martes, 29 de agosto de 2023

Crítica: Cobweb (2023)

Película dirigida por Samuel Bodin y escrita por Chris Thomas Devlin. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos a finales de julio, mientras que en México hizo lo propio el pasado 24 de agosto; recaudando hasta la fecha $3.7 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Peter (Woody Norman) es un niño de 8 años que trata de investigar los misteriosos sonidos que vienen detrás de las paredes de su casa, aunque en el proceso descubrirá un oscuro secreto que sus padres le han estado ocultando.


Comentarios generales:

Cuando un guión gana notoriedad entre los ejecutivos de los estudios dentro del famoso sitio The Black List es casi un hecho que este se terminará convirtiendo en una película y por lo consiguiente tendrá atadas una serie de expectativas irreales incluso desde antes de que inicie su producción. Una situación que le tocó experimentar a Cobweb desde 2018 y que gracias a la pandemia terminó alargándose muchísimo más de lo esperado, provocando con esto que Lionsgate apostará demasiado por un proyecto que claramente era mucho más discreto de lo que originalmente pensaban.

Y es que lo traído por Bodin tiene fortalezas y flaquezas muy marcadas que ocasionan que el visionado como tal sea un sube y baja de sensaciones con respecto a la historia. La cual inicia de una manera bastante simple, pero con una atmósfera absorbente gracias al tremendo trabajo de fotografía que genera un tono depresivo de golpe para ponerte en sintonía con los temores de Peter; quien, por otra parte, se vuelve un problema constante en el desarrollo debido a que su comportamiento después de unos diez minutos te empieza a fastidiar y su situación en general no es la más interesante u original.

Algo que para nuestra fortuna se va corrigiendo poco a poco conforme se va integrando de manera más predominante a sus padres, quienes no solo fungen como la fuente principal de dudas, sino también como la vía por la cual se construyen momentos que ayudan a ir incrementando la sensación de peligro. Haciendo con esto que el segundo acto sea mucho más efectivo gracias a que el ritmo pausado se va complementando con situaciones que en todo momento venden la idea de que algo terrible le depara a Peter, pero no sabes exactamente bien qué será porque la dubitativa actitud de los padres no lo permite y eso hace que se vaya acumulando muchísima tensión que en algún punto tiene que explotar.

Dándose esto justo durante los últimos 30 minutos, los cuales son sin duda los que definirán la postura del espectador sobre el filme debido a se le da un giro total a las cosas de manera inesperada. Llevándonos a terrenos mucho más violentos que optan por el frenetismo y un lado fantasioso que ciertamente hacen del desenlace mucho más entretenido, aunque también puede resultar como algo totalmente fuera de lugar que no encaja con lo que se construyó previamente.

De las actuaciones, tal como mencioné anteriormente, no me terminó por convencer Woody Norman con esa actitud temerosa exasperante que maneja durante todo el tiempo y honestamente me la pasé esperando a que mataran a su personaje. Aunque lo hecho por Lizzy Caplan (Carol) y Anthony Starr (Mark) resultó bastante agradable de ver.

En cuanto a producción estamos ante algo con poco presupuesto, pero con cosas positivas: el trabajo de fotografía es muy bueno y por mucho lo mejor de la película, la dirección de arte está bien cuidada, el score es sólido, el trabajo de sonido limpio, los efectos no son nada del otro mundo y la labor de maquillaje discreta.

Opinión final: Cobweb está decente. Mucho de su efectividad recae en cómo se digiere la última media hora, pero es una opción para pasar el rato durante el próximo Halloween.

Ojometro:
*** 

viernes, 25 de agosto de 2023

Crítica: The Tank (2023)

Producción neozelandesa escrita y dirigida por Scott Walker. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de abril, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 27 de junio.

Sinopsis:

Después de heredar misteriosamente una casa abandonada en la costa, Ben (Matt Whelan) y su familia despiertan accidentalmente a una antigua criatura que aterrorizó a toda una región por generaciones.


Comentarios generales:

Cuando uno se encuentra con una película de la cual realmente no ha escuchado nada siempre va a tener ciertas dudas y al mismo tiempo estará presente la curiosidad por saber si se topará con algo interesante. Básicamente es un volado con el que te tienes que arriesgar y en el caso de The Tank eso era incluso todavía más marcado gracias a la premisa tan genérica con la que cuenta, pero al final el resultado ha sido por lo menos aceptable.

