miércoles, 1 de noviembre de 2017

Crítica: Leatherface (2017)


Película dirigida por Alexandre Bustillo y Julien Maury, cuyo guión fue escrito por Seth M. Sherwood. Se estrenó por medio de DirecTV a finales de septiembre dentro de los Estados Unidos y posteriormente, durante el pasado 20 de octubre, en VOD. Su salida en DVD está anunciada para el 19 de diciembre.

Sinopsis:

Cuatro chicos violentos secuestran a una joven enfermera mientras se escapan de una institución mental en Texas y son perseguidos por un vengativo sheriff, lo cual provocará que uno de ellos se embarque en un viaje lleno de violencia y sangre que le dará forma al legendario asesino conocido como Leatherface.



Comentarios generales:

Cuando se reveló que Leatherface sería una película de orígenes hubo cierta emoción de mi parte porque el personaje en cuestión es uno de mis favoritos, pero también había mucha inquietud debido a que no era una labor sencilla el tratar de dictaminar las bases para un personaje tan icónico cuando la franquicia ha estado llena de secuelas, precuelas y remakes. Ante esto era claro que si se quería obtener algo que valiera la pena los encargados tenían que salirse por completo del script habitual, lo cual hicieron, ya que esta es la entrega de TCM más diferente de todas… para bien y para mal.

La cual inicia presentándonos la dinámica característica de los Sawyer y mostrando algunos elementos que brinden cierto aire de familiaridad mientras se establece que el personaje de Jed en un inicio no era precisamente malo y que sus problemas están más ligados al ambiente donde creció, dejando así en el aire varias preguntas con respecto a como será su personalidad cuando crezca. Preguntas que servirán como el punto de partida para que los directores puedan ir construyendo un primer acto cuyo principal objetivo es generarle dudas al espectador sobre la verdadera identidad de este al presentar un conjunto de personalidades psicópatas que, salvo por una opción evidente, todos pueden ser el futuro asesino gracias a brutales acciones impulsadas por distintos motivos.

Hasta ahí las cosas son un tanto genéricas pero van acorde a lo que esperas; sin embargo, justo con el escape es cuando la historia empieza a perder el rumbo y, sobre todo, la esencia. De pronto esto se vuelve más que nada una road movie lenta que nunca logra replicar la atmósfera tan característica de TCM y está repleta de conflictos entre los psicópatas que no son tan intensos como uno esperaría; además de que, si bien hay algunos momentos de impacto, estos no se sienten verdaderamente relevantes para el transcurrir de la trama y solo quedan expuestos como situaciones que se tenían que dar para añadir las dosis de sangre esperadas.

Simplemente llega un punto en donde se te olvida que lo que estás viendo tiene como propósito explicarte el origen de un asesino serial despiadado, las acciones se sienten demasiado ajenas y eso, a pesar de que la evolución de ciertos personajes es la adecuada, le quita mucho interés.

La parte final en definitiva es la más violenta y la que tiene más semejanza con lo que históricamente ha sido la franquicia. Obvio aquí resuelven el “misterio” sobre quién es Leatherface, tratan el tema de su rostro y se le brinda un poco de desarrollo a la relación con su madre; aunque si me hubiera gustado ver algo más de este ya con su lado asesino debido a que cuando se da la transformación definitiva la película termina de golpe.

Las actuaciones son bastante buenas para tratarse de un supuesto slasher, siendo Sam Coleman (Bud) y Sam Strike (Jackson) quienes resaltan debido a que logran por varios lapsos que uno simpatice con ellos a pesar de que son los villanos en todo esto. De la producción no tengo queja: cuenta con un muy buen trabajo de fotografía, la dirección de arte cumple, el score resulta buen complemento, el trabajo de sonido está bien cuidado, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje es efectiva.

Opinión final: Leatherface está aceptable. En definitiva no va a gustar a muchos fans de TCM, pero es una historia de orígenes que trata de hacer algo distinto.

Ojometro:
***

sábado, 28 de octubre de 2017

Crítica: Happy Death Day (2017)


Película dirigida por Christopher Landon (Paranormal Activity: The Marked Ones) y escrita por Scott Lobdell. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el pasado 13 de octubre, mientras que en México hizo lo propio durante este fin de semana. Recaudando hasta la fecha $55.7 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Tree (Jessica Rothe) es una estudiante universitaria que tendrá que revivir el día de su muerte una y otra vez hasta que por fin pueda descubrir la verdadera identidad de su asesino.



Comentarios generales:

Hoy en día los trailers son importantísimos para el éxito de una película y por ello los estudios en muchas ocasiones están dispuestos a mostrar de más para lograr que el público tenga interés inmediato, especialmente las generaciones más jóvenes. Esto tiene sus beneficios, pero también suele ser un arma de doble filo si no se sabe manejar de manera adecuada y en el caso de Happy Death Day creo que resultó sumamente contraproducente debido a que le quitaron todo lo novedoso a un trabajo que dentro del género definitivamente lo era.

