viernes, 2 de junio de 2023

Crítica: The Black Demon (2023)

Co-producción mexicana/estadounidense dirigida por Adrian Grunberg, cuyo guión fue co-escrito por Carlos Cisco y Boise Esquerra. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a finales de abril y en México hizo lo propio el pasado 25 mayo, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 11 de julio.

Sinopsis:

Paul Sturges (Josh Lucas) lleva a su familia de paseo a México para inspeccionar una plataforma petrolera de su empresa. Aunque al llegar ahí se dará cuenta que todo está abandonado y las pocas personas que quedan se encuentran aterradas por la presencia de un enorme tiburón que forma parte de una leyenda mexicana.


Comentarios generales:

Uno de mis placeres culposos son las películas sobre tiburones, simplemente se me hacen entretenidas a pesar de lo absurdas que muchas veces pueden llegar a ser. Así que cuando supe de The Black Demon rápidamente llamó mi atención porque se veía como otro de esos trabajos para pasar un buen rato; sin embargo, una vez terminada te queda claro que aquí había otro propósito que termina por afectar el resultado final.

Y es que lo traído por Grunberg en el fondo es más que nada una crítica hacia los problemas medioambientales creados por el hombre y solo utiliza al tiburón como excusa para poder llevar su mensaje a un público más grande. Lo cual no está mal, pero en realidad esto hace que las cosas en general se sientan sin mucha relevancia dentro de una historia muy básica en la que los primeros 25 minutos son más de relleno que otra cosa; en donde se trata de establecer toda la cuestión de la leyenda sin que esto resulte demasiado atractivo y dejando que gran parte del peligro que vive la familia en este lapso sea en base a estereotipos que no llevan a nada.

Afortunadamente cuando el tiburón hace acto de presencia existe una ligera dosis de adrenalina que ayuda a elevar el ritmo, lo malo es que esa es la única ocasión que lo vemos en todo su esplendor porque ya estando ubicados en la plataforma petrolera las cosas se vuelven más dramáticas al centrarse en la no tan perfecta vida familiar. Algo que no es que haga las cosas insufribles, pero sí que por grandes lapsos tengamos que lidiar más con las rabietas de Paul que con momentos que exploten a la amenaza, además de que poco a poco todo el tema ligado a la leyenda se va enredando hasta quedar en un sinsentido cuyo aporte es prácticamente nulo.

Llevándonos así a una parte final que trata de darle redención al protagonista y en base a eso crear conciencia por el medioambiente. Provocando así un desenlace con un mayor nivel emocional, aunque sin lograr que la acción con el tiburón sea memorable y por lo consiguiente se quede mucho más marcada la sensación de que realmente su presencia para contar esto no era necesaria.

Las actuaciones no están mal con un Josh Lucas que por momentos puede fastidiar un poco, pero que se encuentra con buenos contrapesos en Fernanda Urrejola (Ines) y Julio Cesar Cedillo (Chato) en escenas clave. Mientras que en producción encontramos una factura de buen nivel: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score no resalta, el trabajo de sonido es sólido, los efectos son discretos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Black Demon es decepcionante. Película del montón sobre tiburones que es mejor verla cuando inevitablemente salga en TV.

Ojometro:
** 

martes, 30 de mayo de 2023

Crítica: Island of the Dolls (2023)

Película dirigida por Jack E. Bell (Return of the Salem Witch) y escrita por Oscar Wenman-Hyde. Se estrenó directamente en YouTube de manera gratuita durante el mes de marzo, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un grupo de personas viajan a la legendaria Isla de las Muñecas para descubrir una aterradora verdad que los pondrá en peligro.


Comentarios generales:

Independientemente de si se creen o no las leyendas que la rodean, lo cierto es que la Isla de las Muñecas ubicada en la Ciudad de México es genuinamente un lugar perturbador que cualquier amante del terror debería de tratar de conocer y sin duda una atracción turística que brinda material para explotarla en cine. El problema es que al ser un lugar de difícil acceso para todo lo que involucra producir una película casi nunca se logra recrear lo que la hace tan especial e indudablemente Island of the Dolls es la peor representación que se puede encontrar sobre esta.

