poco más de vida a las cosas, pero estos jamás se aprovechan en lo absoluto y cuando empiezan a tener mayor relevancia solo parecen estar de adorno, así como también la propia criatura. Ya que más allá de unos 6 o 7 minutos de acción, esta no tiene peso en lo que ocurre y además cuando es revelada te provoca más risa que otra cosa por el pésimo trabajo de CGI con el que está creada.

Dejando con todo lo anterior un desenlace en el que al menos se trata de añadir un poco de drama y por lo consiguiente hacerlo más emocional, aunque la carencia de una buena construcción previa evita que esto tenga éxito y realmente lo que pasa te termina siendo indiferente en el mejor de los casos.  

Sobre las actuaciones no digo que son terribles porque tampoco tenían mucho con que trabajar, pero cuando lo más memorable es un perro es que las cosas no son precisamente buenas. Mientras que en producción tampoco tiene mucho para presumir: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es genérica, el score no destaca, el trabajo de sonido está bien, los efectos no son los mejores (sobre todo el CGI con la criatura) y la labor de maquillaje es muy discreta.

Opinión final: The Devil Beneath es muy mala. Película olvidable que no tiene nada para destacar.

Ojometro:
*

martes, 7 de junio de 2022

Crítica: Wyrmwood: Apocalypse (2022)

Secuela de la película de 2015 dirigida nuevamente por Kiah Roache-Turner, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a su hermano Tristan Roache-Turner. Se estrenó en cines dentro de Australia durante el mes de febrero, mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el pasado 17 de mayo.

Sinopsis:

En una Australia infestada de zombies, el soldado Rhys (Luke McKenzie) dedica su vida a capturar sobrevivientes para El Cirujano con la esperanza de encontrar una cura. 


Comentarios generales:

Cuando pasa tanto tiempo para que salga una secuela casi siempre existe el temor de que esta no pueda cumplir con las expectativas generadas por la espera tan larga, sobre todo si se trata de continuaciones a proyectos relativamente pequeños que parecía que no la necesitaban. Un escenario lleno de dudas al que Wyrmwood: Apocalypse tenía que enfrentarse y del cual afortunadamente sale avante de la mejor manera en la que podía hacerlo.

Esto porque Roache-Turner no intenta cambiar nada de lo que hizo efectiva a la Wyrmood de 2015 y en lugar de contarnos una historia súper elaborada mejor opta por magnificar la sangre y las escenas de acción over the top que se volvieron tan características, aunque añadiendo ciertos detalles nuevos que sirven como conductores de los sucesos. 

Algo que tal vez no sea tan memorable como en la anterior ante la falta de sorpresa, pero que sigue resultando sumamente efectivo debido a que vuelve el ritmo muy dinámico desde el primer acto y al conocer ya las reglas de este mundo apocalíptico no se necesitan dar demasiadas explicaciones para justificar las acciones de los personajes. Lo cual sin duda beneficia particularmente a todo el tema del Cirujano, quien en esta ocasión obtiene un rol más determinante y por medio de sus caprichos se construye todo un conflicto que va escalando en cuanto al nivel de violencia. 

Permitiendo así que toda la segunda mitad del filme se pueda manejar por medio del caos y mucha acción al exponer nuevamente los alcances de los poderes de Brooke, quien después de estar un tanto desaparecida vuelve a obtener protagonismo por medio de situaciones que además dejan entrever su inestabilidad que en algún punto puede tener graves consecuencias para quienes la rodean. 

Llevándonos con esto a una parte final llena de explosiones, zombies y peleas que ejemplifican todo lo que es Wyrmwood de manera satisfactoria. Proporcionando mucha fuerza e impacto visual a lo bestia, aunque también se preocupan por dejar un desenlace con cierto drama que ayude a establecer más potenciales secuelas.

De las actuaciones se puede decir que todas están bien considerando el tipo de película que es y para el nivel de exageración que los personajes necesitan tener sin caer tan fácil en una simple caricatura. Mientras que en producción tenemos una factura cuidada: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es simple, el score cumple, el trabajo de sonido es sólido, los efectos (tanto prácticos como CGI) son de buena calidad y la labor de maquillaje es de primer nivel.

Opinión final: Wyrmwood: Apocalypse está entretenida. Secuela para divertirse viendo mucha acción y sangre.

Ojometro:
***

viernes, 22 de enero de 2021

Crítica: Bloody Hell (2021)

Película dirigida por Alister Grierson y escrita por Robert Benjamin.  Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 14 de enero, mientras que su salida en formato físico todavía no tiene fecha confirmada.

Sinopsis:

Rex (Ben O'Toole) es un hombre con un turbulento pasado que deja los Estados Unidos para escapar de su propio infierno personal… solo para llegar a un lugar mucho, pero mucho peor.


Comentarios generales:

Después de ver el trailer de Bloody Hell resultaba fácil asumir que se iba a tratar de un gorefest al ser una producción australiana, ya que todos conocemos esa predilección que tienen por utilizar litros y litros de sangre en aquel país. Era una apuesta segura de la cual no se podría culpar a los responsables considerando lo redituables que son esa clase de trabajos; sin embargo, el producto final resultó ser muy distinto y mucho más divertido de lo que esperaba.

Y es que lo que nos presenta Grierson es una historia en cierto modo ridícula que resulta impredecible la mayor parte del tiempo al mezclar ideas que abarcan desde romance hasta comedia negra e incluso canibalismo. Aunque durante el primer acto realmente las cosas no parecen tan fuera de lo común debido a que solo te sueltan ciertas pistas con respecto a los peligros externos y se centran más que nada en la extravagancia que representa el propio Rex, ya sea por lo que lo rodea o por su alter ego con el que interactúa. 

Logrando así establecer un ritmo ágil y un tono cómico que parece será el predominante por lo que resta del metraje pero, como gran parte de lo que ocurre, esto no resulta así. Ya que el segundo acto adopta un tono más oscuro mientras se vuelve el show de un solo personaje que se complementa con flashbacks o situaciones externas de corta duración para añadir contexto con respecto a los personajes secundarios bajo la consigna de dejar en claro que, pase lo que pase, en algún punto esto contará con espacios para violencia extrema y un romance poco convencional.