Inspirándose indudablemente en “Groundhog Day”, lo que Landon y Lobdell nos traen es una comedia con muy ligeros toques de slasher que nunca esconde sus intenciones de buscar a un público de un sector demográfico específico (jóvenes de 18/22 años) al  mostrar desde el inicio por medio del personaje de Tree y todo su entorno un comportamiento con el cual se puedan identificar. Un aspecto que podría ser negativo pero en general no afecta demasiado durante el primer acto debido a que este es uno bastante ágil, el cual genera de inmediato intriga por el fatal destino que esta joven bastante detestable tiene que sufrir y en base a eso ir construyendo situaciones que, si bien se desarrollan dentro de una misma rutina, siempre contienen detalles que la cambian para que se sienta fresca en cada ocasión.

Lo malo es que con esta clase de historias que se sustentan en la repetitividad las cosas se pueden volver aburridas de manera rápida y eso es lo que ocurren aquí, ya que una vez que queda establecida la dinámica simplemente no sientes un gran avance con respecto a la manera en la que nuestra protagonista va a resolver este problema, sobre todo porque llega un punto en donde lo que hace sirve más que nada para tratar de hacerte reír y no tanto para desarrollar la historia. Una que además poco a poco va perdiendo los elementos de terror que al menos al inicio si presentaba, ya que aunque el tema central son precisamente las muertes, estas en su mayoría no son tan memorables.

Casi no presentan sangre e incluso, salvo por un par, no son utilizadas como un medio para poder construir momentos potentes que puedan justificar esa esencia de slasher que supuestamente debería de tener.

En la parte final las cosas mejoran y ciertamente resulta entretenida. Más que nada porque es aquí cuando por fin el tema del asesino obtiene relevancia, provocando así que el nivel de intensidad se incremente y por medio de eso ir mostrando una faceta distinta de Tree. Aunque tampoco te ofrecen respuestas sólidas y terminan añadiendo algo que se siente innecesario.

En las actuaciones todo recae en Jessica Rothe y en general hace un buen trabajo, la chica tiene carisma para sacar adelante un personaje por naturaleza detestable que, además, sufre de cierto estancamiento por la naturaleza misma de la historia. La producción no es nada del otro mundo: tiene un trabajo de fotografía acertado, la dirección de arte es decente, el score no es precisamente el mejor, el trabajo de sonido no presenta contratiempos y los efectos son bastante simples.

Opinión final: Happy Death Day está ok. Película para pasar el rato que gustará en mayor o menor medida dependiendo su edad.

Ojometro:
***

miércoles, 25 de octubre de 2017

Crítica: Lycan (2017)


Primer largometraje del director Bev Land, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Michael Mordler. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de agosto, mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el pasado 26 de septiembre.

Sinopsis:

Cuando seis estudiantes son asignados a un proyecto en equipo para re-descubrir algún acontecimiento histórico, uno de ellos elige investigar la leyenda de Emily Burt, el hombre lobo del Condado de Tallbot. En teoría algo muy sencillo para lograr una buena calificación, pero cuando se adentran en el bosque las cosas serán mucho más peligrosas de lo que imaginaban.



Comentarios generales:

No voy a mentirles, realmente la razón por la que Lycan entró en mi radar fue por el simple hecho de que salía Vanessa Angel, a quien tenía años sin ver en pantalla. De no ser por eso lo más seguro es que la hubiera ignorado porque su premisa no me resultaba interesante, simplemente lucia como un filme independiente más de hombres lobo que iba a fracasar y eso fue lo que sucedió, aunque a niveles mucho más desastrosos de los que esperaba.

Lo cual es bastante sorprendente si consideramos que Bev Land y Mordler no es que se rompan la cabeza al momento de construir esta historia, una que cuenta con elementos estándar dentro del género (estudiantes estereotipados, leyendas, locaciones alejadas, incluso algo de found footage) pero que nunca parecen tener una idea clara sobre cómo utilizarlos para darle sentido a lo que quieren contar. Ya que el primer acto, más allá de dar a conocer vagamente el tema de los hombres lobo, es una serie de escenas sin gran contribución que solo pretenden vender los diversos conflictos amorosos que se van a perder con el pasar de los minutos y mostrar algo de comportamiento juvenil inútil.

Para empeorar las cosas, ya entrada la segunda mitad de la película el director quiere añadir cierto aspecto erótico al empezar a mostrar a tipos sin camisa corriendo porque si y a una protagonista que en todo momento se encuentra al borde de enseñar sus pechos. Realmente todo este periodo se trata de una larga persecución que no añade nada al tema central y que tampoco cumple con el propósito de generar impacto por medio de las muertes debido a que prácticamente todas se realizan fuera de cámara, quitándole así el único aspecto que, tal vez, hubiera evitado que lo que ocurre no se sienta eterno e increíblemente aburrido.

