jueves, 5 de noviembre de 2015

Crítica: Crimson Peak (2015)


Película dirigida por Guillermo Del Toro, quien demás comparte créditos como co-escritor del guión junto con Matthew Robbins. Tuvo su estreno dentro de los Estados Unidos (así como en muchos otros países) el pasado 16 de octubre, mientras que en México llego apenas durante el fin de semana pasado. Hasta la fecha ha recaudado $62.6 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Después de sufrir una tragedia familiar, Edith Cushing (Mia Wasikowska) contrae matrimonio con un misterioso extranjero y se muda a Inglaterra con él para dejar atrás los fantasmas de su pasado. Sin embargo, lo que no sabe es que la casa a donde llegará respira, sangra y… recuerda.



Comentarios generales:

Guillermo Del Toro es uno de los directores con una visión y estilo muy distintivos a los que difícilmente puedes ignorar cuando se involucra en algún proyecto, sobre todo en estas épocas en donde hace tantas cosas a la vez sin permitirle dirigir de manera tan seguida. Por eso Crimson Peak se encontraba en el tope de mi lista de películas más esperadas en 2015, ya que soy fan de la mayoría de los trabajos en donde ha dirigido y por ello esperaba algo importante de su parte ahora que regresaba a terrenos conocidos; lo cual se da por momentos, pero sin dejarme totalmente satisfecho.

Curiosamente casi al inicio de la película sale a relucir esta línea: “No es una historia de fantasmas, sino una historia con fantasmas”. Un breve dialogo que para muchos pasará desapercibido pero que en realidad es la manera del director para describirnos perfectamente lo que será este homenaje a los viejos filmes de mansiones embrujadas, ya que sin duda el primer acto se centra mucho más en desarrollar un drama en donde todo lo que tenga que ver con fantasmas pasa a segundo término para así poder construir un misterio sólido de manera pausada y sin prisas en torno a una relación amorosa que genera constantes choques; cuyo propósito es prepárate para una escena de impacto brutal que dé pie a algo mucho mayor.

Es llegado el segundo acto cuando esto se siente más como un trabajo de Del Toro, sobre todo porque una vez que las acciones se trasladan a la mansión se convierte en un deleite visual maravilloso gracias a los valores de producción con los que cuenta y porque, ahora sí, la aparición de fantasmas se vuelve algo relevante para añadirle algunas escenas que le devuelven ese toque de terror que por varios minutos perdió. Sin embargo, para nuestra mala suerte el ritmo pausado nunca se va y poco a poco se empieza a caer en una repetitividad que ni siquiera lo visual logra ocultar; provocando así una sensación de que no ocurre demasiado dentro de una historia que no es precisamente compleja a la hora de resolver los misterios presentados.

La parte final realmente me gustó porque es sangrienta, pero sin llegar a ser un gorefest que desentone por completo con el estilo manejado. Además es donde los tres actores principales brillan gracias a que los dejan mostrar más emociones e imprimirle mayor fuerza a sus acciones, obteniendo así un grado intensidad ideal para el conflicto decisivo.

En cuanto a las actuaciones debo de decir que Wasikowska y Hiddleston ofrecen un trabajo sólido, pero es Jessica Chastain quien se come la pantalla gracias a su interpretación tétrica (mención especial para Jim Beaver). La producción es de un nivel superior a lo acostumbrado dentro del género: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte es espectacular (todo lo referente a la mansión es de diez), cuenta con un buen score, los efectos son una combinación bien balanceada de CGI/Prácticos y el trabajo de maquillaje logra un gran impacto en momentos puntuales.

Opinión final: Difícilmente diría que Crimson Peak es una mala película, pero sin duda le hace falta fuerza como para poder considerarla algo espectacular.

Ojometro:
****