Una decisión que no encontré problemática, aunque si puede generar cierto fastidio debido a que provoca que el camino hacia la parte final sea más pausado de lo que esperas y por lo consiguiente no tan emocionante. Sin embargo, cuando llega el desenlace, el golpe de acción es contundente al ofrecer toda la explosividad y sangre que se te había estado prometiendo para dejarte con una sensación de satisfacción bastante importante.

En el tema de las actuaciones sin duda la de Ben O'Toole es muy destacada, ya que la habilidad que muestra para realizar las interacciones con su alter ego es una de las principales fortalezas del filme. Simplemente se sienten como algo muy natural y funcionan lo suficientemente bien como para que estas carguen con un porcentaje considerable de minutos sin demasiados problemas.

Sobre la producción tenemos una buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte simple, el score es bueno, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos

Opinión final: Bloody Hell me gustó. Película que mezcla distintas cosas para brindar una experiencia impredecible y divertida.

Ojometro:
****

viernes, 18 de septiembre de 2020

Crítica: Black Water: Abyss (2020)

Secuela dirigida por Andrew Traucki (Black Water, The ABCs of Death), cuyo guión fue co-escrito por John Ridley y Sarah Smith. Se estrenó en cines dentro de Australia el pasado 20 de julio, mientras que hizo lo propio en VOD durante el mes de agosto. Su salida en formato físico está confirmada para el próximo 6 de octubre.

Sinopsis:

Cinco amigos que van a explorar una remota cueva en el norte de Australia de pronto se encontrarán siendo amenazados por un gran y hambriento cocodrilo.


Comentarios generales:

La primera “Black Water” fue una película que solo le interesó a aquellos entusiastas de esta clase de trabajos durante una época en la que estaban condenadas a salir en DVD o a ensanchar la oferta de algún canal de TV, así que cuando se anunció esta secuela trece años después creo que tomó a todos por sorpresa. Aunque al considerar el hecho de que en años recientes han cobrado relevancia y han tenido éxito en taquilla tiene mucho sentido la existencia de Abyss, a pesar de que no deja de ser un producto extraño.

Y digo extraño porque igual podrían haberla promocionado como un reboot y no hubiera cambiado la percepción del producto en general, ya que lo que nos trae Traucki lo único que comparte con la original es el hecho de que aparece un cocodrilo. Contándonos una historia exageradamente simple que hace de la primera media hora algo bastante irrelevante no solo por la carencia de situaciones interesantes, sino porque además no existe demasiada intención de darle un poquito más de sustancia a los personajes para que por lo menos sus destinos te importen.

Todo resulta plano salvo por cierto drama amoroso y por lo consiguiente cuando inicia el ataque no sientes una gran urgencia por saber si saldrán con vida de ahí, generando así un grave problema porque básicamente esa es la esencia de estas películas. Algo que de paso también termina afectando a las cosas buenas que se hacen durante el segundo acto como la capacidad de poder crear una atmósfera claustrofóbica que representa otro riesgo o a las propias escenas con el cocodrilo que, aunque carecen de gran impacto ante la decisión de no mostrar mucho de manera tan clara, si ayudan a por lo menos incrementar la sensación de peligro.

Con todo lo mencionado anteriormente el camino rumbo a la parte final resulta muy aburrido la mayor parte del tiempo, dejando que sean los minutos finales los que traten de salvar esto. Decisión que por momentos pareciera que va a funcionar; sin embargo, cuando las cosas van más o menos por un rumbo adecuado se decide alargar las acciones con un contratiempo metido con calzador para cerrar con una situación que tiene poca lógica.

Las actuaciones son promedio y en realidad nadie destaca. En el tema de producción es bastante cumplidora: el trabajo de fotografía es correcto, el score tiene cosas interesantes, el trabajo de sonido es bueno, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es discreta.

Opinión final: Black Water: Abyss es decepcionante. Opción más que nada para aquellos que gustan de películas con animales salvajes, ya que de lo contrario les va a aburrir.

Ojometro:
**

martes, 21 de julio de 2020

Crítica: Relic (2020)


Producción australiana que significa el primer largometraje para la directora Natalie Erika James, quien además comparte créditos como co-escritora del guión junto a Christian White. Se estrenó en VOD dentro de Australia y los Estados Unidos el pasado 10 de julio, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Una hija, su madre y su abuela son acechadas por una manifestación de la demencia que consume la vieja casa de la familia.



Comentarios generales:

Cuando uno escucha sobre una película de terror australiana lo primero que se le viene a la mente es algo lleno de excesos visuales en donde predomine la sangre, así que cuando se anunció Relic hasta parecía algo exótico viendo que dichos excesos estarían ausentes. Lo cual sin duda despertó un interés muy grande debido a que se notaba que era un trabajo con una línea distinta y la verdad es que no ha decepcionado.

Esto porque lo que nos trae Natalie Erika James es una historia que se empeña en mostrarte dos tipos de horrores: uno fantasioso intangible y otro que puede pasarle a cualquiera, ya que la demencia como tal puede traer consigo uno de los mayores temores que tiene el ser humano: quedarse solo.

Exponiéndolo mediante una familia que desde el primer instante sufre de la incertidumbre que genera el tener algún ser querido bajo esas condiciones y en base a eso ir construyendo una dinámica familiar lo más realista posible que en definitiva puede desalentar a unos cuantos gracias a que el desarrollo durante la primera mitad del filme es a fuego lento. Aquí no hay prisas y mucho de lo que ocurre se sustenta en las dudas que se puedan generar debido a que en todo momento se crea una situación en donde es obvio que algo no está bien, pero nunca queda lo suficientemente claro si lo que ocurre en verdad cuenta con un factor secundario o si simplemente es derivado del estado del personaje de Edna.

Utilizando sueños, sonidos en las paredes o situaciones particulares dentro la casa, la cual en cierta forma se convierte en un personaje más gracias a lo que se genera ahí. Ya que es por medio de esta como se construye una atmósfera claustrofóbica muy fuerte que ayuda a que los niveles de tensión se vayan incrementando de la manera más natural posible; dejando así el peso dramático en las interacciones entre las tres protagonistas que solidifican la parte realista al exponer las complejidades que conlleva el tener que interactuar con alguien cuyo comportamiento puede cambiar de un instante a otro.

