martes, 6 de agosto de 2024

Crítica: Late Night with the Devil (2024)

Película dirigida por Cameron y Colin Cairnes (Scare Campaign), quienes además son los responsables del guión. Se estrenó en cines y VOD dentro de los Estados Unidos a finales de marzo, mientras que en México hizo lo propio el pasado 1 de agosto; recaudando hasta la fecha $12.5 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

El 31 de octubre de 1977 Jack Delroy (David Dastmalchian) conduce su show nocturno “Night Owls”, aunque desesperado por elevar su nivel de audiencia está dispuesto a ofrecer un especial de Halloween como ningún otro. Sin embargo, lo que no sabe es que está a punto de liberar algo maligno en las pantallas de todo Estados Unidos.


Comentarios generales:

Me atrevería a decir que Late Night with the Devil estaba dentro de los top 5 de películas de terror más esperadas de 2024 de una cantidad importante de fans y eso la colocaba en una de esas posiciones incomodas en las que las grandes expectativas eran su mayor enemigo. Algo que ciertamente se podía entender gracias a que lucía como una propuesta fresca con muchísimo potencial y que afortunadamente no decepciona, incluso teniendo cosas que pueden no resultar tan convincentes.

Y es que lo traído por los hermanos Cairnes es un found footage que se sale por completo de lo que estamos acostumbrados a ver con este subgénero al presentarnos una historia que no recurre a la vista en primera persona y sabe perfectamente como transportar al espectador a los años 70s por medio de una impecable ambientación que no se oculta bajo escenarios llenos de oscuridad.

Teniendo como eje principal a un personaje ambiguo como Jack Delroy, cuya historia de vida desde un inicio planta de manera inteligente mucha información para que las sensaciones con respecto al show siempre sean un tanto incomodas y por lo mismo cada momento “cómico” cuente con cierta oscuridad detrás, logrando así que se tenga desconfianza en nuestro protagonista. Quien a pesar de esto también puede caer bien por la forma en la que se desempeña como conductor y eso termina ayudando a que desde el primer acto el ritmo sea agradable mientras se nos presentan segmentos cuya función es más que nada mostrar algo de la inocencia en este tipo de programas por aquella época antes de que inicie el caos.

Y es que una vez que aparece Lilly el tono cambia por completo al volverse uno mucho más oscuro, ya que su mera presencia (o más bien, su mirada) hacen que cada situación incremente la sensación de incomodidad; especialmente cuando el demonio entra en juego. Esto porque sus interacciones con el propio Jack siempre guardan algún tipo de misterio que gracias a lo peculiar de ambos personajes nunca se puede descifrar por completo y más cuando durante el segundo acto hay un personaje (Carmichael Haig) que en todo momento se interpone para que existan dudas convincentes sobre si lo que ocurre en verdad es algún tipo de fenómeno inexplicable o si solo se trata de otro truco más para que varios de los involucrados puedan sacar ventaja profesional a expensas de la niña, lo cual hace que se sienta una tensión increíble durante el desarrollo del show.

Hasta este punto todo es impecable y de una nota altísima, pero es con la parte final donde las cosas toman un rumbo no tan satisfactorio. Acelerando totalmente el ritmo, optando por unos efectos visuales que chocan con la estética general y, sobre todo, dejando un desenlace que puede resultar muy extraño porque apuesta a la interpretación que el propio espectador le pueda dar basándose en la información mostrada en la introducción, sin que se llegue algo realmente convincente.

Con respecto a las actuaciones hay que decir que David Dastmalchian está increíble, es probablemente la mejor actuación de su carrera al darle vida a un presentador carismático que al mismo tiempo guarda un lado más oscuro e incomodo impulsado por sus meras ambiciones personales. Además es bien complementado por secundarios geniales como Ian Bliss (Carmichael Haig), Rhys Auteri (Gus) y la perturbadora Ingrid Torelli (Lilly).

En cuanto a producción también tenemos una factura de gran nivel, salvo por un aspecto que puede ser polémico: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte fenomenal, el score es sólido, el trabajo de sonido limpio y la labor de maquillaje es efectiva. Sin embargo, es obvio que los efectos durante la parte final, ya fueran intencionales o no, se ven de baja calidad y desentonan por completo.  

Opinión final: Late Night with the Devil me gustó. Una propuesta fresca que por ciertas decisiones en su parte final no llega a lo más alto, pero que vale bastante la pena.

Ojometro:
****

viernes, 2 de agosto de 2024

Crítica: Pee Nak 4 (2024)

Producción tailandesa dirigida por Phontharis Chotkijsadarsopon. Se estrenó en cines dentro de Tailandia durante el mes de febrero, mientras que en varias partes del mundo hizo lo propio directamente en Netflix.

