jueves, 7 de septiembre de 2017

Crítica: Killing Ground (2017)


Primer largometraje del director Damien Power, quien además es el escritor del guión. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de julio, mientras que en Australia hizo lo propio en cines a mediados de agosto.

Sinopsis:

El fin de semana para acampar de una feliz pareja se convierte en su peor pesadilla cuando se encuentran con la escena de un brutal crimen.



Comentarios generales:

El cine de terror australiano no es precisamente ajeno a las películas de supervivencia en lugares remotos; de hecho, gran parte de su renacer se ha sustentado en esta clase de trabajos y en cierta medida eso se ha vuelto un sello característico. Han perfeccionado la fórmula a tal grado de que uno sabe de antemano que se va a encontrar con algo entretenido y Killing Ground no fue la excepción, aunque esta obtiene su gracia de una manera un tanto distinta a la acostumbrada.

Con esto no me refiero a que Power no siga la línea de la crudeza o deje de lado a sanguinarios asesinos que gustan de hacer sufrir lo más posible a sus víctimas, eso está presente, pero en lugar de golpearte de lleno desde el primer instante mejor opta por construir una historia que lentamente va a ir despertando tu curiosidad. Ya que el primer acto combina el pasado con el presente en una sola narrativa en la que dos grupos de personas se encuentran exactamente en el mismo lugar pero bajo tiempos distintos, construyendo así un suspenso muy sólido debido a que conforme pasan los minutos uno trata de descifrar qué fue lo que ocurrió, cómo se van a unir ambas historias y, sobre todo, cómo afectará a cada uno de los personajes esto.

Lo cual no suena tan atractivo, pero lo cierto es que la manera en la que se construye todo hace que la tensión se vaya incrementando de manera constante y eso a ayuda a que el nivel de impacto sea realmente elevado cuando las dos líneas de tiempo tengan que converger. No tanto porque sea extremadamente gráfico, sino porque el director por medio de ciertas imágenes te deja en claro que acaba de ocurrir una situación por demás brutal y en base a esta va revelando la propia naturaleza de los asesinos; quienes cuentan con personalidades bastante frías e intimidantes, alejándose por completo de los psicópatas extravagantes de cajón.  

Los últimos treinta minutos son los que se centran por completo en tema de la supervivencia, aquí es donde el ritmo se vuelve muy mucho más dinámico y la violencia se incrementa en todos los sentidos, aunque está lejos de ser un gorefest.

Básicamente en esta parte el mensaje es que en estos casos los seres humanos están dispuestos a hacer lo que sea para mantenerse con vida, dejando de lado los lazos existentes o cuestiones morales que, en teoría, uno no debería de poner a discusión. Eso convierte la película en una muy interesante; sin embargo, la manera en la que se desarrollan ciertas cosas no resulta tan efectiva y hacen que el desenlace no sea convincente.

Las actuaciones en general son bastante buenas, aunque quienes se llevan todos los reflectores son Aaron Pedersen (Sam) y Aaron Glenane (Chook) como los asesinos; en especial este último hace un trabajo estupendo. La producción es discreta: cuenta con un buen trabajo de fotografía, el score cumple, el trabajo de sonido es sólido y la labor de maquillaje es sencilla.

Opinión final: Killing Ground me gustó. Una película de supervivencia potente que resalta por varias cosas y no solo por su crudeza.

Ojometro:
****

lunes, 4 de septiembre de 2017

Crítica: Little Evil (2017)


Película escrita y dirigida por Eli Craig (Tucker and Dale vs Evil). Se estrenó a nivel mundial de manera exclusiva en Netflix el pasado 1 de septiembre.

Sinopsis:

Gary (Adam Scott) justo se acaba de casar con Samantha (Evangeline Lilly) y lo único que quiere es que esta nueva etapa en sus vidas sea lo mejor. Para lograr eso su primera meta es poderse llevar bien con el pequeño hijo de seis años de ella, quien no parece tenerle mucho cariño y que, tal vez, sea el mismísimo anticristo.



Comentarios generales:

Contrario a lo que suele creer, el hacer comedias de terror no es algo sencillo debido a que se necesita saber cómo balancear dos géneros tan diferentes para poder satisfacer a todos por igual. Por eso casi siempre se recurre al humor centrado en excesiva sangre o a los zombies debido a que son elementos fáciles de mezclar con la comedia, pero en el caso de Little Evil dichos elementos no se veían por ningún lado y eso la volvía una bastante interesante (aunado a quien es su director); aunque lastimosamente está lejos de ser algo memorable.

