viernes, 2 de octubre de 2015

Crítica: The Visit (2015)


Película escrita y dirigida por M. Night Shyamalan, quien hace su regreso al género después de casi 10 años de ausencia. Se estrenó en cines el pasado 11 de septiembre dentro de los Estados Unidos y aquí en México durante el 24. Hasta el momento lleva recaudados $67.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Becca y Tyler deciden pasar una semana en la casa de sus abuelos, a los cuales nunca han conocido, para que su mamá pueda tener unas vacaciones con su novio. Además uno de ellos pretende filmar un documental sobre su estancia para que su madre pueda reconciliarse con ellos; sin embargo, con el paso de los días su estancia no es como la esperaban y ambos descubren que algo simplemente no anda bien con sus abuelos. 



Comentarios generales:

Todo lo que tenga el nombre de M. Night Shyamalan invariablemente causará polémica, es alguien que divide muchísimo a los fans y en su regreso al género era de esperarse que su nuevo trabajo atrajera las miradas del publico a gran escala. Al fin de cuentas se trata de un individuo que nunca ha podido recrear el éxito de sus primeros años y que con The Visit parecía que tenía el material necesario para lograrlo, aunque lamentablemente se queda lejos de eso; en gran parte por sus propias obsesiones.

Y es que no tienen que transcurrir varios minutos para que el director integre su peculiar sentido del humor por vía de un personaje (Tyler) que desde el primer instante te cae mal, haciéndote cuestionar si en verdad lo que vas a ver será algo distinto a lo que generalmente ofrece y poniendo en entredicho los verdaderos propósitos de la historia. La cual está contada bajo el formato de found footage con un motivo bien fundamentado que le añade valor a las cosas; de hecho, esto es lo que le da cierta vida a un primer acto en donde no pasa mucho hasta que se revela que los abuelos no son normales por medio de un par de escenas aterradoras que involucran a Nana.

Esto marca un tono tétrico agradable y hace que la construcción no sea tan cansada para revelar algo que a todas luces era descifrable, pero tristemente no se ve bien complementado con un seguimiento adecuado gracias a que Shyamalan mantiene su obsesión por añadir gags cómicos por medio de Tyler que lo único que logran es cortar el ritmo; generando así una repetitividad que resulta poco benéfica gracias a que elimina todos los momentos tensos presentados a cuenta gotas con los ancianos. Lo cual es una lástima debido a que casi todo lo que los involucra vale mucho la pena dado a que juegan con la percepción del espectador: por un lado se nota que son tenebrosos y cuyas intenciones no parecen ser muy buenas (en realidad siempre tienes la sensación de que los niños están en constante peligro), pero igualmente varias de sus acciones pueden encajar perfectamente con simples problemas de la vejez.

El final es rescatable. Obvio no podía faltar un giro, pero se trata de esos que nunca ves venir y la verdad es que convierte a esta en la parte más enfocada hacia terror; aunque nuevamente se ve afectada por una adición “extra” en el cierre.

Las actuaciones de ambos niños se sienten muy forzadas, dejando todo lo rescatable en este rubro a Deanna Dunagan (Nana) y Peter McRobbie (Pop Pop); siendo la primera por mucho la estrella de la película al reflejar una rareza sorprendente. La producción es de de buena nota considerando el formato: está bien editada, la dirección de arte es sobria, tiene un buen score y toda la cuestión de efectos apenas se destaca con algunas situaciones muy simples.

Opinión final: The Visit está ok. Tiene sus cosas interesantes, pero termina siendo víctima de los eternos males de su director.

Ojometro:
***

martes, 29 de septiembre de 2015

Crítica: Contracted: Phase II (2015)


Secuela que ahora corre a cargo del debutante Josh Forbes tras la cámara y cuyo guión fue escrito por Craig Walendziak. Se estrenó el pasado 4 de septiembre de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos, aunque no hay información sobre su salida en formato físico o su posible llegada a otros mercados.

Sinopsis:

Después del fatal destino que sufrió Samantha por el mortal virus, ahora Riley (Matt Mercer) lidia con los mismos estragos al ser la última persona en tener contacto con ella. Al inicio no parece aceptarlo, pero con el paso de las horas su sufrimiento lo lleva a rastrear al responsable de esparcir el virus antes de que este no solo consuma su cuerpo, sino a toda la humanidad.



Comentarios generales:

Sinceramente no era muy complicado imaginar que iban a realizar una secuela después de ver como terminó la primera entrega, la duda más que nada recaía sobre cómo expandirían sin la presencia de Eric England (director y guionista de la original) un universo que a todas luces no estaba planeado para ser algo demasiado grande. Sin duda el reto era importante y aunque Contracted: Phase II logra de manera coherente ese objetivo, si termina sintiéndose un trabajo innecesario cuyo único objetivo es sacarle más dinero a los fans.

