viernes, 9 de marzo de 2018

Crítica: Still/Born (2018)


Primer largometraje del director Brandon Christensen, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Colin Minihan. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 9 de febrero, mientras que su salida en DVD ya está confirmada para el próximo 20 de marzo.

Sinopsis:

Mary (Christie Burke) es una madre primeriza que pierde a uno de sus gemelos durante el parto. Afectada por la tragedia trata de seguir con su vida, pero pronto empezará a sospechar que algo siniestro anda tras su único bebé sobreviviente y hará hasta lo imposible para mantenerlo a salvo de lo que sea que lo persigue.  



Comentarios generales:

Ver cientos de películas de terror año tras año ha provocado que difícilmente algo me tome por sorpresa o me ponga nervioso, simplemente uno se acostumbra a todos los trucos o fórmulas que se suelen utilizar dentro del género. Obvio con esto no quiero decir que no siga disfrutándolas (o sufriéndolas), pero si dificulta el poder sentir mayor interés por varios trabajos con ciertas temáticas y ese parecía que sería el caso con Still/Born. Un filme que realmente no lucía como algo especial y que al final terminó poniéndome bajo un estado de preocupación constante que no me esperaba.

En gran medida porque Christensen nos trae una historia que en esencia es de tintes sobrenaturales, aunque en realidad se sustenta de manera mucho más fuerte en los problemas de una madre que ha sufrido un trauma muy duro de superar. Ocasionando así que desde prácticamente el inicio las cosas tengan un nivel de tensión considerable al poner a su pequeño bebé como el centro de todos los sucesos cuestionables que sirven para construir de manera lenta pero constante un tipo de amenaza muy bien lograda que no necesita de demasiada exposición para sentirse como un riesgo importante y que en base a sus acciones se establece el ritmo que veremos por lo que resta de la película.

La cual para el segundo acto avanza sin muchos contratiempos al mantener a tope el suspenso y la sensación de peligro en todo momento por medio de sustos fáciles bien implementados o de escenas en las que el miedo se genera en base a lo que no puedes ver. Esto último siendo un aspecto que termina volviéndose fundamental para generar dudas y así ayudar a desarrollar el deterioro mental de nuestra protagonista; uno que ciertamente resulta algo acelerado al principio pero que con el pasar de los minutos logra un equilibrio adecuado para no solo presentar ciertos conflictos entre los personajes, sino también para elevar el nivel de preocupación por el bebé ante la frágil estabilidad emocional de su madre.

La parte final me gustó bastante. Aquí el manejo entre la locura y lo sobrenatural llega a su tope para poder proporcionar un nivel de intensidad mucho mayor que ayude a generar una inquietud constante por las acciones de Mary, quien para este punto ya representa una amenaza total y te hace cuestionar de manera genuina si todo lo ocurrido fue producto de su imaginación o si en verdad existió algo inexplicable alrededor de todo esto.

De las actuaciones se puede decir que sin duda es el show de Christie Burke, ella es quien carga con todo el peso de la película y su deterioro es por momentos hasta desgarrador de ver. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es correcto, la dirección de arte simple, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido excelente y los efectos son muy sencillos.

Opinión final: Still/Born fue una agradable sorpresa. Una película sólida que con poco logra cosas muy interesantes como para ser de las mejores en lo que va del año. 

Ojometro:
****

martes, 6 de marzo de 2018

Crítica: House of Demons (2018)


Película escrita y dirigida por Patrick Meaney, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en VOD y DVD el pasado 6 de febrero dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

Cuatro amigos distanciados se reúnen para pasar una noche dentro de una cabaña que en alguna ocasión perteneció a un culto similar a la Familia Manson. Estando ahí, los extraños rituales del pasado en dicha casa abren unas conexiones con el presente y el subconsciente, forzando a que todos tengan que confrontar sus más profundos secretos y demonios… o ser destruidos por ellos.



Comentarios generales:

Si me hubiera basado únicamente en su sinopsis difícilmente existiría un texto sobre esta película en el blog, ya que la verdad lucia como otro trabajo independiente del montón que no valía la pena checar. Sin embargo, mientras repasaba el elenco vi el nombre de Amber Benson (Tara en Buffy the Vampire Slayer) y mi curiosidad aumentó lo suficiente como para darle una oportunidad a este filme debido a que tenía tiempo que no se involucraba en algo dentro del género. Una decisión que al final de cuentas resultó positiva ya que House of Demons es más arriesgada que la mayoría de esta clase de producciones.  

