martes, 26 de enero de 2021

Crítica: 12 Hour Shift (2020)

Película escrita y dirigida por Brea Grant. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos durante octubre del 2020, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 5 de enero.

Sinopsis:

Es 1999 y durante el turno de 12 horas en un hospital de Arkansas la enfermera drogadicta Mandy (Angela Bettis) verá cómo su productivo negocio en el mercado negro de tráfico de órganos puede llegar a su fin ante un error de su estúpida prima.


Comentarios generales:

Hacer comedia dentro del género de terror es de las cosas más complicadas debido a que casi siempre se corre el riesgo de que se sienta forzada debido a que no todo se presta para explotarla de la mejor manera. Un problema que además se suele magnificar cuando se habla de producciones independientes gracias a que en estas la mayoría de las veces no se cuenta con las personas más capaces para encontrar el balance adecuado que las comedias de terror necesitan y 12 Hour Shift lo pone de manifiesto.

Ya que lo que nos presenta Bea Grant es una historia llena de humor negro en la que chocan la aburrida monotonía de un hospital en Arkansas y el turbio negocio del tráfico de órganos de la manera más simplista posible. Donde el principal conducto para dicho humor es el personaje de Mandy por medio de acciones cuestionables que son lo suficientemente interesantes como para cargar con el peso de la película por algunos minutos, pero que rápidamente se empiezan a desgastar ante lo ajeno que siente todo con respecto al resto de los demás personajes (a excepción de la prima).

Simplemente lo que ves luce vacío y sin vida, generando con esto no solo un ritmo nada atractivo, sino que además provoca que la creadora opte por forzar la comedia en situaciones que no lo ameritan y por lo consiguiente existan muchos momentos que te dejan frio ante lo poco efectivos que resultan. Aunque para nuestra suerte con el pasar de los minutos va mostrando una mejor sensibilidad para identificar que funciona y que no, lo cual hace que algo que parecía condenado al fracaso vaya mejorando a paso lento justo en la mitad del segundo acto.

Una mejoría que en gran parte se da porque los personajes secundarios empiezan a involucrarse de mayor forma en las acciones y esto inmediatamente añade más sustancia al caos. Provocando así que para la parte final exista un mayor dinamismo y escenas con sangre que permiten que el desenlace al menos contenga cierto grado de emoción a pesar de que la meta siempre es regresar a la monotonía inicial.

Con respecto a las actuaciones definitivamente quien más destaca es Angela Bettis, ella es la única con la que sientes cierta naturalidad dentro de un conjunto de personajes que la mayoría del tiempo termina forzando cada situación. En cuanto a la producción realmente se nota el presupuesto discreto: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte simple, el score es genérico, el trabajo de sonido está bien cuidado y todo lo relacionado con efectos/maquillaje es ínfimo.

Opinión final: 12 Hour Shift está pasable. Película de corte independiente muy marcado a la que la salva su parte final.

Ojometro:
***

viernes, 22 de enero de 2021

Crítica: Bloody Hell (2021)

Película dirigida por Alister Grierson y escrita por Robert Benjamin.  Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 14 de enero, mientras que su salida en formato físico todavía no tiene fecha confirmada.

Sinopsis:

Rex (Ben O'Toole) es un hombre con un turbulento pasado que deja los Estados Unidos para escapar de su propio infierno personal… solo para llegar a un lugar mucho, pero mucho peor.


Comentarios generales:

Después de ver el trailer de Bloody Hell resultaba fácil asumir que se iba a tratar de un gorefest al ser una producción australiana, ya que todos conocemos esa predilección que tienen por utilizar litros y litros de sangre en aquel país. Era una apuesta segura de la cual no se podría culpar a los responsables considerando lo redituables que son esa clase de trabajos; sin embargo, el producto final resultó ser muy distinto y mucho más divertido de lo que esperaba.