Aunque para llegar a eso antes hay que pasar por un camino un tanto empedrado debido a que lo traído por Walker cuenta con una primera mitad en la que pasa poco o nada, lo cual se magnifica gracias al reducido elenco que limita bastante la cantidad de situaciones que se pueden construir en pantalla. Apostando gran parte del atractivo a la generación de una atmósfera un tanto tenebrosa mientras se trata de exprimir a lo máximo la exposición de la propia casa para integrar algunos jump scares muy predecibles en cada rincón de esta, todo con el propósito de mantener en las sombras a lo que sea que asecha a la familia y así dar más tiempo para desarrollar el misterio que hay detrás sin importar que es muy sencillo de descifrar.

Obvio ante esto el ritmo es cansino y ciertamente las cosas son un tanto aburridas; sin embargo, una vez que se da la primera muerte se percibe una mejoría y mucho se debe a que se deja atrás la pasividad para poder lograr que la amenaza por fin se sienta como algo relevante para la historia. Utilizando recursos que no van a deslumbrar por su originalidad, pero que están bien implementados para ir incrementando de a poco el nivel de tensión en las acciones mientras se va acorralando a la familia a un encuentro donde tienen clara desventaja tanto por la extensión del terreno como por la lejanía de la propiedad.

Logrando así que la parte final tenga una sensación de riesgo elevada y con ello se logre ofrecer una serie de escenas con buena intensidad que exponen lo peligroso de las criaturas. Imprimiendo un ritmo más ágil para llevar a un desenlace cuya predictibilidad no evita que ofrezca un enfrentamiento efectivo.

Las actuaciones están bien, cumplen con el objetivo primario y llevan la película sin grandes contratiempos a buen puerto. Mientras que en producción tenemos una factura discreta: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte está bien cuidada, el score es genérico, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son de buena calidad y la labor de maquillaje discreta.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos

Opinión final: The Tank está ok. Película con una segunda mitad entretenida para pasar el rato cuando no tengan nada más que ver.

Ojometro:
***

martes, 22 de agosto de 2023

Crítica: The Angry Black Girl and Her Monster (2023)

Película escrita y dirigida por Bomani J. Story. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos a finales de julio, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 8 de agosto.

Sinopsis:

Vicaria (Laya DeLeon Hayes) es una brillante adolescente que tiene la firme creencia de que la muerte es una enfermedad que puede ser curada. Así que después del asesinato de su hermano se embarca en un peligroso camino para traerlo de vuelta a la vida.


Comentarios generales:

Adaptaciones de “Frankenstein” de Mary Shelley no son algo extraño, aunque no es tan común que estas se den bajo la perspectiva de la comunidad negra. Por ahí tenemos a “Blackenstein” de los 70s y alguno que otro trabajo más sin que realmente exista uno que se pueda jactar de ser un tipo de referente, título que probablemente The Angry Black Girl and Her Monster termine adoptando con el pasar del tiempo.

Y no tanto porque lo presentado por Bomani sea espectacular, sino más bien porque la manera en la que integra el contexto de la comunidad negra a la historia hace que esta se sienta relevante y tenga un toque de seriedad como ocurre en la obra original. Lo cual se ve reflejado principalmente durante un primer acto que se centra en el entorno de Vicaria, donde tiene que lidiar con el racismo, las pandillas o el abuso policiaco de manera constante; siendo esto parte fundamental para entender su forma de ser y sus motivaciones para querer revivir a su hermano a pesar de la locura ligada a todo esto.

Eso le da cierta sustancia a las cosas y no está nada mal la forma en cómo se plantea todo; sin embargo, es la llegada de la propia resurrección lo que provoca que el visionado empiece a volverse poco emocionante cuando tendría que ser todo lo contrario.

Obvio hay muertes que ayudan a construir escenas con un poco más de intensidad y tampoco es que exista un bajón de ritmo pronunciado, pero la manera en la que se integra al monstruo (Chris) en la dinámica general no resulta tan eficiente debido a que optan por mantenerlo entre las sombras la mayor parte del tiempo para darle más exposición a un conflicto entre Vicaria y los delincuentes que en teoría debería de generar una sensación de peligro importante, más solo se queda como algo desarrollado a medias que nunca define de manera sólida determinadas posturas de los involucrados.

Afortunadamente para la parte final se logra recomponer el rumbo y en gran medida se debe a que por fin le dan exposición al monstruo. Brindándole automáticamente un impacto mayor y crudeza a un desenlace que logra plantear de buena forma la duda esencial de la novela sobre quién es el verdadero monstruo en todo esto, aunque sin dejar tan mal parada a nuestra protagonista gracias a determinadas decisiones que toma.