Con esto no quiero decir que va a provocar una nueva tendencia o signifique una revolución, pero lo que nos trae Meaney es una historia bastante loca que mezcla diversos elementos de manera original y que nunca demuestra miedo alguno por hacerlo, por más ridículas que pudieran llegar a parecer sus ideas. Un riesgo que obvio no está exento de problemas, sobre todo durante un primer acto en el que puede llegar a ser complicado entender qué diablos es lo que está ocurriendo gracias al deficiente manejo de los tiempos que provoca que los cambios entre el pasado y el presente resulten muy bruscos; dejando la sensación de que no tienen mucho sentido o que los problemas de este amplio grupo de personajes son irrelevantes para los efectos de la trama.

Afortunadamente llegada la media hora del metraje las cosas se logran estabilizar cuando se realiza la conexión entre los amigos y el culto, una que tiene tintes de The Twilight Zone pero que poco a poco va desenvolviendo los misterios que hay detrás de manera fluida. Todavía con cierto enredo debido a la poca profundización previa, aunque ya con situaciones que te van brindando claridad y que empiezan a jugar de manera seria con todo el tema de los demonios internos para ofrecer momentos intensos o con un nivel de violencia mayor sin llegar a ser nada precisamente extremo.

La parte final es probablemente la más convencional. Salvo por la extrañísima breve aparición de un personaje muy peculiar, todo sigue un camino que para nuestra mala fortuna no toma demasiados riesgos al no explotar en lo absoluto a la amenaza presentada y optar por un desenlace feliz que desentona con el tono previo (aunque no es malo).

En cuanto a las actuaciones hay de todo, algunas aceptables y otras no tanto; siendo Dove Meir en su papel de líder del culto quien más resalta. La producción es limitada: el trabajo de fotografía no es el mejor, la dirección de arte es medio arcaica, el score está ok, el trabajo de sonido cumple, los efectos son muy básicos y la labor de maquillaje está aceptable para lo que es.

Opinión final: House of Demons es pasable. Un trabajo independiente bastante original que por lo menos merece una oportunidad.

Ojometro:
***

viernes, 2 de marzo de 2018

Crítica: Keep Watching (2018)


Primer largometraje del director Sean Carter, cuyo guión fue escrito por el debutante Joseph Dembner. Se estrenó directamente en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 6 de febrero, aunque parece que en algunos países podría llegar a cines próximamente.

Sinopsis:

Una familia es atrapada dentro de su propia casa por unos misteriosos intrusos, quienes los forzarán a ser parte de un juego de vida o muerte cuyas reglas se irán revelando con el transcurrir de la noche.



Comentarios generales:

Probablemente no exista una actriz en la actualidad que genere más morbo dentro del cine de terror que Bella Thorne, la sexualización que la ha rodeado desde muy joven provoca que la gente esté muy al pendiente de todo en lo que esté involucrada. Esto evidentemente no es algo que los estudios hayan ignorado y desde un tiempo a la fecha se han empeñado en sacar todas aquellas películas en donde aparece sin importar cuánto tiempo lleven en el olvido, siendo este el caso de Keep Watching; un trabajo de 2013 que se la había pasado en la congeladora y que después de verlo se entiende perfectamente el porqué de esto.

Esencialmente porque en este lapso han salido algunas otras películas similares que hacen que su premisa sea obsoleta, pero sobre todo porque carece de dos aspectos fundamentales para que funcione: personajes interesantes y que sea creíble.

Siendo lo primero algo bastante problemático debido a que durante el primer acto el director enfoca sus esfuerzos en tratar de que el espectador tome interés por esta familia de manera inefectiva gracias a que lo presentado no cuenta con la solidez suficiente como para lograrlo; simplemente todo resulta banal, sin nada que sientas que pueda ser fundamental más adelante y cuya única meta en grandes lapsos es hacer lucir muy sensuales tanto al personaje de Jamie como a su madrastra.

Luego está el tema de la credibilidad, algo que en esta ocasión simplemente no se logró porque la manera en la que están colocadas las cámaras es ridícula. Son demasiadas y además se encuentran en los lugares más inverosímiles posibles (botón de un horno de microondas, ventilador, drenaje o en un estante para especias), lo cual quita por completo la ilusión de que esto es un juego de invasión y provoca que uno como espectador se quede pensando más en lo imposibles que resultan dichas tomas y no sobre si los problemas de la familia son interesantes.