Y es que lo que nos trae Craig definitivamente no será del agrado de muchos debido a que el balance del que hablo por grandes lapsos no existe, haciendo de está película algo mucho más ligero de lo acostumbrado, pero no por ello sin escenas que te hagan reír. Especialmente durante un primer acto en donde las referencias a The Omen (y algunas otras películas) son mucho más marcadas para hacer de este uno bastante ameno, generando por medio de la dinámica del padrastro tratando de entender al niño algunos de los momentos más graciosos al combinar un estilo visual tenebroso, intentos de sustos fáciles y cierta ingenuidad que establecen el tono del tema satánico que involucra.

Lo malo es que conforme van pasando los minutos la comedia poco a poco se va simplificando y llega un punto en el cual todo lo que esté relacionado con el lado del terror pasa a un segundo término para darle prioridad a un humor simplón que resulta inefectivo la mayoría de las veces. No tanto como para arruinar por completo la película pero si para volverla algo aburrida durante un segundo acto en el que por momentos se le dan muchas vueltas a ciertos aspectos y se le pone énfasis al mensaje sobre la complejidad que representa el tener que ser la figura paterna de alguien con el que no se tiene una conexión, lo cual no está mal; sin embargo, la manera en la que se desarrolla todo esto no terminó por convencerme.

La parte final es entretenida. Toda la cuestión de que puede ser el fin de la humanidad vuelve a tomar relevancia y te brindan las respuestas que hacían falta para comprender la naturaleza del niño; además de que es la parte con más acción a su modo.

De las actuaciones no tengo queja alguna, Scott está bastante bien en su rol de padrastro y Lilly brinda ese toque de ingenuidad necesaria a la perfección; mientras que la mayoría de los secundarios cumplen con sus roles de manera acertada. La producción no es nada ostentosa: cuenta con un buen trabajo de fotografía, la dirección de arte es discreta, el score es simple, el trabajo de sonido cumple y los efectos son muy sencillos.

Opinión final: Little Evil está ok. Es la típica película para pasar el rato, aunque probablemente sea demasiado ligera para el gusto de muchos fans.

Ojometro:
***

viernes, 1 de septiembre de 2017

Crítica: The Monster Project (2017)


Primer largometraje del director Victor Mathieu, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Corbin Billings y Shariya Lynn. Se estrenó el pasado 18 de agostos de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos, pero todavía no hay información sobre su salida en formato físico.

Sinopsis:

Un grupo de jóvenes aspirantes a cineastas planean incrementar su número de suscriptores en YouTube por medio de un documental que titulan “The Monster Project”, el cual incluirá diversas entrevistas con monstruos reales. Para ello han logrado pactar encuentros en una casa abandonada con quienes aparentemente son un vampiro, una chica poseída y un skin-walker, pero pronto sus planes se saldrán de control.



Comentarios generales:

El que un found footage me genere gran expectativa en años recientes no es algo común por múltiples razones que he llegado a exponer en ocasiones anteriores, pero en el caso de The Monster Project eso fue lo que ocurrió justo cuando vi el trailer. Y es que, si bien la idea no es tan innovadora, esta lucia con bastante potencial y mucha más sustancia de la habitual que se ve en este subgénero; en especial por la manera en la que pretendían juntar a distintos monstruos. Lo cual hace de esta película algo diferente, aunque lamentablemente no logra evitar varios de los vicios de siempre.

Esto a pesar de que Mathieu pretende no utilizar la fórmula desgastada que conocemos, pero para su mala suerte la propia historia lo obliga a hacerlo durante un primer acto que ciertamente es un tanto genérico y bastante molesto gracias a un par de personajes que son estereotipados de manera por demás exagerada. Añadiendo con estos además una pequeña subtrama sobre abuso de drogas y depresión que se siente fuera de lugar, haciendo que las partes que involucran la búsqueda de los entrevistados queden como sucesos pasajeros cuando en realidad tendrían que ser determinantes para poder ir estableciendo el tono oscuro de la película considerando los extraños acontecimientos que se han dan en torno a estos y generar dudas sobre si en verdad son o no son lo que dicen ser.

Afortunadamente ya para el segundo acto las cosas mejoran, dicho tono se logra establecer dentro de la casa y una vez que los monstruos entran a escena se empieza a generar poco a poco  una tensión muy interesante que sabes que en algún punto debe de explotar para llevar esto al siguiente nivel. Situación que ocurre y vuelve mucho más dinámicas las cosas al elegir irse por el camino de la acción, sin dejar de lado los elementos de terror necesarios para hacer de la amenaza una muy convincente; aunque al hacer esto también deciden tomar el riesgo de complicar bastante el visionado debido a que, ante la limitada iluminación y el constante movimiento rápido de la cámara, ciertas cosas no se pueden apreciar del todo bien.