Y es que lo que nos presenta Grierson es una historia en cierto modo ridícula que resulta impredecible la mayor parte del tiempo al mezclar ideas que abarcan desde romance hasta comedia negra e incluso canibalismo. Aunque durante el primer acto realmente las cosas no parecen tan fuera de lo común debido a que solo te sueltan ciertas pistas con respecto a los peligros externos y se centran más que nada en la extravagancia que representa el propio Rex, ya sea por lo que lo rodea o por su alter ego con el que interactúa. 

Logrando así establecer un ritmo ágil y un tono cómico que parece será el predominante por lo que resta del metraje pero, como gran parte de lo que ocurre, esto no resulta así. Ya que el segundo acto adopta un tono más oscuro mientras se vuelve el show de un solo personaje que se complementa con flashbacks o situaciones externas de corta duración para añadir contexto con respecto a los personajes secundarios bajo la consigna de dejar en claro que, pase lo que pase, en algún punto esto contará con espacios para violencia extrema y un romance poco convencional.

Una decisión que no encontré problemática, aunque si puede generar cierto fastidio debido a que provoca que el camino hacia la parte final sea más pausado de lo que esperas y por lo consiguiente no tan emocionante. Sin embargo, cuando llega el desenlace, el golpe de acción es contundente al ofrecer toda la explosividad y sangre que se te había estado prometiendo para dejarte con una sensación de satisfacción bastante importante.

En el tema de las actuaciones sin duda la de Ben O'Toole es muy destacada, ya que la habilidad que muestra para realizar las interacciones con su alter ego es una de las principales fortalezas del filme. Simplemente se sienten como algo muy natural y funcionan lo suficientemente bien como para que estas carguen con un porcentaje considerable de minutos sin demasiados problemas.

Sobre la producción tenemos una buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte simple, el score es bueno, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos

Opinión final: Bloody Hell me gustó. Película que mezcla distintas cosas para brindar una experiencia impredecible y divertida.

Ojometro:
****

viernes, 15 de enero de 2021

Crítica: Don’t Look Back (2020)

Película escrita y dirigida por Jeffrey Reddick (Final Destination). Se estrenó directamente en VOD tanto en Estados Unidos como en Canadá durante octubre del año pasado, mientras que su salida en formato físico se dio el 15 de diciembre.

Sinopsis:

Caitlin (Kourtney Bell) y un grupo de personas presencian el momento justo en el que un hombre es asesinado sin que hagan el más mínimo esfuerzo por intervenir. Una decisión que pronto los convertirá en el objetivo de alguien o algo que busca venganza. 


Comentarios generales:

Independientemente de lo que se piense de la película o de la franquicia a la que le dio vida, lo cierto es que Final Destination dejó huella entre los fans del cine de terror a inicios de los 2000s y por ello cada que su creador saca algo nuevo resulta inevitable el no sentir curiosidad por ver si puede replicar lo que logró hace 21 años atrás. Y en esta ocasión con Don’t Look Back sin duda alguna trata de hacerlo como con ningún otro trabajo, pero falla estrepitosamente en el intento.

Esto porque, en su afán por replicar la fórmula que le dio mucho éxito, Reddick nos termina regalando una película anticuada a pesar de que la base de su historia está relacionada con una problemática muy actual. Utilizando prácticamente la misma estructura que en Final Destination pero añadiendo alguna que otra variante para que el personaje de Caitlin no resulte tan plano y se puedan justificar sus acciones durante un primer acto bastante aburrido en el que se trata de establecer un misterio que en general resulta sumamente frágil e incluso predecible.

Algo que por sí solo es problemático para el tipo de película que se trata, más no fatal; sin embargo, en ningún punto se logran construir situaciones interesantes que aumenten de manera considerable la tensión o por lo menos ayuden a crear ciertas dudas sobre lo que está detrás de la matanza. Simplemente todo lo que ocurre en pantalla es soso, sin impacto y para empeorar las cosas el personaje de Caitlin en ningún momento te genera suficiente empatía como para que te preocupes por ella ante comportamientos demasiado absurdos de su parte.