Obviamente con todo lo anterior las cosas pueden llegar a ser demasiado dramáticas y no tan interesantes en el lado del terror; sin embargo, el pago en el último acto vale mucho la pena. No solo porque el tono se vuelve incluso aún más oscuro, sino porque además las cosas toman un rumbo ciertamente sorpresivo que magnifica el tema del deterioro para brindar un impacto visual muy interesante y dejar un cierre perturbador que hasta el último instante pone en manifiesto el tema de la soledad.

En el tema de las actuaciones la película es donde tiene una de sus principales fortalezas y la verdad resulta complicado decir que alguna de las actrices resalta por encima de las otras debido a que Emily Mortimer (Kay), Robyn Nevin (Edna) y Bella Heathcote (Sam) hacen un gran trabajo en conjunto. Simplemente las tres logran una química estupenda que le brinda muchísima credibilidad a su dinámica familiar y por ende todo lo que les ocurre logra tener un impacto mucho mayor para el espectador.

La producción es de gran factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está muy bien cuidada, cuenta con un score efectivo, el trabajo de sonido es impecable, los efectos cumplen para lo que son requeridos y la labor de maquillaje es de primer nivel.

Opinión final: Relic me gustó. Buena película que logra generar terror por distintos frentes, aunque puede que eso no sea del agrado del todo el mundo.

Ojometro:
****

viernes, 22 de noviembre de 2019

Crítica: Little Monsters (2019)


Película escrita y dirigida por Abe Forsythe, quien hace su primera incursión dentro del género. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos a inicios de octubre, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el 3 de enero de 2020.

Sinopsis:

Dave (Alexander England) ha decidido superar su reciente ruptura pasando tiempo con su sobrino, acompañándolo a un paseo de su escuela para poder acercarse a su maestra Miss Caroline (Lupita Nyong'o). Todo parece normal, al menos hasta que se desata una invasión zombie que pondrá en riesgo su plan y las vidas de los niños que supuestamente tiene que cuidar.



Comentarios generales:

En ocasiones anteriores he manifestado que las comedias de zombies no son algo sencillo de realizar porque la saturación de este subgénero ofrece poco margen de maniobra y ver ideas nuevas se vuelve un tanto complicado. Sin embargo, de vez en cuando te encuentras con propuestas que tienen un aire de frescura particular sin que transformen por completo la fórmula, de esas que con tan solo alguno que otro detalle logran salirse de lo establecido y definitivamente Little Monsters es una de estas.

Ya que lo que nos presenta Forsythe es la película de zombies más tierna de la historia, lo cual puede ser un punto en contra con los fans más hardcore que esperan ver mucha sangre, vísceras y muertes, pero que es precisamente lo que le brinda toda su originalidad e identidad.

Aunque esto no quiere decir que no haya nada de esos elementos porque si lo hay; de hecho, esta es una película de zombies en toda la regla, simplemente que la historia los utiliza de una manera un tanto secundaria para establecer el tono y, sobre todo, la dinámica con los niños que brinda sin duda varios de los momentos más graciosos al presentar el contraste entre la inocencia con la cual ellos ven este “juego” gracias a su maestra y la situación de total peligro que se vive. Logrando así que este viaje escolar fluya sin demasiados contratiempos durante la primera mitad a pesar de que no existe nada tan violento o subido de tono.

Aspecto que no cambia demasiado a lo largo del metraje, más si varía por determinados momentos dependiendo de lo que necesite el desarrollo; especialmente cuando se llega a un punto en el que las acciones se trasladan a un escenario cerrado que limita mucho las opciones. Uno que por un lado provoca que se le brinde mayor exposición a un personaje en particular que funge como un tipo de villano para mantener el contraste con los niños y que ciertamente refresca la dinámica, pero que por el otro hace que exista un estancamiento evidente y se tenga que recurrir a situaciones un tanto forzadas que solo sientes que fueron diseñadas para comprar tiempo. Sobre todo aquellas que tienen que ver con el ejercito.

Afortunadamente para la parte final logran rectificar al encontrar un balance adecuado que le dé relevancia a todas las cosas que se establecieron con anterioridad (relación de Dave con su sobrino, la relación de Dave/Caroline, la presencia militar) y con ello se logre un cierre redondo que, además, cuente con algo de acción para no dejar parados a los zombies como algo meramente anecdótico.

En las actuaciones tenemos a una Lupita Nyong'o que está genial en su faceta de maestra amorosa que hace hasta lo imposible por cuidar a los niños, mientras que Alexander England con su personaje muestra una evolución muy entretenida de ver. También hay que destacar al elenco infantil, quienes en ningún momentos se vuelven odiosos y son en gran parte los que añaden el toque tierno a las cosas.

La producción no es nada precisamente ostentoso: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score es agradable, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son bastante simples y la labor de maquillaje es de buena factura.

Opinión final: Little Monsters me pareció muy divertida. Una película de zombies ligera para todo tipo de público.

Ojometro:
****

viernes, 1 de noviembre de 2019

Crítica: The Furies (2019)


Producción australiana escrita y dirigida por Tony D'Aquino, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos a inicios de octubre, mientras que se estrenará en cines dentro de Australia el próximo 7 de noviembre. Todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Kayla (Airlie Dodds) es secuestrada y posteriormente despierta en medio de un bosque donde tendrá que participar en contra de su voluntad en un juego mortal en el que varias mujeres son cazadas por hombres enmascarados.



Comentarios generales:

Vivimos en una época en la que pareciera que todo debe de tener un trasfondo político o social para que logre satisfacer a cierto sector de la crítica, ya que de lo contrario se empiezan a tachar ciertos productos como basura. Así que cuando empecé a ver que The Furies estaba siendo destrozada por no cumplir dichos estándares me pareció curioso, en especial porque con su trailer era muy obvio cual era su tirada y si uno conoce lo más mínimo de la historia del cine de terror australiano (así como sus excesos) tenía bastante sentido, aunque parece que para muchas personas no.

