viernes, 27 de septiembre de 2019

Crítica: Satanic Panic (2019)


Primer largometraje de la directora Chelsea Stardust, cuyo guión fue escrito por Grady Hendrix. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 6 de septiembre, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 2 de octubre.

Sinopsis:

Sam (Hayley Griffith) es una repartidora de pizzas que se encuentra en la peor situación económica posible y peleará porque le den sus propinas. Así que durante su última entrega del día en una mansión no piensa irse sin una, aunque pronto se encontrará peleando por su vida ante un culto satánico que anda en búsqueda de una virgen para sacrificarla.  



Comentarios generales:

Una de las mejores noticias de los últimos años fue el regreso de Fangoria y con ello muchas de las cosas en las que históricamente ha estado involucrada, tal como es el caso de la producción y distribución de películas. Al final de cuentas se trata de un medio que lleva décadas promocionando al género de terror y siempre he tenido un gusto especial por los trabajos que apoyan directamente, así que cuando supe de Satanic Panic inmediatamente la puse en mi lista de imperdibles y la verdad es que no me ha decepcionado.

Y no es tanto porque sea una comedia revolucionaria ni nada por el estilo, sino porque lo que nos trae Stardust es una película divertida con la que puedes desconectar tu cerebro durante 90 minutos viendo como claramente es una directora que conoce bien el género. Presentándonos a una protagonista un tanto ingenua con la que sientes empatía casi de inmediato y sus vivencias para conseguir las propinas son el medio ideal para ir estableciendo rápidamente el tono que prevalecerá en esta historia que avanza a un ritmo veloz y en la que en cuestión de 20 minutos uno ya sabe cuál será el sustento de todas las acciones que vendrán más adelante.

Las cuales combinan humor y sangre de manera eficiente, generando así una dinámica entretenida en la que las muertes llegan rápido e incluso se muestran conflictos dentro del mismo culto que brindan material para que el desarrollo no resulte tan plano. Esto porque toda la segunda mitad se centra en capturar a Sam y gracias a dichos conflictos es como se construyen escenas con las que se tiene el propósito de incrementar el gore en pantalla, pero también brindarle un poco más de sustancia a nuestra protagonista por medio de una alianza que juega con el mensaje de los estatus sociales de manera un tanto superficial.

Es en la parte final donde flaquea, principalmente porque quieren añadir más cosas de las que se pueden manejar con cierta coherencia. Ocasionando que el evento que te han vendido durante casi hora y media como un suceso monumental quede parado como una mera anécdota mientras presentan una conclusión sacada de la manga que te deja con la sensación de que realmente todo lo ocurrido previamente no tuvo mucha importancia.

En las actuaciones podemos ver a algunas caras conocidas, aunque quienes se llevan los reflectores son Hayley Griffith (Sam), Ruby Modine (Judy) y especialmente Rebecca Romijn (Danica) como la villana principal. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte está bien cuidada, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido es limpio, los efectos prácticos están bien hechos y la labor de maquillaje es aceptable.

Opinión final: Satanic Panic está entretenida. Película sin grandes pretensiones para pasar el rato y reírse.

Ojometro:
***

martes, 24 de septiembre de 2019

Crítica: Midsommar (2019)


Película escrita y dirigida por Ari Aster (Hereditary). Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de julio, mientras que en México hizo lo propio apenas el pasado 20 de septiembre. Recaudando hasta la fecha $36 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Un grupo de amigos son invitados a pasar el verano en un festival dentro de una remota villa en Suecia. Al inicio parece que todo será un viaje llenó de placeres en la tierra de la luz eterna, pero pronto las cosas tomarán tintes siniestros cuando los pobladores empiecen a realizar actividades impactantes difíciles de creer.



Comentarios generales:

El año pasado Ari Aster irrumpió dentro del género de terror de manera explosiva con una película que algunos amaron y otros odiaron, pero que a nadie le fue indiferente. Ante esto obviamente su siguiente trabajo sería uno muy esperado gracias a que quedó bastante claro que su manera de hacer cine no es algo convencional y además muchos queríamos saber si lo de “Hereditary” no fue solo un golpe de suerte, pero después de ver Midsommar cualquier duda de mi parte ha sido eliminada.

Obvio con esto no quiero decir que a quienes no les gustó su trabajo previo ahora lo vayan a amar, para nada; de hecho, creo que difícilmente eso va a cambiar debido a que el director en está ocasión incluso reta mucho más al espectador con una historia que, irónicamente, es hasta cierto punto más convencional. Esto porque aquí en verdad se toma su tiempo para desarrollar lo que quiere contar, empezando por un extenso prólogo que se encarga de añadir sustancia a los personajes principales y expone de manera concisa el drama en el que se van a sustentar gran parte de sus acciones dentro de la villa.