Lo anterior sin duda afecta, pero incluso con estos detalles la película podía salir adelante considerando que el juego que plantean daba el material suficiente como para brindar una segunda mitad entretenida; sin embargo, esto tampoco se da. En gran medida porque es una serie de eventos sin gran originalidad que, para colmo, no se complementan con muertes llamativas que justifiquen la supuesta brutalidad que te vendieron al inicio. Todo lo que ocurre es correr del punto A al punto B bajo un ritmo acelerado y una edición pobre, sin momentos que te permitan desarrollar cierta empatía por las victimas en su búsqueda por sobrevivir y con una presencia asesina omnipotente de la cual tampoco llegas a saber demasiado.

Ya con todo lo anteriormente mencionado uno llega fastidiado a la parte final y sin que le importe lo que pueda ocurrirle a los sobrevivientes. Para empeorar las cosas el enfrentamiento definitivo es muy desangelado al carecer de intensidad, de momentos agobiantes y dejar como pago algo demasiado decepcionante.

Sobre las actuaciones no puedo decir que sean terribles o malas porque no lo son, están aceptables, pero el hecho de que los personajes sean tan planos y se vean obligados a realizar cosas tan tontas no les ayuda. La producción es del estándar en este tipo de filmes: un trabajo de fotografía práctico, score cumplidor, trabajo de sonido efectivo y unos efectos medio pobres.

Opinión final: Keep Watching es bastante aburrida. Otro intento fallido por querer explotar la popularidad de Bella Thorne.

Ojometro:
**

martes, 27 de febrero de 2018

Crítica: A Demon Within (2018)


Primer largometraje de los directores Ayush Banker y Justin LaReau, quienes además comparten créditos como co-escritores del guión junto a Michelle Beyda-Scott y Helene Gonze. Se estrenó directamente en VOD el pasado 12 de enero dentro los Estados Unidos, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

En el pequeño pueblo de Crestwick un escéptico doctor se ve forzado a confrontar demonios del pasado para poder salvar la vida de una adolescente que ha sido poseída en la casa que antes él habitaba.



Comentarios generales:

“Inspirada en hechos reales.”

Esta simple línea por lo general es suficiente para que mis dudas se disparen, ya que especialmente en trabajos independientes es una táctica de marketing sobreexplotada que hoy en día, más que provocar curiosidad, solo provoca miedo ante la posibilidad de ver algo atroz. Un escenario que con A Demon Within parecía probable considerando muchos factores que la rodeaban pero creo que al final, aunque la película es mala, no es esa aberración que me imaginaba que sería gracias a dicha línea inicial.

Principalmente porque se trata de una historia que no pretende descubrir el hilo negro y complicarse la vida en exceso, por lo cual ambos directores tienen un camino simple que seguir; aunque no sin problemas obvios. Unos que claramente se le pueden atribuir al hecho de que cuatro personas fueron quienes escribieron esto y durante la primera parte del metraje se nota a todas luces al no existir un rumbo fijo, ya que en lugar de centrarse en el tema de la posesión de la chica adolescente, mejor optan en mezclarla con un tema amoroso muy superficial que involucra a su madre; provocando con esto minutos sumamente aburridos en los que se enfocan en nimiedades y eliminan el impacto de cualquier suceso ajeno al no darle el seguimiento adecuado.

Realmente todo lo referente al cambio progresivo de Charlotte es tratado de manera muy vaga por medio de escenas bastante distanciadas que muestran poco en pantalla, situación que resulta problemática porque impide una efectiva construcción de sustos o suspenso. A eso también hay que agregarle el hecho de que tampoco te proporcionan demasiada información con respecto al demonio que se encuentra dentro de la casa, a lo mucho te muestran un flashback y de ahí en fuera es cuestión de asumir ciertas cosas por medio de lo que ocurre con la madre y un sacerdote que de manera conveniente aparece para revelar aspectos que en un par de minutos vuelven obsoleto lo mostrado previamente.

La parte final diría que se desarrolla de manera adecuada a pesar de que hay detalles que lucen algo caricaturescos tanto por las actuaciones como por los efectos especiales utilizados. El nivel de intensidad es mayor gracias al exorcismo y además logran integrar un giro que, por lo menos, genera cierta sorpresa por lo bien que lo ocultaron.

En el tema de las actuaciones todas son muy planas para tratarse de una temática que por lo general exige un nivel de intensidad y emociones mucho mayor, aunque Patricia Ashley (Charlotte) en su etapa poseída no lo hace tan mal. La producción es muy limitada y eso se nota: el trabajo de fotografía no es lo mejor, la dirección de arte es pobre, el score está pasable, el trabajo de sonido tiene ciertos fallos, los efectos parecen hechos con software de 1995 y la labor de maquillaje es muy discreta.

Opinión final: A Demon Within es una película más de exorcismos. Nada terrible, pero tampoco nada para recordar con afecto después de cinco minutos.

Ojometro:
**