Esto porque lo que nos trae D'Aquino es un claro homenaje al cine de los 70s de aquel país y a los slasher de los 80s, en el que además podemos encontrar cierta inspiración de “Battle Royale” e incluso “Hostel”. Generando así una mezcla que irremediablemente cuenta con un solo camino: la violencia extrema.

Violencia que sin duda es el sustento de una historia cuyo inicio no da pie a muchas explicaciones y que pone al espectador ante un escenario en el que va a ir descubriendo de manera vertiginosa cuáles son las reglas bajo las que se maneja este juego, así como los niveles de impacto que se encontrará. Ya que no tiene que pasar mucho tiempo para ver la primera muerte y con ello entender que esto será un gorefest, aunque poco a poco también van apareciendo ciertos elementos que demuestran que este juego es algo más elaborado de lo que parece e incluso se establece, de manera una tanto forzada, una dificultad ligada al personaje de Kayla que incrementa la sensación de riesgo en cualquier instante.

Avanzando así sin muchos contratiempos a un segundo acto por medio del shock y muertes muy llamativas que enaltecen los efectos prácticos del filme, así como en un ritmo veloz que brinda pocos respiros hasta que se llega a un punto de relativa calma para presentar un detalle que le añade cierta complejidad a la dinámica de las mujeres con los asesinos. Aspecto que de inicio resulta interesante gracias a que no recuerdo haberlo visto anteriormente; sin embargo, a partir de aquí es cuando el director empieza a tener problemas para sostener la película dado a que algo que no es tan complejo se vuelve enredoso y eso torna un tanto aburridas las cosas, sobre todo porque hace que el conflicto entre todos los involucrados solo se vuelva un maratón de gritos y comportamientos un tanto absurdos.

Lo cual nos deja como resultado una parte final desangelada, donde el propósito que sustenta gran parte de las acciones de nuestra protagonista es desechado de manera rápida y sin demasiada justificación. Todo para establecer las bases de lo que podría ser el inicio de una franquicia o, por lo menos, de una posible secuela. 

Las actuaciones están aceptables para lo que son, con una Airlie Dodds que hace lo necesario para quedar como una “final girl” decente y un grupo de secundarios que en su mayoría solo sirven como carne de cañón. La producción tampoco está mal: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es limitada, el score cumple y el trabajo de sonido está bien cuidado; aunque definitivamente lo que más destaca son los efectos prácticos y la labor de maquillaje que son en gran medida el alma de la película.

Opinión final: The Furies está ok. Película para ver mucha sangre y muertes de alto impacto.

Ojometro:
***

viernes, 19 de julio de 2019

Crítica: Living Space (2019)


Producción australiana escrita y dirigida por Steven Spiel, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en VOD e iTunes dentro de los Estados Unidos durante el mes de febrero, mientras que en algunos mercados ha estado saliendo en DVD.

Sinopsis:

Una pareja de estudiantes universitarios se aventuran dentro del corazón de Alemania. Aunque pronto su viaje toma un rumbo siniestro cuando se encuentran una casa perteneciente a un oficial nazi que los introducirá a un vórtice psicológico del cual no podrán escapar.



Comentarios generales:

Hace poco hablaba sobre cómo el cine de terror alemán empezaba a superar el hecho de que todo tiene que ver con nazis, pero parece que esa obsesión no solo se limita a dicho país debido a que ahora una película australiana es la encargada de utilizarlos. Lo cual sin duda despertaba cierta curiosidad de mi parte debido a que siempre resulta interesante ver determinados temas desde otro tipo de perspectivas y Living Space (Nazi Undead en ciertas partes) ofrecía dicha oportunidad, aunque al final el resultado ha sido decepcionante.

Y es que la historia que nos trae Spiel realmente se podría haber contado con cualquier otro tipo de villanos y hubiera resultado exactamente igual debido a que el tema del nazismo tiene muy poco peso en todo esto. De hecho, solo sirve para proporcionar la fachada de una película que durante su primera mitad es lo más genérica que uno se puede imaginar, proporcionando un escenario simple con dos personajes de los cuales no conoces absolutamente nada y por lo consiguiente te resulta complicado el poder interesarte en ellos mientras realizan acciones que llevan a una serie de sustos fáciles inefectivos cuyo objetivo es revelar la presencia de fantasmas.

Haciéndote suponer que eso será el punto central de la película o que se trata de algún tipo de slasher/torture porn gracias a una escena que añade un impacto visual significativo; sin embargo, pronto esto se transforma en algo que gira en torno a un bucle temporal (time loop). Lo cual nos lleva a una repetición de sucesos que lentamente van dejando pistas con respecto al misterio principal, aunque nunca resultan lo suficientemente atractivos ante su falta de originalidad y porque en realidad tienen poco sentido, dejando parada a la protagonista como una tonta a la que le cuesta mucho trabajo descifrar lo que está sucediendo.

Todo es soso, con un ritmo lento y para la parte final el tema del bucle resulta tan cansino al grado de que lo que supuestamente debería de ser una revelación impactante solo te termina generando total indiferencia. No solo porque lo que está detrás de todo esto se siente hueco e improvisado, sino porque además la manera de presentarlo carece del dinamismo que esta clase de historias necesitan.

Las actuaciones son regulares, realmente ambos protagonistas apenas cumplen con lo necesario para sacar adelante a unos personajes extremadamente planos. La producción es donde más resalta: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es sencilla, el score genérico, el trabajo de sonido cumple y tanto los efectos prácticos como la labor de maquillaje son bastante buenos.

Opinión final: Living Space es muy aburrida. Película simple que pretende ser más compleja sin saber exactamente cómo.

Ojometro:
**

miércoles, 31 de octubre de 2018

Crítica: The School (2018)


Primer largometraje del director Storm Ashwood, quien comparte créditos junto con Tessa Alana como co-escritor del guión. Se estrenó en cines dentro de Australia durante el mes de julio, mientras que su salida en otros países, ya sea en VOD o formato físico, se dio el pasado 23 de octubre.

Sinopsis:

Cuando una doctora despierta en una escuela abandonada, ella tendrá que sobrevivir a un terror sobrenatural y enfrentar sus propios demonios si desea encontrar la verdad sobre el paradero de su hijo perdido.



