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miércoles, 2 de abril de 2014

Crítica: Camp Dread (2014)


Debut tras la cámara de Harrison Smith, quien además es el guionista y uno de los productores. Esta programada para salir en DVD dentro de los Estados Unidos el próximo 15 de abril, mientras que llegará al Reino Unido durante el mes de mayo.

Sinopsis:

La trilogía de The Summer Camp fue una de las franquicias de cine de terror más populares de los 80s, pero una vez pasada la década esto se acabó, al igual que la carrera del director Julian Barrett (Eric Roberts). Para revivirla décadas más tarde el propio Barrett produce un realty show basado en la premisa de sus películas, donde los protagonistas serán un grupo de jóvenes con diversos problemas que le darán un nuevo significado a la palabra “eliminación”. 



Comentarios generales:

Esta película originalmente se llamaba Dead.tv, un nombre que personalmente creo iba mucho más acorde con lo que ocurre en pantalla, pero que por cuestiones que desconozco terminaron cambiando. Aún así no es tan complicado ver de qué trata en el trailer y la primera impresión que te deja es la de un slasher barato más, lo cual puede ser una suposición un tanto acelerada.

Lo que nos trae Smith con Camp Dread podría parecer más que nada un homenaje a los slashers si tomamos en consideración que se realiza en un lugar común, nos muestra varios de los estereotipos acostumbrados y además cuenta con la participación de un par de actrices muy vinculadas con el subgénero, pero no creo que esa fuera la intención principal. Y es que dejando de lado la simpleza de su historia, este es un trabajo bastante inteligente para su tipo; lleno de giros que seguramente tomarán a más de uno por sorpresa y saliéndose un poco de la estructura común al no presentarte un background que pudiera darte una señal clara sobre la identidad del asesino.

Esto le beneficia mucho en todo lo que respecta al misterio porque básicamente cualquiera puede serlo, pero termina importando poco gracias a que en un breve momento la identidad de este asesino sale a la luz sin que el propósito sea revelarlo; una situación que tal vez los más noveles dentro del género no capten, pero si ya tienes tiempo en esto seguramente lo notarás y terminará por arruinarte la segunda mitad de la película. Lo cual es una pena porque esta es bastante dinámica, con muchas muertes y situaciones exageradas que funcionan; aunque por otra parte, también se siente como una película en la cual nunca se animaron en elevar el grado de violencia a su máxima capacidad.

El final está ok. Es el indicado y el más coherente para esta historia.

Las actuaciones son en un tono medio cómico/freak de la mayoría de los actores que interpretan a los jóvenes, mientras que Felissa Rose y Roberts hacen lo que ya todos les conocemos (por cierto, si esperan mucho de Danielle Harris se van a decepcionar porque realmente solo está ahí para atraer público prestando su nombre). La producción es bastante sólida: la ambientación del campamento está bien hecha, el trabajo de maquillaje es correcto y los efectos, aunque pienso pudieron ser mejor en algunas partes, cumplen bastante bien su propósito (en especial en los últimos 5/10 minutos finales).

Opinión final: Camp Dread es un slasher para pasar el rato. Está entretenida, pero cuenta con diversas fallas que la perjudican.

Ojometro:
***

martes, 17 de septiembre de 2013

Crítica: Self Storage (2013)


Debut tras la cámara del actor Tom DeNucci, quien además de ser el guionista y productor también tiene el protagónico en esta película. Se estrenó en VOD el pasado 2 julio en los Estados Unidos, mientras que su salida en formato físico e iTunes se dio exactamente el día de hoy.

Sinopsis:

Jake (Tom DeNucci) es un guardia de seguridad que trabaja en una zona de almacenes altamente resguardada y una noche decide realizar una pequeña fiesta con varios de sus amigos en uno de estos almacenes. Lo que no sabe es que dicha facilidad guarda algo más que simples pertenecías personales y sus vidas correrán peligro gracias al mercado negro.



Comentarios generales:

Self Storage es probablemente una película que llegó con unos treinta años de retraso debido a que lo que nos trae DeNucci es un slasher totalmente ochentero ubicado en pleno 2013, lleno de elementos que indudablemente podemos encontrar en cientos de trabajos de aquella década.

El problema es que aquí básicamente no ocurre nada durante unos 45 o 50 minutos, todo se limita a unos jóvenes fumando, tomando alcohol, diciendo muchas tonterías e indudablemente algunos teniendo sexo; esto bajo un humor muy idiota que no va para nada con el tono que en un inicio te quieren vender. De pronto pasas de ver algo que quiere ser como Saw a otra cosa que se parece más a la Risa en Vacaciones (una pelicula cómica mexicana muy mala).

Esto provoca que las cosas se vuelvan muy caricaturescas cuando inicia la matanza, lo cual es una pena porque en realidad la premisa de la venta de órganos daba para algo mucho más entretenido, pero simplemente no puedes tomártela en serio y eso termina con prácticamente todo el impacto que pudiera llegar a tener. Además con el final claramente uno puede notar que no tenían la más mínima idea sobre cual dirección tomar, se te muestran tantas cosas al punto de que te dejan más dudas que respuestas, así como una clara sensación de que nada de lo que viste tuvo sentido alguno y tú como espectador tienes que decidir cuál de las formas de concluir la historia fue la mejor, olvidando mágicamente el resto.

En actuaciones yo diría que lo mejor de todo son las interacciones entre Eric Roberts y Michael Berryman, sobre todo en ciertos momentos cómicos como cuando matan a alguien por accidente.

En producción por mucho lo más destacado es el maquillaje, no es nada espectacular pero visualmente logran algunas escenas efectivas. Sin embargo, no puedo dejar de lado el horrible trabajo de sonido porque hay una escena en particular en donde mientras hablan se puede escuchar claramente a los automóviles que transitan por la calle, esto cuando supuestamente están en un lugar totalmente apartado.

Opinión final: Debo de admitir que cuando supe que era de los productores de Infected me aterré, pero ciertamente no es tan espantosa. Es cine clase b que solo vale la pena por ver a Michael Berryman y algunas muertes.

Ojometro:
**