Ya que lo traído por Bell es una historia basada en la isla, pero se encuentra ubicada en otro lugar y por ello pierde mucho del folklore que viene adherido con esta. Aunque realmente los problemas van más allá de eso debido a que desde el primer acto uno se puede dar cuenta que lo presentado en pantalla no está muy bien cuidado que digamos, sobre todo por la forma tan apresurada y vacía en la que se introduce a unos personajes cuyo comportamiento resulta fastidioso de manera inmediata por medio de interacciones ridículas que contrastan demasiado con la edad que supuestamente tienen.

Por si eso no fuera suficiente, ya estando en la propia isla las cosas se vuelven tediosas porque en realidad la representación de la locación es muy pobre y no añade nada a la atmósfera, mientras que la problemática central sigue sin ser desarrollada de manera coherente. Optando por hacer de la protagonista el personaje más detestable de todos al guardar tantos secretos y tratando de perder tiempo por medio de conversaciones que pretenden añadir cierta capa emocional sin gran existo porque realidad solo logran que el ritmo se haga cansino y eso termina arruinando cualquier intento por generar algo de impacto; especialmente con las muertes que rayan en lo cómico por lo mal elaboradas que están. 

Ante esto la parte final no tiene ningún tipo de atractivo y honestamente el que la protagonista resulte tan poco empática tampoco ayuda demasiado. Sobre todo porque se tiene como propósito que el desenlace sea un poco más emotivo gracias a ella, pero entre lo acelerado que se siente todo y la nula capacidad por hacer que su conexión con la amenaza sea interesante, este termina siendo uno completamente desangelado.

Las actuaciones son muy malas y no serán pocas las ocasiones en las que sentirán hasta algo de vergüenza por lo que están viendo. Mientras que en producción las cosas son igual de tristes: el trabajo de fotografía es mediocre, la dirección de arte es lamentable tomando en cuenta la locación que se quiere recrear, el score genérico, el trabajo de sonido es pobre, los efectos son de mala calidad y la labor de maquillaje es tal vez lo único salvable.

Opinión final: Island of the Dolls es terrible. Mejor traten de visitar el destino turístico en la que está inspirada.

Ojometro:

viernes, 26 de mayo de 2023

Crítica: Sound of Silence (2023)

Producción italiana escrita y dirigida por Alessandro Antonaci, Daniel Lascar y Stefano Mandalà. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unido el pasado 3 de marzo, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Después de que su padre acaba internado en el hospital, Emma (Penelope Sangiorgi) vuela de Nueva York a su pueblo natal en Italia para quedarse en su antigua casa. Aunque estando ahí enfrentará a un malvado ente que de algún modo se encuentra conectado a un viejo radio. 


Comentarios generales:

Las películas con más de dos directores y que no son antologías por lo regular me dan mala espina debido a que no es tan conveniente tener tantos estilos distintos detrás de la cámara por las complicaciones que eso conlleva para encontrar un balance adecuado. Obvio no es el fin del mundo y si se tiene el talento suficiente se puede terminar con un producto aceptable a pesar de dichas complicaciones, algo que Sound of Silence logra demostrar... por un margen muy ajustado.

Ya que lo traído por estos tres directores en términos generales mantiene cierta uniformidad en la manera de contar una historia cuya complejidad no es alta y que realmente no tarda demasiado en establecer lo que será la dinámica central de todo esto. Lo cual ayuda a que desde muy temprano se empiecen a utilizar los elementos para proporcionar terror sin entrar en demasiados detalles con respecto al fantasma detrás de dicha problemática, logrando así que el ritmo en general sea ágil y se pueda contar con ciertos jump scares iniciales cuyo nivel de efectividad es el necesario para poder sobrellevar el primer acto.

Lo malo es que una vez que llegamos a determinado punto dichos sustos empiezan a fastidiar porque se abusa de ellos, entrando así en un lapso de repetitividad muy marcada en el que se trata de expandir lo que verdaderamente ocurre alrededor del fantasma de manera un tanto burda. Disimulándolo un poco al aprovechar de mejor forma el sonido durante el desarrollo de las acciones, aunque sin la solidez suficiente como para hacer que el misterio detrás resulte de gran interés y todo se quede más en una tragedia un tanto simplona que lleva a una resolución que tampoco es tan complicada de descifrar.