Sinopsis:

Tres amigos se encuentran investigando un antiguo templo localizado a las afueras de la ciudad. Sin embargo, este guarda una leyenda aterradora: cualquiera que desee ordenarse ahí como monje quedará maldito.


Comentarios generales:

En algún punto escuché sobre las películas de Pee Nak, pero la realidad es que nunca llamaron mi atención y las dejé pasar. Sin embargo, ante la facilidad de poder ver esta cuarta entrega gracias a Netflix decidí darle una oportunidad a la franquicia debido a que por algo sigue en pie, simplemente era un buen momento para hacerlo; aunque al final lo que aprendí es que es poco probable que vuelva a ver otra de sus entregas.

Ya que lo presentado por Chotkijsadarsopon es una comedia de terror que desde los primeros cinco minutos pondrá a prueba tu paciencia por el humor que maneja, el cual es demasiado simplón y no se acopla para nada con el drama que va adherido a la leyenda. Provocando con esto que básicamente se sienta como si estuvieras viendo dos películas distintas que se intercalan una a la otra y por lo mismo no es sencillo que las acciones puedan tener un ritmo fluido porque siempre existe un cambio brusco con respecto a la dinámica, haciendo que sea complicado el poder involucrarte de lleno con la historia del templo que se supone tiene un mayor peso.

La cual se te va contando de forma muy cortada y con poco tiempo para que la tragedia logre tener un factor emocional decente como para que se puedan construir momentos interesantes con algo de fuerza. Y lo peor es que los pocos que más o menos logran serlo se terminan perdiendo entre segmentos de comedia que no solo es que no aporten nada, sino es que además se vuelven cansinos ante la repetitividad que manejan.

Situación que hace de la transición del segundo acto a la parte final sea sumamente pesada, esto a pesar de que se empiezan a añadir elementos un poco más fantasiosos con el propósito de hacer del desenlace algo más espectacular. Aunque en realidad, si bien se puede decir que es lo mejorcito del filme, lo cierto es que este nunca logra alcanzar un nivel de intensidad necesaria como para dejar una sensación positiva a largo plazo.

Las actuaciones son muy malas, algunas rayando en lo ridículo justificándose en la comedia y las que tratan de ser más serias son extremadamente planas. Mientras que en producción las cosas no están tan mal: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es simple, el score genérico, el trabajo de sonido cumple, los efectos son de baja calidad y la labor de maquillaje resulta efectiva.

Opinión final: Pee Nak 4 es mala. Comedia de pobre calidad que tal vez solo sea apta para aquellos que tienen más conocimiento de la franquicia.

Ojometro:
**

lunes, 29 de julio de 2024

Crítica: The Forbidden Play (2023)

Película dirigida por Hideo Nakata (Ringu, Sadako), cuyo guión fue co-escrito por Karma Shimizu y Noriaki Sugihara. Se estrenó en cines dentro de Japón a finales de 2023, mientras que en México hizo lo propio el pasado 18 de julio.

Sinopsis:

Después de que una esposa y madre amorosa de nombre Miyuki (Uika First Summer) muere de forma trágica, su pequeño hijo trata de revivirla con un conjuro de resurrección. Pero lo que en teoría es un inocente deseo pronto despertará a un monstruo vengativo cuya atención parece estar en la joven Hiroko Kurasawa (Kanna Hashimoto).


Comentarios generales:

Cuando las leyendas sacan un nuevo trabajo considero casi como una obligación el tener que verlo, ya que al final de cuentas estamos hablando de personajes que construyeron el camino para lo que es el cine de terror en la actualidad. Sin embargo, a pesar de la idolatría que uno pudiera llegar a tener, también hay que aceptar que varios de estos personajes con el pasar de los años se han ido quedando rezagados con su visión y The Forbidden Play es uno de esos claros ejemplos.

Y es que lo traído por Hideo Nakata desde un inicio se siente como algo que debió de haber salido hace 20 o 25 años atrás cuando el terror japonés estaba viviendo su mayor auge dado a que la historia nos recordará a algunas otras que ya hemos visto, pero con una falta de creatividad en cuestiones básicas que termina afectando el producto general. Sobre todo durante un primer acto que se siente demasiado apresurado ante la falta de profundización en ciertos detalles importantes y por unos saltos de tiempo que solo ocasionan que las cosas no puedan avanzar con mayor fluidez dado a que se muestran dudas con respecto a qué personajes darles importancia.

Por si esto no fuera suficiente, también se tiene que lidiar con elementos un tanto excéntricos que proporcionan un humor involuntario que desentona por completo con el tono más oscuro que se quiere manejar; aunque también es cierto que para el segundo acto ya existe una línea más clara sobre hacía donde van las cosas.