Una villa que se podría decir que es un personaje por sí misma, ya que una vez que se trasladan las acciones a Suecia esta se vuelve una experiencia bastante surrealista ante tanta vida y colores que la rodean, contrastando así con lo que normalmente se esperaría considerando que se elimina un elemento fundamental dentro del género como lo es la oscuridad. Lo cual parece exótico, pero conforme van pasando los minutos esa belleza empieza a resultar inquietante ante el comportamiento de los habitantes, proporcionando así misterio y acumulando poco a poco unos niveles de tensión enormes que en cualquier momento pueden explotar.

Y créanme, cuando lo hacen es de la manera más brutal posible. No se guardan nada, todo es muy explícito e incluso grotesco, desatando así una oleada de rarezas dentro de una dinámica en la que se van revelando las excentricidades de esta comunidad por medio de situaciones cargadas de humor negro en las que no solo el timing es impecable, sino también la manera en la que se encuentran diseñadas para generar shock en el espectador sin que se pierda ese hipnotismo logrado por el aspecto visual que las envuelve.

Así las cosas avanzan de manera fluida y sin demasiados puntos muertos que puedan resultar problemáticos con el tiempo de duración, dejando el camino preparado para una parte final un tanto predecible, pero que ejemplifica la locura y la destrucción mental/emocional a la perfección. Donde el impacto es profundo ante la perturbadora naturaleza que existe detrás de los eventos y, sobre todo, se le da un cierre con muchísima fuerza a la problemática establecida desde el inicio.

Con respecto a las actuaciones quien se lleva las palmas es Florence Pugh (Dani) gracias a un personaje que es antipático por naturaleza, pero cuya destrucción progresiva es tremenda de ver y poco a poco va generándote cierta empatía. Mención aparte merecen todos los miembros de la villa, quienes desde el primer instante corren el riesgo de resultar caricaturescos; sin embargo, estos logran mantener un equilibrio adecuado y logran que su comportamiento, si bien por momentos te genere alguna risa, casi siempre te resulte perturbador o incomodo.

La producción es de grandísima factura: el trabajo de fotografía es magistral, la dirección de arte tiene un gran lujo de detalle, el score es bueno, el trabajo de sonido impecable, los efectos prácticos son estupendos y la labor de maquillaje cumple con lo necesario.

Opinión final: Midsommar es una gran película, de lo mejor de 2019. Un viaje brutal de emociones que sin duda no es para todo el mundo y generará mucha polémica.

Ojometro:
*****

viernes, 20 de septiembre de 2019

Crítica: In Fabric (2019)


Película escrita y dirigida por Peter Strickland, quien hace su debut dentro del género. Se estrenó en cines en el Reino Unidos durante el mes de junio, mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el pasado 26 de agosto.

Sinopsis:

Durante las ventas del mes de enero dentro de la región de Thames Valley, un barato y embrujado vestido rojo pasa de persona a persona con devastadoras consecuencias para todos aquellos que se lo ponen.



Comentarios generales:

Cuando lees que habrá una película sobre un vestido embrujado lo primero que se te viene a la mente es el cine serie B, es algo inevitable ante lo absurdo que se escucha dicha premisa. Sin embargo, para mi sorpresa In Fabric estaba lejos de eso y de hecho sus pretensiones eran totalmente distintas al catalogarse más como una comedia de terror por sobre todas las cosas; aunque ciertamente para muchas personas puede que sea difícil identificarla bajo esa etiqueta.

Esto porque lo que nos regala Strickland es cine de autor muy marcado con el cual no pretende satisfacer a nadie más que a él mismo, ofreciendo así una historia que se puede decir que es una crítica al consumismo pero cuya estructura es tan extraña que resulta imposible para el espectador involucrarse de lleno con lo que está viendo. Ofreciendo así unos primeros 25/30 minutos que se sustentan mucho en lo visual, con un trabajo de fotografía inspirado en el cine de terror europeo de los 70s y 80s que ayuda a generar una atmósfera peculiar que sirve como distractor para que todo el tema del vestido no resulte tan ridículo e incluso uno pueda ir teorizando respecto a lo que hay detrás, a pesar de que muchas cosas no tienen sentido.

Lamentablemente ese efecto se empieza a perder con el pasar de los minutos y el ritmo se vuelve cansino de manera rápida gracias a que los eventos no te llevan para ningún lado, además de que los aspectos de terror psicológico que se fueron mostrando prácticamente desaparecen.