Situación que evidentemente hace que la parte final carezca de grandes emociones sin que esto signifique que sea mala porque en realidad la manera en que resuelven todo es la correcta. Lo que no es correcto es que una vez que se da dicho cierre se agrega una nueva mini historia que no tiene absolutamente nada que ver con todo lo anterior y que claramente está pensada para algún tipo de secuela o satisfacer el ego de alguno de los directores, dejando como resultado un cierre que solo te provoca indiferencia.

En cuanto a las actuaciones solo destaca Penelope Sangiorgi, quien como la protagonista no ofrece nada particularmente memorable pero si logra llevar sin demasiados contratiempos el peso de la historia. Mientras que en producción es de una factura mediana: el trabajo de fotografía tiene altibajos, la dirección de arte es simple, el score no resalta, el trabajo de sonido es muy bueno, los efectos cumplen y labor de maquillaje es muy discreta.

Opinión final: Sound of Silence está ok. Película poco arriesgada que olvidarán en un par de semanas.

Ojometro:
***

martes, 23 de mayo de 2023

Crítica: We have a Ghost (2023)

Película dirigida por Christopher Landon (Happy Death Day, Freaky), quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Geoff Manaugh. Se estrenó directamente en Netflix a nivel mundial el pasado 24 de febrero.

Sinopsis:

Encontrar un fantasma de nombre Ernest (David Harbour) viviendo en su nueva casa le brinda la posibilidad a la familia de Kevin de volverse una sensación en las redes sociales. Pero cuando Kevin y su nuevo amigo empiezan a investigar su pasado rápidamente se convierten en objetivos de la CIA.


Comentarios generales:

Actualmente me encuentro en un punto en el que las películas de Netflix no me generan demasiada expectativa debido a que, salvo por contadas excepciones, la gran mayoría resultan ser propuestas poco memorables que solo sirven para rellenar su catálogo. Por ello es que We have a Ghost no me llamó mucho la atención cuando fue anunciada, sin embargo, por el talento involucrado me resultaba difícil poder seguir ignorándola y honestamente me he llevado un buen sabor de boca.

Y es que lo traído por Landon hay que entenderlo como un producto para entretener a un público familiar y bajo dicho parámetro cumple su objetivo de manera satisfactoria al presentarnos una historia que desde los primeros minutos establece su tono ligero sin demasiadas complicaciones por medio de una dinámica familiar con la cual muchos se podrán sentir identificados y con la presentación de un fantasma que desde el primer instante deja claro que está concebido más para generar risas que terror. Algo que termina encajando perfectamente con todo el concepto de las redes sociales y esto hace que la primera mitad de la película fluya de manera ágil con momentos cómicos bien logrados que ayudan a posicionar a Ernest como un personaje interesante y del que quieres saber más, así como soltar cierta crítica hacía todo lo absurdo que viene con la fama instantánea que brinda el internet.

Lo malo es que esto termina teniendo cierto límite de efectividad y cuando es momento de integrar otras cosas para añadir variedad se opta por una problemática con la CIA que no es para nada interesante y en todo momento sientes que ha sido integrada con calzador porque simplemente no lleva a ningún lado. Aunque afortunadamente también existe otro misterio que hace que la película logre soportar lo anterior y gracias a eso el ritmo en realidad nunca decae; de hecho, gracias a este también se logran integrar unas escenas de acción que ayudan a sacudir un poco el estancamiento de las acciones y que la amistad Kevin/Ernest logre solidificarse.

Dejando con esto una parte final en la que para nuestra suerte se desecha rápidamente el tema de la CIA y se le da prioridad al misterio para así ofrecer un desenlace que es un poco más oscuro e intenso de lo que imaginarías, pero también logra resultar emocional cuando debe de serlo.

Sobre las actuaciones puedo decir que todos cumplen, siendo David Harbour el que tiene la labor más compleja debido a que no dice ni una sola palabra y aún así logra manifestar bastantes cosas por medio de expresiones faciales. Mientras que en producción es de una factura cuidada: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte muy simple, el score cumple, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es muy discreta.

Opinión final: We have a Ghost está entretenida. Película simple para pasar un buen rato cualquier día de la semana.

Ojometro:
***