Sobre las actuaciones en realidad todo el peso de la película recae en Laya DeLeon Hayes y no lo hace mal, tal vez al inicio puede resultar un tanto irritante por su carácter, pero con el pasar de los minutos se vuelve un personaje muy interesante. Mientras que en producción tenemos algo estándar: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es discreta, el score no resalta demasiado, el trabajo de sonido es sólido, los efectos son simples y la labor de maquillaje es de buen nivel.  

Opinión final: The Angry Black Girl and Her Monster está ok. Película con buenas cosas a la que todo el tiempo sientes que le hace falta algo.

Ojometro:
***

viernes, 18 de agosto de 2023

Crítica: Talk to Me (2023)

Película dirigida por Michael Philippou y Danny Philippou, este último además compartiendo créditos como co-escritor del guión junto a Bill Hinzman. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 28 de julio y en México el pasado 9 de agosto, recaudando hasta la fecha $40 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Un grupo de amigos descubre cómo invocar espíritus utilizando una mano embalsamada y se enganchan con su nuevo juego para hacerlo viral. Esto hasta que uno de ellos lleva las cosas demasiado lejos y libera aterradoras fuerzas sobrenaturales.


Comentarios generales:

Creo que ya lo he comentado en ocasiones anteriores, pero cada que los medios que no suelen cubrir regularmente cine de terror empiezan a catalogar a una película como algo revolucionario mi interés y mis dudas se disparan de inmediato porque esta opinión muchas veces se da gracias a un importante desconocimiento de lo que ya existe dentro del género. Y en el caso de Talk to Me realmente se puede notar mucho de eso al querer resaltar "ideas nuevas" que no lo son, aunque esto no significa que sea erróneo mencionar que es un trabajo destacado y probablemente uno de los mejores de 2023.

Y es que lo traído por los Philippou en realidad utiliza conceptos que ya hemos visto en repetidas ocasiones, pero alterando ciertos detalles para brindarle frescura a una historia que esencialmente se trata sobre espíritus y posesiones. Esto bajo una perspectiva adolescente con la cual se tratan temas como el bullying, el duelo, la depresión y la obsesión por las redes sociales; siendo esto último el punto de partida para poder integrar la cuestión sobrenatural de una manera que ciertamente resulta llamativa a pesar de su simplicidad.

Logrando así que la comunicación con los espíritus sea un evento que te atrapa de inmediato, no solo por el hecho de que se sabe explotar a la perfección la excentricidad que aporta la mano embalsamada, sino porque el hecho de que muestren a dichos espíritus de manera tan directa hace que el tono oscuro aumente de manera exponencial. Aportando de golpe un nivel de intensidad no te esperas tan temprano y que con el pasar de los minutos solo se va incrementando por medio de acciones que terminan desencadenando una de las escenas más brutales de todo el filme.

Escena que significa un punto de quiebre debido a que a partir de ahí las cosas obtienen un grado de profundidad mayor, utilizando al personaje de Mia como la vía principal para ir desenvolviendo lo que verdaderamente ocurre. Algo que por momentos puede volverse repetitivo ante las decisiones que toma nuestra protagonista y por ende lleve a que el segundo acto tenga pequeños lapsos un tanto pesados en cuanto al ritmo, aunque para contrarrestar eso los directores muestran bastante habilidad en la construcción de situaciones de impacto que puedan elevar el nivel de adrenalina de manera rápida y así evitar que el daño sea grande. 

Preparando con esto el camino para una parte final que se sustenta en la fragilidad mental de Mia y su desesperación por corregir sus errores sin importar las consecuencias. Lo cual hace que el desenlace sea sumamente tenso y en todo momento se planteen dudas con respecto a lo que ocurre sin que sea complejo descifrar el cierre.

Las actuaciones no están nada mal, hay un buen elenco; sin embargo, Sophie Wilde (Mia) es sin duda la que más destaca bajo su personaje lleno de dudas y traumas que magnifica muchas de las escenas importantes. Además también hay que mencionar la aparición de Miranda Otto (Sue), quien con pocos minutos logra dejar una buena impresión bajo su rol de madre sobreprotectora.

En cuanto a producción tenemos una factura bien cuidada: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte sencilla, el score es bueno, el trabajo de sonido resulta brutal, los efectos son de buena calidad y la labor de maquillaje es de primer nivel.

Opinión final: Talk to Me me gustó. No es la revolución que dicen que es, pero si es una película muy efectiva en todo lo que propone.

Ojometro:
*****