La parte final es algo agridulce. Ciertamente la resolución del tema de los monstruos queda bien, no es nada espectacular e incluso cae en lo repetitivo, pero se da de manera orgánica; sin embargo, por alguna razón se decidió agregarle algo más que se siente totalmente metido con calzador y que no encaja en lo absoluto con lo que viste durante más de 85 minutos.

De las actuaciones hay cosas buenas y otras bastante pobres, aunque mucho tiene que ver con la manera en la que algunos de los personajes son presentados en pantalla. La producción no está nada mal para ser un found footage: la iluminación tienen sus altibajos, el trabajo de sonido es muy bueno, los efectos son principalmente con CGI pero están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Monster Project está ok. En general es entretenida pero siempre te deja con la sensación de que la idea daba para más.

Ojometro:
***

lunes, 28 de agosto de 2017

Crítica: The Ice Cream Truck (2017)


Película escrita y dirigida por Megan Freels Johnston (Rebound). Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 18 de agosto, pero todavía no hay información sobre cuándo llegará a otros mercados o su fecha de salida en formato físico.

Sinopsis:

Debido al nuevo trabajo de su esposo, Mary (Deanna Russo) se ve forzada a mudarse a los suburbios y pasar un tiempo sola en su nueva casa antes de que su familia este con ella. Ya estando ahí los recuerdos de su juventud empiezan a invadirla gracias al ambiente, aunque hay algo que le parece extraño: un misterioso camión de helados cuyo dueño le genera malas sensaciones.



Comentarios generales:

Al ver el titulo muy probablemente a la mayoría se le vino a la mente aquella película de mediados de los 90s llamada “Ice Cream Man”, no tanto porque sea una obra maestra, sino porque realmente es la única referencia que existe con respecto a los vendedores de helados asesinos. Así que esta situación, aunado a que toda la publicidad de la película se centró en venderla como un slasher, hacían suponer que estábamos ante algo similar o por lo menos una película de terror; sin embargo, al final lo que te terminas encontrando con The Ice Cream Truck es una crisis de identidad enorme que te deja con una sensación de no saber exactamente qué fue lo que acabas de ver.

Esto porque lo que nos presenta Johnson quiere ser una sátira sobre la vida en los suburbios y un drama psicológico que, por mera casualidad, cuenta con un asesino que de cierta forma le añade limitadísimos elementos de slasher. Originando con ello una película que básicamente cuenta con dos tramas ocurriendo de manera simultánea pero que nunca se compenetran correctamente y, de hecho, solo una tiene importancia como la es la de Mary; quien al menos durante los primeros 35 minutos es el punto central de todo esto al verse expuesta a un ambiente que nunca pensó que volvería a vivir, mientras que de muy de vez en cuando aparece el asesino matando jóvenes sin gran trasfondo.

Lo cual es el gran problema con esta película, ya que el vendedor de helados solo tiene apariciones contadas y además son bastante distanciadas una de la otra para hacerlo casi obsoleto en el desarrollo de las acciones; además de que resulta muy plano al nunca detallar sus motivos o la lógica detrás de la selección de sus víctimas. Provocando así que sea aburrida y que realmente por un gran periodo de tiempo ni parezca una de terror al carecer de elementos básicos característicos, ya que en realidad la meta nunca es generar suspenso o algo similar, sino más bien centrarse en exceso en los deseos reprimidos de nuestra protagonista.  

El final sin duda es lo más polémico y probablemente el principal factor para que te guste o no el producto en general. No pienso decir mucho, pero me pareció un recurso bastante barato que para colmo solo vuelve mucho más confusos los propósitos de todo lo que acabas de ver.

Las actuaciones están bien, Russo hace un trabajo aceptable; sin embargo, quien resalta es Emil Johnsen como el vendedor de helados con esa personalidad tan extraña que plasma en los limitados minutos que aparece en pantalla. La producción es de buena factura: cuenta con un gran trabajo de fotografía, la dirección de arte es simple, el score tiene un aire setentero/ochentero genial, el trabajo de sonido es sólido y todo lo referente a efectos/maquillaje es realmente muy limitado.

Opinión final: The Ice Cream Truck es decepcionante. Una película muy aburrida que cuenta con pocos elementos para satisfacer a los fans del género.

Ojometro:
**