Llegando así a un último acto en el que existe un ligero incremento en el nivel de intensidad, pero las muertes se siguen dando fuera de cámara y eso no ayuda demasiado. Además de que lo predecible del misterio afecta un cierre que, aunque tratan de maquillarlo un poco más con los aspectos sobrenaturales, nunca logra ser interesante y por lo consiguiente te deja con una sensación de indiferencia muy marcada.

En el tema de las actuaciones Kourtney Bell deja mucho que desear como la protagonista con una actuación desangelada en la que demuestra pocos recursos para manifestar distintos tipos de emociones, mientras que el resto de los secundarios la mayor parte del tiempo solo están de adorno.

Con respecto a la producción, todo es muy estándar: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte básica, el score tiene algunas piezas interesantes, el trabajo de sonido cumple y lo referente a efectos/maquillaje es muy simple.

Opinión final: Don’t Look Back es bastante mediocre. Película que llegó con varios años de retraso.

Ojometro:
**

martes, 12 de enero de 2021

Crítica: Shadow in the Cloud (2021)

Película dirigida por Roseanne Liang, quien además se encargó de re-escribir el guión original de Max Landis. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de enero, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Crítica:

Maude Garrett (Chloë Grace Moretz) es una piloto de la Segunda Guerra Mundial con documentos ultra secretos que aborda un bombardero en el que no es bienvenida por su tripulación y además se ve invadido por un malvado gremlin.


Comentarios generales:

Cuando se tiene que re-escribir un guión gracias a polémicas externas por lo regular el panorama no es el más alentador debido a que la idea original puede ser cambiada por completo en la búsqueda por distanciarse lo más que se pueda de aquella persona con la cual ya no se quiere estar vinculada. Es una situación poco agradable sin duda y que en el caso de Shadow in the Cloud parecía que le iba a afectar enormemente; sin embargo, al final logró salir mejor librada de lo que esperaba.

Y lo hace por medio de un enfoque casi de cine serie B en el que absolutamente todo se vale debido a que esta es una de las películas más cambiantes que haya visto últimamente. Donde parece que Liang fue plasmando sus ideas sin pensar demasiado sobre si estas encajaban del todo para una historia que en un punto simplemente espera que el espectador se entretenga con las locuras que presenta, aunque para llegar a eso primero hay pasar por un periodo en el que dicho enfoque no resulta tan evidente.

Esto porque los primeros 40/45 minutos se puede decir que se desarrollan de una manera más seria bajo el objetivo de hacer lucir a nuestra protagonista en un escenario cuasi claustrofóbico que obliga a Moretz a tener que cargar las acciones ella sola. Poniéndola no solo frente a un gremlin del cual se sabe poco o nada, sino además haciéndola participe dentro de ambiente misógino sumamente hostil con el que tiene que generar tensión interactuando únicamente con las voces de todos los actores secundarios, lo cual logra de manera efectiva.

Hasta ahí realmente las cosas son normales, pero una vez que se cruza la barrera de los 50 minutos la locura da inicio. Ya que de golpe algo que se había contenido en un escenario muy pequeño se transforma en acción frenética en la que vemos pasar situaciones que rayan en lo inverosímil (el ejemplo más claro es la escena con Moretz fuera del avión) y aún así resultan lo suficientemente entretenidas como para que te dejes llevar por la dinámica sin que te pongas a cuestionar cada detalle mientras Garrett se establece como la soldado definitiva.

Algo que se solidifica mucho más en una parte final en la que no bajan en lo absoluto el ritmo o las secuencias de acción y ella puede hacer literalmente de todo para salir bien librada. Cerrando con un enfrentamiento en el que no se te responde absolutamente nada con respecto al Gremlin pero funciona para los propósitos más elementales del filme.

En el tema de las actuaciones todo recae en la espalada de Chloë Grace Moretz, quien en realidad hace una buena labor para el tipo de personaje que le toca interpretar y el mensaje que se trata de mandar. En cuanto a producción, es de factura decente: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte simple, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido está bien cuidado, los efectos tienen altibajos y la labor de maquillaje es discreta.

Opinión final: Shadow in the Cloud está pasable. Película absurda y totalmente palomera que van a disfrutar si la ven bajo esa mentalidad.

Ojometro:
***