Comentarios generales:

Cuando se trata del cine de terror australiano lo primero que se te viene a la mente es el gore o experiencias sumamente violentas, ese es su sello particular y resulta difícil poder quitártelo de la cabeza. Características que parecía que íbamos a ver con The School gracias a que en la labor promocional siempre se manejó así, pero la realidad fue otra y lo que terminamos viendo es tal vez una de las películas australianas más ligeras que se han hecho en los últimos años.

Y no es que este mal eso, aunque Ashwood bien pudo haber hecho uso de dichas características considerando que nos cuenta una historia bastante confusa y que tarda demasiado tiempo en establecer la lógica que hay detrás. Poniéndonos de entrada bajo una dinámica en la que se intercambian los escenarios de manera constante para jugar con el tiempo y generar dudas inmediatas con respecto al paradero de Amy, lo cual en teoría se escucha interesante, pero en la práctica no funciona tan bien debido a que esto vuelve complicado involucrarse de lleno en su situación y sentir empatía hacia ella.

Además en este punto todos los eventos dentro de la escuela no siguen un patrón claro, solo quedan en simples ocurrencias sin demasiado peso hasta que inicia la búsqueda del hijo durante el segundo acto. Una búsqueda que mejora ligeramente las cosas, más que nada porque es aquí donde dejan de intercambiar los escenarios para que se tenga una dinámica ágil y se brinda claridad sobre lo qué es este lugar; sin embargo, la persecución que se lleva a cabo en ningún momento añade intensidad o por lo menos situaciones de verdadero apremio. Todo es sumamente ligero y por determinados periodos el comportamiento de ciertos personajes resulta caricaturesco.

La parte final tampoco ayuda a incrementar el nivel. La revelación importante no es tan impactante como debería pero si puede tomar a más de uno por sorpresa, nada más que la utilizan de manera muy superficial y con esto algo que, en teoría debería ser desgarrador, solo alcanza para ofrecer un desenlace desabrido.  

En el tema de las actuaciones puedo decir que la mayoría de los niños/jóvenes están apenas decentes, mientras que Megan Drury (Amy) nunca te logra convencerte de que es una madre totalmente desesperada por encontrar a su hijo ante las dificultades que muestra para reflejar grandes emociones. De la producción no tengo grandes quejas: el trabajo de fotografía es cumplidor la mayor parte del tiempo, la dirección de arte correcta, el score es genérico, el trabajo de sonido tiene ciertos altibajos, los efectos son mínimos y la labor de maquillaje resulta efectiva.  

Opinión final: The School es bastante mala. Una película sin mucho sentido que provoca más bostezos que otra cosa.

Ojometro:
**

viernes, 24 de agosto de 2018

Crítica: Boar (2018)


Película dirigida por Chris Sun (Charlie's Farm), quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Kirsty Dallas. Se estrenó en cines dentro de Australia durante el mes de junio, mientras que su salida en DVD y Blu-ray se dio el pasado 15 de agosto.

Sinopsis:

En la violenta, pero a la vez hermosa Australia vive una bestia, un animal de tamaño gigantesco con una sed de sangre y destrucción. No le importa nadie, defiende su territorio con brutalidad y mata a cualquiera que se ponga en su camino con una crueldad como nunca antes se había visto.



Comentarios generales:

Películas que involucren algún tipo de animal salvaje son muy comunes dentro del género de terror, llevan existiendo desde hace décadas y por lo general son consideradas de las más “fáciles” de realizar. Por eso mismo es que durante años vimos producciones hechas al vapor dedicadas principalmente a la TV que les hicieron mucho daño ante la percepción pública y no fue sino hasta hace poco tiempo que se empezó a querer revertir eso; sin duda una labor difícil y que llevará tiempo de lograr, pero al menos con trabajos como Boar se va por el camino adecuado.

Y no me malinterpreten, con esto no quiero decir que se trate de una maravilla porque está demasiado lejos de serlo, sin embargo, lo que nos ofrece Sun es una película que sabe desde un inicio lo que te quiere contar al presentar una historia simple en la que nunca se ofrecen grandes detalles con respecto a los orígenes de la criatura. Solo la presentan matando para establecer la tónica y añadir impacto inmediato mientras se trata de darle un poco de relevancia a unos personajes sumamente huecos en una fórmula que, si bien funciona, también provoca que el primer acto sea aburrido. 

Lo bueno es que para cuando se alcanza la media hora esto se olvida debido se le da rienda suelta a la bestia para que mate y eso hace que la dinámica se incremente de golpe. Ofreciendo así una serie de muertes llamativas que añaden sangre y shock muy valiosos para que se pueda considerar como una amenaza creíble a un cerdo gigante; en especial porque a partir de este punto dejan de esconderlo en la oscuridad para exhibirlo de manera más clara y así brindar cierta dimensión con respecto al peligro que representa.

Evidentemente lo que ocurre es muy básico y el camino a la parte final no presenta demasiada novedad, pero si resulta entretenida. Más que nada porque cuenta con una “pelea” única y nunca  escatiman en la violencia para llegar a una conclusión bastante estándar.

De las actuaciones no hay mucho que decir, por el tipo de película estas no tienen demasiado peso y las que más resaltan son las que se sustentan en ciertos estereotipos exagerados. La producción no está nada mal: el trabajo de fotografía es sólido, el score cumple, el trabajo de sonido es limpio, la labor de maquillaje está ok y los efectos en general están bastante bien hechos (tanto los prácticos como los que involucran CGI).

Opinión final: Boar es aceptable. Película sin grandes pretensiones en la que uno sabe qué va a ver.

Ojometro:
***

martes, 30 de agosto de 2016

Crítica: Scare Campaign (2016)


Película dirigida por los hermanos Cameron y Colin Cairnes (100 Bloody Acres), quienes además son los escritores del guión. Se estrenó en DVD y formato digital dentro de Australia el pasado 6 de julio, aunque todavía no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

El popular show de bromas, Scare Campaign, ha entretenido a la audiencia por los últimos 5 años con una mezcla de sustos clásicos y cámaras ocultas. Sin embargo, con la nueva era del online los productores encuentran un show mucho más violento que hace ver al suyo como cosa de niños y les pide a los creadores algo más fuerte para mantenerlos al aire. ¿Acaso irán más allá de lo permitido esta vez?