Algo que no es tan positivo como parece debido a que es aquí cuando se quiere desarrollar el principal misterio de una forma exprés y por lo consiguiente cada nuevo detalle que se revela resulta más incoherente que el anterior, además de que los intentos por tratar de generar tensión no son muy efectivos y realmente para la parte final lo único a lo que se aspira es que la rareza de la amenaza sea suficiente como para olvidar todo lo anterior.

Objetivo que tampoco se logra, pero al menos son en estos minutos finales donde se puede encontrar lo más “entretenido” gracias al pobre trabajo de efectos y porque todo es demasiado absurdo. Dejándonos así ante un desenlace que, a pesar de que si cuenta con un poco más de intensidad, lo cierto es que es vacío y sin consecuencias importantes.

En cuanto a las actuaciones hay que decir que por algunos momentos Kanna Hashimoto tiene ciertos destellos considerando que su personaje es el menos plano de todos, pero en general lo que vemos es mediocre. Aunque definitivamente la del niño es la que simple y sencillamente no querrán recordar por lo mala que es.

Sobre la producción tenemos una factura muy estándar del cine japonés de antaño: el trabajo de fotografía es efectivo, la dirección de arte básica, el score no está mal, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no son muy buenos y la labor de maquillaje resulta genérica.

Opinión final: The Forbidden Play es decepcionante. Película del montón que se quedó con ideas del pasado.

Ojometro:
**

martes, 23 de julio de 2024

Crítica: The Inheritance (2024)

Película dirigida por Alejandro Brugués (Juan of the Dead), cuyo guión fue co-escrito por Chris LaMont y Joe Russo. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 12 de julio, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

En la víspera de su cumpleaños 75, un multimillonario invita a sus distanciados hijos a reunirse en su casa ante la sospecha de que algo o alguien intentarán matarlo. Poniendo en juego su herencia para asegurarse de que todos ayuden a mantenerlo con vida.


Comentarios generales:

No es común que Netflix deje un proyecto a medio camino debido a que es un servicio que todo el tiempo se encuentra en búsqueda de contenido sin importarle demasiado tener un control de calidad tan alto, así que cuando se supo que ya no distribuirían The Inheritance honestamente me esperaba lo peor. Aunque al final el resultado es más digerible de lo que se pudiera llegar a pensar.

Más que nada porque lo ofrecido por Brugués es una historia muy simple que no pretende ofrecer más de lo que debe y eso se deja en claro desde un primer acto que no contiene nada particularmente llamativo, donde el principal objetivo es establecer el total distanciamiento entre los hermanos y definir conflictos que añadan ciertas dudas con respecto a sus motivaciones para aceptar la invitación. Mientras que al mismo tiempo y de forma sutil se trata de generar una atmósfera un tanto tétrica con la que se pueda ir integrando el tema sobrenatural que poco a poco va ir tomando el mando.

Algo que provoca que el ritmo no sea el más ágil, pero una vez que el peligro empieza a manifestarse de manera constante esto cambia y las cosas se vuelven más agradables, impulsado principalmente por el fatal destino de los hijos. Lo cual ayuda a incrementar el nivel de intensidad sin que se requiera demasiada violencia y, sobre todo, se pueda contar con una dinámica bastante caótica que no permite que existan pausas que pudieran afectar el incremento del ritmo; aunque también hay que decir que por algunos momentos esto puede generar confusión en lo que respecta a la distribución de la propia mansión y cómo los personajes se mueven dentro de esta considerando que hay varias escenas donde corren de un punto a otro.

Llevándonos así a una parte final que presenta un giro que en realidad no es tan sorprendente, pero al menos termina dándole sentido a las cosas. Lo malo es que lo que hay detrás de este no recibe la profundización que debería y en términos generales diría que se siente algo hueco, teniendo como consecuencia un desenlace que, si bien no lo encontré aburrido o malo, si carece de la potencia necesaria para tener el impacto que debería.

Con respecto a las actuaciones no hay mucho para destacar realmente, tal vez la presencia Rachel Nichols (Madeline) o Briana Middleton (Hannah) es lo que más llama la atención pero tampoco es nada como para echar fuegos artificiales. Mientras que en producción tenemos algo decente: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es sólida, el score no resalta demasiado, el trabajo de sonido es limpio, los efectos están bien cuidados (salvo por un breve momento con CGI al final) y la labor de maquillaje es discreta.

Opinión final: The Inheritance está pasable. De esas películas desechables para perder el tiempo y olvidarla en un par de días.

Ojometro:
***