Forbes y Walendziak desde un inicio dejan en claro que, si bien pretenden darle una continuidad adecuada a lo ocurrido con el personaje de Samantha, el enfoque de esta secuela no será tanto el virus, sino más bien lo que está detrás y el riesgo a gran escala que representa para la humanidad. Una situación que sin duda termina por cambiar bastante el concepto original que si ponía mucha énfasis en la forma de lidiar del protagonista con su mutación, algo que aquí se da a menor escala centrándose principalmente en la negación; donde prácticamente los primeros 20/25 minutos son una serie de malas decisiones por parte del personaje de Riley que involucran a todos sus seres queridos y que uno sabe tarde o temprano tendrán graves consecuencias, volviendo así un tanto lento todo el desarrollo de una historia que pretende reflejar caos.

Es entrando al segundo acto cuando se puede notar el cambio más importante, que es la integración del “paciente cero” como el principal villano en lugar del propio virus; una decisión que vuelve la dinámica mucho más adecuada para el inicio de algo cuya escala es más grande y que da paso a una historia alterna sobre la investigación de este individuo que proporciona los momentos más cercanos a una película de zombies. Sin embargo, lo malo de todo esto es que nunca te dan grandes explicaciones sobre sus motivos para acabar con la humanidad; básicamente te lo ponen como un hombre muy muy malo que secuestra mujeres, pero de ahí fuera no existe mucho para generarte un interés genuino sobre este misterioso personaje.

La parte final es entretenida. No solo porque utiliza el factor shock por medio de los efectos del virus como gancho ante el espectador, sino que además vemos un tema de venganza bien logrado que paga con creces la espera por medio de una escena muy intensa dentro del hospital.

Las actuaciones son promedio: Mercer no cambia mucho con respecto a lo visto en la primera entrega, Marianna Palka está bien en su rol de detective a pesar sus dificultades para ocultar su acento y Morgan Peter Brown como “BJ” no tiene suficiente tiempo como para mostrar algo más.

La producción es discreta: el trabajo de fotografía es idéntico al anterior, presenta ciertas mejoras en la dirección de arte, cuenta con un score aceptable, buen sonido y efectos básicos. Lo único que si se sale por completo del presupuesto es el trabajo de maquillaje, cuyo grado de perfección en el deterioro físico de los personajes es casi tan importante como la propia historia, ya que sin este muy probablemente la película resultaría menos llamativa.

* Cuenta con una escena post-créditos intermedios.

Opinión final: Decidir si es mejor o no que la primera será cuestión de cada quien, pero Contracted: Phase II es una película que vale la pena checarla a pesar de ser innecesaria.

Ojometro:
***

sábado, 26 de septiembre de 2015

Crítica: Some Kind of Hate (2015)


Primer largometraje del director Adam Egypt Mortimer, quien además comparte créditos junto a Brian DeLeeuw como co-escritor del guión. Se estrenó el pasado 18 de septiembre dentro de los Estados Unidos de manera limitada en cines y VOD, mientras que su salida en DVD está programada para próximo 3 de noviembre.

Sinopsis:

Lincoln (Ronen Rubinstein) es un adolescente que sufre de bullying en su colegio, pero cuando por fin decide tomar cartas en el asunto su castigo es mandarlo a un campamento remoto para chicos problemáticos. Estando ahí las cosas no cambian y su pesadilla regresa, aunque en esta ocasión alguien más está observando: una chica de nombre Moira cuya única intención es desatar un baño de sangre sin igual.



Comentarios generales:

Ligar el tema del bullying a los slasher no es cosa nueva y desde hace unos años lleva siendo algo muy recurrente dentro dicho subgénero, por lo cual cada vez es más difícil encontrar trabajos con cierto grado de originalidad. Gracias a esto mis expectativas con Some Kind of Hate eran extremadamente bajas, sobre todo porque el tráiler no ayudaba mucho a venderla; sin embargo, una vez terminada todo eso quedó en el olvido y sin mayor problema puedo decir que se trata de una de las mayores sorpresas en el 2015.

Lo que nos trae Egypt Mortimer es un ejemplo perfecto sobre como mezclar de manera acertada un concepto viejo con uno más de moda al aplicar la fórmula usual para construir un slasher dentro de una historia que esencialmente trata sobre fantasmas (algo similar a lo que vimos en It Follows), centrándose inicialmente en los problemas del bullying para generar así una empatía muy fuerte con el protagonista por medio de diferentes sucesos en donde es la victima de constantes abusos. Un aspecto que podría parecer insignificante, pero en realidad es fundamental para que todo esto funcione debido a que es la base para que el espectador empiece sentir deseos por ver su venganza; no solo porque hay personajes creados específicamente para ser detestados, sino que además se cuenta con una historia secundaria que involucra a los empleados del campamento que agrega un misterio sólido y, de paso, los hace un poco más sospechosos con sus intenciones.

Hasta este punto todo es muy predecible y lineal, incluso por ciertos lapsos se pudiera sentir pesada, pero antes de caer en lo irrelevante el director demuestra un timing muy bueno al dar el giro presentando a Moira. Un personaje que desde el primer instante le imprime un tono mucho más oscuro a la película y que funciona como el medio perfecto para elevar el grado de violencia gracias a su original manera de matar a sus víctimas, la cual además ofrece algunas escenas visualmente llamativas.