Comentarios generales:

Desde hace algún tiempo vengo mencionando que el cine australiano (también el neozelandés) vive un momento bastante dulce dentro del género, se ha convertido en un lugar donde los creadores pueden explotar diferentes tipos de ideas sin tanta presión y eso ha tenido como resultado una serie de filmes muy destacados. Provocando así que espere grandes cosas cada vez que me entero de un nuevo trabajo proveniente de aquella región y la verdad es que lo único que hace Scare Campaign es seguir solidificando ese sentir gracias al grato sabor de boca me dejó.

Y es que ahora los hermanos Cairnes, a diferencia de su primer filme, nos traen un trabajo un poco más oscuro con el cual pretenden realizar una crítica contundente sobre el estado actual del entretenimiento y la forma en la que los creadores de contenido están dispuestos a cruzar ciertos límites bajo el único propósito de satisfacer el morbo insaciable de una audiencia cada vez menos sensible. Algo que no es precisamente nuevo, pero que en esta ocasión sirve como el punto de partida perfecto para desarrollar una historia que ira mutando con el pasar de los minutos; la cual inicia dándole importancia a los elementos más básicos del cine de terror no solo para generar sobresaltos entre la audiencia, sino también para establecer el claro contraste entre lo "viejo pasado de moda” y lo nuevo mientras te muestran cómo se realiza esta clase de shows.

Todo bajo un ritmo tremendamente fluido que ayuda a que la primera hora transcurra rapidísimo, con muchísima dinámica para que así el espectador no tenga tanto tiempo de analizar a fondo lo que se construye detrás de una serie de eventos que, conforme pasan los minutos, van subiendo de intensidad. Convirtiendo así una simple película de reality show en un slasher hecho y derecho bastante potente, con muertes llamativas e incluso un asesino imponente que se come cada escena en la que aparece. Sin duda elementos suficientes para volverla bastante recomendable, pero los directores se encargan de que solo sean algunos de los atractivos dentro de esta propuesta llena de cosas que no son lo que parecen.

Esto porque los últimos 25/30 minutos significan otro cambio radical, uno no tan difícil de predecir ciertamente, pero que brinda un giro total en la dinámica previamente presentada. De pronto el cazador se vuelve la presa y en base a eso se nos presenta un contenido incluso más violento, con muertes visualmente más impactantes y una extraña sensación de justicia a pesar de que lo que ocurre es, en toda la regla, algo espantoso.  

Las actuaciones son sólidas, el elenco en general está bien balanceado para que nadie resalte de gran manera; sin embargo, la labor de Josh Quong Tart (Rohan) durante los minutos que le brindan acaba con eso gracias a la aterradora presencia que logra mostrar en pantalla. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía resulta efectivo, la dirección de arte cumple, el score tiene cosas interesantes, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son realmente buenos en las muertes de mayor impacto y la cuestión del maquillaje resulta muy efectivo en determinados momentos.

Opinión final: Scare Campaign fue una grata sorpresa. Película sumamente disfrutable que sin duda deben de tratar de ver.

Ojometro:
**** 

martes, 22 de marzo de 2016

Crítica: Backtrack (2016)


Película escrita y dirigida por Michael Petroni, quien hace su debut dentro del género. La película se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 26 de febrero, mientras que aquí en México también llegó de manera limitada a inicios de este mes.

Sinopsis:

La vida del psicólogo Peter Bower (Adrien Brody) se vuelve un caos cuando descubre que todos sus pacientes son los fantasmas de personas que murieron en un accidente veinte años atrás. Temeroso por su salud mental, Peter empieza a investigar más a fondo y esto lo obliga a regresar a su pueblo natal; un lugar en donde dejó atrás un aterrador secreto que nuevamente lo atormentará. 



Comentarios generales:

Si algo ha caracterizado al cine de terror australiano durante los últimos cinco o seis años es su violencia y sangre, lo cual ha llevado a que se le compare con el extremismo francés de los 2000s a pesar de que realmente no es algo nuevo para ellos. Sin embargo, últimamente también se han podido notar ciertos esfuerzos para alejarse un poco de esa tendencia y no quedarse encasillados como ocurrió con los europeos, situación que pudimos ver con The Babadook hace un par de años atrás y ahora con una propuesta menos arriesgada como Backtrack.

Y es que esta ocasión lo que nos trae Petroni es una película sustentada en fantasmas que en ningún momento pretende revolucionar este tipo de historias, siguiendo un patrón habitual con un personaje que empieza a experimentar sucesos difíciles de explicar que no solo están pensados para originar terror inmediatamente por medio de sustos fáciles, sino también para establecer una atmósfera especifica. Detalle que provoca que el primer acto sea un tanto lento al depender en su totalidad de la investigación de los pacientes, pero que nunca se torna aburrido gracias a que el misterio que existe detrás de ellos se mantiene bien guardado hasta que se decide trasladar las acciones al pueblo natal de Peter. 

Algo que se da como a los 25/30 minutos y que trae consigo un incremento muy marcado en el ritmo de la película, lo cual se agradece bastante considerando que a partir de aquí la dinámica cambia para enfocarse mucho más en los problemas morales del personaje principal. Un cambio que también sirve como punto de partida para iniciar una serie de sorpresas cuyo principal propósito es ir revelando las conexiones con la mayoría de las preguntas planteadas al inicio de la manera más natural posible para que no se sientan forzadas; aunque bajo este enfoque las cosas se vuelven un tanto predecibles e, igualmente, los elementos de terror empiezan a dejarse un poco de lado al no utilizar de manera más notoria a la mayoría de los fantasmas.

La parte final está bien manejada. Sin embargo, el giro implementado difícilmente los tomará por sorpresa debido a que se trata de uno que ya se ha visto en muchas ocasiones y seguramente lo descifrarán muy rápido si le ponen atención a ciertos detalles.