La parte final por lo menos lograr unir de manera débil lo poco que se construyó para darle sentido al tema de los hombres lobo, el cual ciertamente tiene detalles originales que hacen que se salga de lo convencional. Sin embargo, gracias a lo acelerado de las acciones esto termina sintiéndose como algo bien poco relevante y en general la limitada acción incluida no logra que por lo menos el desenlace te resulte satisfactorio.

Las actuaciones son bastante malas, la mayoría de los actores son muy planos como para que te lleguen a importar sus personajes y la aparición de Vanessa Angel es un cameo glorificado. La producción no es la gran cosa: el trabajo de fotografía está ok, el score es genérico, el trabajo de sonido es bastante malo (la música en muchas ocasiones evita que se puedan escuchar claramente los diálogos), los efectos son pobres y la labor de maquillaje, considerando el tema que trata, es ínfimo.
   
Opinión final: Lycan es muy mala. De las peores películas sobre hombres lobo que he visto últimamente, evítenla.

Ojometro:
*

domingo, 22 de octubre de 2017

Crítica: A Dark Song (2017)


Película escrita y dirigida por Liam Gavin, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en cines y VOD dentro del Reino Unido e Irlanda durante el mes de abril, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 5 de septiembre.

Sinopsis:

Sophia (Catherine Walker) es una madre en duelo totalmente desesperada que contrata los servicios de un dañado experto en lo oculto para poder realizar un peligroso y extenuante ritual que le permita cumplir su más grande deseo: ver a su hijo muerto una vez más.



Comentarios generales:

A simple vista Dark Song no parece ser nada especial, a lo mucho una película más sobre demonios que encuentra una manera peculiar para presentarlos. La sinopsis y el trailer te la venden así, pero una vez que te vas adentrando en esta lo que te encuentras es algo totalmente distinto, algo con un nivel de profundidad inesperado y cuyo desarrollo es atípico para esta clase de trabajos; convirtiéndola así en una película un tanto única, la cual definitivamente no es para todo el mundo debido a que su propósito no solo es retar la paciencia de su protagonista, sino también la del espectador.

Y es que en lugar de irse por el lado simple de buscar espectacularidad en base a un ritual llamativo, lo que hace Gavin es más bien regalarnos un muy detallado camino hacia la oscuridad por parte de dos personajes cuyos problemas son más graves de lo que parecen. Construyendo así una historia que en verdad se desarrolla de manera muy lenta, la cual durante todo el primer acto se centra más que nada en lo complejo que es realizar el ritual y los sacrificios que el personaje de Sophia tiene que hacer para lograr algo que tal vez si o tal vez no funcione; esto mientras siempre se tiene la sensación de que puede ser solo una farsa por parte de Joseph (el ocultista) debido a que los primeros pasos parecen únicamente estar diseñados para satisfacer sus deseos más perversos.

Una situación que con el pasar de los minutos va convirtiendo la dinámica entre ambos personajes en una muy interesante gracias a que, mientras con uno empezamos a saber más de sus problemas por medio de diferentes comportamientos, del otro siempre nos van soltando solo migajas con respecto a sus verdaderas motivaciones para embarcarse en esta experiencia. Siendo esto lo que en general hace entretenido el visionado a pesar del ritmo tan cansino que se maneja; sin embargo, el resto de lo que ocurre no es tan interesante.

Cada paso del ritual se repite una y otra vez sin aportar algo significativo al avance de la historia, simplemente están ahí para hacer más marcado el desgaste físico y mental de nuestra protagonista. Lo cual no estaría mal si por lo menos llevaran a ciertos momentos donde el pago por la espera fuera satisfactorio, pero esto nunca se da. Dejándote así con una sensación de vacío muy grande ante los ínfimos intentos por generar algo de terror por medio de este tedioso proceso.

Por si esto no fuera suficiente, la parte final es sin duda la más polémica. Ya que deciden que se mantenga en la misma sintonía que todo lo previo, en lugar de optar por temas más oscuros; apostando más por las rarezas y simbolismos que por una conclusión convincente.  

En cuanto a las actuaciones solo puedo decir que Catherine Walker y Steve Oram están excelentes, realmente si no fuera por ellos la película sería algo mucho peor. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte no es tan elaborada, el score cumple, el trabajo de sonido es sólido y lo referente a efectos/maquillaje es muy limitado.

Opinión final: A Dark Song es interesante, pero tediosa como pocas. Aunque sin duda se trata de una película que va a generar mucha división de opiniones.

Ojometro:
***