Para empeorar las cosas, justo a la mitad del metraje, el director toma una decisión extraña y toda la segunda parte de la película es prácticamente una historia distinta a la que se venía contando. Afectando con esto la crítica inicial al consumismo que se va perdiendo entre otras subtramas que se sienten muy forzadas gracias a su nula conexión con dicha critica; de las cuales varias de estas claramente fueron concebidas solo como un medio para integrar el humor tan particular del creador.

Es casi hasta el final cuando las cosas vuelven a tomar cierto rumbo y varios de los elementos que vimos en los minutos iniciales regresan, haciendo que el cierre tenga un elemento de locura y caos agradable. Aunque sin el suficiente peso como para salvarla de la mediocridad.

De las actuaciones tanto Marianne Jean-Baptiste (Sheila) como Susanna Cappellaro (Miss Lullworth) son las que más destacan, pero la historia misma no les permite brillar más allá de la actuación promedio. La producción tiene buenas cosas: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es sencilla, el score es sólido, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje no presenta demasiada complejidad.

Opinión final: La verdad In Fabric me aburrió. No le encontré nada interesante más allá de su rara premisa, aunque definitivamente puede tener un público allá afuera. 

Ojometro:
**

martes, 17 de septiembre de 2019

Crítica: The Dead Don't Die (2019)


Película escrita y dirigida por Jim Jarmusch (Only Lovers Left Alive). Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de julio, recaudando $13.8 millones de dólares en taquilla a nivel mundial. Mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el pasado 10 de septiembre.

Sinopsis:

El pacífico pueblo de Centerville y su pequeño cuerpo de policías tendrá que pelear contra una horda de zombies que de un día para otro empezaron a salir de sus propias tumbas.



Comentarios generales:

El que un director como Jim Jarmusch volviera a fijarse en el terror y más concretamente en los zombies fue algo que alegró a varias personas, sobre todo porque su trabajo anterior dentro del género no dejó a nadie indiferente. Y más aún cuando poco a poco se fue revelando un elenco estelar que hacía suponer que estábamos ante la próxima gran comedia de terror, la que podría marcar una nueva tendencia como en su momento lo hicieron otras; sin embargo, The Dead Don't Die está lejos, MUY lejos de eso.

Y es que Jarmusch nos trae una película con la cual aparentemente pensaba que solo le bastaba con su nombre y el de sus actores para sacarla adelante, mostrando nulas intenciones por hacer de esta historia algo más que un simple conjunto de referencias sin ningún tipo de propósito. Poniendo al espectador ante un escenario en el que las acciones transcurren con una pasividad desesperante y donde la presentación de los personajes se da de las formas más random posibles, sin un rumbo claro que defina la estructura más básica y, sobre todo, que justifique el humor tan inefectivo con el que cuenta.

Ya que estamos ante una comedia que no es divertida en lo absoluto y eso es un problema grave considerando que depende enormemente de la efectividad que pudiera llegar a tener en este sentido porque en general es una película que catalogaría como vacía. Donde el desarrollo de los personajes es inexistente y la dinámica del pueblo en todo momento te deja con la sensación de que no está pasando nada, esperando a que sea la mera presencia de los zombies la que pueda tapar de cierta forma eso sin demasiado éxito al utilizarlos de manera superficial u olvidándolos durante muertes (casi todas son fuera de cámara) que bien podrían haberse aprovechado para generar algún momento hilarante o por lo menos ciertas situaciones que destacaran en el aspecto visual.

Es hasta la parte final cuando más o menos se decide añadirle algo de vida a esto recurriendo al metacine, a un ligero incremento en la violencia e incluso a un detalle totalmente ajeno que provoca una sorpresa pasajera, pero ni así se puede salvar. Simplemente para este punto lo que ocurre te importa poco y ni siquiera durante el cierre se puede lograr que las acciones de los protagonistas tengan relevancia.

Las actuaciones son sin duda lo que te deja el peor sabor de boca, ya que quitando a Tilda Swinton, el resto del elenco está completamente desperdiciado. En verdad parece que la mayoría de los actores solo estuvo ahí para cobrar un cheque fácil porque sus personajes son desechables y los que cuentan con más tiempo en pantalla aplican la ley del mínimo esfuerzo.

La producción es lo que se salva: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte cumple, el score es un buen complemento, el trabajo de sonido es efectivo, los efectos son simples y la labor de maquillaje es sólida en su trabajo con los zombies.

Opinión final: The Dead Don't Die fue una tremenda decepción. Una comedia aburrida y sin nada de gracia.  

Ojometro:
**