martes, 17 de septiembre de 2013

Crítica: Self Storage (2013)


Debut tras la cámara del actor Tom DeNucci, quien además de ser el guionista y productor también tiene el protagónico en esta película. Se estrenó en VOD el pasado 2 julio en los Estados Unidos, mientras que su salida en formato físico e iTunes se dio exactamente el día de hoy.

Sinopsis:

Jake (Tom DeNucci) es un guardia de seguridad que trabaja en una zona de almacenes altamente resguardada y una noche decide realizar una pequeña fiesta con varios de sus amigos en uno de estos almacenes. Lo que no sabe es que dicha facilidad guarda algo más que simples pertenecías personales y sus vidas correrán peligro gracias al mercado negro.



Comentarios generales:

Self Storage es probablemente una película que llegó con unos treinta años de retraso debido a que lo que nos trae DeNucci es un slasher totalmente ochentero ubicado en pleno 2013, lleno de elementos que indudablemente podemos encontrar en cientos de trabajos de aquella década.

El problema es que aquí básicamente no ocurre nada durante unos 45 o 50 minutos, todo se limita a unos jóvenes fumando, tomando alcohol, diciendo muchas tonterías e indudablemente algunos teniendo sexo; esto bajo un humor muy idiota que no va para nada con el tono que en un inicio te quieren vender. De pronto pasas de ver algo que quiere ser como Saw a otra cosa que se parece más a la Risa en Vacaciones (una pelicula cómica mexicana muy mala).

Esto provoca que las cosas se vuelvan muy caricaturescas cuando inicia la matanza, lo cual es una pena porque en realidad la premisa de la venta de órganos daba para algo mucho más entretenido, pero simplemente no puedes tomártela en serio y eso termina con prácticamente todo el impacto que pudiera llegar a tener. Además con el final claramente uno puede notar que no tenían la más mínima idea sobre cual dirección tomar, se te muestran tantas cosas al punto de que te dejan más dudas que respuestas, así como una clara sensación de que nada de lo que viste tuvo sentido alguno y tú como espectador tienes que decidir cuál de las formas de concluir la historia fue la mejor, olvidando mágicamente el resto.

En actuaciones yo diría que lo mejor de todo son las interacciones entre Eric Roberts y Michael Berryman, sobre todo en ciertos momentos cómicos como cuando matan a alguien por accidente.

En producción por mucho lo más destacado es el maquillaje, no es nada espectacular pero visualmente logran algunas escenas efectivas. Sin embargo, no puedo dejar de lado el horrible trabajo de sonido porque hay una escena en particular en donde mientras hablan se puede escuchar claramente a los automóviles que transitan por la calle, esto cuando supuestamente están en un lugar totalmente apartado.

Opinión final: Debo de admitir que cuando supe que era de los productores de Infected me aterré, pero ciertamente no es tan espantosa. Es cine clase b que solo vale la pena por ver a Michael Berryman y algunas muertes.

Ojometro:
**