Las actuaciones las encontré sólidas: sin duda compras a Brody como un padre totalmente quebrado emocionalmente y potencialmente loco, mientras que Robin McLeavy ofrece un tipo de actuación mucho menos extravagante a las que nos tiene acostumbrados. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía es realmente bueno, el score es tal vez lo mejor de la película, el trabajo de sonido está muy bien cuidado y los efectos cumplen con su función sin ser precisamente espectaculares.

Opinión final: Backtrack es aceptable. No aporta realmente nada nuevo, pero está bien hecha y no resulta nada aburrida.

Ojometro:
***

miércoles, 15 de julio de 2015

Crítica: Charlie's Farm (2014)


Producción australiana escrita y dirigida por Chris Sun (Daddy's Little Girl). Se estrenó en cines a finales del año pasado en Australia, donde también ya salió en formato físico durante mediados de junio. En los Estados Unidos se encuentra disponible vía iTunes.  

Sinopsis:

En un esfuerzo por experimentar algo diferente, cuatro amigos realizan un pequeño viaje a las regiones más alejadas del centro de Australia para explorar una famosa granja en donde fue asesinada una familia de psicópatas. Esto les genera conflictos y diversas advertencias, pero sin importarles deciden pasar unos días ahí, aunque pronto descubrirán que alguien sigue habitándola.



Comentarios generales:

El cine de terror australiano es un gusto que se va adquiriendo poco a poco, ya que suele generar opiniones divididas al ser uno que no busca encontrarle el hilo negro a las cosas y que basa gran parte de su éxito en presentar un grado de violencia muy elevado. Se podría decir que es algo “simple” que para algunos resulta muy atractivo, pero para otros es extremadamente aburrido y creo que con Charlie's Farm tenemos el ejemplo perfecto para saber de qué lado de la moneda te encuentras.

Desde la primera escena Sun establece que uno de sus puntos fuertes será, como era de esperarse, la violencia explicita; sin embargo, de manera inteligente no se gasta este aspecto rápidamente y mejor decide tratar de darle un desarrollo decente al grupo de personajes que sabes sufrirán las consecuencias, así como establecer los orígenes de la amenaza. Algo que de inicio no resulta malo a pesar de que puede sonar aburrido tratándose de un slasher, pero lo cierto es que los flashbacks sobre la historia de la granja son interesantes a pesar de que caen en los típicos clichés de granjeros asesinos y demás; es una buena manera para hacer tiempo e incrementar la expectativa por lo que vendrá.

Lo malo es que este desarrollo no se limita a unos cuantos minutos, sino que el director en verdad se toma su tiempo para llevarlo a cabo sin importarle que eso vuelva demasiado aburridas las cosas; imprimiéndole un ritmo exageradamente cansino y presentando mucho dialogo que termina sintiéndose estúpido para actores que es claro que ya no encajan en esa clase de comportamiento. Realmente no pasa nada, llegado el minuto 60 solo se han dado tres muertes esporádicas y lo más llamativo es la integración de dos nuevos jóvenes que sabes de inmediato serán los primeros en morir. La pobreza del guión queda al descubierto sin que exista intención de disimularlo un poco añadiendo al menos uno que otro momento de impacto.

Lo mejor son los últimos 25 minutos porque aquí se desata una masacre muy entretenida. Se trata de Charlie matando sin piedad a todo lo que se le ponga en su camino de la manera más cruel posible; donde la sangre fluye, los efectos brillan, el ritmo se acelera y además presentan una conclusión bastante seca que sorprenderá a más de uno.

De las actuaciones tenemos a una esquelética Tara Ried a la que nunca le crees su papel, a un Kane Hodder que solo está ahí para cobrar un cheque y a un grupo de actores de complemento que están ok en sus roles. Sin embargo, la figura es Nathan Jones como Charlie debido a que el tipo es una mole humana en verdad aterradora que, con un poco de suerte, pueden convertir en un personaje prolífico durante los próximos años.

La producción en general es sólida: tiene un buen trabajo de fotografía en exteriores, aunque por algunos lapsos en interiores se ve muy oscura y eso no deja lucir mucho a la discreta dirección de arte; el score no es nada del otro mundo, cuenta con un buen sonido y el trabajo de efectos/maquillaje es de primer nivel. No solo por las muertes gráficas presentadas, sino porque la caracterización de Charlie en verdad es de destacar.

Opinión final: Charlie's Farm es un slasher más. Salvo por la última media hora no tiene mucho, es la típica película para ver en TV.

Ojometro:
**

sábado, 28 de febrero de 2015

Crítica: Wyrmwood (2015)


Debut tras la cámara del director Kiah Roache-Turner, quien además es co-escritor del guión junto con su hermano Tristan Roache-Turner.  Se estrenó de manera limitada en cines tanto en Australia como en los Estados Unidos el pasado 12 de febrero y el día 13 empezó a estar disponible por iTunes.

Sinopsis:

Barry (Jay Gallagher) es un mecánico y padre de familia cuya vida se cae a pedazos durante un apocalipsis zombie. Por otra parte, su hermana Brooke (Bianca Bradey) ha sido secuestrada para formar parte de los experimentos de un doctor y mientras ella planea su escape, su hermano se aventura en la carretera junto con un compañero sobreviviente para buscarla; enfrentando a hordas de hambrientos zombies en su camino.



Comentarios generales:

Uno de los problemas que enfrenta el cine de zombies es que por años habituó al público a una dinámica muy básica en donde pocas cosas cambiaban, así que cuando salen trabajos que pretenden alejarse de lo ya establecido por lo general son tachados de aburridos o poco interesantes si no hay elementos conocidos. Por ello resulta tan difícil ver cosas frescas en este género; sin embargo, a pesar de que hay mucha familiaridad, con Wyrmwood todo el tiempo sientes que esto es algo completamente fresco.

Y es que Roache-Turner nos trae una historia que no se anda con rodeos e inmediatamente te introduce a un escenario dinámico y sangriento, el cual no necesita de mucho drama personal para hacerte sentir empatía por sus personajes; quienes si pasan por momentos sumamente trágicos (sobre todo Barry), pero que no terminan siendo precisamente el foco central de todo esto. Realmente en pocos minutos tenemos una idea clara sobre lo que tratará, pero además se nos presentan una serie de sucesos completamente “over the top” necesarios para definir claramente tanto el estilo visual como la línea burlona con respecto al apocalipsis zombie, aunque sin caer en los terrenos que la conviertan en una comedia porque ese nunca es el propósito.