Aunque no solo es eso, sino que agrega una complejidad mucho mayor al asunto debido a que no se trata del asesino convencional al que los protagonistas pueden enfrentar abiertamente dañándole en repetidas ocasiones. Aquí hay consecuencias para ellos también y esa sencilla variación hace que resulte complicado el poder descifrar como será lo que está por venir.

La parte final me pareció excelente. Es un baño de sangre como pocos en donde vemos diferentes muertes que logran un impacto justo para darte una sensación de desesperanza muy fuerte; además de que no presenta una conclusión convencional (incluso deja abierta la puerta para una secuela).

La actuación de Rubinstein no está mal, aunque por momentos cae en una repetitividad desesperante con su rol de chico deprimido; mientras que Sierra McCormick (Moira) está estupenda en cada escena en la que aparece, tiene una presencia enorme y la verdad si genera una sensación de terror importante. La producción no es precisamente la más ostentosa, pero cumple: el trabajo de fotografía logra darle un look único, el score es estupendo (sobre todo los últimos 15 minutos) y la cuestión de efectos/maquillaje es de primer nivel como era necesario considerando que es un punto vital de la película.

Opinión final: Some Kind of Hate es un slasher bastante original y sangriento que puede agradarle a diferentes tipos de fans. Totalmente recomendable.

Ojometro:
****

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Crítica: Bloodsucking Bastards (2015)


Película dirigida por Brian James O'Connell, cuyo guión fue co-escrito por Ryan Mitts y el grupo de comediantes llamado “Dr. God”. Se estrenó el pasado 4 de septiembre de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos, mientras que su salida en formato físico está planeada para noviembre.
 
Sinopsis:

Evan Sanders (Fran Kranz) es un empleado modelo que se encuentra atrapado en un trabajo aburrido dentro de una empresa donde nadie le da crédito por lo que hace, aunque al menos vive con la esperanza de un ascenso. Sin embargo, cuando su jefe decide poner en ese puesto a su némesis de la universidad, Evan poco a poco notará que sus colegas empiezan a cambiar de manera extraña; convirtiéndose en… empleados competentes.



Comentarios generales:

El hacer analogías entre la aburrida vida laboral en un cubículo de oficina con algunos de los subgéneros de terror más conocidos parece ser una fórmula lógica, pero con el paso de los años se ha dejado de realizar por razones poco claras. Por ello cada vez que sale alguna nueva propuesta bajo esta premisa espero cosas interesantes y, aunque no diría que Bloodsucking Bastards es una obra maestra, si creo que es de las películas más divertidas.

Realmente O'Connell se esfuerza por recrear el ambiente de oficina de manera detallada para dejar en claro desde un inicio que toda esta historia se desarrollará ahí, lo cual pudiera parecer un problema pero en realidad termina beneficiándola en demasía debido a que esto da pie a la creación de situaciones cómicas relacionadas con el mundo laboral que se van combinando con las desapariciones de los empleados de manera natural. Algo que le añade cierto aire de misterio sin ser precisamente un aspecto determinante para lo que se nos quiere contar, pero que sin duda añade vitalidad a un primer acto que no cuenta con muchos elementos ligados al género y que podría ahuyentar a varios fans.

Lo mejor llega con el segundo acto y la clara aparición de los vampiros debido a que al establecer la amenaza el ritmo se vuelve uno más agradable, provocando así que los conflictos del protagonista por tratar de entender lo que pasa sean mucho más interesantes; aunque no es solo eso, sino que además finalmente tienen el camino libre para ofrecer algunos momentos de tensión bastante efectivos que ayudan a dejar en claro los peligros existentes. Todo con el único propósito de ir estableciendo poco a poco las comparaciones deseadas entre los vivos y los muertos dentro de una historia lineal que en este punto también depende bastante de los toques de humor aportados por el personaje de Tim. 

El final es de locura como uno espera, con litros de sangre por doquier y una confrontación empleados/vampiros llena de humor. No presenta nada fuera de lo común, es lo que tiene que ser; sin intención de darle un giro inesperado y que termina con una referencia sobre el mundo laboral al dar a entender que no importa que tu día haya sido un asco, siempre se olvidará todo al salir de la oficina.

Las actuaciones son sólidas, algunas tocan esa delgada línea entre lo cómico y la caricaturesco pero la mayoría logra sacar adelante sus roles; sin embargo, quien merece una mención especial es Joey Kern (Tim) al robarse los reflectores en cada una de las escenas importantes en las que aparece. La producción es austera: el trabajo de fotografía logra buenos aportes, está muy bien editada, la dirección de arte es sencilla, el score no es la gran cosa, el maquillaje está bien para lo que es y los efectos en realidad consisten en grandes explosiones de sangre que proporcionan momentos entretenidos.

Opinión final: Bloodsucking Bastards es una buena película. No descubre el hilo negro pero les proporcionara un rato bastante divertido.

Ojometro:
****