Lo más admirable es que cuando parece que empieza a caer en la monotonía se sacan un par de ideas muy originales (ligadas con la sangre de los zombies) y un tanto ridículas que le brindan un nuevo panorama a la historia; las cuales, haciendo memoria, no recuerdo que alguien las hubiera aplicado antes. Todo fluye de manera agradable, el ritmo de la película nunca presenta bajones gracias al trabajo de edición con sus cortes rápidos y mantiene las dosis necesarias de violencia mientras dichas ideas van desarrollándose de forma ingeniosa, sin que se sientan metidas con calzador porque realmente influyen de manera importante en lo que ocurre; provocando que cuando finalmente ambas se junten todo se sienta natural y hasta lógico de algún modo retorcido.

El único punto negativo que le encontré es que el tema de los militares es tratado de manera muy pobre. En realidad no te dicen absolutamente nada sobre su misión, sobre por qué llevan a un doctor amante de la música disco con ellos o sobre el propósito de sus investigaciones; generando así un vació en un tema del que me parece se tenían que dar algunos detalles para encontrarle sentido.

El final puede ser un problema para algunos, no porque sea malo o porque carezca de emociones, sino porque realmente no te brinda un cierre definitivo. Si se resuelven ciertas cosas, pero en general es un desenlace abierto que no pretende encontrar una solución, sino más bien presentar un punto (por más loco que resulte) de quiebre dentro de la crisis.

Las actuaciones en general son buenas, destacando principalmente la mancuerna formada por Gallagher y Leon Burchill (Benny), quienes brindan algunos momentos muy entretenidos; mientras que Bianca Bradey se posiciona como la zombie más sexy jamás vista. La producción es bastante sólida a pesar de no contar con un gran presupuesto: el trabajo de fotografía es efectivo, utilizan de manera perfecta un puñado de locaciones para recrear kilómetros de carretera, la dirección de arte en el par de sets está ok, el sonido es espectacular, los efectos son una mezcla de CGI/prácticos muy bien balanceada y el trabajo de maquillaje con los zombies cumple perfectamente.

Opinión final: Wyrmwood es irreverente, pero tiene más sustancia de la que aparenta. Bastante recomendable.  

Ojometro:
****

domingo, 15 de febrero de 2015

Crítica: Lemon Tree Passage (2015)


Primer largometraje del director David Campbell, quien además es co-escritor del guión junto a Erica Brien. Se estrenó de manera limitada en cines a inicios de mes en ciertos mercados de Asia, pero también está disponible en algunas plataformas digitales.

Sinopsis:

Una pareja de australianos introduce a tres viajeros estadounidenses a una vieja leyenda local en Lemon Tree Passage, donde supuestamente el fantasma de un motociclista advierte a jóvenes que van manejando a exceso de velocidad. Después de verlo con sus propios ojos deciden regresar al lugar, pero pronto todos se verán envueltos en las garras de una fuerza maligna que sobrepasa a la leyenda.



Comentarios generales:

El cine de terror australiano ha estado creciendo últimamente y por ello cada que sale algún nuevo trabajo suelo seguirlo con detenimiento. Sin embargo, en esta ocasión la premisa estaba (en parte) basada en un aparente vídeo de Youtube; generando así pocas expectativas de mí parte dado a que cuando suele ocurrir esto los resultados no son nada positivos y esta no fue la excepción.

En Lemon Tree Passage te queda claro que Campbell está haciendo su debut porque de manera inexplicable la película tiene dos comienzos: uno que hace referencia al vídeo y otro donde nos muestran una situación completamente ajena a lo que supuestamente cuenta la leyenda. Desde este punto te empieza a quedar claro que tal vez la historia no es lo que hubieras imaginado; de hecho, es claro que la premisa fue añadida con calzador, pero el director muestra habilidad suficiente para entrelazar ambas cosas al darle un poco de sustancia añadiendo cierto “humor”, así como posibles romances y algo de misterio por medio de visiones extrañas diseñadas de manera pobre.

Lo malo es que esto solo abarca unos 20 minutos y una vez que los personajes entran al bosque las cosas simplemente pierden sentido. De pronto estás viendo como estos desaparecen sin explicación lógica alguna; peor aún, las muertes parecen no tener justificación sólida para darse y esto provoca que se entre en un circulo repetitivo en donde la única manera en la que se pretende generar sustos es por medio del trabajo de sonido sin grandes resultados. Simplemente se trata de un thriller genérico, con un ritmo estable y cuya premisa supuestamente central se va quedando poco a poco en el olvido (se los juro, no influye en nada) para darle paso a una venganza que difícilmente llama tu atención porque no te proporcionan los suficientes elementos para ello.

La parte final es probablemente la más intensa ya que te quieren explicar todo en quince minutos de manera muy acelerada y, por ende, le dan rienda a una clase de violencia ligeramente más gráfica; provocando una serie de eventos que, si bien no son difíciles de deducir, terminan por tener poca relevancia en el producto general. Aunque en realidad no te proporcionan grandes respuestas (¿Cómo llegó Oscar al maletero? ¿Quién ató a Toby? ¿Por qué diablos los cuerpos de los muertos desaparecen? ¿Qué gana el espíritu eliminando a todos los que no tuvieron que ver en su muerte?).

Lo mejor, y por mucho, es la actuación de Jessica Tovey como Maya; especialmente en la última media hora que es cuando cambia por completo su dinámica y proporciona algunas de las escenas más potentes emocionalmente hablando. En producción está ok: el trabajo de fotografía es bastante sólido considerando que un 95% de la película se realiza de noche, el trabajo de sonido está bien pero quieren sustentar muchas cosas en este, el score no aporta mucho y todo lo que respecta a efectos/maquillaje es ínfimo como para destacar.

Opinión final: Lemon Tree Passage es una película del montón. No se perderán de nada si no la ven.

Ojometro:
**